QUEEN

Queen en la Argentina: el encuentro con Maradona, la reunión en la casa del dictador Viola y el novio infiel de Freddie
En 1981 nuestro país vibró con los cinco recitales de la banda inglesa, que estaba en lo más alto de su carrera. Buenos Aires, Rosario y Mar del Plata se conmocionaron con el estilo de Freddie Mercury, muy audaz en tiempos de dictadura.



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Una figura exultante y provocativa, que puede aparecer en ajustado pantalón blanco exponiendo su cola hacia un público enardecido o que se sienta al piano, en cueros y con un cortísimo y ceñido pantaloncito satinado que haría sonrojar al más entusiasta devoto del sadomasoquismo, un guitarrista que toca con una remera con una inmensa Union Jack, masas enloquecidas, persecuciones callejeras en busca de un improbable autógrafo, China Zorrilla, Miguel Romano, Diego Maradona, ItalPark, los militares, el clima represivo, la Rambla marplatense y hasta una desconocida ruptura amorosa. Esta historia tiene todo. La visita de Queen a la Argentina en 1981 fue mucho más que una gira musical.

El entusiasmo -actual y retro a la vez- que genera Queen es un reflejo tenue de lo que ocurrió en el país a fines de febrero de 1981. A la manera de la Beatlemanía en los sesenta, la presencia del cuarteto inglés desató una locura colectiva inédita, hasta ese momento, en Argentina.

Queen monopolizó la atención durante más de una semana. Los noticieros televisivos, los programas radiales, las tapas de las revistas, las conversaciones en los bares, los suplementos de los diarios (no así las tapas de los principales: en esos tiempos todavía no se permitían poner noticias del mundo de espectáculo en portada; sólo Crónica exceptuaba esa regla).

El grupo encabezado por Freddie Mercury brindó cinco recitales en Argentina. Tres en el estadio de Vélez, uno en Mar del Plata y otro en Rosario. El éxito de público fue colosal.



La primera función fue el 28 de febrero en Vélez, repitieron en el Amalfitani al día siguiente, para después recalar en Mar del Plata y Rosario. El último show fue de nuevo en Liniers. Ese día la capacidad del estadio rebalsó. El efecto contagio había surtido efecto. Quienes no habían ido, querían ir; quienes habían ya presenciado alguno de los shows deseaban estar de nuevo.


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Las regulaciones de los espacios en los espectáculos públicos, en esos tiempos, eran cuando menos, morosas. Basta ver las fotos de cualquier tribuna en un superclásico de principios de los 80. Los productores sacaron a la venta más entradas y esa quinta función fue la más concurrida. Se calcula que entre quienes pagaron sus entradas y quienes se colaron más de 60 mil personas acudieron esa noche. En un momento la popular estaba rebalsada. La muchedumbre apenas podía moverse. Quien metiera la mano en el bolsillo para sacar el encendedor para un cigarrillo podía poner en movimiento una marea humana que terminaría estrellada contra un paraavalanchas o el alambrado. En el campo, la situación era algo más distendida. Al ser la primera experiencia en que se ponía en venta ese sector, las estimaciones fueron más cautelosas. Así, la policía decidió que la mejor manera de descomprimir la popular era agujerear el alambrado olímpico y permitir que parte del público pasara al campo por esos boquetes improvisados.

La magnitud del evento y su inmensa repercusión tiene explicación. Era la primera vez que un grupo de rock llegaba al país en el pico de su carrera. Estos shows fueron parte de la gira mundial de presentación del disco The Game. Queen era una de las bandas más importantes del mundo y arribaba a la Argentina en su apogeo.

A pesar de que la crítica especializada no los trataba demasiado bien (era un hábito que había empezado en Reino Unido y se había extendido hacia Estados Unidos) el disco contenía varios clásicos: Another One Bites the Dust, Crazy Little Thing Called Love, Play the Game, Save Me. El grupo británico fue precursor en incluir América Latina en su itinerario. Hasta el momento los tours mundiales no eran tales, sólo incluían Estados Unidos, Europa y Japón.


