Marina Castaño imputada por malversación

Otra muestra más de la dulzura y el buen corazón de la Mercante. ¿Cómo se puede usar así a un muerto para rajar de todo y ajustar cuentas con gente? Que está claro que lo ha usado de excusa para dejar claro la clase de persona que es.


IN MEMORIAM

Carta abierta de Marina Castaño a Camilo José Cela en el aniversario de su muerte: "20 años no es nada"​


Se cumplen 20 años de la muerte del Premio Nobel de Literatura, en los que la vida ha cambiado radicalmente en muchos aspectos​


Foto: Marina Castaño y Camilo José Cela, en una bonita imagen de su vida en común. (Cortesía Marina Castaño)
Marina Castaño y Camilo José Cela, en una bonita imagen de su vida en común. (Cortesía Marina Castaño)

Por
Marina Castaño

17/01/2022 - 11:58 Actualizado: 17/01/2022 - 12:04


Es mentira, Camilo José, que 20 años no es nada, como dice el tango, es mentira. ¡No sabes qué cantidad de cosas pasaron desde que te fuiste al 'país de nunca jamás', como Peter Pan, como ese niño rubito que nació en la bucólica Iria Flavia, al lado de la vía del tren que trazó tu abuelo Sir John Trulock, el niño que nunca dejaste de ser y que tanto encanto te daba encarnado en el seductor que conocí con veintiséis años.

Tú tenías sesenta y ocho, algo que escandalizó a todo el mundo, pero nos importó poco y salimos adelante con un bagaje de profundo amor que nos defendió de los vientos y de las mareas. Han pasado veinte años, sí, no llegaste a manejar el euro, cuando hoy ni nos acordamos de las pesetas. Todo es tan diferente…. No te podrías creer, por ejemplo, el atentado que hubo en la estación de Atocha perpetrado por los yihadistas, en el que murieron casi doscientas personas.

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Marina y Camilo José, en un retrato en blanco y negro. (Cortesía Marina Castaño)

Marina y Camilo José, en un retrato en blanco y negro. (Cortesía Marina Castaño)
Aquel hecho hizo cambiar el rumbo que estaba tomando España en unas elecciones previstas para dos días más tarde que las ganó en contra de todo pronóstico un tal Rodríguez Zapatero, que llevó a nuestro país casi hasta el rescate, con un nivel de paro nunca alcanzado anteriormente. Con una crisis económica que impidió que la Fundación que lleva tu nombre, que juntos levantamos para perpetuarte en el tiempo, dejara de tener carácter privado por la falta de subvenciones de los bancos y las empresas que siempre nos apoyaron.

De ese modo, en 2011 tuve que entregarla a la Xunta de Galicia con lo cual, actualmente, se denomina Fundación Pública Camilo José Cela. Tu legado, por desgracia, está desperdigado. Los cuadros de Picasso, de Miró, de Zabaleta, etc, lucen en despachos oficiales. Bueno, los que quedan, porque ahí metió mano tu pariente cercano. Fíjate qué amargura: lo que tú quisiste guardar allí para siempre se lo está llevando quien tú no querías que lo hiciera.

La voluntad del que hace testamento no sirve de nada. Siento darte este disgusto, pero creo que también te va a contrariar la pelea que tiene la RAE con lo que se ha dado en llamar 'lenguaje inclusivo', una memez que se han sacado de la manga las feministas, y ya ni quiero contarte lo del tercer género que están usando, con el 'niña, niño y niñe'. ¡Pura demencia!

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Marina Castaño, en una imagen retrospectiva. (Cortesía Marina Castaño)

Marina Castaño, en una imagen retrospectiva. (Cortesía Marina Castaño)
Por lo demás, decirte que algunos de nuestros amigos nos traicionaron, lo cual no te extrañará. Suele ocurrir. Umbral, dos meses después de tu marcha, sacó una basura que tituló 'Cela, un cadáver exquisito'. Deleznable. Se murió, por cierto. Marquina, que también acaba de morirse, sacó otras páginas repugnantes. Pero frente a estas anécdotas, del todo previsibles, los leales permanecen y eso debe enorgullecerte. Los Campoamor, Serafín Quero, Ascen, Trillo –nuestro padrino de boda-, Lula, Isabel y Jaime Carvajal -aunque los veo muy poco-, Nacho Vicens… y muchos más que no cabrían en esta página que me piden que te dedique. El profesor Adolfo Sotelo, en cambio, hizo un trabajo digno sobre tu obra y tu persona, pero es lógico. No es un oportunista como lo fueron los demás.

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Un retrato de un momento feliz de su matrimonio. (Cortesía Marina Castaño)

Un retrato de un momento feliz de su matrimonio. (Cortesía Marina Castaño)
Ahora estamos viviendo un momento de estupor, con un virus que desde hace dos años nos tiene en vilo. Muchos de nuestros más queridos amigos se los llevó la pandemia: Griñón, Alberto Elzaburu, Alfonso Cortina… Parece mentira. Agradezco al destino que te haya evitado pasar por esto porque es difícil asimilarlo. Y, en fin, son tantas las cosas que podría contarte… Tenemos ahora un gobierno que también prefiero que te lo hayas ahorrado porque te desesperaría.

