Literatura, filosofía y espiritualidad

Tres historias con moraleja

Estas son tres historias con moraleja que nos recuerdan la importancia de avanzar, de la amistad y de la prudencia a la hora de decidir. Son retratos de situaciones que nos suceden cotidianamente.

Algunas historias con moraleja son como pinturas en las que se dibujan las virtudes y debilidades humanas. Sus autores son desconocidos, pero las narraciones se han popularizado y enriquecido con los aportes de la gente. De modo que ahora no importa quiénes las inventaron, sino el poderoso mensaje que transmiten.

Hoy hemos traído tres historias con moraleja. La primera habla sobre cómo un hombre sabio da una enseñanza valiosa a quienes lo consultan. La segunda, nos habla de dos amigos y del significado de la amistad. Finalmente, la tercera de nuestras historias con moraleja, nos cuenta sobre un león, el rey de la selva, que adquiere un importante aprendizaje durante una cacería. Sin más preámbulos, veamos en detalle cada historia.


Un buen cuento alcanza a ser comprendido por todos. Se lo puede contar una y otra vez. Porque renace cada vez que se lo vuelve a contar o que se lo relee, tanto en voz alta como para uno mismo”.

-Jostein Gaardner-

1. El sabio, la primera de las historias con moraleja
Cuentan que, en un antiguo reino, habitaba un hombre que era conocido en todas partes por su gran sabiduría. Al comienzo solo aconsejaba a sus familiares y amigos cercanos. Sin embargo, su fama creció tanto que el propio soberano lo llamaba frecuentemente para consultarlo.


Todos los días llegaban muchas personas a recibir sus sabios consejos. Sin embargo, el sabio notó que había varios que iban todas las semanas. Lo peor es que siempre le contaban los mismos problemas y luego escuchaban el mismo consejo, pero no lo ponían en práctica. Todo se había convertido en un círculo vicioso.

Un día, el sabio reunió a todos esos consultantes frecuentes. Luego les contó un chiste tan divertido, que llevó a que casi todos se desternillaran de la risa. Después esperó un rato y volvió a contar el mismo chiste. Siguió contándolo por tres horas. Al final, todos estaban desesperados. Entonces el sabio les dijo: ¿Por qué no pueden reírse varias veces del mismo chiste, pero sí pueden llorar mil veces por el mismo problema.

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2. Los dos amigos
La segunda de nuestras historias con moraleja nos cuenta que en cierta ocasión, dos grandes amigos decidieron hacer una travesía por el desierto. Uno confiaba en el otro ciegamente y sentían que no habría mejor compañía. Sin embargo, cuando ya estaban cansados tuvieron desacuerdos en sus opiniones.

Del desacuerdo pasaron a una discusión y de esta a un debate encendido. La situación llegó a tal extremo, que en un momento dado, uno de los amigos golpeó al otro. Enseguida se dio cuenta de su error y le pidió perdón. Entonces, el que había sido golpeado, escribió en la arena: “Mi mejor amigo me golpeó”.

Continuaron el camino y más adelante se encontraron con un extraño oasis. Todavía no habían entrado en él, cuando el suelo comenzó a moverse. El amigo que había sido golpeado comenzó a hundirse. Era una especie de pantano. Como pudo, su amigo se estiró, poniendo en riesgo su vida, y lo rescató.

Fue entonces cuando el chico que primero había sido golpeado y luego rescatado, escribió sobre una piedra: “Mi mejor amigo me salvó la vida”. El otro lo miraba con curiosidad, así que le explicó: Entre amigos, las ofensas solo se escriben para que se las lleve el viento. En cambio los favores se marcan hondamente, para que no se olviden nunca”.

3. El león codicioso
La última de las historias con moraleja nos habla de un león soberbio que estaba hambriento. Llevaba un rato largo sin comer y tenía pegadas las tripas. Sabía que en el lugar en donde estaba no abundaban las presas. Comprendió que debía ser paciente y acechar con mucha cautela, ya que si aparecía alguna presa y la perdía, no iba a encontrar otra tan fácilmente.

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El león se quedó muy quieto, detrás de un matorral. Pasaron algunas horas y no aparecía nada. Sin embargo, cuando ya estaba desanimado, en una zona cercana apareció una liebre. Había un pastizal y la liebre salió a comer la hierba, desprevenidamente. El león sabía que las liebres son muy rápidas, así que debía lanzar un ataque contundente y súbito. De lo contrario, con toda seguridad, la liebre se escaparía.