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La historia de la gira latinoamericana de Queen demuestra por qué esto era así. En México debieron cancelarse seis de las presentaciones previstas, Pinochet no autorizó la actuación en Chile, en Brasil se suspendieron los shows de Rio y Porto Alegre, y en Venezuela otras dos debido a la declaración oficial de duelo por la muerte de un ex presidente. Sin embargo, la apuesta del grupo, más allá de estas improvisaciones impensadas en la actualidad (en épocas de preventas, early birds, seguros y ejércitos de abogados), fue más que exitosa.

Había un antecedente en el país de una estrella internacional presentándose en un estadio. En 1973 el guitarrista mexicano Carlos Santana tocó con su banda en el Gasómetro, el viejo estadio de madera de San Lorenzo en Avenida La Plata. Pero pesar de su prestigio y fama, Santana no tenía la repercusión del conjunto inglés y en ese momento de su carrera su búsqueda musical estaba girando hacia la fusión, hacia el jazz-rock. La falta de experiencia hizo que el escenario se pusiera en medio de la cancha y que no hubiera público en el campo. El espectador más cercano estaba, con suerte, a 40 metros de los artistas. El sonido -la falta de él- fue otro problema.

En 1981 Queen llegaba al país con ese solo antecedente. El espectáculo que trajeron no era parecido a nada de lo que se había visto en el país. Un enorme escenario, parrillas de luces móviles, una potencia de sonido descomunal, fuegos artificiales y trucos, una puesta escénica trabajada, himnos inmortales y un performer como Freddie Mercury.

La capacidad interpretativa -pero especialmente la escénica- del vocalista de Queen superó las expectativas. Ahí estaba, frente a más de 50 mil personas, imponiendo las reglas. Se jugaba a lo que él quería. Un juego que no tenía exposición pública en el país, que era silenciado y reprimido. No modificó su propuesta pese al clima represivo, a la censura. Una de las particularidades de sus actuaciones en el país fue que en las cinco tocaron un tema algo perdido en su discografía y que muchos argentinos no conocían: Get Down, Make Love. Se trataba de un tema carnal, erótico y explícito, con referencias directas al s*x* oral.







El empresario que trajo al grupo era un viejo conocedor del terreno de las visitas musicales en Argentina. Había sido representante de Joan Manuel Serrat en el país, año a año hacía desembarcar a Julio Iglesias y, entre otros, había conseguido un suceso fenomenal con Demis Roussos un tiempo antes. Alfredo Capalbo desconocía el mundo del rock pero pensó que traer a Queen al país era una apuesta segura. No se equivocó. Ricardo Pollera, el hijo de su socio en Mar del Plata, declaró que con ese solo recital su padre ganó un millón doscientos mil dólares. De Capalbo se dice que lo que le permitió hacer este negocio fenomenal fue su cercanía con los militares argentinos.

Queen no demostró mayores pruritos respecto de quienes gobernaban en los lugares en que ellos se presentaban. Esta gira sudamericana es un buen ejemplo; en su grilla inicial pasaba por tres países gobernados por dictaduras. Años después también se presentó en Sudáfrica pese a las sanciones internacionales debido al Apartheid.

Se suele sostener que los músicos de Queen se reunieron con el presidente argentino de facto, Roberto Viola. Lo cierto es que Viola todavía no había asumido esa función. Era integrante de la Junta, jefe del Ejército, pero todavía el presidente era Jorge Rafael Videla. Su asunción se produciría semanas después de la visita de los británicos.