Hay unas ministras, Camilo José, que producen vergüenza al género femenino. Espero que esto pase pronto. Dejo para el final lo que más tristeza te va a causar: el rey Juan Carlos lleva año y pico fuera de España. Tú, que tanto lo quisiste, sé que lo vas a sentir, como yo lo siento también. Desde que abdicó en su hijo Felipe en 2014 su situación la han ido ensombreciendo hasta que decidió exiliarse en Abu Dabi. Si he de ser sincera, no sé ni cuándo ni de qué forma volverá. Prefiero dejarlo así.

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Camilo José Cela, ante un retrato de Marina Castaño. (Cortesía Marina Castaño)

Camilo José Cela, ante un retrato de Marina Castaño. (Cortesía Marina Castaño)
Carmen Balcells, nuestra Carmen, se fue también hace ya algún tiempo y me dejó muy huérfana. ¿Te acuerdas cuando le decías en broma que cuando tú faltases yo me casaría con un torero? Pues no, nueve años después de tu ausencia apareció Enrique, que es cirujano vascular. Te respeta y te honra, como persona sólida e íntegra que es. Ya ves, de la intelectualidad a la ciencia. Un salto en el vacío que llevamos con buen equilibrio.

Podría contarte más cosas, pero dejémoslo para otro momento. Seguimos en contacto.



Jajajaja, pero que asco me ha dado siempre tamaña tipeja, arribista, clasista, más de derechas que Don Pelayo y un asco de persona. Y me he cortado bastante.
 
Jajajaja, pero que asco me ha dado siempre tamaña tipeja, arribista, clasista, más de derechas que Don Pelayo y un asco de persona. Y me he cortado bastante.
Es mala de solemnidad, de las que crean unanimidad (me parece misión imposible encontrar a alguien que crea sinceramente que es una buena persona). En la carta demuestra que se alegra del mal ajeno, incluso de la muerte).

Arribista: buscas la definición en el diccionario y sale su foto. Supera con creces a la Doña, porque puestos a escoger, Griñón daba un poco menos de asquete. Ambas se aferrarnos con uñas y dientes al título de marquesa.

Sobre la ideología derechona rancia, a la gallega le viene de familia y siempre le convino para lo suyo: pescar marido que la financiase (se casó con 18) y enchufarla en la radio sin estudios ni formación ni talento. De cultura va justita y a pesar de haber vivido con un Nobel, es paleta y cerrada y, como esta carta lo demuestra, sin capacidades literarias. Pero no tengo ninguna duda en que si eso le reportase pingües beneficios, esa ideología de la que presume podría cambiar de la noche a la mañana, haciendo honor a su conocido mote Marina Mercante.

Ella y nuestra Moussa Vaga tienen muchas cosas en común.
 
La despedida:

"Podría contarte más cosas, pero dejémoslo para otro momento. Seguimos en contacto."

Podía haber puesto "hala, que ya me he cansado y no me pagan tanto como para que me moleste dos segundos en despedirme de mi amadísimo marido aunque esté en el más allá y no se vaya a enterar de nada"

La única verdad es que siguen, continúan, el contacto que tenían en vida: seguir ordeñando la vaca de los ingresos inducidos por su relación.

Se la ve superfeliz de la vida a esta señora.
 
Otra muestra más de la dulzura y el buen corazón de la Mercante. ¿Cómo se puede usar así a un muerto para rajar de todo y ajustar cuentas con gente? Que está claro que lo ha usado de excusa para dejar claro la clase de persona que es.


IN MEMORIAM

Carta abierta de Marina Castaño a Camilo José Cela en el aniversario de su muerte: "20 años no es nada"​


Se cumplen 20 años de la muerte del Premio Nobel de Literatura, en los que la vida ha cambiado radicalmente en muchos aspectos​


Foto: Marina Castaño y Camilo José Cela, en una bonita imagen de su vida en común. (Cortesía Marina Castaño)
Marina Castaño y Camilo José Cela, en una bonita imagen de su vida en común. (Cortesía Marina Castaño)

Por
Marina Castaño

17/01/2022 - 11:58 Actualizado: 17/01/2022 - 12:04


Es mentira, Camilo José, que 20 años no es nada, como dice el tango, es mentira. ¡No sabes qué cantidad de cosas pasaron desde que te fuiste al 'país de nunca jamás', como Peter Pan, como ese niño rubito que nació en la bucólica Iria Flavia, al lado de la vía del tren que trazó tu abuelo Sir John Trulock, el niño que nunca dejaste de ser y que tanto encanto te daba encarnado en el seductor que conocí con veintiséis años.

Tú tenías sesenta y ocho, algo que escandalizó a todo el mundo, pero nos importó poco y salimos adelante con un bagaje de profundo amor que nos defendió de los vientos y de las mareas. Han pasado veinte años, sí, no llegaste a manejar el euro, cuando hoy ni nos acordamos de las pesetas. Todo es tan diferente…. No te podrías creer, por ejemplo, el atentado que hubo en la estación de Atocha perpetrado por los yihadistas, en el que murieron casi doscientas personas.