Esperó un rato y se puso en guardia. Cuando iba a echarse encima de su presa, vio de pronto que un hermoso venado estaba caminando a unos metros de allí. La boca se le hizo agua. En un par de segundos cambió sus planes y atacó al venado, que había tenido tiempo de verlo y se echó a correr. La liebre, por supuesto, se escapó. Esta es una de las historias con moraleja que nos enseña a no perder lo que ya tenemos asegurado, por aquello que nos seduce de repente.

Por Edith Sanchez
 
Las 5 enseñanzas de “El libro de la selva” a los niños


Los valores que nos transmite El libro de la Selva han inspirado a múltiples generaciones. Sus enseñanzas siempre serán valiosas para todo niño.

La nueva versión de El libro de la selva realizada por Disney ha encandilado a niños y adultos. Una historia de sobra conocida que ha acompañado a generaciones muy distintas y que nunca parece fallar. No importa que cambien de forma sus canciones o sus personajes, el mensaje siempre funciona, siempre llega.

Ahora bien ¿por qué nos gusta tanto esta historia?, ¿por qué emociona e inspira a personas de cualquier edad? La respuesta está en la grandiosidad y perdurabilidad de su mensaje.


Una historia de fantasía que no deja de guardar cierto paralelismo con la realidad. Podemos rememorar casos que recuerdan a Mowgli, como el del niño salvaje de l’Aveyron o la apasionante historia de Marcos Rodríguez Pantoja, el niño que creció rodeado de lobos en Sierra Morena, Córdoba. Historias que han sido llevadas al cine.

Volviendo a la película El libro de la selva, si cualquiera de nosotros nos dispusiéramos a verla, habría un aliciente que nos haría disfrutar mucho más de ella: verla acompañada de niños, disfrutando de las peripecias de los personajes y, por lo tanto, de sus enseñanzas. Veamos algunas esas enseñanzas.

Se cuentan muchas leyendas extrañas de estas selvas de la India, pero ninguna tan extraña como la historia de un niño pequeño llamado Mowgli.

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1. Somos una parte más de nuestro planeta
La película explica como el ser humano es una especie más entre las muchas que ocupan la Tierra. Nos recuerda, la necesidad de respetar el medio ambiente y al resto seres vivos que habitan en ella. Cada especie cumple su función en el ciclo de la vida, cada especie es hábil para unas cosas y está incapacitada para otras.

Cuando somos niños lo entendemos, pero conforme vamos creciendo nos damos cuenta que no se respeta ni al medio ambiente ni a los animales, más bien se les explota y maltrata con frecuencia. Con el Libro de la Selva tomamos conciencia de ello, intentando a su vez no dar por sentado ese expolio, ese daño continuado a nuestro entorno.

Los humanos pueden sacar partido de su lado racional, una diferencia clave respecto otras especies. Desgraciadamente, esta capacidad valora los motivos personales por encima de los beneficios para nuestra especie y para las demás. Nos olvidamos de que no somos dueños de la naturaleza que nos rodea. Que solo somos sus huéspedes.

2. La familia es algo más que la sangre
El pequeño Mowgli llegó a la selva amparado por la pantera Bagheera y fue adoptado por la loba Raksha, que lo cría como un miembro más de la manada. Los animales de la selva saben que es humano y que en teoría esta, era una tarea que no les correspondía. Sin embargo, lo hacen.

Mowgli siente que esta es su madre, la que ha lamido sus heridas, la que se ha preocupado por él, la que le ha aconsejado como hacer las cosas y lo ha guiado por senderos seguros para que no le hicieran daño.

Sin ser madre de sangre ni de raza, Raksha ejemplifica perfectamente como tiene que ser una crianza feliz: amor, ternura y educación. El resto de variables son secundarias.


“No importa a donde vayas o cómo ellos te llamen. Siempre serás mi hijo”

-Raksha, El libro de la selva

3. La Naturaleza está ahí fuera, disfruta de ella y sé feliz
Si hay algo que debemos apreciar es la belleza y los recursos que nos regala la Naturaleza. Un lujo de vida, salud y alegría que nos da calma y tranquilidad.

Cuando somos niños disfrutamos de ella en su plenitud, sin mirar relojes y entusiasmados porque llegaran los días con más luz del año para disfrutarlos aún más.