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Freddie Mercury hizo vibrar al público argentino

Viola tenía un perfil más político y creía que era conveniente una ligera apertura. En ese plan, e instigado por su hijo -que había sido jugador de fútbol en la Primera B-, se reunió en su casa con Freddie Mercury, Brian May y John Deacon. Roger Taylor, el baterista, faltó a la cita. Hoy a casi cuatro décadas muchos afirman que su ausencia se debió a sus posturas políticas aunque él ni en ese momento ni ahora se haya expedido al respecto.

Los recuerdos de varios de los involucrados -miembros de la banda, personal técnico, manager y hasta el fotógrafo- están impregnados de valoraciones políticas que parecen haber sido urdidas con el paso del tiempo y no representan lo que cabalmente pensaban y sentían en ese momento. De haber sido así, se puede decir que tuvieron una capacidad de disociación única, casi constitutiva de múltiples personalidades. La presencia de personal militar y policial era fuerte. Eso se debía a que la llegada del grupo inglés había desatado una excitación pocas veces vista. Cada movimiento, cada desplazamiento era seguido por cientos o miles de fanáticos. Y nadie quería que sucediera algún disturbio o que los músicos produjeran algún daño.

La vocación represiva de las fuerzas militares argentinas de esos tiempos no necesita ser subrayada ni exagerada. Por ejemplo, el enviado de la revista Rolling Stone estadounidense describe el foso que separa la platea Sur del campo de juego en el Amalfitani como una clave de la dictadura argentina.

Ese exceso interpretativo (la gran mayoría de los estadios argentinos construidos en los cuarenta y cincuenta tiene foso) se combina con datos ciertos, con las imágenes de las fuerzas policiales y militares reprimiendo a quien se acercara a los músicos, liberando violentamente su camino. En los alrededores del hotel Sheraton, en Retiro, los adolescentes montaban guardia para intentar entrar en contacto con sus ídolos.


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Queen realizó una gira por Argentina que marcó un antes y un después en el país

En Mar del Plata los músicos se alojaron en el Hotel Provincial. Los movimientos de Freddie Mercury estaban acotados. Recluido en su habitación, la mejor del hotel, dejaba pasar el tiempo mirando el movimiento de la Rambla desde la ventana. Así fue como una tarde, ese hábito devino en ruptura amorosa. Su pareja de entonces, Peter Morgan, le ofreció salir de compras por la ciudad. Freddie le explicó que para él sería imposible avanzar diez metros sin quedar sepultado bajo el entusiasmo juvenil. Un par de horas después, el artista vio desde la ventana de su habitación a su pareja hablando con un joven por la Rambla. Los celos fueron inmediatos y la ruptura también, pese a que Morgan negaba haber sido él quien caminaba con otro joven en ese atardecer marplatense.

El recital en La Feliz fue el peor de los cinco. La seguridad fue muy mala, miles de personas ingresaron al estadio sin entradas, la policía montada arremetía contra el público en el mismo campo de juego del Estadio Mundialista. Para continuar con la gira, los músicos exigieron que se ajustara el tema de la seguridad. La condición fue cumplida.

La prensa y el público local quedaron deslumbrados con la performance del cuarteto. La propuesta visual era única, la capacidad vocal e histriónica de Freddie, las destrezas musicales de May, la solvencia de la base rítmica, el impacto de la puesta en escena. Sin embargo, los críticos internacionales seguían tratando al grupo con desdén. El crítico de la Rolling Stone no les otorga más méritos que a una banda de pub. Hasta se burla de su incompetencia. Sólo destaca la entrega en cada show y el entusiasmo del público argentino. Uno de los hechos que más sorprendió al público local, más allá de la sucesión casi perfecta de hits invencibles, fue el despliegue y la atracción magnética de Mercury. Los líderes del rock local eran estáticos, hasta algo pudorosos.

Mientras se prolongaba su estadía en el país, los músicos recibían cada vez más cariño del público. Estaban azorados por la reacción de sus fans ante cada tema, cómo conocían las letras, cómo participaban con entusiasmo y activamente del show. El pico se producía, de manera indefectible, en Bohemian Rapsody y, casi en la contracara de esa obra opulenta y operística: Love of My Life era ejecutada con Freddie al piano y Brian en guitarra. El público cantaba la letra entera, sin pausas. En los registros en video del tema se puede apreciar la mezcla entre sorpresa y alegría de May y Mercury.


