Juicio al 'procés' - Referéndum en Cataluña — El conflicto catalán

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Pues no entiendo vuestro empeño en construir la nación española a sangre y fuego con los tontos, envidiosos y acomplejados de los vascos y catalanes.

Nadie quiere construir España "a sangre y fuego". Por Dior, hija, España ya está construida, aunque algunos no os enteréis ni aunque os lo digan por megafonìa. Y además lo de "a sangre y fuego" queda de un melodramático y de un hemingwayano que no veas. Cuanta retórica, cuanto rollo.


Me parece más sensato preguntarles qué es lo que quieren, y si una mayoría de ellos quiere construir una nación tonta, envidiosa y acomplejada propia dejarles ir. y todos contentos.

Personalmente, lo llevo diciendo desde siempre. Yo les dejaría ir ya, les abriría las puertas, no sin antes HABER HECHO BALANCE de todas las inversiones que se han hecho, digamos en los últimos 40 anyos, en ciertas regiones, y de todos los privilegios y situaciones de excepción de que hayan podido disfrutar a expensas de otros, léase cupo vasco vasco navarro. Y sobre todo, una CLARITY ACT, una vez màs. Era ejemplar, desde luego.

También sería mejor preguntarnos a los ciudadanos europeos de muchos países si queremos seguir dentro de la UE. Pero ya ves, nadie nos lo pregunta. Y a nadie se nos ocurre emperrarnos en una eterna rabieta y una militancia sin fin en las redes sociales para conseguirlo...a no ser que cobremos para eso. A buen entendedor....


de otra manera, los que dais sensación de tontos, envidiosos y acomplejados sois los españoles. Sin acritud. Es solo la sensación que dais, no te lo tomes en plan personal que no te estoy llamando tonta, acomplejada y envidiosa (entiendo que tu tampoco me lo estas llamando a mi).

La sensación que yo tengo, desde hace muchìììììììììììììììììììììììsimo, es que los auténticos tontos son quienes no hacen más que meterse autogoles, pensando que están construyendo su republiqueta independiente. De momento, han sacado muy poco en claro. Y, en el futuro, lo veo menos claro aún, la probabilidad de supervivencia de mini republiquetas, vascas o catalanas que sean. Y de eso se trata, querida Ondina....una vez más, lo digo por la enésima, la millonésima vez....yo creo que NI LOS POLITICOS VASCOS NI CATALANES QUIEREN LA INDEPENDENCIA, NI EL SUPUESTO PUEBLO SOBERANISTA TAMPOCO. Y tù menos que nadie, si me lo permites, jajaja. Lo que quieren, o lo que queréis, es un estatus particular de Estado libre asociado, no es así?....donde ser independientes de facto, pero contando siempre con el respaldo territorial, económico y con los recursos del resto del paìs, para lo que haga falta, para tener territorios cautivos y para seguir atropellando y justificando, siempre, ventajas y privilegios respecto de los demás, escudandose en supuestos "hechos diferenciales". Para cuando vengan mal dadas. Más claro no puedo decirlo, pero esta claro desde hace mucho, lo sabe todo el mundo.
 
Efectivamente. Mira en la otra dirección a la que apuntas y verás reflejado todo lo que dices.

El sentido del humor es el último recurso ante el insulto, la degradación de lo que eres y de lo que amas, la cerrilidad absurda, el facherío de quienes imponen sus ideas a sus conciudadanos, la ignorancia osada de quienes apoyan por mera intención de destruir y no aportan nada constructivo. Por mi parte a seguir con las bromas que desengrasan y evitan que se llegue a lo que otros llegan sin empacho cada día, a la violencia.

Querida,
Cambia de modelo de bragas...
Tanta amargura sólo tiene explicación por el roce .la textura y el apretamiento.
Habla con la de las bragas, que te haga descuento y te envie un lote.

