Curiosidades de la realeza

La ceremonia civil se realizó en Viena, en 1978, y tuvo como invitados, entre otros, a la princesa Ana, los hermanos del príncipe, Lord Luis Mountbatten, y otros parientes griegos, austríacos, bávaros y yugoslavos.


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Pensando que la novia daría un toque de distinción a la casa de Windsor, lord Mountbatten ayudó al príncipe a que obtuviera el permiso de la reina para casarse.

Isabel II dio su consentimiento, pero no quiso asistir a la boda, por mucho que no se celebrara en una iglesia católica. El Papa lo había prohibido, y se casaron por lo civil, debiendo, antes, renunciar el príncipe a sus derechos de sucesión a la corona.

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Boda del Príncipe Carlos y Lady Diana Spencer (1981)

El 29 de julio de 1981 contrajo matrimonio en la catedral de San Pablo con lady Diana Spencer, una joven maestra de guardería. En la brillante ceremonia estuvieron los miembros de todas las monarquías del mundo.

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La excepción fue el rey español Juan Carlos I, que declinó la invitación ya que el viaje de novios de la pareja incluía una escala en Gibraltar.

Miles de británicos se lanzaron a las calles de Londres y 750 millones de televidentes convirtieron la boda real en el acontecimiento hasta entonces más visto de la historia.

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Tras el matrimonio, la nueva princesa de Gales se convirtió en una estrella mediática, perseguida por la prensa e imitada por muchos incluso en su estilo de peinado. La princesa recibió también muchas críticas que decían de ella que poseía una personalidad inestable.


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Boda del Príncipe Andrés, Duque de York, y Sarah Ferguson (1986)

El 23 de junio de 1986 la boda del príncipe Andrés y Sarah Ferguson fue retransmitida por televisión a 32 naciones de los cinco continentes y presenciada probablemente por cerca de 1.000 millones de espectadores. 1.800 personas fueron invitadas, de las que sólo 400 pudieron decir que han visto la ceremonia.

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La abadía era un espectáculo de luz y color indescriptible, adornada con 30.000 flores procedentes de todos los rincones del Reino Unido y del extranjero. Los miembros más jóvenes de 17 casas reales, entre ellas la española, se encontraban en lugar preferente entre los 1.800 invitados a la ceremonia.

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Sarah, a pesar de su fama de independiente y moderna, eligió la liturgia del siglo XVII de la Iglesia anglicana, el libro de oraciones de 1661, en lugar de la nueva de los años veinte, y prometió, a diferencia de la princesa de Gales, no sólo amar, sino también obedecer a su marido, tal y como establece ese ritual.

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La princesa Miguel de Kent, mujer del primo de la reina, no pudo dejar de observar a la novia: “Al avanzar por el pasillo no ha dejado de guiñar el ojo”, dijo, “¡Qué vulgar!”.

Miles de británicos corrieron hacia el Parque de St. James, y rodearon el monumento de la reina Victoria, para ver a los novios y la familia real cuando se asomaron al balcón principal del palacio de Buckingham para corresponder a las aclamaciones de la multitud.


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Boda de la Princesa Ana y Timothy Laurence (1992)

Esta fue quizás la boda más humilde de la historia de la monarquía británica. La segunda boda de la princesa Ana -con el comandante Timothy Laurence- debió efectuarse en Escocia, según las normas de la Iglesia escocesa, ya que la Iglesia de Inglaterra, de la que es cabeza la reina, no reconoce los matrimonios de divorciados mientras viva el cónyuge anterior.

La familia real británica al completo, salvo la princesa Diana, acudió el 12 de diciembre de 1992, a las 3 de la tarde, a la económica y discreta boda, que se celebró en la iglesia presbiteriana de Crathie, junto al remoto castillo de Balmoral, en el norte de Escocia.

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El criterio de Isabel II y Felipe de ofrecer una imagen de familia unida, a pesar de que los escándalos de sus hijos estaban haciendo trizas el prestigio de la Corona, se impuso finalmente, y la modesta ceremonia, a la que asistieron poco más de 30 invitados, fue la antítesis de la primera boda de la princesa con el capitán Mark Phillips, celebrada con todos los fastos.

La sobriedad del atuendo de la novia (un abrigo marrón y un gorro del color de su pelo, adornado con flores blancas), decepcionó a los curiosos.

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La escasa familia del novio -su hermano Jonathan y su cuñada Jenny- pasó desapercibida dentro de la pequeña iglesia escocesa. También asistió la anciana reina madre Isabel, abuela de Ana, que hasta último momento no deseaba ver casar a su nieta por segunda vez.

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