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Para el último recital del tour en el país, regresaron a la cancha de Vélez. En los bises llegó la sorpresa. Freddie reingresó con la camiseta de la Selección argentina y se dirigió al público en inglés: "Quiero presentarles a un amigo de ustedes: Maradona". Las grabaciones piratas permiten escuchar el rugido de la multitud, hasta se escuchan algunos "Maradooo, Maradooo". Diego con sus rulos apretados y altos subió al escenario con un jogging y una remera azul. El futbolista habló con soltura: "Le quiero agradecer a Freddie y a los Queen por hacerme tan feliz. Y ahora Otro muerde el polvo".

De inmediato, la base rítmica pone en marcha su maquinaria, Deacon y Taylor dan inicio a Another One Bites the Dust, el hit más reciente del grupo. Luego vendrían las famosas fotos en el vestuario. Freddie con la camiseta argentina de un celeste menguado de Diego (en el show utilizó otra), y el 10 con una remera con una gran bandera británica que cubría todo su torso, similar a la que usaba Brian May en algún tramo del concierto. Esa foto, un año después hubiera sido inimaginable. En el momento del recital, aunque hoy parezca irreal, Queen era más conocido mundialmente que Maradona.


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Miguel Romano, uno de los estilistas del momento, junto a los músicos

El periodista Juan Manuel Cibeira cuenta que en un asado en la casa del productor argentino, Mercury anunció que saldría con la camiseta argentina. Los argentinos presentes trataron de disuadirlo. Les costó explicarle la situación. El rock y el fútbol por aquellos días eran dos mundos que en Argentina no tenían ningún punto de intersección. Para la gente del rock, el fútbol era algo sin brillo, sin valoración alguna. Era grasa. Estaba mal vista cualquier referencia al mismo o la adopción de cualquiera de sus ritos o simbología. Mercury, más acostumbrado al cruce de esas dos pasiones populares por lo que veía en Inglaterra, no escuchó los consejos. Y, de esa manera, produjo uno de los primeros contactos entre el fútbol y el rock en el país, situación que a partir de mediados de los noventa se naturalizó.

Maradona no fue la única celebridad local que estuvo en contacto con Queen. En Youtube circula un video de una entrevista que la actriz China Zorrilla le hace a Freddie Mercury. La actriz uruguaya en perfecto inglés habla sobre las respuestas del cantante, monologa, casi no le hace preguntas y se olvida de la traducción simultánea, así se produce un bizarro diálogo trunco de más de tres minutos en inglés en horario central de la televisión.


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El estilista argentino Miguel Romano peinó a Freddie Mercury

Juan Alberto Badía, por su parte, fue quien entrevistó a los músicos para Canal 9, el que transmitió el primer recital en directo para todo el país y para Brasil (hizo picos altísimos de rating). El locutor fue también quien los presentó en el estadio. En las revistas de la época también se puede ver cómo el estilista Miguel Romano cortó el pelo de Mercury antes del último show y cómo en su tiempo libre, Brian May llevó a su familia al Italpark, el parque de juegos de Retiro en el que varias generaciones de porteños pasaron su infancia.

Los cinco recitales de Queen en el país marcaron una época, fueron los pioneros en el arribo de grandes figuras del rock a los estadios argentinos. Iban a pasar muchos años, la convertibilidad y una estructura mucho más global del negocio discográfico para que las estrellas internacionales tomaran al país como una plaza razonable para sus presentaciones.

 
Keep Yourself Alive fue escrita por el guitarrista Brian May, es la primera canción del primer álbum de la banda, llamado ‘Queen’.