Que la vida son dos días, y tanto lloriqueo no es saludable
 
Una muestra de lo profundamente retarded que son los bananeros:
¿Quien va a pagar la limpieza de las pintadas y los lazos amarillos (algunos gigantes) que han hecho en el asfalto de las entradas a las prisiones? Otra como los de los peajes.....
Los españoles, por supuesto.
Que sois los que nos manteneis desde la prehistoria..
Por eso lo ensuciamos todo, pa que tengais gasto y trabajo también
 
Sigo pensando que, los bananeros deberían donar sus cerebros a la ciencia. Me extrañaría mucho que entre todos sumaran más de una neurona sana..:ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:

Pero tenias dudas sobre eso?
Claro que si somos idiotas profundos, unineuronales, imbeciles hasta la medula.


Quien es supremacista aquí?
 
La realidad de España tiene siglos de existencia y es la que es, no la que tú quieras, no lo que a vosotros los anti-España os interese. Lo del nacionalismo independentista es relativamente nuevo y proviene del Romanticismo.

Plurinacional es lo que os habéis inventado. Igual de plurinacional que Francia, por poner un ejemplo. Suerte para los franceses que ahí tienen lo que hay que tener y no os han permitido ni media. Me dan envidia en algunas cosas.

El miedo a ETA no ha acabado hace diez años. Y las urnas no te dan la razón. Y te informo de que mucha gente vota nacionalista porque piensan que van a defender mejor sus intereses ¿te acuerdas del Cupo?, no porque sean independentistas. Al menos aquí, e imagino que en Cataluña igual.

El pacto del 78 fue un "café para todos" en el que muchos aprovecharon la coyuntura para conseguir cargos o carguitos y control sobre la pasta de los respectivos reinos de Taifas en que convirtieron las regiones de norte a sur. Nunca se debió haber permitido aquello. A la que no le ha debido aprovechar mucho la escuela es a ti. En algunas escuelas vascas y en muchas catalanas por lo que parece lo que se explica es una ficción histórica casi (o sin el casi) al nivel de las patochadas de Cucurull pero mejor elaborada.

De todas formas, otra vez hablas por hablar. Porque dudo que tengas ningún conocimiento de lo que se explica en las escuelas vascas y catalanas. En realidad, tengo mis dudas de que sepas muy bien lo que se imparte en ninguna.
Y tú conoces de primera mano el dia a dia de la escuela catalana?
 
La opresión de las estrellas Michelin
Cristian Campos @crpandemonium

6 julio, 2018 02:48


Hace un par de semanas cené en el restaurante Moments, en el hotel Mandarin Oriental de Barcelona. Dos estrellas Michelin, cocina vista tras grandes cortinajes y menú degustación de 270 euros por persona –con maridaje de vinos– a cargo de Raül Balam Ruscalleda, el hijo de Carme Ruscalleda. Háganse una idea por ustedes mismos.

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Menú Opera del restaurante Moments de Barcelona. Cristian Campos El Español Barcelona


Esto, por ejemplo, era el plato "Liceo". El "terciopelo de tomate" era en realidad un salmorejo. El carquiñoli, una galleta con una cobertura dulce dorada (en vivo y en directo parecía pan de oro: la foto no refleja exactamente el color ni, sobre todo, el brillo del plato) y el relleno, una mousse de bacalao. El punto negro, que según nos explicó el camarero representaba el Liceo en la Rambla, una emulsión de ajo negro.


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Plato "Liceo" del menú Ópera del restaurante Moments de Barcelona. Cristian Campos El Español Barcelona

Este era "Carmen" (rabo de toro y olla gitana). Sin duda, uno de los tres mejores platos de un menú sin un solo eslabón débil.

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El plato "Carmen" del menú Ópera del restaurante Moments de Barcelona. Cristian Campos El Español Barcelona

Este era "Melocotón Melba", uno de los tres postres del menú. Según explicó el camarero, un homenaje al postre creado en el hotel Savoy de Londres a finales del siglo XIX por Auguste Escoffier en honor de la cantante australiana Nellie Melba, que engordó varias docenas de kilos tras comerlo prácticamente a diario durante dos años. Eso que ven en la foto y que parece un trozo de melocotón era, efectivamente, melocotón, pero con la textura de una yema de huevo que se deshacía sobre el resto del postre al pincharse con el tenedor. El trampantojo de un trampantojo, vaya.