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Marina y Camilo José, en un retrato en blanco y negro. (Cortesía Marina Castaño)

Marina y Camilo José, en un retrato en blanco y negro. (Cortesía Marina Castaño)
Aquel hecho hizo cambiar el rumbo que estaba tomando España en unas elecciones previstas para dos días más tarde que las ganó en contra de todo pronóstico un tal Rodríguez Zapatero, que llevó a nuestro país casi hasta el rescate, con un nivel de paro nunca alcanzado anteriormente. Con una crisis económica que impidió que la Fundación que lleva tu nombre, que juntos levantamos para perpetuarte en el tiempo, dejara de tener carácter privado por la falta de subvenciones de los bancos y las empresas que siempre nos apoyaron.

De ese modo, en 2011 tuve que entregarla a la Xunta de Galicia con lo cual, actualmente, se denomina Fundación Pública Camilo José Cela. Tu legado, por desgracia, está desperdigado. Los cuadros de Picasso, de Miró, de Zabaleta, etc, lucen en despachos oficiales. Bueno, los que quedan, porque ahí metió mano tu pariente cercano. Fíjate qué amargura: lo que tú quisiste guardar allí para siempre se lo está llevando quien tú no querías que lo hiciera.

La voluntad del que hace testamento no sirve de nada. Siento darte este disgusto, pero creo que también te va a contrariar la pelea que tiene la RAE con lo que se ha dado en llamar 'lenguaje inclusivo', una memez que se han sacado de la manga las feministas, y ya ni quiero contarte lo del tercer género que están usando, con el 'niña, niño y niñe'. ¡Pura demencia!

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Marina Castaño, en una imagen retrospectiva. (Cortesía Marina Castaño)

Marina Castaño, en una imagen retrospectiva. (Cortesía Marina Castaño)
Por lo demás, decirte que algunos de nuestros amigos nos traicionaron, lo cual no te extrañará. Suele ocurrir. Umbral, dos meses después de tu marcha, sacó una basura que tituló 'Cela, un cadáver exquisito'. Deleznable. Se murió, por cierto. Marquina, que también acaba de morirse, sacó otras páginas repugnantes. Pero frente a estas anécdotas, del todo previsibles, los leales permanecen y eso debe enorgullecerte. Los Campoamor, Serafín Quero, Ascen, Trillo –nuestro padrino de boda-, Lula, Isabel y Jaime Carvajal -aunque los veo muy poco-, Nacho Vicens… y muchos más que no cabrían en esta página que me piden que te dedique. El profesor Adolfo Sotelo, en cambio, hizo un trabajo digno sobre tu obra y tu persona, pero es lógico. No es un oportunista como lo fueron los demás.

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Un retrato de un momento feliz de su matrimonio. (Cortesía Marina Castaño)

Un retrato de un momento feliz de su matrimonio. (Cortesía Marina Castaño)
Ahora estamos viviendo un momento de estupor, con un virus que desde hace dos años nos tiene en vilo. Muchos de nuestros más queridos amigos se los llevó la pandemia: Griñón, Alberto Elzaburu, Alfonso Cortina… Parece mentira. Agradezco al destino que te haya evitado pasar por esto porque es difícil asimilarlo. Y, en fin, son tantas las cosas que podría contarte… Tenemos ahora un gobierno que también prefiero que te lo hayas ahorrado porque te desesperaría.

Hay unas ministras, Camilo José, que producen vergüenza al género femenino. Espero que esto pase pronto. Dejo para el final lo que más tristeza te va a causar: el rey Juan Carlos lleva año y pico fuera de España. Tú, que tanto lo quisiste, sé que lo vas a sentir, como yo lo siento también. Desde que abdicó en su hijo Felipe en 2014 su situación la han ido ensombreciendo hasta que decidió exiliarse en Abu Dabi. Si he de ser sincera, no sé ni cuándo ni de qué forma volverá. Prefiero dejarlo así.

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Camilo José Cela, ante un retrato de Marina Castaño. (Cortesía Marina Castaño)

Camilo José Cela, ante un retrato de Marina Castaño. (Cortesía Marina Castaño)
Carmen Balcells, nuestra Carmen, se fue también hace ya algún tiempo y me dejó muy huérfana. ¿Te acuerdas cuando le decías en broma que cuando tú faltases yo me casaría con un torero? Pues no, nueve años después de tu ausencia apareció Enrique, que es cirujano vascular. Te respeta y te honra, como persona sólida e íntegra que es. Ya ves, de la intelectualidad a la ciencia. Un salto en el vacío que llevamos con buen equilibrio.

Podría contarte más cosas, pero dejémoslo para otro momento. Seguimos en contacto.




Lo peor de todo es que estoy segura de que habrá acabado de escribir y habrá pensado "hala, qué bien me ha quedado, soy una intelectual". Ay, Marina, ay.
 
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