Visita a actividades de la Escuela Internacional de Música de la Fundación Princesa de Asturias.

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¿Qué hace con la lengua?. ¿Les está hablando en inglés aristocrático?. Porque me cae muy bien la pobre, pero cada vez que veo a ésta me recuerda a la pícara viborita (la que me cae bien es la viborita, aclaro).
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Por favor!
Alguien podría sugerir qué puede estar diciendo LetriniCia con ese ademán que casi siempre vemos en ella, con las dos manos como tomando una pelota o yendo a asustar a un niño?
No sé, debe ser su gesto para decir que está muy a gusto porque alguien la escuche y sea el centro de atención.
 
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Qué cuernos le pasa?
Está borracha? Empastillada?
Se tomó la medicación de Sopapita?

De verdad, yo quiero saber:
1- Qué le pasa realmente a esta señora
2-Es de medicación o no
3-¿Es hereditario?
4- Por qué no está más regulada y los de alrededor se dan cuenta que algo falla.
 
La reflexión que la Reina planteó al director de escena Emilio Sagi
2018-07-26 14:28:54 - AMOR DOMÍNGUEZ
No basta con el trabajo, hay que añadir emoción, pero ¿cómo?Tras tantos años trabajando, luchando, para tener una técnica depuradísima, ¿cómo se alcanza esa categoría?". Esta reflexión planteó la Reina al director de escena Emilio Sagi tras su conferencia, que paradójicamente se titulaba "Esto no es una conferencia", para los alumnos de la Escuela Internacional de Música de la Fundación Princesa de Asturias. Una ponencia en la que el escenógrafo desgranó, a través de anécdotas y vivencias personales, las claves para sobrevivir en un trabajo artístico.

Video: https://www.lne.es/multimedia/video...eina-planteo-director-escena-emilio-sagi.html
Lo he leido, menos mal, porque si me lo cuentan me costaría creerlo. Me ha recordado su sabihondez con Teresa Berganza. Y repite. De vergüenza ajena.
Pero es el caso que se trata de la invitada especial y les pinta bien a los anfitriones para que se den cuenta de que un título no da para un entendimiento de tipo artístico.
Invita, la muy tosca, a Emilio Sagi nada menos a que enseñe a los alumnos a transmitir la emoción que conlleve una obra de arte musical. No intento ponerme en la piel de Sagi, no puedo ni imaginar como un entendido en, este caso arte musical, ha de retorcer su mente para no mirar a la pretenciosa interpeladora con el mensaje más despreciativo a tanta osadía, tanta ignorancia, tanto abuso de la situación, no abarco la contención de Sagi, la contención a tanta chulería, a tanta jactancia expuesta sin el menor reparo por quien, entre otras bellezas, ha afirmado que la música clásica debiera modernizarse.
La pregunta, enseñar a transmitir la emoción, demuestra el cacho de carne que este personajillo es, confunde el difícil aprendizaje técnico de los instrumentos musicales con ese algo mágico como es que determinadas fibras sensibles se pongan a flor de piel, por decirlo de alguna manera, haciéndonos vibrar, envolviéndonos en un mundo indescriptible de la más íntima exaltación. Y piensa la muy bruta que eso se aprende en un libro.
Vaya ejemplo para los ilusionados aprendices.
 
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