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"Melocotón Melba", del restaurante Moments de Barcelona. Cristian Campos El Español Barcelona

Estas cuatro galletas gigantes son la "Opera House Sidney". El remate pantagruélico a un menú que te obliga a salir del restaurante a cuatro patas y temiendo un infarto súbito –a poder ser, antes de pagar la cuenta–. Mi cara es la de todos los comensales al comprobar que el último plato del menú no es un pequeño bocado digestivo sino azúcar suficiente como para convertir en agua dulce todo el océano Pacífico.

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A ver quién es el valiente. Cristian Campos El Español Barcelona

No les enseño más fotos. Con estas cinco ya pueden hacerse ustedes una idea del menú y de la atmósfera del restaurante. Supongo que no hará falta que añada que, caso de tener la posibilidad, no duden ni por un instante en reservar mesa en el Moments.

El caso, y aquí viene el quid de la columna, es que en la mesa contigua a la nuestra comían dos parejas, una de ellas catalana y la otra extranjera. La catalana le explicaba a la extranjera, con todo lujo de detalles, los intríngulis del "conflicto catalán" sin saltarse uno sólo de los tópicos. Una lengua reprimida por Franco. El maltrato fiscal. El desprecio por la cultura catalana. El odio a lo diferente. La corrupción de un régimen franquista que sigue vivo a día de hoy. La pérdida de la independencia en 1714 tras una invasión militar castellana. La amenaza de la ultraderecha españolista.

Pero, sobre todo, la opresión. Una opresión insoportable que emparenta a los catalanes con los judíos, los armenios y cualquier otro pueblo exterminado por la maquinaria de un Estado totalitario. Tan delirante era el relato que a mí me entraron ganas de levantarme a media cena y pedir a gritos un doctor. "¡¡¡Es una emergencia, esta gente se nos va!!!".

Y todo eso, entre bocado de bogavante y bocado de umeboshi. "¡La represión!" decían. Y gamba pa'l coleto. "¡Ni en Turquía, oye, ni en Turquía!". Mordisco a la croqueta de oca con panko y pistacho. "¡¡¡Presos políticos en la Europa de 2018!!!". Muelazo al queso Montagnolo de triple crema con vetas azules aderezado con remolacha, limón negro y piquillo.

Vamos: ni en Dachau se había visto tanto padecimiento y, al mismo tiempo, tanta entereza, tanto estoicismo y tanta dignidad frente a la tiranía de las estrellas Michelin y las cenas de 1.000 euros. Ni las migas quedaron. Debía de ser por solidaridad con el menú de la prisión en la que pasan sus días Junqueras y los consejeros presos.

No deja de ser irónico que el menú llevara el título de Ópera. Porque fue precisamente en el Gran Teatro del Liceo donde en marzo pasado las elites burguesas catalanas se arrancaron a pedir la libertad de Carles Puigdemont a gritos y con un sentido del ritmo, eso sí, francamente mejorable en alguien al que se le supone una cierta afición a la música. "Llibertat, llibertat", gritaban las señoras mientras agitaban sus joyas de Cartier. "Llibertat, llibertat", gritaban los señorones de la Upper Diagonal.



Es el mismo Liceo en el que las herederas de las cien familias catalanas que llevan gobernando la región desde hace más de un siglo competían entre ellas, hace 150 años, por cuál de las amantes de sus maridos era la más guapa. Las amantes, en el 4º y 5º piso del teatro, y ellas y sus maridos, en los palcos y los pisos inferiores. "Mira, la nuestra es más elegante". "No, mira la nuestra, qué rasgos más delicados". "Pero la nuestra no es alcohólica como la tuya". ¿Han visto ustedes El cuento de la criada? Pues lo mismo, pero ambientado en Barcelona en vez de en la república de Gilead.

Me barrunto, en fin, que no deben de ser pocos los líderes actuales del catalanismo que, creyéndose herederos de una larga saga de pura genética aristocrática catalanista, son en realidad hijos de la amante de clase baja de su tatatatatatatarabuelo. Sabido es que en la Barcelona de aquella época se compraba de todo. Desde esclavos cubanos hasta hijos.