El mensaje de la película respecto la naturaleza es el mismo que recibimos continuamente por parte de ella: “Hay que buscarla, hay que seguirla y dejar los problemas a un lado”. Disfrutar de su luz y de su calma, pues esta vida solo se vive una vez y si lo haces rodeado de naturaleza tendrás una vida más plena y feliz.

4. El libro de la selva enseña que el rencor destruye vidas
El personaje de Shere Khan es el de un tigre que tras una mala experiencia con los humanos, llega a la conclusión que las personas son sus enemigos. Por ello, no duda en advertir al resto de animales que deben de odiar a Mowgly porque el “cachorro humano” crecerá y dejará de ser un niño y que al hacerlo será tan despiadado como el resto de los humanos.

“Akela: ¡Mowgli es un miembro de nuestro grupo!

Shere Khan: Mowgli… ¡le han dado un nombre! ¿Desde cuándo adoptamos al hombre a esta selva?

Akela: Es solo un cachorro.

Shere Khan: (mostrando sus cicatrices) ¿Mi cara no les recuerda lo que el hombre adulto puede hacer?”

El libro de la selva

Shere Khan es incapaz de comprender que, aunque algunos humanos le hayan hecho daño, ello no significa que el resto vaya a actuar igual. Sin embargo, el rencor es tal que se establece como principal objetivo matar al cachorro humano, pese a quien le pese. Los niños tienen que entender que el rencor es una carga demasiado pesada.

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5. Sé fiel y honesto en tu amistad hasta el final

Otra valiosa enseñanza que los niños obtienen de esta historia es el valor de la amistad. No hay nada en esta vida como tener amigos y, si se disfruta de su compañía en un entorno tan auténtico como la selva o la naturaleza, esos vínculos serán mucho más fuertes.

Mowgli se irá encontrando con especies distintas en la película, pero serán el oso Baloo y la pantera Bagheera sus fieles amigos.

“Bagheera: Vamos, Mowgli. Es hora de irnos.

Mowgli: Pero estoy ayudando a Baloo a prepararse para la hibernación.

Bagheera: Los osos no hibernan en la selva.

Baloo: No una hibernación total, pero tomo siestas… frecuentes”

El libro de la selva

Unos por otros velan por su seguridad, por poder abastecerse y están unidos para evitar que Shere Khan acabe con la vida de Baloo. Todos a una desafiarán sus propias capacidades, pondrán su vida en peligro una y otra vez y lo más importante: jamas se traicionarán.

Mogwli sabe que sus conocimientos como humano pueden usarse tanto para mejorar como para destruir un ecosistema entero y no está dispuesto a destruir el medio en el que él y todos sus amigos viven. Hacer el bien o el mal es solo una decisión.

Pocas historias han sido tan inspiradora para tantas generaciones. Los valores que de ellas se desprenden seguirán siendo vigentes a lo largo del tiempo.

Por Cristina Roda
 
Sabrina Spellman, actualizando los valores

Ante una nueva realidad, toca reinventarse. Y eso es lo que le ha ocurrido a la popular bruja adolescente Sabrina, reinventarse, adaptarse a los tiempos que corren. Con una visión más oscura, las aventuras de la joven bruja esconden una metáfora de nuestra propia realidad. Conciliar culturas, cambios y nuevos puntos de vista, eso es lo que nos propone la nueva Sabrina.


Sabrina es un personaje de la serie Archie de Archie Comics. Su popularidad ha propiciado que existan diversas versiones del mismo y, quizás, la más conocida hasta hace poco era la adaptación televisiva que llevaba por nombre: Sabrina, the teenage witch (1996). Durante los años 90, Sabrina, interpretada por Melissa Joan Hart, gozó de gran popularidad. En la actualidad, una nueva versión de la joven bruja se ha apoderado de nuestras pantallas; en esta ocasión, de la mano de Netflix.


En Chilling Adventures of Sabrina (2018), los tiempos han cambiado y el tono humorístico e inocente de los años 90 se ha esfumado, dando paso a una serie más oscura, más inquietante. Sabrina Spellman (Kiernan Shipka) deberá elegir entre dos caminos, dos mundos: el mortal y el de las brujas.




La serie está plagada de alusiones al mundo del cómic, a la cultura popular y también al satanismo, dibujando, de este modo, un entorno más tenebroso, aunque con cierto aire retro. Nos encontramos ante un entorno muy oscuro, con elementos que nos recuerdan al pasado, un vestuario más característico de los años 60 que de la actualidad, que hace difícil saber en qué época estamos realmente.


