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Un senador del PP recibe a Iglesias con la bandera de España, una corona y una foto del Rey
Tercer aviso
Benjamín Prado
contacta@infolibre.es @pradobenjamin
Publicada el 13/10/2020 a las 06:00
“Las únicas urnas en las que creen los ultras son las urnas funerarias”.
Otra vuelta de tuerca. La ultraderecha siempre da otra vuelta de tuerca cuando no se le paran los pies, y salta de las bravuconadas a las amenazas si se es condescendiente con ella. Cuando se le echa leña a su fuego, monta una pira de la inquisición, porque sus llamas no calientan, sólo abrasan, no dan luz, destruyen lo que tocan, lo reducen a cenizas. Con las banderas, fabrican antifaces para ellos y mordazas para los demás. Su peor enemigo es la democracia y si participan en ella no es más que para carcomerla desde dentro. Sus caudillos no tienen proyecto de futuro sino nostalgia del pasado, siempre y cuando éste haya estado en manos de un régimen totalitario y gobernado por un asesino que les ofreciese a sus lacayos el papel de cómplices y algunos privilegios y beneficios. No tienen moral sino dogmas, ni tampoco ideología, sólo una ambición enfermiza por llegar al poder y la seguridad de que para alcanzarlo sirve cualquier camino.
Sus argumentos, en realidad, no son políticos, sino paramilitares, y su táctica es la de los matones, dado que no quieren convencer a nadie de nada, sino atemorizarlo, hacer que se someta, que no pregunte, que renuncie a sí mismo y no se defienda, que se entregue al miedo. Las únicas urnas en las que creen son las funerarias. Buscan partidarios y votantes entre quienes están insatisfechos y les ofrecen formar parte de una clase dominante a cambio de su apoyo. Son racistas por convicción, pero también por interés, porque necesitan un adversario contra el que luchar, un peligro que ofrecerse a combatir. A menudo, se ofrecen de guardaespaldas de instituciones como la monarquía, pero igual el rey Felipe VI debiese recordar que también el Funeralísimo dijo que venía a devolverle el trono a su bisabuelo Alfonso XIII. Se lo otorgó con condiciones, treinta y ocho años más tarde, a su nieto, Juan Carlos I.
Ahora los extremistas han ido un paso más allá, y Vox ha lanzado una advertencia: “Derogad la Ley de Memoria Histórica; primer aviso.” Sería inconcebible que la Justicia no actuara contra semejante atentado a la convivencia e intento de extorsión al Estado de Derecho, cuando para otras cosas, algunas de ellas inocuas cuando no ridículas, se mueve a toda velocidad. Si no lo hace, la cuenta atrás seguirá avanzando y tendremos que empezar a preguntarnos qué preparan como segundo aviso y tercero, que es cuando suele acabar el plazo de cualquier ultimátum. Hasta ahora, han hecho pintadas en algunas estatuas de republicanos, han pedido el gobierno de concentración nacional que piden todos los involucionistas y se han dado unas vueltas en coche el día de la Fiesta Nacional; pero ¿qué van a hacer ahora? Ya sabemos que van a hacerle perder el tiempo que no nos queda al Congreso, con una moción de censura en la que van a estar con toda probabilidad solos y que demuestra lo poco que les importan la pandemia de coronavirus y sus víctimas. También sabemos que aquí hay quienes le piden al ejército rastreadores y quienes le piden que se subleve, pero también que nuestras fuerzas del orden no están aquí para invadirnos sino para protegernos. Pero seguro que guardan una carta en la manga y que es la de siempre: un esqueleto con la guadaña al hombro.
¿Y el tercer y último aviso? ¿Será una manifestación? ¿Otra denuncia de algún sindicato u organización afín? ¿Una huelga? ¿Otra fotografía de grupo en las escaleras de la plaza de Colón? Porque las declaraciones públicas van perdiendo gas, ya se les han gastado los insultos, empiezan a repetirse y la gente cambia de canal o emisora. Y lo de las caravanas patrióticas no logra mucho impacto en los medios. Y casi todo lo que le arrebatan al PP va a parar a Ciudadanos. No les salen las cuentas ni les creen el cuento, salvo unas y unos pocos. Si Pablo Casado no fuera él, sería capaz de aprovecharse de todo esto para dejar de hundir a su partido, pero resulta que la única cosa que se le ocurre es ponerse a su nivel y buscar atajos que lo lleven de mal en peor. Y ya sabemos lo bien que les ha funcionado el lema de la derechita cobarde, su gran acierto publicitario hasta el día de hoy.
