Sarah, duquesa de York, Otoño

[malula]

los 63 años, Sarah, duquesa de York,parece estar entrando en un nuevo capítulo en su vida.
Entre Royal Lodge en Windsor y una casa en Londres, entre dos bestsellers que le han devuelto la confianza, Sarah ha encontrado algo de paz.
En los últimos años, el matrimonio de su hijaEugeniay el deBeatricehan permitido aSarahvolver al frente del escenario y si su exmarido es ahora persona non grata, escándalo al que Epstein obliga, ella se ha mantenido digna, casi ejemplar en cierto modo.
El hecho de que lareina Isabel IIhaya decidido confiarle sus dos últimos corgis casi anuncia un retorno de la gracia.

 

[Rosebud]

He leído tanta cosa de los royal ingleses, que me confundo... pero creo que era Kitty Kelley en "The Royals" que mostraba a Sarah con un talento natural para meter la pata... cero sentido de la oportunidad. No por malicia sino por atolondrada. Con la mejor voluntad tomaba decisiones desastrosas o, muchas veces, era malinterpretada u objeto de burlas. También producto de una infancia conflictiva (discusiones, infidelidades, divorcio, madre que pierde la custodia de sus hijas -Sarah tenía 13 o 14 años- y se va a vivir a otro continente). Más tarde su padre se casó nuevamente, pero repitió el patrón de infidelidades y discusiones...
Dicen que cuando conoció a la Queen, estaba tan nerviosa que pisó a uno de los corgis y derramó la bebida que llevaba en la mano. La Queen la encontraba exasperante pero divertida, y compartían el amor por los perros y los caballos. Al momento de divorciarse, la Queen le preguntó "¿Qué quieres, Sarah?" porque era el momento de decidir compensaciones, y ella respondió "Sólo su amistad, señora".

En fin, me fui por las ramas, pero iba a comentar de los corgis. En los últimos años la Queen no quería más perros porque pensaba que la iban a sobrevivir, y no sólo serían una carga para los demás, sino que no quería que echaran de menos a su ama. Pero Andrew y Eugenie igualmente le regalaron cachorros y le aseguraron que Andrew estaría muy dispuesto a hacerse cargo de ellos si la Queen faltaba. No es que la Queen "haya decidido confiarle sus perros", sino que era una promesa que le habían realizado. Aunque claro, si lo aceptó, es porque confiaba en que estarían bien atendidos.