Un paredón llamado España

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Si estudiara en las escuelas la historia como fue, los ciudadanos tendrían una opinión mas objetiva de los hechos acaecidos en nuestra reciente historia seme cae el alma a los pies leyendo lo que no se enseña en las escuelas

Un paredón llamado España

El franquismo ejecutó a 2.238 republicanos frente a un paredón que llevaba el nombre de España. Todos ellos fueron enterrados en el cementerio de Paterna, donde en los últimos tiempos se ha conseguido exhumar a 552 víctimas. Hay más de 100 fosas. Esta semana se han interpuesto 560 denuncias ante la Justicia de Argentina para luchar contra la impunidad.
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A la izquierda, el paredón España. A la derecha, una fosa común del cementerio de Paterna con los fusilados en el paredón

MADRID
16/12/2018 10:57 Actualizado: 16/12/2018 10:57


ALEJANDRO TORRÚS

A apenas 500 metros del cementerio de Paterna hay un largo muro de 100 metros de largo y, en algunas partes, de hasta dos metros de alto. Está desgastado. Casi en estado de ruina. En sus viejas paredes se distinguen las marcas de los impactos de miles de disparos. Durante largos años este muro fue usado por el Ejército como campo de tiro. Infantería y artillería entrenaban aquí su puntería. Todo cambió en 1939. El 1 de abril Franco daba por ganada la Guerra Civil y el día 3 comenzaron los fusilamientos. Exactamente, 2.238 ejecuciones por consejos de guerra. Entre ellos, 18 mujeres. Cruel destino para los defensores de la España republicana. Maniatados por la espalda, recién salidos de capilla y puestos en fila frente al paredón llamado España. Un, dos, tres, fuego. Los cuerpos caían desplomados al suelo. Después, el jefe del batallón daba el tiro de gracia. Uno a uno. Por dios y por España.

Los muros de este paredón recogieron la sangre de 2.238 republicanos de 1939 a 1956. La inmensa mayoría, sin embargo, se sucedieron entre 1939 y 1942. Hitler aún ganaba la II Guerra Mundial (todo comenzó a torcerse a partir de diciembre de 1941) y en España los golpistas, con el general Franco como líder indiscutible, continuaban con su particular limpieza. Cárceles, campos de concentración, bebés robados, apropiaciones, trabajo esclavo y exilio. España se convirtió en una pesadilla y el paredón del mismo nombre en el punto y final para miles de españoles que habían luchado por la democracia republicana, por el reparto de tierras, por los derechos sindicales, por la laicidad del Estado.



Fosa común en el cementerio de Paterna.- ARQUEANTRO

"La represión tras el final de la Guerra Civil está trabajada, planificada y ordenada de forma sistemática. La dictadura tiende a centralizar los fusilamientos en el mismo sitio. En el caso de València fue en Paterna. Por comodidad, por la cercanía del campamento militar al cementerio de la localidad. El día 3 de abril de 1939 ya se está fusilando y hay asesinatos hasta 1956. El mes con más fusilados fue junio de 1940 con casi 200. Los mandaban en sacas de 20, 30 o incluso 50 personas", cuenta Álex Calpe, miembro de Arqueoantro, equipo que se está encargando de las exhumaciones en este cementerio.

Tras ser fusilados, los cadáveres eran cargados en un carro y recorrían los 500 metros que separan el paredón del cementerio de Paterna. Era tal el reguero de sangre que el carro dejaba a su paso que algunos vecinos no tardaron en dar a conocer el lugar como el "camino de la sangre". Después, agujeros en el suelo, fosas y cal. Eran lanzados al montón. Todavía maniatados. Con el tiro de gracia en el cráneo. A continuación, la tierra taparía el lugar. Como si nada hubiera pasado. Como si no hubiera nada ni nadie que recordar, a quien honrar. Solo en el cementerio de Paterna hay más de 100 fosas comunes. Algunas de ellas, con más de 200 muertos.




Camisa encontrada en una fosa que podría pertenecer al bisabuelo de Miguel Ángel Torres.- ARQUEANTRO

En la fosa 126, por ejemplo, se encuentra Josep Navarro Anchel, un agricultor que fue asesinado el 12 de septiembre de 1940 tras un consejo de guerra. Había sido detenido nada más terminar la guerra. Era el 15 de abril de 1939 y fueron a su casa a buscarlo. El motivo: había sido afiliado a la UGT y concejal por el PCE en Picanya (València). María Navarro es su nieta. Este miércoles estuvo en la Embajada de Argentina para interponer una denuncia por su asesinato. No estaba sola. Ese mismo día se interpusieron un total de 560. Han pasado 80 años y el deseo de justicia permanece intacto. Se hereda de madres y padres a hijas e hijos.

