Sí, yo también creo que Nuria acabó ahí por necesidad y porque confiaba en la bondad ajena o simplemente que nadie intentaría hacerle daño y menos aún a quitarle la vida.
Si te fijas bien he hecho una distinción entre lo que yo creo que es vida bohemia y la delincuencia de los asociales que afirman que son anarkistas o antisistema: el bohemio vive el día a día y no le interesa llevar una vida convencional y el asocial camaleónico da rienda suelta a su violencia interna y a su odio hablando de unos ideales que no le interesan porque no tiene más ideales que el propio beneficio.
Mi abuelo materno era un obrero anarquista que se emigró a Chile a principios de los años treinta pensando que en un lugar tan remoto podría llevar la vida ideal que él soñaba. Lo logró en mayor o menor medida, siempre fue autosuficiente, se convirtió en un ejemplo y referente para todo el que lo conocía. Nunca tuvo, que yo sepa, problemas con la justicia por haber robado o por violencia. Si hoy viera u oyera a muchos que se creen más anarquistas que Bakunin se volvería a morir del disgusto. Como por ejemplo a esa tía que me intentó destrozar la vida. Son parásitos que intentan dar buena imagen pero que jamás han tenido conciencia de clase ni inquietudes de ningún tipo. Dales pasta y se la quemarán toda en drogas, alcohol, oros y ropa de imitación. Y si pueden armar bulla y joder al prójimo, mejor que mejor. Te pueden invitar a una raya o a un trago pero no va con ellos eso de prestársela a un compañero que necesite pagar el recibo de la luz. Ni ayudan a nadie si no pueden sacar provecho.
Si van al comedor social que montan chavales con buen corazón y que sí intentan vivir conforme a la ideología anarquista, se aprovecharán al máximo. Y cuando toque el momento de montar el numerito agresivo contra policías o contra quien sea, allí estarán los primeros.
El bohemio vive al día pero suele tener una generosidad ilimitada y relacionarse de manera cordial con todo el mundo. Esa clase de personas era quizás las que Nuria esperaba encontrar.
