Por Dios, casi lloro. Es mi infancia pero en Andalucia. Esos viajes sin cinturones de seguridad y con el seguro de la puerta bajado. Yo Coca-Cola o tónica para el mareo que me daban esas curvas camino de Algeciras. Mi padre paraba en varias ventas así que el viaje de una hora se convertia en dos. La alegría que nos daba cuando veíamos el Peñón de Gibraltar desde la carretera! Ya casi estábamos en Algeciras en casa de mis abuelos. Que buenos recuerdos @Naranja ❤❤En la antigua Nacional VI, a la altura de Baralla, había un restaurante donde mi padre solía parar en los viajes. Años 80, familia media española en ese pedazo de WV sin aire acondicionado. Verano. Calor. Sonando en el ambiente un musicasette de los grandes éxitos de los Rolling, tan acalorados ellos también, que sonaba con un rasposo sonidillo pertinaz, debido al desgaste. Mi padre paraba, lo recuerdo como si fuera hoy, y me decía: Que quiere tomar mi niña? Y yo, enardecida por el viaje a Madrid, en un derroche de euforia, pedía la bebida prohibida, la que sólo podía tomar en los viajes largos, pedía... Un Exbeps de Naranja con un cubito de hielo!!
Qué recuerdos. Las tortillas de patata, con y sin cebolla, tras el aparador de cristal de la barra. La gente fumando. Camioneros con su cortado y su Ducados, familias con niños vestidos con chándals de táctel... Aquel olor a humedad persistente, a embutido rancio, a tabaco, a café de máquina... Aquellos retretes con el depósito en lo alto, con cisterna "de la de tirar", aquella madre sacando los clinex para limpiar todo, aquella niña de ojos entusiasmados observando cada pequeño detalle... Cosas que ya no existen... Los palilleros en el centro de la mesa, el suelo lleno de colillas, la concurrencia hablando a voces en gallego cerrado lucense, la camarera que ofrecía bocadillos de pan de hogaza, tan duro que te dejabas un diente de leche en cada merienda...
Todo era cutre, cutre con encanto, pero cutre, ajado... Como esos manteles de cuadritos, rojos y blancos, tal cual el falifo que lleva el muchacho de la foto... Yo es vérselo y retrotraerme a esos bares. A esos manteles, mil veces lavados, con picaduras de chinazos de tabaco, con olor persistente a Brandy Soberano, raidos en las esquinas...
Ays... Ha sido ver esa imagen y jodé.rseme todo el glamour de la boda. Los imagino a todos comiendo en Casa Pepe, entre mugre y manchas de grasa de chorizo... Y al Abdalá gritando al camarero, con un palillo mordido y torcido en la boca, al terminar la boda: Jefe, traiga la multa que pago yo, que se casa mi hija!