Piensa en cuantas veces no has oído tú gritar a alguien en la calle, o has escuchado lo que parecían gritos o una discusión y ni siquiera te has asomado a la ventana.
Habla por ti o habla de cómo, según tú, se comporta la mayoría de la gente ante situaciones así.
No entiendo cómo, sin conocerme, te has atrevido a atribuirme un determinado comportamiento.
Espero que si en otra ocasión te vuelves a dirigir a mí te abstengas de hacer este tipo de comentarios personales alejados de mi realidad.
Y esto va también por quienes han secundado tu desafortunado comentario.