Vacaciones de verano 2021

Sabías? Al igual que la mayoría de los belgas, a la familia real le encanta ir de vacaciones a Francia. Tienen una casa de vacaciones en Ile d'Yeu y han sido vistos visitando lugares por todo el hexágono



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ALBERTO Y PAOLA DE BÉLGICA VENDEN EL YATE CON EL QUE ESCAPABAN DE LOS PAPARAZZI

Lo compraron en 2009 por 4,6 millones de euros y ahora lo venden por 1,95. A la reina emérita le encantaba navegar por el Mediterráneo en el 'Alpa' y librarse de los paparazzi en el mar (aunque no siempre lo conseguía).
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Un verano en yate es el sueño (a veces también pesadilla, como es el caso de Máxima y Guillermo de Holanda) de casi todos. Y un día también lo fue del rey Alberto y la reina Paola. Pero los royals belgas han decidido vender el yate personal de la pareja real, el Alpa IV -'Al' de Alberto y 'Pa' de Paola-. Se anuncia en un portal especializado en alquiler y venta de barcos de lujo por 1,95 millones de euros. El precio, aunque pueda ser desorbitado para la mayoría, es en realidad bastante razonable teniendo en cuenta que lo compraron nuevo en 2009 por 4,6 millones de euros. Es decir, que en 12 años ha disminuido su valor en 2,7 millones de euros. El Alpa tiene 28 metros de eslora y capacidad para 12 personas, incluida una tripulación formada por tres miembros.
No se han explicado los motivos de la venta y la Casa Real belga ha rechazado hacer ningún tipo de declaración al respecto al tratarse de un asunto privado que afecta a los reyes eméritos, se han limitado a decir a la prensa local. Sin embargo, es posible que Alberto y Paola, de 87 y 83 años respectivamente, hayan pensado que es mejor deshacerse de un barco que ahora está prácticamente siempre amarrado.

Su compra en 2009 provocó un escándalo en Bélgica porque los ciudadanos no entendieron que sus reyes gastaran 4,6 millones de euros en un barco en plena crisis económica cuando el monarca, además, había criticado poco antes a la sociedad materialista. “La reina Paola no entendía que la gente pudiera criticar eso. Era su forma favorita de viajar, le encantaba librarse de los paparazzi en el mar”, ha contado a la prensa belga la observadora real Brigitte Balfoort. Algo que, por otra parte, no siempre conseguía como demuestran las fotos que ilustran este texto.
Lo siguieron usando hasta hace un par de años, y se ha publicado que allí recibían durante los veranos a las princesas Claire y Astrid y a sus respectivas familias. Cuando el rey Alberto II abdicó en su hijo Felipe en 2013, pidió al Estado traspasar los gastos que suponía mantener un barco que navegaba bajo la bandera de la Armada belga aunque no era propiedad del Ministerio de Defensa. El Gobierno, lo rechazó. Puede que este sea un motivo más a añadir a las ganas de la familia de deshacerse del yate. Desde que los eméritos se retiraron de sus tareas reales, reciben una asignación del Gobierno de 900.000 euros, una cuantía con la que resultaría complicado mantener parte de sus propiedades -su fortuna no está del todo clara aunque según estimó The Sunday Times el año pasado, la fortuna de su familia es de aproximadamente 1.400 millones de libras y la de Alberto, casi la mitad-. Al yate se le suman, además, un apartamento en París, otro en Roma y una villa, Les Romarins, en Châteauneuf-Grasse, al sur de Francia.
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