"Solo imaginar el reguero de sangre que dejaban a su paso es horrible. Pero no quiero que solo quede dolor cuando los recordamos. Ellos y ellas tenían una vida. Estaban llenos de ilusiones y proyectos. Defendían un futuro más justo", explica María. Lo hace desde la sala Clara Campoamor del Congreso de los Diputados, donde apenas un puñado de diputados escucha. La reparación, explica María, es otra cosa bien diferente a la justicia. La reparación, a estas alturas de la película, es prácticamente imposible.




Objetos personales de los represaliados fusilados que han aparecido en las fosas.- ARQUEANTRO

"¿Cómo se repara una vida robada? ¿Quién nos devuelve los momentos de felicidad? ¿Quién devuelve sus maridos a nuestras abuelas? ¿Cómo se devuelve el amor, la seguridad y el calor de un hogar que fue arrebatado? ¿Cómo se repara habernos privado de conocer a nuestros abuelos? ¿Cómo se recupera la historia que nunca nos dejaron contar? Esta reparación es imposible. La herida es demasiado profunda. Sin embargo, quienes los mataron no sabían que solamente dejaban muertos. También dejaban semillas y ahora estamos nosotras aquí. Somos sus frutos, su voz, para que no se olviden sus vidas", explica María Navarro.



Familia de Josep Navarro Anchel

La semilla de Josep Navarro Anchel, el abuelo de María, nos permite conocer un poco más de la vida de este hombre. Como la foto que se ve a la izquierda de este párrafo. Es la que recibió en prisión unos días antes de su fusilamiento y que le permitió conocer a su hija recién nacida. Era la última vez que veía a sus hijos. Él mismo, en una de sus últimas cartas de prisión, había solicitado que se la mandaran. No quería morir sin volver a ver a los suyos. Un día Anita, su mujer, fue a verle a prisión y a llevarle algo de comida. Le dijeron que no volviera más. La represión, sin embargo, no terminaba con la muerte. Al padre de María, que aún era un niño, le raparon la cabeza para que todo el mundo supiera que era hijo de rojo. Les quitaron la casa y las tierras. Tuvieron que cambiar de pueblo. Volver a empezar.

El abuelo de María, por su parte, había sido ejecutado y enterrado en la fosa 126. Se calcula que este agujero de 2x2 en el suelo puede contener cerca de 250 cuerpos. Los trabajos de exhumación comenzarán la próxima primavera. Hasta ahora, los familiares, con la ayuda de la Diputación de València, han conseguido desenterrar a 552 víctimas de cinco fosas diferentes. Pero aún queda muchísimo trabajo por hacer, aunque no hay dinero para tanto. La ayuda de la Diputación es esencial, pero no suficiente para acabar con todas las fosas.

"Hay gente de 80 y 90 años que sigue esperando para poder exhumar a sus padres y la vida se les escapa ya. No hay tiempo ya. Han pasado 80 años. Exigimos a este Estado algo tan simple como pedir perdón. A los hijos de los asesinados, a los encarcelados, torturados, expropiados, a los bebés robados, a los condenados... Queremos verdad, justicia y reparación. Solo así podrán cerrar las heridas. No somos pasado. Las fosas no son pasado. Estamos aquí y somos presente", señala Ángel González, miembro de la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina del País Valencià.

La identificación de los cuerpos es muy difícil y las pruebas de ADN se hacen indispensables. En ocasiones, los objetos, como las gafas o una pipa de fumar, permitan a la familia intuir quién es su ser querido. Es el caso de Miguel Ángel Torres y su bisabuelo, Miguel Galán. En la fosa 128 apareció una camisa que se había conservado relativamente bien. Tenía unas iniciales escritas: "M.G.". Miguel Ángel Torres cuenta que cree que es su abuelo. "Fue muy fuerte para nosotros ver la camisa acribillada a balazos. No entendemos por qué se le hizo algo así", prosigue este hombre, secretario de la fosa 128.