Chilling Adventures of Sabrina deja a un lado el tono alegre y desenfadado de los 90, ya no es una comedia para toda la familia, sino algo más oscuro. Pese a lo mágico y fantástico de la serie, también se habla de temas de actualidad como, por ejemplo, el bullying. Aunque, sin duda alguna, el centro de la serie es Sabrina y, como consecuencia, la propia dualidad que encarna el personaje: mitad bruja, mitad mortal.


Dejando la infancia atrás

Vivimos en un periodo en el que las series de televisión son más que abundantes, la forma de consumirlas ha cambiado y ya no buscamos tanto una serie de sobremesa con risas enlatadas, sino algo más profundo. Al mismo tiempo, mantiene el tono cómico de los 90, pero en este caso, con toques de humor negro, donde la muerte será motivo de risa y la propia religión de las brujas nos llevará a situaciones de lo más descabelladas.


Uno de los elementos que echamos de menos en esta nueva Sabrina es Salem, un mago que había sido condenado a vivir en el cuerpo de un gato y, como consecuencia, podía hablar, era egocéntrico y se convirtió en un gran consejero de la joven bruja, aportando una gran nota de humor.


Con la nueva adaptación, la esencia del personaje se ha perdido; ya no se trata de un gato que habla, sino de un gato más o menos común. Las brujas poseen un “familiar”, una especie de animal protector que las ayudará en su camino y esa es, precisamente, la función del nuevo Salem.


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Ambrose, primo de Sabrina, es el personaje que sustituirá, en cierto modo, a Salem; convirtiéndose en el nuevo consejero de Sabrina. Una de las innovaciones que plantea la serie de Netflix es que se adapta perfectamente a los nuevos tiempos, a las nuevas necesidades del público.


Lejos de presentarnos personajes totalmente normativos, arquetípicos e irreales, nos brinda personajes de todo tipo; acercándonos, un poco más, a la realidad. Sabrina es una protagonista imperfecta, se equivocará en incontables ocasiones y se enfrentará a numerosos dilemas morales.


Se mantienen, por otro lado, dos personajes igualmente emblemáticos e inolvidables: Zelda y Hilda. Ambas siguen encarnando los valores que ya presentaban en los años 90: Hilda es la inocente y bonachona; mientras Zelda es la cara seria y responsable del dúo, aunque, en esta ocasión, manifiesta unos valores tremendamente conservadores y una gran devoción por la Iglesia de la Noche. Pese a las similitudes, ya no viven en aquella casa blanca y alegre de los años 90, sino en una casa oscura y gótica en la que regentan una funeraria.


Sabrina, una joven luchadora

La adolescencia es una etapa llena de preguntas, de cambios, de incertidumbre, de decisiones… Sabrina, como cualquier adolescente, comenzará a cuestionarse el mundo que le rodea, pero además, deberá luchar por tratar de unir sus dos culturas. Debido a su doble naturaleza: bruja y mortal, Sabrina acudirá a dos centros distintos: un instituto y la academia de brujas. Por distintas que sean sus culturas, se enfrentará a problemas muy similares en ambos centros, como el bullying y la exclusión de las minorías.




En el instituto, vemos que el entorno de Sabrina es variado, sus mejores amigas son: Roz, una joven negra que, igual que Sabrina, se enfrentará al sistema; y Susie, una víctima de bullying debido a identificarse como género no binario. Es decir, nos encontramos ante un grupo minoritario que deberá buscar su lugar y enfrentarse a los problemas que derivan de pertenecer a la otredad.


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Estos personajes están realmente bien dibujados, se profundiza en sus vidas y en su pasado; y unidos al personaje de Ambrose, que se identifica como pansexual, suponen una revelación en el universo televisivo. Ante las injusticias y la situación de inferioridad que sienten las mujeres en el instituto, Sabrina funda junto a sus amigas una organización que lleva por nombre WICCA (en clara alusión a la religión pagana vinculada a la brujería).


Gracias a esta asociación, las mujeres tendrán un lugar en el que reunirse, en el que poder leer libros y comentarlos y, a su vez, defenderse de las injusticias y enfrentarse al patriarcado. Esta imagen de Sabrina luchadora y reivindicativa se plasma también en el mundo de las brujas; en la academia, deberá enfrentarse a su condición de minoría (consecuencia de su doble naturaleza) y a los abusos de las Hermanas Extrañas. Sabrina, a su vez, deberá decidir entre: entregar su alma a Satán y pertenecer para siempre a la Iglesia de la Noche o renunciar a su poder.


