Coronavirus

Por si os sirve.
Esta semana he estado con tres amigas sanitaras.
Una de ellas enfermera, marido y dos peques. Tiene cáncer de mama. Pilló el virus, supenden quimio y le ingresan 20 días, lo pasó como un catarro normal, apenas fiebre.
Luego cuarentena a casa. Ni su marido ni hijos han pillado nada. Les han hecho las pruebas tres veces. Ella, ya recuperada, ha vuelto a la quimio.


Otras dos, fisios de rehabilitación de la SS. Trabajan juntas, 8pacientes cada hora (para que veáis la saturación que ya había en sanidad..).
Una de ellas pilla el virus en febrero, dos días como gripe, con fiebre y tos, y una semana de catarro normal. Su marido e hijos idem al caso anterior, cero contagios, les han hecho la prueba dos veces. Su compañera y los pacientes que trataba cero contagios.
Excepto el que se sospecha que la contagió, un anciano que llegó de Benidorm.
Me cuentan que, en Enero llegaron ancianos de un viaje del IMSERSO de Benidorm con gripes muy fuertes. Que todos les comentaban los mismo: "nunca hemos tenido una gripe así". Uno de ellos estuvo en rehabilitación, ingresado por neumonía, pero aún no se hablaba de pandemia.
A los pacientes que estuvieron en contacto con la fisio se les hizo la prueba y dieron negativo.

Mis padres tb llegaron de Benidorm en enero con gripe fortísima, quejándose de lo mismo, que nunca tan fuerte. Fueron atendidos en consulta normal, medicamentos, y yo de enfermera, estuvieron hechos un cuadro tres semanas.
Mosqueo total.
Ojalá estén inmunizados.

(no he dicho ni buenas noches, espero que estéis todos lo mejor que podáis;))

Me ha impresionado tu post, porque lo de Benidorm ha sido cuando menos curioso. Me explico: dos pueblos de Galicia, ambos con poquísimos positivos por Covid certificados mediante PCR; los casos origen, en los dos pueblos, fueron personas que habían vuelto de sendos viajes del IMSERSO a Benidorm.
 
Para los que piensan que el "populismo" es de izquierda.
Lula hubiera manejado mucho mejor la pandemia. Ojalá los burgueses paulistanos (del estado; paulistas son de la ciudad) se den cuenta.
La Amazonía es un desastre en contagios y no están padeciendo el otoño justamente, pues en esas latitudes invierno y verano se diferencian sólo por las lluvias.
Después, los medios del mundo reproducen lo que los medios locales, pagados, dicen.
Al lado, en Arg. uno de los mayores acreedores de la deuda que tenemos forma parte del grupo multimedia de Clarín. Y los medios internacionales reproducen lo que dice.

Brasil les queda lejos y distante a muchos. No saben lo hermoso que es y lo cálidos que son.

Tengo familia en Brasil, en Río. Concretamente, entre ellos, un tío de ochenta y nueve años. Paso miedo a diario por Brasil. Es terrible lo que está sucediendo allí.
 
La España que madruga ya estaba desayunando en las terrazas. Los mismos de siempre, la clientela prepandemia se mantiene fiel. Se pedirán un café y cuando salga con la perra esta noche seguirán en el mismo sitio.
Algunos bares han puesto las mesas cortando media calle. Supongo que les dirán algo.

No creo, porque la mayoría de ayuntamientos han decidido autorizarles a que se expandan por las aceras. No a que aumenten su número de mesas, ojo, sino a que puedan expandirse ocupando más espacio.
 