Camisa encontrada en una fosa que podría pertenecer al bisabuelo de Miguel Ángel Torres.- ARQUEANTRO

"Mi bisabuelo era un político de una entidad local muy pequeñita y llevaba la reforma agraria. Sabemos que intervino durante la Guerra Civil para que algunos jornaleros y campesinos no fusilaran al conde que tenía las tierras. No le sirvió de nada. Cuando acabó la guerra lo encerraron en Requena y después lo fusilaron en Paterna. Conservamos una carta de despedida. Estamos orgullosos de él y de lo que hizo. No deseamos venganza. Solo justicia", relata Miguel Ángel Torres, que lamenta que ningún diputado del Partido Popular o Ciudadanos se acercara a la sala Campoamor a saludar a los familiares de las víctimas de Paterna. "Me hubiese gustado que estuvieran. Creo que tenemos muchas cosas de las que hablar", zanja.

Cada vez que los familiares han conseguido abrir una fosa han acudido a la Justicia para dar parte por la aparición de cuerpos con signos evidentes de violencia. En una ocasión, una juez abrió diligencias. La causa apenas duró abierta unos días. Después fue cerrada. En el resto de ocasiones, la Justicia ha rechazado abrir cualquier tipo de investigación. Razones: prescripción, Ley de amnistía y principio de legalidad. El mantra de la impunidad.

"La respuesta que recibimos de los juzgados es impropia de un Estado de derecho y dejan a España en una situación de ilicitud internacional", explica la abogada de este colectivo de víctimas, Aradia Ruiz, de la cooperativa El Rogle. "Ni una sola víctima del franquismo ha sido reparado. Ni un solo verdugo del franquismo ha sido investigado. Mientras tanto, el Estado español ha mantenido una política ausente en relación a las víctimas del franquismo. Dicen que es una política de reconciliación, pero no es así. La reconciliación es que las víctimas recuperen la confianza en el Estado y solo puede producirse a través de la verdad, la justicia y la reparación", prosigue Ruiz.

Tras el repetido 'no' de la justicia española, estas 560 personas han acudido ahora a Argentina, donde la jueza Martía Servini de Cubria instruye la única causa judicial en el mundo que investiga los crímenes del franquismo. Al otro lado del océano Atlántico permanece viva la única esperanza de justicia para las víctimas. Han pasado 80 años, pero el dolor no desaparece, se hereda. La herida sangra. Afortunadamente ya no encharca caminos, como el que separa el paredón España del cementerio de Paterna, pero sigue doliendo. Es la España que aún sigue en cunetas.
 
Conozco a gente que está investigando en la memoria histórica y cuanto más información sale.más se te pone el vello de punta.Mucha documentación ha sido destruida y tienen mucho y difícil trabajo para completar la información.La posguerra fue una época de terror.El abuelo de un cuñado estuvo encarcelado sin saber por que motivos,no lo llegaron a fusilar pero sufrió torturas psicológicas toda su vida.Cuando iban llamando con la lista de nombres,al final siempre le decía,mañana te LLEVAMOS A TI.
 
Para que luego hablen de reconciliación. No sé cuál puede haber sin el reconocimiento debido y la justa reparación. Lo contrario es impropio de un país democrático.

Digo yo que querer localizar a tus muertos y enterrarlos con dignidad nada tiene que ver con vengarse y enfrentar a nadie. Es lo mínimo.
 
Leed Historia del Comunismo, de Jimenez Losantos, antes de opinar. Más que paredón, realmente lo que tenemos en España es el muro de las lamentaciones separatas.
 
Memoria histórica

La vergüenza de las fosas al descubierto
El periodista Juan Miguel Baquero publica Las huellas en la tierra, un libro-anuario demoledor sobre las intervenciones en fosas comunes del franquismo en Andalucía

Miguel Ángel Villena Follow @@mvillenag
16/12/2018 - 20:48h
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Trabajos en una fosa de Monturque JUAN MIGUEL BAQUERO

"Han perdido los malos, no se impone el olvido". Esta sentencia tan contundente fue pronunciada por Pablo Caballero, un anciano de 87 años y vecino de Fuentes de Andalucía, al descubrirse recientemente las mentiras sobre el destino de los cadáveres de su tía, Josefina González Miranda, y otras ocho mujeres jóvenes del pueblo. En esta localidad sevillana un grupo de falangistas no se contentó, en agosto de 1936, con secuestrar, vejar, violar y matar a aquellas chicas, algunas menores de edad, sino que además mintieron sobre el lugar donde arrojaron a sus víctimas aquel terrible verano de la sublevación militar. Una investigación a fondo ha descubierto que los restos de aquellas desdichadas no se hallaban en un pozo a nueve metros de profundidad.