La dualidad de Sabrina

La nueva adaptación de Sabrina nos presenta una metáfora de nuestro propio mundo, donde los choques culturales y generacionales serán los encargados de desencadenar los conflictos. Pese a que ambos mundos son opuestos, los problemas son los mismos. En el mundo de las brujas, el Sumo Sacerdote y la tía Zelda encarnan los valores más arcaicos de la Iglesia de la Noche; nunca cuestionan nada y se alteran ante el mínimo cambio.


En el mundo de los mortales, gran parte de los habitantes de Greendale procede de familias que propiciaron la quema de brujas. Los amigos de Sabrina, especialmente su novio Harvey, poseen un pasado arraigado en la persecución de la brujería. Sin embargo, parece que los personajes más jóvenes no tienen prejuicios y no se dejan llevar por las imposiciones socioculturales. Así lo vemos, por ejemplo, en la relación de Sabrina con su familia y en la de Harvey con su padre.


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Las nuevas generaciones han crecido en un entorno distinto donde los valores también han cambiado. Sabrina no quiere renunciar a ser bruja, pero tampoco mortal; representa una nueva realidad y tratará, aunque con dificultad, de conciliar ambas tradiciones. Nunca es fácil unir dos culturas y mucho menos en la adolescencia.


La serie nos plantea infinidad de cuestiones morales, Sabrina no siempre acierta y, en ocasiones, se deja llevar sin pensar en las consecuencias. Ha crecido conociendo su doble naturaleza y no quiere renunciar a su identidad. ¿Por qué escoger? ¿Por qué ser una cosa excluye ser otra? ¿Por qué no conciliar ambas identidades? Y, sobre todo, ¿por qué mantener una tradición que, en la actualidad, ya no tiene sentido? Asimismo, se plantearán cuestiones vinculadas al libre albedrío y al propio destino de la joven bruja.


Sabrina denunciará algunas de las tradiciones más ancestrales de la Iglesia de la Noche, como los sacrificios humanos. Demostrará que las generaciones jóvenes han crecido de otra manera y están abiertas al cambio. En definitiva, nos encontramos ante la reinvención de un personaje clásico que, sin perder su esencia, ha sabido adaptarse a las nuevas exigencias de nuestra contemporaneidad.


“Yo quiero ambas cosas: libertad y poder”.


-Sabrina-

Por Leah Paladino
 
Biografía de William Shakespeare, El bardo inmortal


Uno de los logros de William Shakespeare fue enriquecer el idioma ingles. Acuñó acuñó expresiones como “to fall in love” y “all our yesterdays”. Freud tomó incluso muchos de sus personajes para acuñar trastornos psicológicos.

Ben Jonson, célebre poeta y dramaturgo del siglo XVI dijo de William Shakespeare que no tenía edad, que sería el genio de todos los tiempos. No se equivocó. Sus obras se han traducido a más de 100 idiomas. Sus historias, personajes y frases tamizan nuestra cultura enseñándonos cómo se orquesta la magia del amor, cómo duele la traición, el engaño, la guerra…


Conocido también como El bardo inmortal de Avon, Shakespeare fue ese poeta y dramaturgo venerado ya en su época, pero que adquirió una trascendencia notable durante la época victoriana. Han pasado más de 400 años desde su muerte y, desde entonces, sus obras se han adaptado miles de veces, en casi cualquier lugar del mundo.




Personajes como Hamlet, Shylock, Lady Macbeth, Viola, Rosalinda o su Caliban de La Tempestad se escapan a menudo a los clásicos arquetipos. Esa es quizá la mejor habilidad de William Shakespeare. Porque justo cuando creemos que ya empezamos a conocerlos, ocurre algo que nos sorprende y nos aferra aún más a la trama.


Con su hábil pluma pudo trazar el contorno de figuras ya inmortales. Aquellos reyes atormentados, comerciantes, brujas o dulces enamorados se muestran con las mismas contradicciones que cualquiera de nosotros. El espectador vio en el pasado y contempla, en la actualidad, pedazos de su propio yo agazapado en el escenario e incrustado en esos magníficos personajes…


“El que no se ama a sí mismo no puede amar a nadie”.