Estamos amenazados, que no se nos olvide, nos han dado un primer aviso. La cabeza del caballo está en la cama. Y ellos tienen preparada la llave inglesa para ir más allá, para dar otra vuelta de tuerca si nadie se lo impide. Llegarán hasta donde les permitan los tribunales y las instituciones. Y hasta donde finjan no verlos avanzar quienes guardan silencio, les pintan de blanco, les regalan titulares, les endulzan el veneno.
Casado amaga con llevar la reforma del CGPJ a Bruselas y que se convierta en un obstáculo para recibir los fondos europeos
- El líder del PP revela que en agosto había cerrado un acuerdo con Pedro Sánchez para renovar el Poder Judicial y que decidió romperlo después de que Unidas Podemos criticase a Juan Carlos de Borbón por abandonar España
- Casado compara la reforma anunciada por el presidente del Gobierno con la invasión del poder judicial en Polonia y Hungría que la Comisión Europea ha incluido entre los motivos para expedientar a ambos países
Fernando Varela
fvarela@infolibre.es @fervabi
Publicada el 07/10/2020 a las 06:00Actualizada el 07/10/2020 a las 10:02
Pablo Casado aplaude a Juan Guaidó al término de una videoconferencia con la oposición venezolana.
EFE
El Partido Popular volverá a acusar al Gobierno en las instituciones de la Unión Europea de atentar contra el Estado de Derecho si el presidente Pedro Sánchez consuma su intención de llevar al Congreso una reforma del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que haga posible su renovación sorteando el bloqueo al que los conservadores está sometiendo a la institución para perpetuar una mayoría afín en el máximo órgano de los jueces.
El presidente del PP, Pablo Casado, dejó caer en una entrevista en EsRadio que no quiere tener que hacerlo pero, admitió, “es a donde iremos si pretende tomar al asalto el Consejo”. Y esa denuncia puede hacer que España tenga problemas para recibir los fondos de reconstrucción que tanto necesita, advirtió el líder de los conservadores, igual que pasa con Polonia y Hungría, a quienes la Comisión Europea amenaza con limitar el dinero después de que ambos países hayan suspendido el examen de calidad del estado de derecho al que la UE acaba de someter a los 27.
“Quiero recordar que, por ejemplo, en países tan criticados por Sánchez como Polonia y Hungría tiene ya dificultades para recibir los fondos de reconstrucción porque han modificado leyes de elección de su justicia. No es propio de democracias europeas desarrolladas”.
Lo cierto es que los gobiernos de la Unión Europea, a propuesta de Alemania, pactaron la semana pasada por mayoría —hubo siete votos en contra y 20 a favor— vincular el desembolso de fondos del presupuesto comunitario y del plan de recuperación pospandemia al respeto al Estado de derecho, una decisión que apunta directamente a Polonia y Hungría, que desde hace tiempo están en el punto de mira de Bruselas por la puesta en marcha de medidas autoritarias, contrarias a la libertad de prensa y poco respetuosas con la independencia de los jueces.
El juicio que ambos países merecen a los ojos de las instituciones comunitarias nada tiene que ver con España, que superó sin problemas el mismo examen en el que Polonia y Hungría suspendieron. De hecho, si algo reprochaba ese documento era precisamente el retraso en la renovación del Consejo, provocado por el bloqueo ordenado por Casado. Pero el PP cree que si se consuma la reforma del CGPJ, España pasaría a estar en la misma situación. Algo que también sostiene Ciudadanos, cuyo portavoz en el Parlamento Europeo, Luis Garicano comparó la reforma para sortear el bloqueo del PP con la que llevó a cabo Polonia “para someter a los jueces”.