Sé que este relato les ha conmovido. Por favor, no dejen pasar la oportunidad de donar parte de su sueldo a la Caja de Solidaridad de tan oprimido pueblo. Que ningún catalán se quede sin ese mínimo imprescindible de la dignidad humana que son los menús a 270 euros. Y, por favor, no dejen de votar al PSOE. Ese partido que cree que los golpes de Estado ejecutados por los caciques de la burguesía adinerada regional contra sus trabajadores de sueldo mínimo son el síntoma de un malestar que debe ser aliviado cediéndoles algunos privilegios políticos, económicos y sociales extra.

Ahora, enjuáguense las lágrimas y prepárense para la subida de impuestos con la que el Gobierno del PSOE pretende compensar la futura condonación de la deuda autonómica catalana. El próximo menú Michelin va a la salud de "la España que nos roba".
 
Querida,
Cambia de modelo de bragas...
Tanta amargura sólo tiene explicación por el roce .la textura y el apretamiento.
Habla con la de las bragas, que te haga descuento y te envie un lote.
Que la vida son dos días, y tanto lloriqueo no es saludable

García, deja las bragas para los profesionales, que no te sale. No intentes ser graciosa. Tu género es el drama trágico. Desiste.
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La opresión de las estrellas Michelin
Cristian Campos @crpandemonium

6 julio, 2018 02:48


Hace un par de semanas cené en el restaurante Moments, en el hotel Mandarin Oriental de Barcelona. Dos estrellas Michelin, cocina vista tras grandes cortinajes y menú degustación de 270 euros por persona –con maridaje de vinos– a cargo de Raül Balam Ruscalleda, el hijo de Carme Ruscalleda. Háganse una idea por ustedes mismos.

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Menú Opera del restaurante Moments de Barcelona. Cristian Campos El Español Barcelona


Esto, por ejemplo, era el plato "Liceo". El "terciopelo de tomate" era en realidad un salmorejo. El carquiñoli, una galleta con una cobertura dulce dorada (en vivo y en directo parecía pan de oro: la foto no refleja exactamente el color ni, sobre todo, el brillo del plato) y el relleno, una mousse de bacalao. El punto negro, que según nos explicó el camarero representaba el Liceo en la Rambla, una emulsión de ajo negro.


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Plato "Liceo" del menú Ópera del restaurante Moments de Barcelona. Cristian Campos El Español Barcelona

Este era "Carmen" (rabo de toro y olla gitana). Sin duda, uno de los tres mejores platos de un menú sin un solo eslabón débil.

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El plato "Carmen" del menú Ópera del restaurante Moments de Barcelona. Cristian Campos El Español Barcelona

Este era "Melocotón Melba", uno de los tres postres del menú. Según explicó el camarero, un homenaje al postre creado en el hotel Savoy de Londres a finales del siglo XIX por Auguste Escoffier en honor de la cantante australiana Nellie Melba, que engordó varias docenas de kilos tras comerlo prácticamente a diario durante dos años. Eso que ven en la foto y que parece un trozo de melocotón era, efectivamente, melocotón, pero con la textura de una yema de huevo que se deshacía sobre el resto del postre al pincharse con el tenedor. El trampantojo de un trampantojo, vaya.

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"Melocotón Melba", del restaurante Moments de Barcelona. Cristian Campos El Español Barcelona

Estas cuatro galletas gigantes son la "Opera House Sidney". El remate pantagruélico a un menú que te obliga a salir del restaurante a cuatro patas y temiendo un infarto súbito –a poder ser, antes de pagar la cuenta–. Mi cara es la de todos los comensales al comprobar que el último plato del menú no es un pequeño bocado digestivo sino azúcar suficiente como para convertir en agua dulce todo el océano Pacífico.

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A ver quién es el valiente. Cristian Campos El Español Barcelona

No les enseño más fotos. Con estas cinco ya pueden hacerse ustedes una idea del menú y de la atmósfera del restaurante. Supongo que no hará falta que añada que, caso de tener la posibilidad, no duden ni por un instante en reservar mesa en el Moments.