-Shakespeare-


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Primeros años: los inicios de un joven actor y escritor

William Shakespeare nació en 1564 en Stratford-upon-Avon, Warwickshire (Inglaterra). Su padre, John Shakespeare, era concejal, y su madre, Mary Arden, era una dama acaudalada de buena posición. De estos primeros años de infancia y juventud poco se sabe de cómo fue su vida. Sin embargo, fue a partir de 1582 cuando se tiene constancia de los problemas económicos de la familia. Shakespeare se ve obligado entonces a dejar los estudios y a trabajar como carnicero.




Con 18 años deja embarazada a Anne Hathaway, la hija de un granjero de su localidad. Después del nacimiento de una niña, la pareja contrae matrimonio, momento en que el joven William decide marcharse junto a su familia hasta Londres. Tenía un objetivo en mente: vivir como actor y escritor.


Al llegar a la capital británica no tiene demasiados problemas a la hora de unirse al grupo teatral The Chamberlain’s Men, el cual, empezaría a actuar con notable éxito.


El nacimiento del dramaturgo

A partir de 1592 surge el nacimiento de El Bardo. Ese dramaturgo de Avon empezaba a adquirir una notable fama en los escenarios londinenses. Su mecenas, el joven Henry Wriothesley, Duque de Southampton, lo adentró con solvencia entre los círculos intelectuales más aclamados de la época. Esa influencia, sumada al carácter abierto y hasta libertino, de Shakespeare dieron forma a una vida social bastante agitada.


Formó una buena amistad con otros autores como los escritores Christopher Marlowe, Ben Johnson, Robert Greene o Richard Burbage. Todos ellos quedaron admirados ante sus primeros trabajos. Así, Henry IV, (parte uno) y más tarde Henry IV (parte dos), junto a Henry V lograron un éxito notable en la escena teatral londinense.


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Más tarde llegaría Richard II, Richard III y Titus Andronicus. Por otro lado, con comedias como Dos caballeros en Verona o El sueño de una noche de verano demostró el ingenio, la originalidad y el encanto de unas historias que cada vez atrapaban más al público de la época.


Para 1597, el Bardo de Avon, como solían llamarlo, había escrito 15 de esas 38 obras que conocemos a día de hoy. Era un hombre rico, poseía las casas más distinguidas de Stratford y podía ofrecer a su familia cualquier deseo y comodidad. William Shakespeare disfrutaba de aquella vida.


Podía escribir guiones para su compañía teatral. Él mismo actuaba cuando lo deseaba y a su vez, en 1599, llegaron a reconstruir The Globe a partir de las ruinas de The Theatre, para crear incluso una casa de juegos.


Últimos años de William Shakespeare

Llegado el nuevo siglo, sus obras literarias seguían creciendo y madurando. A partir del 1600 aparecen en escena grandes legados inmortales para nuestra historia como Troilus y Cressida, Hamlet, Othello, el Rey Lear o El sueño de una noche de verano. Los diálogos en esta época eran más ricos, más dinámicos y abundaba, a su vez, un estilo poético más pulido y profundo.


Así, los textos que podemos encontrar en Hamlet distan bastante de los que pudimos ver en épocas anteriores con Henry V. El lenguaje es más hábil y las líneas más ágiles, a la vez, que efectivas para mostrarnos la profundidad psicológica de los personajes. Asimismo, en esta época, William Shakespeare publica también sus famosos Sonetos.


Sus últimas obras, como Cymbeline o la Tempestad, dan forma a un género que apunta la tragicomedia, ahí donde las historias son un poco más sombrías pero sin perder nunca la habilidad de sorprender al espectador. Llegado el año 1613, y tras representar Henry VIII, el Globe se quema en un incendio.


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Tardó casi un año en reabrirse de nuevo. No obstante, para entonces William Shakespeare ya se había retirado a Stratford. Falleció poco después cuando contaba aún con 52 años. Así, y aunque no se conozca con exactitud la causa de su muerte, hay documentos escritos que relatan su afición a beber junto a sus amigos dramaturgos, como Ben Johnson. La fiebre y los continuos excesos dieron fin temprano a alguien que, quizá, pudo regalarnos aún más obras, más creaciones inmortales.


