Todo es cuestión de tiempo. Te entiendo porque he pasado por una situación parecida. Y sobre todo te entiendo por lo de su calle. Se me revuelve todo en la estación de Chamartín porque me recuerda a un chico genial. Siempre hay personas que nos marcan. Solo hay que ver que, dentro de lo que creemos malo, hay algo bueno y de todas esas experiencias se aprende. Y no te sientas imbécil para nada, somos humanas.Bueno venga pues os cuento un poco mi vida ya que tengo tiempito hasta que esté la cena hecha.
No vengo a pedir consejo porque los he recibido de todos los colores, solo quiero contaros cosas de mí como forma de autosanación aunque por supuesto acepto consejo y todo lo que queráis.
Antes de nada, tengo una relación abierta con mi pareja. Sé que mucha gente no entiende esto, no pido que todos lo entiendan pero sí que lo respeten. Acepto debates, críticas incluso, respondo las preguntas que queráis, pero las faltas de respeto no las tolero. Sabiendo esto, puedo adentrarme en la historia en cuestión.
Hace cosa de un año y pico conocí a un hombre. Hasta entonces mis relaciones con gente que no fueran mi pareja habían sido de solo s*x* una o dos veces y au revoir, pero con este chico parece que tenía mucho en común y me prometió el oro y el moro (como todos, lo sé). El caso es que al principio todo era color de rosa, la bomba vamos, íbamos y veníamos a todas partes, echábamos unos polvos de escándalo, me cuidaba, se preocupaba por mí (y viceversa, por supuesto) y vamos, la hostia todo. Hasta que de pronto o bien se le cruzó el cable o bien se quitó la máscara y empezó a mostrarse celoso, agresivo, manipulador y muy controlador conmigo. A enfadarse si no le contestaba, si no quedábamos, si quedaba con otros (recordemos que tengo una relación abierta y que él ni si quiera es mi pareja). Yo estaba colada hasta el tuétano, no os voy a engañar. Y bueno, creo que lo sigo. De hecho, me siento imbécil pero evito su calle porque si me lo encuentro no sé ni cómo reaccionaría, tengo una especie de espina kilométrica clavada con él de narices. El caso es que, aunque debería haber sido yo la que cortara todo, lo hizo el tiempo. Bueno, él. Dejó de hablarme paulatinamente, de interesarse por mí, parecía que me hacía un favor contestándome y quedar conmigo buf, ni os cuento. El s*x* era una mierda, él me decía que todo estaba bien, que no fuera pesada, que no "podíamos ser nada" (cuando yo nunca le dije nada de eso) y más mierdas del estilo. Quedamos una última vez en septiembre y nunca más se supo. No me volvió a hablar ni para decirme que dejáramos de quedar. Al mes y pico me habló para ver si "seguía queriendo follxx con él" y yo con el corazón hecho mil pedacitos y tras el peor verano de mi vida por la ansiedad miserable que me había hecho pasar con sus jueguecitos no fui capaz de no contestar, aunque no volvimos a quedar, algo de dignidad tengo. En fin, ahí sí que nunca más se supo. De hecho me dio unfollow en todas las rrss y me bloqueó por whatsapp. Yo me quedé así, con cara de poker y mi corazoncito hecho pedazos pero menos. Desde entonces no he vuelto a conocer a nadie excepto a otro hombre, esta vez maravilloso, que de hecho somos grandes amigos ya, pero él no viene al caso. Llevo meses curándome las heridas y aún duele, y yo me siento imbécil. Y bueno, no es mi ex, pero creo que vale. Joder, qué bien se siente esto jaja.