La “nueva” normalidad y el mandamiento del amor
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José María Vegas - Domingo, 24 de mayo de 2020
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Hartos del confinamiento por el coronavirus, muchos, tal vez la inmensa mayoría, ansían volver a la normalidad (al margen de que ya no lo será del todo, por el elevado número de fallecidos en la pandemia). Algunos hablan de una "nueva normalidad". Y no son pocos los que sospechan que tras esta expresión se esconde un intento de ingeniería social con intenciones políticas poco claras. ¿Debemos volver a una "nueva" normalidad, o a la normalidad a secas? Si la novedad significa una merma de derechos y libertades o la voluntad de modificar el modelo social, sin una clara información y participación de todos, es normal que surjan resistencias a una "novedad" que huele a rancia, que nacería vieja. Pero, tal vez, al margen de interpretaciones políticas de un signo u otro (que es pedir casi un imposible), sí que sería bueno aprovechar la ocasión para replantearnos algunas cosas, un cierto orden de valores, y de redescubrir otros valores, que siéndolos, y muy importantes, no los estimábamos suficientemente, precisamente porque los dábamos por descontados (bastaría pensar en el contacto con nuestros seres queridos, la atención a los mayores, el sencillo placer de dar un paseo al aire libre).
Pensando en todo esto, en el largo túnel de la pandemia, en el deseo de volver a esa normalidad que no sabemos si será nueva o vieja, en el mejor y el peor sentido de esas palabras (todo son incertezas), me ha venido a la mente el paralelismo con el relativamente largo litúrgico de la Cuaresma-Pascua, que suma prácticamente 12 semanas (5 de Cuaresma y 7 de Pascua), que gira en torno al gran misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesucristo, y también en torno a la preparación para el Bautismo (Cuaresma) y a la iluminación posterior (Pascua) de los nuevos bautizados. Todo ello es una larga y fuerte preparación para volver a esa normalidad litúrgica que es el tiempo ordinario.
Y es que, efectivamente, contemplar, meditar, participar en el gran misterio Pascual nos prepara para vivir el "tiempo ordinario", la vida cotidiana, la vida "normal", pero de una manera nueva. Esa sí que es una "nueva normalidad": la del mandamiento nuevo, el mandamiento del amor, que no es, como nos recuerda el Evangelio de este sexto domingo de pascua, el sentimiento romántico de una benevolencia evanescente, sino la voluntad de "cumplir los mandamientos", esto es, de vivir de manera conforme a la Palabra de Jesús, como él, que es la Palabra, vivió: dando la vida. Cumplir los mandamientos no es "cumplir el expediente", un mero cumplimiento formal o externo (jurídico), sino "cumplimentar", "rellenar", "plenificar" nuestra vida con la decisión de "vivir como vivió él" (1 Jn 2, 6), en actitud de servicio, con capacidad de perdón, dando la vida, cumpliendo la voluntad del Padre. Es la vida ordinaria, "normal", pero con la novedad del Espíritu de Jesús, con el que y por el que Jesús mismo nos acompaña en nuestro caminar por nuestra cotidianidad, pero "haciendo nuevas todas las cosas" (Ap 21, 5).
José M. Vegas cmf
 
Estoy leyendo las respuestas de los estadounidenses a este tuit del nyt y me he dado cuenta de que aquí no estamos tan mal.


La inmensa mayoría diciendo que si no llevan mascarilla menos se van a poner eso; que el virus no existe sino que es un experimento para controlarnos; que sí existe pero hay que dejarlo correr para inmunizarnos porque la tasa de supervivencia supera el 99%; que solo mueren viejos, gordos y enfermos y entonces no pasa nada; que han leído que en la caja de mascarillas pone que no protege contra virus y entonces pa que llevarla (el concepto de que no protege pero evita contagiar ya si eso para otro día); una dice que no se pone mascarilla para la malaria, por qué se la va a poner para esto (porque el hecho de que la malaria la transmitan los mosquitos ya tal)...
Y, como no, no faltan los que ya han pasado el virus. Si uno dice que lo pasó en abril llega otro a decir que él en febrero, otro que él en navidad y seguramente en un rato llegue otro a decir que él en 1950.

También están los románticos que las prefieren a las mascarillas porque dejan ver las sonrisas de la gente y, cuando les dicen que hay que llevarla con mascarilla, alucinan.

Definitivamente tienen un presidente que, para bien o para mal, les representa.
 
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