De hecho, algunas asociaciones judiciales está considerando también acudir a la Comisión Europea y al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) si el Congreso reforma la ley de elección del CGPJ para que sus miembros sean elegidos por mayoría absoluta y no por mayoría cualificada. La ley vigente establece que los veinte vocales del Consejo son designados por el Congreso y el Senado. Cada cámara elige —por mayoría de tres quintos de sus miembros— a diez vocales: cuatro entre juristas de reconocida competencia con más de quince años de ejercicio en su profesión y seis correspondientes al turno judicial. Con ese sistema, la renovación, que lleva bloqueada dos años, es imposible mientras un partido con tantos escaños como el PP se niegue a hacerlo.
Casado recordó este martes que su grupo ya acudió a Bruselas para denunciar el nombramiento de la fiscal y exministra de Justicia Dolores Delgados como Fiscal General del Estado. Son ya varias las ocasiones en las que el PP ha hablado en Europa contra el Gobierno. Lo hizo a mediados de junio, en plenas negociaciones para tratar de que la UE alumbrase el acuerdo histórico que dio pie al nacimiento de los fondos de reconstrucción, cuando remitió un documento a varias instituciones europeas en el que acusaba a Sánchez de retorcer los mecanismos constitucionales y congelar la democracia.
Denuncia en Bruselas
Aquel dosier, que causó perplejidad en Bruselas, expresaba “una preocupación fundada” porque el Gobierno estuviese cometiendo, según el PP, “una intrusión grave en la esfera de los derechos económicos y civiles de los ciudadanos” y deteriorando “la capacidad del Parlamento como instancia de control democrático”, y denunciaba la comisión de abusos de poder y legislativos, intentos del controlar el poder judicial, ataques a la libertad de expresión, de culto y de protesta.
Y volvió a hacerlo hace unos días en una reunión con los embajadores en España de los países miembros de la Unión, a quienes trasladó su discrepancia en torno a la gestión que el Gobierno de Pedro Sánchez quiere hacer de los 140.000 millones que el Consejo Europeo acordó dedicar a la reconstrucción económica y social.
Casado admitió este martes que este verano había acuerdo con el Gobierno porque Sánchez aceptaba sus condiciones para renovar el Consejo pero que él decidió romperlo después de que Unidas Podemos criticase a Juan Carlos de Borbón por abandonar España. Las condiciones del PP que Sánchez aceptaba, explicó el líder conservador, eran que no hubiese expolíticos entre los nuevos miembros del CGPJ y que los candidatos tuviesen el aval de las asociaciones judiciales.
En la misma entrevista, Casado se negó a prometer que no llegará a un acuerdo con Sánchez pero sí subrayó que sólo está dispuesto a aceptarlo si los únicos interlocutores son PSOE y PP, excluyendo expresamente a Unidas Podemos.
Desbloquear el CGPJ se ha convertido en un objetivo central del Gobierno y ya cuenta con la mayoría de los grupos en el Congreso para negociar una reforma. Este martes, el portavoz del Grupo Socialista en el Senado, Ander Gil, lanzó un ultimátum al PP: “Es una especie de última oportunidad”, declaró. “Si no acepta” negociar larenovación confirma a la ley actual, “habrá un Gobierno que actúe y busque otros cauces" para dar cumplimiento a la Constitución.
Patriotismo NAzzional de Casado
Tercer aviso
Benjamín Prado
contacta@infolibre.es @pradobenjamin
Publicada el 13/10/2020 a las 06:00
“Las únicas urnas en las que creen los ultras son las urnas funerarias”.
Otra vuelta de tuerca. La ultraderecha siempre da otra vuelta de tuerca cuando no se le paran los pies, y salta de las bravuconadas a las amenazas si se es condescendiente con ella. Cuando se le echa leña a su fuego, monta una pira de la inquisición, porque sus llamas no calientan, sólo abrasan, no dan luz, destruyen lo que tocan, lo reducen a cenizas. Con las banderas, fabrican antifaces para ellos y mordazas para los demás. Su peor enemigo es la democracia y si participan en ella no es más que para carcomerla desde dentro. Sus caudillos no tienen proyecto de futuro sino nostalgia del pasado, siempre y cuando éste haya estado en manos de un régimen totalitario y gobernado por un asesino que les ofreciese a sus lacayos el papel de cómplices y algunos privilegios y beneficios. No tienen moral sino dogmas, ni tampoco ideología, sólo una ambición enfermiza por llegar al poder y la seguridad de que para alcanzarlo sirve cualquier camino.