Estilo y controversia sobre las obras de William Shakespeare

Una sombra que siempre acompaña la figura de William Shakespeare es si fue él mismo el autor de todas sus obras. Aún más, se dice que Mark Twain, Henry James y Sigmund Freud llegaron a preguntarse si realmente llegó a existir tal persona. No falta quien asegura que detrás de muchos de sus trabajos estaría en realidad Christopher Marlowe y en especial, el Conde de Oxford Edward DeVere.


A día de hoy, desconocemos si Shakespeare tenía tras de sí un hombre de Paj*. Desde la editorial británica Oxford University Press, por ejemplo, señalan que Shakespeare y Marlowe llegaron a trabajar juntos, y que por tanto, muchas de las obras atribuidas al primero eran, en realidad, resultado del una colaboración mutua.


Shakespeare y el arte de enriquecer un idioma

Más allá de la duda de si todas las obras shakespearianas fueron escritas bajo la pluma del Bardo de Avon, hay una realidad innegable. La influencia de sus trabajos ha sido inmensa. Una de sus habilidades fue configurar el lenguaje para adaptarlo a sus propósitos artísticos.


Con ello, enriqueció el idioma inglés de forma notable. Se estima que gracias a William Shakespeare se incluyeron hasta 2000 palabras nuevas. Así, términos como “auspicioso”, “menguante” e “intempestivo” son resultado de su magnífica inventiva. Por otro lado, sus personajes configuran también en nuestra cultura popular e incluso en el mundo de la psicología, referencias clave para entender muchas realidades.


Actuar como un Othelo, sufrir síndrome de Edipo o ser como Romeo y Julieta nos dan una idea inmediata de a qué nos estamos refiriendo. En esencia, William Shakespeare sigue siendo a día de hoy esa figura inmortal e irrepetible que tanto nos sigue inspirando.

Por Valeria Sabater

 
Jorge Luis Borges: biografía de un erudito de las letras

Debido a su ceguera, Jorge Luís Borges necesitó durante una buena parte de su vida la ayuda de sus amigos y familiares para seguir con su labor literaria.

Jorge Luis Borges fue un escritor, ensayista y poeta argentino cuyo legado sigue impreso en nuestro ADN literario. Fue un erudito de las letras. Se alzó, a su vez, como el escritor favorito de los científicos por su espíritu profético. Era, por encima de todo, un artista del cuento y de ese realismo mágico que imprimía en cada una de sus obras, como por ejemplo, El Aleph.


El gran impacto que ha tenido en la cultura universal la obra de este escritor hacen de él toda una referencia en la literatura del siglo XX. Así, entre sus múltiples reconocimientos, está el Premio Cervantes de Literatura, el de Comendador de las Artes y de las Letras de Francia e incluso la Insignia de Caballero de la Orden del Imperio Británico.




El galardón que siempre se le resistió fue, curiosamente, el Premio Nobel de Literatura. Según comentaba su círculo más cercano, las razones apuntaban a cuestiones políticas. Otros decían que su estilo era demasiado culto a la vez que fantástico para que le fuera concedida esta distinción.


Fuera como fuera, para este escritor argentino no ganar el Nobel nunca le preocupó demasiado. Él tenía su estilo propio, siempre inconfundible. El cuento era su género favorito porque, según decía, no obligaba al escritor a hacer uso del relleno, como ocurría por ejemplo, con la novela.


Las reflexiones filosóficas que nos regaló en cada uno de sus relatos, trazan un universo propio y excepcional que ningún otro autor ha superado hasta el momento.


“Mi infancia son recuerdos de ‘Las mil y una noches’, de ‘El Quijote’, de los cuentos de Wells, de la Biblia inglesa, de Kipling, de Stevenson…”.


-J. L. Borges-


Jorge Luis Borges, una infancia en la biblioteca

Jorge Luis Borges nació el 1899 en Buenos Aires, Argentina. En su familia discurrían dos esferas muy singulares: la militar y la literaria. Su abuelo, Francisco Borges Lafinur, era un coronel uruguayo. Mientras que su bisabuelo y su tío paterno eran poetas y compositores.


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Su padre, Jorge Guillermo Borges, impartía clases de psicología y tenía a su vez un exquisito gusto literario. Es más, tal y como el propio Borges dijo una vez, fue él quien le reveló el poder la poesía y el simbolismo mágico de la palabra. Asimismo, lo que más marcó su infancia fue precisamente esa biblioteca paterna en la que el propio Borges pasó gran parte de su infancia.