El primer tema del primer disco de la banda se titula Keep Yourself Alive (Mantente vivo). La canción, además, fue la primera que Brian presentó a Roger y Freddie en 1970. Fue grabada por primera vez entre septiembre y diciembre de 1971, junto a ‘Great King Rat’, ‘Jesus’, ‘Liar’ y ‘The Night Comes Down’ en los estudios De Lane Lea como parte de la primera sesión de grabación de Queen.

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Fue su primera oportunidad de pisar un estudio de grabación, tras casi dos años de la formación de la banda, y tras tres bajistas fallidos, finalmente parecía que todo empezaba a cuadrar. Brian conocía al ingeniero de sonido de esos nuevos estudios, y le propuso a su banda Queen que tocara en sus salas para probar el equipo que habían adquirido para el mismo.


Queen aceptó, pues la propuesta agregaba la oportunidad de tener su primera demo. Desgraciadamente, de esa demo, tan solo se interesó una pequeña compañía llamada Chrysalis Records, que no cubría las necesidades que proponía el grupo, por lo que la oferta se descartó.

Re-mezclas

Inicialmente, la intro de guitarra estaba interpretada por una guitarra acústica, con el riff original transformándose en eléctrica, con un toque similar a ‘Pinball Wizard’ de The Who en 1969. La versión de De Lane Lea de hecho tiene unos estupendos arreglos vocales de Freddie y un estupendo toque de batería por Roger. De hecho, Brian siempre la prefirió a la finalmente editada en Queen:


La primera grabación fue hecha en De Lane Lea y aún tengo aquella grabación y pienso que es muy buena y tiene algo que carece en el single. Pero ellos nos presionaron en regrabar todos los temas y rehicimos ‘Keep Yourself Alive’, con Roy y era muy mala, realmente. Pensaba que era terrible y estaba muy descontento con la versión final”.

La banda la re-grabó varias veces, y llegaron a la conclusión que lo que no les gustaba era la re-mezcla final, por ello, hicieron varios mezclas distintas de la canción con varios grupos de gente, y la versión de Mike Stone, su técnico de sonido, fue la que más les gustó. Aún así, Brian nunca quedó contento con lo que apareció finalmente en su álbum debut y en el single.



Desacuerdo de Brian May

Entre otras muchas cosas de las que Brian quedó a disgusto de la versión final fue la interpretación de la letra por parte de Freddie. Brian escribió la letra de forma irónica y con una clara influencia a sus años en Smile y su fracaso comercial. Y Freddie la cantó de una forma muy cruda, lo cual desvirtuaba el significado de la misma.


Esta canción sería la única oportunidad que tendríamos de escuchar a Brian, Freddie y Roger cantando alguna estrofa. De hecho, no se volvería a repetir esta situación hasta el álbum póstumo de Queen, y en la canción Let Me Live, de 1995. Brian no cantaría una canción en Queen entera por sí mismo hasta Queen II y Roger cantaría en este mismo disco ‘Modern Times Rock N Roll’.

Lanzamiento

Finalmente, el single se lanzó dos semanas antes del disco, en julio de 1973. Brian sugirió que la cara B fuera ‘Son And Daughter’. Pero el single no llegó a radiarse. Muchos DJs se quejaban de que la intro era muy larga, y que no se encajaba con el estandar que se pedía para que una canción se radiara, por lo tanto no apareció en las listas de ventas, siendo el primer y único single de Queen en no aparecer en las listas. A pesar de que la canción fue rechazada en la BBC cinco veces, alcanzó cierto prestigio en Connecticut, Massachusetts, y en Japón.