Sus argumentos, en realidad, no son políticos, sino paramilitares, y su táctica es la de los matones, dado que no quieren convencer a nadie de nada, sino atemorizarlo, hacer que se someta, que no pregunte, que renuncie a sí mismo y no se defienda, que se entregue al miedo. Las únicas urnas en las que creen son las funerarias. Buscan partidarios y votantes entre quienes están insatisfechos y les ofrecen formar parte de una clase dominante a cambio de su apoyo. Son racistas por convicción, pero también por interés, porque necesitan un adversario contra el que luchar, un peligro que ofrecerse a combatir. A menudo, se ofrecen de guardaespaldas de instituciones como la monarquía, pero igual el rey Felipe VI debiese recordar que también el Funeralísimo dijo que venía a devolverle el trono a su bisabuelo Alfonso XIII. Se lo otorgó con condiciones, treinta y ocho años más tarde, a su nieto, Juan Carlos I.
Ahora los extremistas han ido un paso más allá, y Vox ha lanzado una advertencia: “Derogad la Ley de Memoria Histórica; primer aviso.” Sería inconcebible que la Justicia no actuara contra semejante atentado a la convivencia e intento de extorsión al Estado de Derecho, cuando para otras cosas, algunas de ellas inocuas cuando no ridículas, se mueve a toda velocidad. Si no lo hace, la cuenta atrás seguirá avanzando y tendremos que empezar a preguntarnos qué preparan como segundo aviso y tercero, que es cuando suele acabar el plazo de cualquier ultimátum. Hasta ahora, han hecho pintadas en algunas estatuas de republicanos, han pedido el gobierno de concentración nacional que piden todos los involucionistas y se han dado unas vueltas en coche el día de la Fiesta Nacional; pero ¿qué van a hacer ahora? Ya sabemos que van a hacerle perder el tiempo que no nos queda al Congreso, con una moción de censura en la que van a estar con toda probabilidad solos y que demuestra lo poco que les importan la pandemia de coronavirus y sus víctimas. También sabemos que aquí hay quienes le piden al ejército rastreadores y quienes le piden que se subleve, pero también que nuestras fuerzas del orden no están aquí para invadirnos sino para protegernos. Pero seguro que guardan una carta en la manga y que es la de siempre: un esqueleto con la guadaña al hombro.
¿Y el tercer y último aviso? ¿Será una manifestación? ¿Otra denuncia de algún sindicato u organización afín? ¿Una huelga? ¿Otra fotografía de grupo en las escaleras de la plaza de Colón? Porque las declaraciones públicas van perdiendo gas, ya se les han gastado los insultos, empiezan a repetirse y la gente cambia de canal o emisora. Y lo de las caravanas patrióticas no logra mucho impacto en los medios. Y casi todo lo que le arrebatan al PP va a parar a Ciudadanos. No les salen las cuentas ni les creen el cuento, salvo unas y unos pocos. Si Pablo Casado no fuera él, sería capaz de aprovecharse de todo esto para dejar de hundir a su partido, pero resulta que la única cosa que se le ocurre es ponerse a su nivel y buscar atajos que lo lleven de mal en peor. Y ya sabemos lo bien que les ha funcionado el lema de la derechita cobarde, su gran acierto publicitario hasta el día de hoy.
Estamos amenazados, que no se nos olvide, nos han dado un primer aviso. La cabeza del caballo está en la cama. Y ellos tienen preparada la llave inglesa para ir más allá, para dar otra vuelta de tuerca si nadie se lo impide. Llegarán hasta donde les permitan los tribunales y las instituciones. Y hasta donde finjan no verlos avanzar quienes guardan silencio, les pintan de blanco, les regalan titulares, les endulzan el veneno.