"Probablemente nunca llegue a saberse dónde se hallan los cadáveres, pero la frase de Pablo Caballero resuena con fuerza en su pueblo porque la memoria de las jóvenes sigue viva". Así opina el periodista Juan Miguel Baquero (Sevilla, 1973), uno de los mayores expertos en memoria histórica de este país y autor de Las huellas en la tierra. Intervenciones en fosas comunes del franquismo en Andalucía, un anuario correspondiente a 2016 y 2017 editado por la Junta. El exhaustivo trabajo de Baquero, que documenta exhumaciones en 22 localidades andaluzas, cumple una doble misión ya que explica la faceta científica de esas intervenciones al tiempo que narra las historias de vida de los familiares y descendientes de las víctimas. No tiene dudas este periodista y fotógrafo de que "las fosas comunes del franquismo significan la asignatura pendiente más importante de nuestra democracia y colocan a España, desgraciadamente, a la cabeza de los países con más desaparecidos".

Entre 3.500 y 4.000 fosas comunes están documentadas en nuestro país, con una estimación aproximada de unas 100.000 víctimas. De estas escalofriantes cifras, 708 fosas están ubicadas en Andalucía donde los cálculos hablan de unas 45.500 personas desaparecidas.

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Trabajos en una fosa de Monturque JUANMI BAQUERO



Juan Miguel Baquero, bisnieto de un concejal republicano y masón ejecutado por las tropas franquistas y que escuchó desde pequeño en su casa los efectos de la represión de la posguerra, ofrece el siguiente diagnóstico de esa llaga abierta para miles de familiares de víctimas. "España no ha cerrado la herida del franquismo", afirma el autor de Las huellas en la tierra, "porque, a diferencia de otros países, no venció al fascismo". "Aquí continuó", añade, "durante cuatro décadas y durante la Transición no se produjo una ruptura auténtica con la dictadura. Ni en las escuelas ni en la política ni en los ámbitos judiciales se ha explicado este drama que planea todavía sobre nuestra democracia. Quizá a principios de los ochenta los gobiernos del PSOE podrían haber abordado la exhumación de fosas, pero no lo hicieron. Al final hemos sido la generación llamada de los nietos de la guerra quienes estamos saldando esa deuda histórica con nuestros antepasados".

A pesar de las dificultades, tanto Baquero como otros dirigentes de las asociaciones de memoria histórica en toda España se muestran moderadamente optimistas sobre los avances de los últimos tiempos. Desde las primeras exhumaciones en el Bierzo, hacia el año 2000, hasta una paulatina mayor implicación de instituciones públicas y de profesionales de la arqueología pasando por la tímida ley de Memoria Histórica de la etapa de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero o por el creciente interés de los medios de comunicación hacia el tema, lo bien cierto es que las víctimas de la guerra y del franquismo van ocupando un espacio en la actualidad política y social.

Ahora bien, para todos aquellos que desde posiciones de la derecha despotrican contra la reapertura de heridas o critican que se remueva el pasado, Juan Miguel Baquero tiene una clara respuesta basada en su experiencia. "Yo les diría a Pablo Casado, a Albert Rivera o a cualquier ciudadano de a pie", explica el periodista, "que hablan desde la ignorancia. Basta con asistir a una exhumación y ver cómo ancianos octogenarios lloran con una mezcla de tristeza y alegría mientras repiten que no desean venganza, sino sencillamente enterrar con dignidad a sus muertos que, en realidad, son los muertos de todos. Si después de contemplar esas escenas siguen negando ese derecho tan fundamental de enterrar a los muertos, entonces podremos decir que se trata de gente inhumana".

No por casualidad en la portada de Las huellas en la tierra, un libro con un amplio despliegue gráfico y de fichas técnicas, aparece un zapato de tacón destrozado por ocho décadas de enterramiento. Así, el libro-anuario de 2016 y 2017 pretende ser un homenaje a las mujeres que fueron represaliadas durante la guerra y la posguerra y que, en algunos casos, perdieron la vida sencillamente por haber participado en alguna manifestación, por haber asistido a clases en sedes de partidos de izquierda o de sindicatos o por haber sido la mujer, la hermana o la novia de algún republicano. "Hemos querido rendir un tributo a aquellas mujeres", señala Baquero que recibió en 2016 el premio periodístico Manuel Chaves Nogales por su anterior libro. "Si bien el porcentaje de mujeres que yacen en fosas comunes ronda sólo el 15%", aclara, "en muchas ocasiones la crueldad y la barbarie de los agresores alcanzaron cotas difíciles de imaginar".

