Yo creo, respecto a lo de la trata, que si se legislase la situación (porque negar su existencia es absurdo) habría menos abusos.Sí, está claro que no es lo mismo la prostit*ción que la trata y que hay muchas maneras de prostituirse. Pero a mí todas me parecen tristes. No me gustaría que nadie a quien yo aprecio se dedicara a eso, ya sea para sobrevivir o para comprarse bolsos. Soy consciente de que hay muchísima prostit*ción y que hay gente que se prostituye porque quiere y ahí no hay voluntad forzada. El intercambio es totalmente libre.
Las motivaciones de los clientes son infinitas, desde el que tiene ganas de s*x* y le es cómodo, el que se cura la soledad con eso, los que lo hacen como parte del ritual de la juerga, costumbre inveterada del domingo....Pero para mí el s*x* es algo muy vinculado a la confianza y a la conexión emocional y el hecho de ir a un catálogo ( en la calle o en un book) me sugiere algo muy frío, como ir al supermercado y coger un pack de yogures.
Yo diferenciaría tres grupos:
1. Los que se prostituyen obligados (mafias, extorsión...) y/o por falta de otras opciones
2. Los que se prostituyen como modus vivendi único de manera elegida libremente
3. Los que se prostituyen de forma puntual o esporádica como complemento a un sueldo o para darse caprichos
Yo tampo usé tanto estos servicios (un par de veces, tres a lo sumo, no recuerdo ya) como para conocer mucho de la intrahistoria. Fue una época de mi vida en que el trabajo me comía viva y terminaba agotada física, intelectual y emocionalmente. Me resulta a agotador pensar en una interacción social previa al s*x*. Y, reconozco, que era mi último recurso ante la indisponibilidad de todo mi pequeño banquillo. Pero, la memoria también es selectiva lo reconozco, guardo buen recuerdo de todo ello.