“Si tuviera que señalar el hecho capital de mi vida, diría la biblioteca de mi padre. En realidad, creo no haber salido nunca de esa biblioteca. Es como si todavía la estuviera viendo… todavía recuerdo con nitidez los grabados en acero de la Chambers’s Encyclopedia y de la Británica”.


Fue un niño precoz. Aprendió a leer y a escribir muy pronto, tal vez por la clara necesidad de introducirse cuanto antes en ese universo literario en el que habitaba. Ahora bien, fuera de las paredes de esa biblioteca y el entorno familiar, su infancia no fue precisamente fácil.


Era ese muchacho al que habían adelantado dos cursos, era ese alumno sabelotodo frágil y que solía tartamudear al que los otros niños martirizaban y ridiculizaban.


Época de exilio, época de creación

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial la familia Borges se encontraba en Europa. Su padre acababa de perder la visión (enfermedad que heredaría más tarde el propio Jorge Luis Borges) y estaban en una clínica sometiéndose a un tratamiento oftalmológico.




El conflicto bélico hizo que viajaran continuamente por Europa, hasta establecerse durante unos años en España. En 1919, Borges escribe dos libros: Los ritmos rojos y Los naipes del tahúr. A su vez, toma contacto con escritores tan relevantes para su obra posterior como Ramón Gómez de la Serna, Valle Inclán y Gerardo Diego.


En 1924 y de vuelta a Buenos Aires, Jorge Luis Borges empieza a crear innumerables revistas para dar testimonio de sus ideas, de todo lo aprendido, visto y sentido en Europa. Sus cuentos, sus ensayos y poemas lo convierten en uno de los escritores más jovenes y prometedores de América.


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En este periodo, su estilo navegó primero entre un aire vanguardista y cosmopolita que más tarde derivó en un estilo más metafísico. Poco a poco, va puliendo esa fascinación por el tiempo, por el espacio, lo infinito, la vida y la muerte que hacen de él todo un erudito en estas materias. Ahí donde lo real se combina con lo ficticio. Ahí donde lo extraño invita al lector a profundizar en cuestiones filosóficas.


La ceguera, época de oscuridad y el paso a otro despertar

La llegada en 1946 de Perón al poder no fue una buena noticia para Jorge Luis Borges. Esa fama, la de antiperonista y seguidor de una línea política más conservadora, fue algo que le acompañó siempre. Llegados los años 50 la Sociedad Argentina de Escritores lo nombró presidente, sin embargo, él mismo renunció al cargo unos pocos años después.


Su carrera literaria marcaba todas sus obligaciones. En París se publicaban ya gran parte de sus obras, La muerte y la brújula, así como ensayos como Otras inquisiciones estaban llegando con gran éxito al público argentino. Su obra clave, El Aleph, estaba en su segunda edición e incluso se rodaban películas basadas en algunos de sus cuentos, como Días de odio.


Ahora bien, en esos años 50 ocurrió lo que él definió como la auténtica contradicción de su destino. El gobierno peronista había sido derrotado tras un golpe militar y Borges fue designado director de la Biblioteca Nacional. Justo en aquel momento, la enfermedad heredada de su padre estaba ya haciendo acto de presencia: se estaba quedando ciego. No podía leer ni escribir.


“Nadie rebaje a lágrima o reproche


esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía


me dio a la vez los libros y la noche”.


-Jorge Luis Borges-


Una vida en la oscuridad llena de éxitos

La ceguera no lo privó de seguir trabajando. Su familia, en especial su madre, más tarde su mujer, Elsa Astete Millán, y después su última pareja la escritora argentina María Kodama, fueron clave en su quehacer literario y en sus lecturas. Siguió publicando obras como Manual de zoología fantástica o El hacedor, libros de poemas como El oro de los tigres y llegó incluso a colaborar durante dos años con la Universidad de Harvard.


Su vida artística fue intensa, rica y muy productiva sin importar ese mundo de oscuridad que cubría sus ojos. Es más, pidió su jubilación como director de la biblioteca nacional de Buenos Aires en 1973. Le había dedicado casi 20 años de su vida aquella labor.


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Jorge Luis Borges falleció en 1986 de un cáncer de páncreas en Ginebra. Está enterrado en un cementerio de Suiza, en una lápida con una cruz blanca en la que aparece la siguiente inscripción “And ne forhtedon na” (y que no temieran) en referencia a una obra noruega del siglo XIII, que apareció en uno de sus cuentos: Ulrica.

Por Valeria Sabater
 
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