La banda rodó una especie de videoclip para la canción junto a Liar, la cual iba a aparecer en el famoso programa británico Top Of The Pops y en otros programas, pero finalmente no fue así. Dos versiones fueron rodadas:


La primera, el 9 de agosto de 1973 en los St John’s Wood Studios, fue dirigido por Mike Mansfield pero fue rechazada por la banda, pues no le gustó el sistema de luces que usaron para el video, y de hecho, a fecha de hoy es la única versión que no se ha edi



La segunda versión, fue filmada el 1 de octubre en los Brewer Street Studios, un poco antes de que la banda comenzara una extensa gira junto a Mott The Hoople, fue dirigido por Queen y Barry Sheffield (el manager de Trident Productions), y muestra un sistema de luces más acorde a su idea. De hecho, el vídeo llegó a aparecer tanto en Box Of Flix en 1992 como en el DVD Greatest Video Hits 1 del 2002.



Debido en parte a toda la controversia que les rodeó, estos vídeos nunca fueron lanzados para TV. De hecho, la BBC hizo un compilado de imágenes en julio de 1973 para el programa de The Old Grey Whistle Test (presentado por el amigo de la banda Bob Harris) , que no tuvo ninguna implicación con la banda. Las imágenes usadas en el clip, eran unas antiguas de la campaña del presidente Franklin Delano de finales de los años 30.



Este material, junto a imágenes de los otros dos vídeos antes mostrados fue recopilado por The Torpedo Twins en 1997 para la inclusión de una cuarta versión en el VHS Queen Rocks.



En vivo

Keep Yourself Alive fue interpretada prácticamente durante toda la carrera en directo de Queen. Sonó en vivo desde 1970 a 1981, pero no en el Hot Space Tour de 1982. Luego volvió una vez más al setlist para 1984 y 1985 en la gira The Works Tour. La banda solía cambiar considerablemente la forma de tocar la canción a lo largo de los años, y era la base para muchas de sus improvisaciones.


Versiones
Se grabaron dos versiones para la BBC: las dos en sí eran re-mezclas de la versión de estudio con nuevas grabaciones de la voz principal. La primera fue realizada el 5 de febrero de 1973 en los estudios Langham 1. La produjo Bernie Andrews (esta versión apareció más tarde en la compilación Queen At The Beeb, en 1989). La segunda fue producida por Jeff Griffin y realizada en el mismo estudio el 25 de julio. Ambas grabaciones aparecieron finalmente en 2016 en el recopilatorio de las sesiones de la BBC de la banda, llamado Queen On Air.
Finalmente, en 1975, a Elektra Records le pareció correcta la idea de re-lanzar en USA el single ‘Keep Yourself Alive’ debido a lo popular que se había vuelto por entonces ya en USA. Mientras que estaban en plena grabación de su cuarto disco, la banda accedió el 2 de julio a meterse de nuevo a los estudios Trident. Grabaron el tema con nuevas ideas que variaban significativamente el tema original.
Desgraciadamente, poco después de haber terminado las sesiones para dicho single, la banda estaba en pleno pleito con los hermanos Sheffield, y todas estas grabaciones se dejaron de lado debido a los problemas legales que estaban teniendo la productora y la banda. Por lo cual, Elektra lanzó el single pero con un edit de la versión original del disco, pero sin esta nueva versión.
De hecho, la nueva grabación estuvo inédita hasta 1991 y la re-edición de los discos de Queen por Hollywood Records, y la incluyeron como bonus track del primer disco. 20 años después, el resto de fans de Queen de Europa tuvimos la oportunidad de conseguir también el tema de forma oficial, en la versión deluxe de A Night At The Opera reeditada por Islands, en 2011. Esta vez, la pista estaba colocada cronológicamente donde pertenecía.
Otra versión se filtró también a lo largo de los años por internet, una demo perteneciente a las diversas pruebas que la banda realizó en los Estudios Trident antes de finalmente lanzar la canción en el primer álbum de Queen. Esta versión apareció en un acetato entregado por Trident a diversas compañías discográficas. La versión fue descrita por Brian May como ‘terrible’, y es un claro puente entre la demo de De Lane Lea y la final lanzada en el disco.
queen keep yourself alive

 
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