Noruega:
Tiara neoclásica de diamantes y esmeraldas representando volutas y madreselvas, realizada por el joyero imperial francés Bapst en 1804 para la Emperatriz Josefina, esposa de Napoleón.
La tiara sería heredada por el hijo de la Emperatriz, Eugenio de Beauharnais, que la regalaría a su hija Amelia, al casarse con Pedro I de Brasil. Al fallecer la Emperatriz Amelia del Brasil, legaría en el lecho de muerte gran parte de sus joyas a su hermana, la Reina Josefina de Suecia, que se había trasladado a cuidarla.
El aderezo pasaría a su nuera, la Reina Sofía, esposa del Rey Oscar II de Suecia.
La Reina Sofía dejará en herencia la tiara con la gargantilla a juego al tercero de sus hijos, el Príncipe Carlos, que contraería matrimonio con la Princesa Ingeborg de Dinamarca.
Más sobre
Una de las hijas de los Príncipes Carlos e Ingeborg, Marta, casaría con el futuro Rey Olav de Noruega, y estos le regalaría todo el juego de esmeraldas cuando nació su unico hijo varón, el Príncipe Harald.
En ese momento, se separan la dos esmeraldas ovales que estaban a los lados de la central, y con ellas se elaboran unos pendientes para completar el aderezo.
Al fallecer la Princesa Marta, su hija Astrid utilizará la tiara en alguna ocasión, ya que hasta la boda de su hermano, el Príncipe Harald, será la primera dama del país.
Posteriormente, el uso de la tiara quedará reservado para la Reina Sonia, esposa del Rey Harald de Noruega, siendo su tiara favorita.
Tiara neoclásica de diamantes y esmeraldas representando volutas y madreselvas, realizada por el joyero imperial francés Bapst en 1804 para la Emperatriz Josefina, esposa de Napoleón.
La tiara sería heredada por el hijo de la Emperatriz, Eugenio de Beauharnais, que la regalaría a su hija Amelia, al casarse con Pedro I de Brasil. Al fallecer la Emperatriz Amelia del Brasil, legaría en el lecho de muerte gran parte de sus joyas a su hermana, la Reina Josefina de Suecia, que se había trasladado a cuidarla.
El aderezo pasaría a su nuera, la Reina Sofía, esposa del Rey Oscar II de Suecia.
La Reina Sofía dejará en herencia la tiara con la gargantilla a juego al tercero de sus hijos, el Príncipe Carlos, que contraería matrimonio con la Princesa Ingeborg de Dinamarca.
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Una de las hijas de los Príncipes Carlos e Ingeborg, Marta, casaría con el futuro Rey Olav de Noruega, y estos le regalaría todo el juego de esmeraldas cuando nació su unico hijo varón, el Príncipe Harald.
En ese momento, se separan la dos esmeraldas ovales que estaban a los lados de la central, y con ellas se elaboran unos pendientes para completar el aderezo.
Al fallecer la Princesa Marta, su hija Astrid utilizará la tiara en alguna ocasión, ya que hasta la boda de su hermano, el Príncipe Harald, será la primera dama del país.
Posteriormente, el uso de la tiara quedará reservado para la Reina Sonia, esposa del Rey Harald de Noruega, siendo su tiara favorita.