SRA. CARMEN CALVO, NO TODOS LOS ESPAÑOLES SON MANADA

Una perla más, de la indocumentada llamada Carmen Calvo:
«Yo que he sido cocinera antes que fraila (se ve que aquí ya era feminista, jajaja)»
 


Os presento a una amiga. Se llama Carmina Alopecica. No tiene nada que ver con este hilo...asì, por presentárosla.
 
Última edición:
Carmen Calvo en la intimidad:

Me gusta madrugar para poder pasar más rato en el baño: Allí leo el periódico, oigo la radio, oigo música y hablo por teléfono con alcaldes, en bragas»
 
Otra más:
"Necesitamos hombres cómplices. Las mujeres llevamos toda nuestra vida escuchándoles (...); hemos sido esposas, madres, hijas, hemos estado constantemente tuteladas en el patriarcado por un varón. Sabemos perfectamente cómo funcionan; no es especial habilidad psicológica, pero no sé yo si los hombres saben cómo funcionamos las mujeres porque para eso hace falta que nos escuchen"

Y añado: hay mujeres que no somos capaces de comprender como funcionan algunas mujeres
 
El plan sectario de Carmen Calvo
Sería un error despachar como una perla más del historial declarativo de Carmen Calvo su burdo intento de apropiación partidaria del feminismo. Detrás de esa aparente imprudencia hay una mente convencida de la veracidad de su dislate.Calvo es una política imbuida de una superioridad moral que los hechos no solo no sostienen sino que refutan. En la historia del PSOE hay hitos feministas incuestionables, pero también borrones tan infames como el rechazo del sufragio femenino a cargo de su diputada Kent y en contra de la defensa de la liberal Campoamor. Y en tiempos más recientes es justo reconocer al PP su compromiso con la promoción de mujeres a cargos de responsabilidad, algunos tan emblemáticos como la primera presidenta del Senado (Esperanza Aguirre) o del Congreso (Luisa Fernanda Rudi). Igualmente, numerosas españolas se identifican con el feminismo liberal propuesto por Cs como alternativa a la visión más radical de un movimiento absolutamente necesario, pero acechado por activismos intransigentes que contradicen el mensaje fundamental. Precisamente contra esa etiqueta liberal reaccionó airadamente Calvo, criticada no solo por la sociedad civil y otros partidos -de Ana Pastor a Inés Arrimadas- sino incluso por la flamante general Patricia Ortega. A quien asiste la fuerza de la razón cuando sentencia que "el feminismo es de todos" y lo sustrae al debate partidista.

El error de Calvo no es inocente. Delata una concepción muy sectaria de la política. Como si no hubiera machismo en las filas socialistas -incluso condenas por maltrato-, o como si las filas liberales y hasta las conservadoras no hubieran brindado ejemplos de lucha por la igualdad de la mujer. El PSOE proclama que todos debemos ser feministas y a la vez que los demás nunca lo serán. Calvo se aferra a un inverosímil monopolio de la moral para expulsar al rival del marco de la decencia. El plan delata un insoportable tufo guerracivilista.

Si el sanchismo se ha caracterizado por algo este año es por atizar la división entre españoles para buscar réditos electorales. Sánchez ha constatado que la polarización sirve para alcanzar el poder, pero su coste para la convivencia es altísimo. Lo estamos viendo. Las calles vuelven a ser escenario de enfrentamientos por causas que creíamos transversales, desde la reivindicación de los derechos de las personas LGTBI -los vergonzantes ataques a la comitiva de Cs en la última marcha del Orgullo Gay marcan un cima ominosa en la estrategia divisiva del sanchismo- hasta la celebración del 8 de marzo, pasando por el debate ecologista sobre Madrid Central o por el uso torticero de la memoria histórica del franquismo. En todos esos frentes aparece Calvo, sola o acompañada de otros ministros, patrimonializando la bondad para asegurarse la condena del adversario.Hacer eso no tiene nada de progresista.Hacer eso, de hecho, es devolvernos a la tribu.
 

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