El caso, y aquí viene el quid de la columna, es que en la mesa contigua a la nuestra comían dos parejas, una de ellas catalana y la otra extranjera. La catalana le explicaba a la extranjera, con todo lujo de detalles, los intríngulis del "conflicto catalán" sin saltarse uno sólo de los tópicos. Una lengua reprimida por Franco. El maltrato fiscal. El desprecio por la cultura catalana. El odio a lo diferente. La corrupción de un régimen franquista que sigue vivo a día de hoy. La pérdida de la independencia en 1714 tras una invasión militar castellana. La amenaza de la ultraderecha españolista.

Pero, sobre todo, la opresión. Una opresión insoportable que emparenta a los catalanes con los judíos, los armenios y cualquier otro pueblo exterminado por la maquinaria de un Estado totalitario. Tan delirante era el relato que a mí me entraron ganas de levantarme a media cena y pedir a gritos un doctor. "¡¡¡Es una emergencia, esta gente se nos va!!!".

Y todo eso, entre bocado de bogavante y bocado de umeboshi. "¡La represión!" decían. Y gamba pa'l coleto. "¡Ni en Turquía, oye, ni en Turquía!". Mordisco a la croqueta de oca con panko y pistacho. "¡¡¡Presos políticos en la Europa de 2018!!!". Muelazo al queso Montagnolo de triple crema con vetas azules aderezado con remolacha, limón negro y piquillo.

Vamos: ni en Dachau se había visto tanto padecimiento y, al mismo tiempo, tanta entereza, tanto estoicismo y tanta dignidad frente a la tiranía de las estrellas Michelin y las cenas de 1.000 euros. Ni las migas quedaron. Debía de ser por solidaridad con el menú de la prisión en la que pasan sus días Junqueras y los consejeros presos.

No deja de ser irónico que el menú llevara el título de Ópera. Porque fue precisamente en el Gran Teatro del Liceo donde en marzo pasado las elites burguesas catalanas se arrancaron a pedir la libertad de Carles Puigdemont a gritos y con un sentido del ritmo, eso sí, francamente mejorable en alguien al que se le supone una cierta afición a la música. "Llibertat, llibertat", gritaban las señoras mientras agitaban sus joyas de Cartier. "Llibertat, llibertat", gritaban los señorones de la Upper Diagonal.



Es el mismo Liceo en el que las herederas de las cien familias catalanas que llevan gobernando la región desde hace más de un siglo competían entre ellas, hace 150 años, por cuál de las amantes de sus maridos era la más guapa. Las amantes, en el 4º y 5º piso del teatro, y ellas y sus maridos, en los palcos y los pisos inferiores. "Mira, la nuestra es más elegante". "No, mira la nuestra, qué rasgos más delicados". "Pero la nuestra no es alcohólica como la tuya". ¿Han visto ustedes El cuento de la criada? Pues lo mismo, pero ambientado en Barcelona en vez de en la república de Gilead.

Me barrunto, en fin, que no deben de ser pocos los líderes actuales del catalanismo que, creyéndose herederos de una larga saga de pura genética aristocrática catalanista, son en realidad hijos de la amante de clase baja de su tatatatatatatarabuelo. Sabido es que en la Barcelona de aquella época se compraba de todo. Desde esclavos cubanos hasta hijos.

Sé que este relato les ha conmovido. Por favor, no dejen pasar la oportunidad de donar parte de su sueldo a la Caja de Solidaridad de tan oprimido pueblo. Que ningún catalán se quede sin ese mínimo imprescindible de la dignidad humana que son los menús a 270 euros. Y, por favor, no dejen de votar al PSOE. Ese partido que cree que los golpes de Estado ejecutados por los caciques de la burguesía adinerada regional contra sus trabajadores de sueldo mínimo son el síntoma de un malestar que debe ser aliviado cediéndoles algunos privilegios políticos, económicos y sociales extra.

Ahora, enjuáguense las lágrimas y prepárense para la subida de impuestos con la que el Gobierno del PSOE pretende compensar la futura condonación de la deuda autonómica catalana. El próximo menú Michelin va a la salud de "la España que nos roba".


Llorando por las injusticias, la tiranía de un país que les oprime mientras se zampan a dos carrillos un menú innacesible para el común de los mortales... Bienvenidos al Show de los indepes de salón... vaya tela!!!!
 
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