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Portada de Las Huellas en la tierra



Tragedia común a muchas zonas de España, la memoria de la represión sigue, no obstante, muy viva y presente en Andalucía. De hecho, aquellos sucesos históricos, que parecen tan lejanos en el tiempo, todavía condicionan hoy numerosas conductas sociales y políticas de buena parte de la población andaluza. "Hay que considerar", recuerda Baquero, "que la represión en Andalucía se ejerció, sobre todo, contra la población civil porque las tropas sublevadas se hicieron rápidamente con el control de las provincias occidentales en los primeros días de la guerra. Por ello, en muchas comarcas de Andalucía no hubo apenas enfrentamientos bélicos. De este modo, el triángulo de Sevilla-Cádiz-Huelva sirvió para enviar un ejemplo de escarmiento, un aviso de terror, a las zonas que permanecían fieles a la República. Aquella siniestra pedagogía del miedo se extendió poco después con episodios como la terrible matanza de Badajoz".

Dedicado desde hace años a la investigación del tema de las fosas comunes, Baquero se declara satisfecho por haber contribuido, como tantos otros, a la difusión de esta enorme asignatura pendiente de nuestra democracia. Pero en cualquier caso, el periodista apunta a la responsabilidad de la escuela y de la cultura para paliar este grave desconocimiento histórico. "Parece mentira", concluye, "pero cualquier niño o joven español ha visto multitud de películas sobre los campos de concentración nazis. Pero casi nunca ha visto un campo de concentración franquista o un reportaje sobre la exhumación de fosas".

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Trabajos en una fosa de Benamahoma JUAN MIGUEL BAQUERO
 
Memoria histórica

Llegan a España las 'Stolpersteine', las piedras que homenajean a las víctimas del nazismo y del franquismo
El artista alemán Gunter Deming ha instalado más de 70.000 placas por toda Europa para conmemorar a las víctimas del régimen nazi

El proyecto, vigente desde la década de los 90 y presente en más de 24 países, se había instalado en España anteriormente, pero tras la colocación de 20 placas en Mallorca reconoce por primera vez a las víctimas del franquismo

"Me entristece que sean tantas piedras, pero también es emotivo poder recuperar los nombres y la memoria de las víctimas", comenta el artista

Angy Galvín Follow @angygalvin
18/12/2018 - 21:27h
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Placa dedicada a Gaspar Mesquida, víctima del franquismo Consell de Mallorca

más INFO
"Es un reconocimiento internacional de la vinculación entre el nazismo y el fascismo español. El artista ha visto la relación directa entre la Alemania nazi y la España franquista". Maria Antònia Oliver, presidenta de la Associació Memòria de Mallorca, resume así el proyecto 'Stolpersteine', que, aunque ya había hecho antes iniciativas en España, ahora ha reconocido por primera vez a las víctimas del franquismo, gracias a la instalación de 20 'Piedras de la Memoria' por distintos municipios de Mallorca.

Las 'Stolpersteine' ("Una piedra en el camino que puede hacer tropezar", en castellano) son unos pequeños adoquines, de 10x10 centímetros, repartidos por las calles de más de 24 países gracias al artista Gunter Deming. Él mismo ha colocado en el suelo las más de 70.000 placas distribuidas por toda Europa, con el fin de recordar a las víctimas del régimen nazi y, desde ahora, también a las del franquismo. La única diferencia es el color: las del régimen nazi tienen la placa en dorado; las del franquista, en plateado.

Las placas se colocan en lugares que mantienen vinculación con la víctima: por ejemplo, en la casa donde vivió o en el edificio donde trabajó. El arista Gunter Deming, que ha estado desde este sábado hasta este miércoles colocando las piedras por toda Mallorca, lidera el proyecto Stolpersteine. Ha creado un gran monumento descentralizado de la memoria histórica por todo el viejo continente. En España, antes de reconocer a las víctimas del franquismo, las 'Stolpersteine' han rendido homenaje a los republicanos españoles víctimas del nazismo.

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El artista Gunter Deming coloca una 'Stolpersteine' en la plaza del Ayuntamiento de Palma Consell de Mallorca

Deportación de la comunidad gitana
Los orígenes del proyecto se remontan a 1992, cuando Colonia, a raíz del quinto aniversario del decreto nazi de deportación de los gitanos por orden de Himmler, quiso instalar una placa en homenaje a las casi mil personas gitanas que habían residido en la ciudad alemana y que fueron detenidas y deportadas. El artista alemán Gunter Demnig fue el encargado de llevar a cabo el proyecto, que consistía en una placa con la inscripción de las primeras líneas del decreto de deportación.

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Instalación de una 'Stolpersteine' en Mallorca Consell de Mallorca

El artista quiso conocer la última residencia voluntaria que tuvieron los deportados en la ciudad. Durante el proceso de búsqueda de información, sorprendido porque muchos ciudadanos no conocían ni los hechos ni los nombres de las víctimas, quiso devolver a estas personas el lugar de donde no tendrían que haber desaparecido: los últimos domicilios conocidos o, sino, los lugares de trabajo, de asesinato o de desaparición.

Recuerdo a las víctimas
Para Jesús Jurado, vicepresidente segundo y conseller de Participación Ciudadana y Presidencia del Consell de Mallorca, la iniciativa busca "establecer una relación, que mucha gente intenta blanquear, del franquismo con el nazismo". Jurado insiste en la misma idea que Maria Antònia Oliver: el nazismo ayudó al franquismo durante el golpe de Estado y el régimen franquista le devolvió el favor durante la II Guerra Mundial.

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Un familiar de Emili Darder y una mujer –Joana Mora– que ayudó a esconderse a Jaume Garcies Obrador sostienen sus 'Stolpersteines' Consell de Mallorca

"Poniendo las placas, cualquier persona que pase recordará a las víctimas de la dictadura", comenta Jurado, quien añade que el Consell de Mallorca intentará ampliar el proyecto e incorporar a más mujeres a la lista de conmemoriados. De momento, las placas homenajean a 20 hombres, 19 de ellos alcaldes –entre ellos Emili Darder– y otro –Jaume Garcies Obrador– expresidente de la extinta Diputación de Mallorca.

El artista, Gunter Deming, seguirá llenando las calles europeas en recuerdo de las víctimas del fascismo –su fundación ya ha establecido contacto con otras ciudades españolas. "Las piedras que instalo son para rememorar a las víctimas y he puesto muchas por toda Europa. Me entristece que sean tantas, pero también es emotivo poder recuperar sus nombres y su memoria", concluye.
 
Leed Historia del Comunismo, de Jimenez Losantos, antes de opinar. Más que paredón, realmente lo que tenemos en España es el muro de las lamentaciones separatas.
exactamente megan, hay muertos en cunetas por ambos bandos pero solo interesan los muertos republicanos porque las fosas con muertos del bando nacional asesinados por los republicanos las vuelven a cerrar y miran para otro lado. como con las checas, con paracuellos,. con cabram etc
es indignante esta ley de la desmemoria histerica
 
Histórica oculta más víctimas de la represión republicananoticias
/ 18 Marzo, 2016 - 00:00
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El alcalde socialista de la localidad de Herencia (Ciudad Real), Sergio García-Navas, ha decidido la retirada durante la madrugada pasada de una placa que contenía la relación de los 75 vecinos de la localidad que fueron asesinados durante la represión republicana. La localidad se encuentra en una zona que jamás fue frente de batalla, de hecho fue siempre un área de descanso para los combatientes del bando frentepopulista.

El pasado 15 de marzo, los servicios municipales pretendían retirar las placas situadas a ambos lados del acceso a la iglesia de los Mercedarios de la localidad. Se amparaba en la Ley de Memoria Histórica para borrar el resto de los crímenes que cometieron comunistas, socialistas y anarquistas en esa zona. Sin embargo, la protesta de familiares de las víctimas impidió que se procediera a la retirada de las placas. Como solución, se decidió la eliminación de dos leyendas que podrían justificar la eliminación del testimonio de estos asesinatos
 
Que vergüenza, esto parece una república bananera,...

Aparte de ideologías políticas, esto es simple HUMANIDAD, dar nombre a esos restos y un entierro digno ,
 
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