Las dos monarcas de sangre latina que reinan en Europa son como el ying y el yang de la realeza
Por Carmen Gallardo 13 de abril de 2016
Son las dos reinas latinas del siglo XXI, comparten esa sangre española a la que cantaba Manolo Tena. Comparten, también, la lengua Cervantes, algo que, a pesar del cantito ché de la argentina, habría de impregnar carácter. Y ha ocurrido, sin duda, pero a cada una el suyo, que transcurre en líneas paralelas. Porque la reina española Letizia Ortiz y la holandesa de origen argentino, Máxima Zorreguieta, son el ying y el yang, que en este caso solo coinciden en el título regio; la cara y la cruz; el cardenal Richelieu y el conde Duque de Olivares.
Si hay una imagen que ratifique, quizá sobre todas, la antítesis de ambas reinas es el encuentro en palacio de Noordeinde de La Haya. Fue durante la gira europea con la que Felipe y Letizia inauguraron reinado. Serán amigas ambas parejas, pero la española lo disimuló con gran maestría. De entrada, oponiéndose estilísticamente a su anfitriona. Letizia eligió un vestido camisero rojo de Varela, el pelo liso, como si acudiera a la facultad. Se encontró con Máxima en todo su esplendor, vestida de Natán (péplum incluido), pamelaza, guantes, y un collar que atraída todos los focos. Como una reina.
Las diferencias:
1. FÍSICO E IMAGEN
Quizá sea lo más obvio del antagonismo entre ambas. Si hubiera que buscar una representante del look y filosofía minimal y otra del barroco, serían perfectas. A Máxima le eligieron el nombre idóneo.
2. ORIGEN SOCIAL
Letizia procede de una familia de clase media, algo que nunca ha pretendido disfrazar. La familia de la argentina era clase media en su país, pero con ínfulas de recuperar un pasado más glorioso o emparentar con alguien que les permitiera ascender en la escala social. Incluso han rebuscado un linaje noble entre sus ancestros vascos del Caserío Sorreguieta, cuya casa solariega sigue erigida en la localidad guipuzcoana de Elduayen y desde donde partieron a finales del XVIII para hacer las Américas.
3. JOYAS
La reina Letizia tardó años en estrenar la tiara princesa que le había regalado su marido. Siempre discreta, sus pendientes no llaman la atención, ni los anillos, casi alianzas; apenas utiliza collares o broches: sus últimas perlas las lució en la entrega de Premios Princesa de Asturias. No la conquistarían en un desayuno con diamantes. Máxima, por el contrario, se desborda. La tiara más rica, el collar más exagerado, siempre con un broche prendido en la solapa. Brillantes, zafiros, esmeraldas, sin complejos, la reina Máxima pasea por el mundo el joyero real.
4. ZAPATOS
Sin duda, Máxima de Holanda invierte más en vestuario y complementos que la reina española, a la que nunca hemos visto con Louboutin aunque sí con salones de la firma Prada: Sin embargo, a pesar de la inversión, Máxima no luce los zapatos, para Letizia suponen una debilidad, (obviaremos a Freud), es lo mejor de su vestuario.
5. AMORES
La reina Máxima levanta pasiones (algunas también negativas, las menos) en su país y fuera de él, en la prensa y en los aficionados a las cuestiones reales. Letizia no goza de la empatía de la argentina.
6. GESTO
Una gran sonrisa que envuelve el entorno es la marca de la casa de Holanda, su gran arma, su poder. El gesto de la reina Letizia es ambiguo, distante, denota el estado de humor en el que se encuentra en cada momento. Los cambios faciales no facilitan empatía, a pesar de sus esfuerzos por sonreír. Naturalidad frente a rigidez.
7. DE CABEZA
Además de ser la reina de Holanda, Máxima es la reina de los sombreros, los tiene para todos los gustos, sensibilidades y ocasiones. Letizia se ha puesto tres en actos oficiales (bodas y coronaciones); el resto los guarda para su vida privada.
8. SUEGRAS
Máxima ha cautivado a la suya, tanto que ha llegado a reciclar un fantástico vestido verde esmeralda que la ex reina Beatriz utilizó en 1981, durante una visita de Estado a Bélgica. Máxima, que no pierde un detalle, se apuntó al vintage y apareció con el vestido de su suegra en un concierto en recuerdo de la liberación del país tras la Segunda Guerra Mundial. Imposible de imaginar a Letizia con alguna prenda de vestir de la reina Sofía.
9. FOTÓGRAFOS
La holandesa posa como las reinas, pocas veces una cámara capta su mirada directa. La española busca el objetivo, mira fijamente, actúa como una estrella del celuloide.
10. ¿UN SUEÑO?
Letizia busca la perfección, quiere ser la más guapa, aunque en el camino haya perdido el gesto; Máxima la más rica, la reina entre las reinas.
Por Carmen Gallardo 13 de abril de 2016
Son las dos reinas latinas del siglo XXI, comparten esa sangre española a la que cantaba Manolo Tena. Comparten, también, la lengua Cervantes, algo que, a pesar del cantito ché de la argentina, habría de impregnar carácter. Y ha ocurrido, sin duda, pero a cada una el suyo, que transcurre en líneas paralelas. Porque la reina española Letizia Ortiz y la holandesa de origen argentino, Máxima Zorreguieta, son el ying y el yang, que en este caso solo coinciden en el título regio; la cara y la cruz; el cardenal Richelieu y el conde Duque de Olivares.
Si hay una imagen que ratifique, quizá sobre todas, la antítesis de ambas reinas es el encuentro en palacio de Noordeinde de La Haya. Fue durante la gira europea con la que Felipe y Letizia inauguraron reinado. Serán amigas ambas parejas, pero la española lo disimuló con gran maestría. De entrada, oponiéndose estilísticamente a su anfitriona. Letizia eligió un vestido camisero rojo de Varela, el pelo liso, como si acudiera a la facultad. Se encontró con Máxima en todo su esplendor, vestida de Natán (péplum incluido), pamelaza, guantes, y un collar que atraída todos los focos. Como una reina.
Las diferencias:
1. FÍSICO E IMAGEN
Quizá sea lo más obvio del antagonismo entre ambas. Si hubiera que buscar una representante del look y filosofía minimal y otra del barroco, serían perfectas. A Máxima le eligieron el nombre idóneo.
2. ORIGEN SOCIAL
Letizia procede de una familia de clase media, algo que nunca ha pretendido disfrazar. La familia de la argentina era clase media en su país, pero con ínfulas de recuperar un pasado más glorioso o emparentar con alguien que les permitiera ascender en la escala social. Incluso han rebuscado un linaje noble entre sus ancestros vascos del Caserío Sorreguieta, cuya casa solariega sigue erigida en la localidad guipuzcoana de Elduayen y desde donde partieron a finales del XVIII para hacer las Américas.
3. JOYAS
La reina Letizia tardó años en estrenar la tiara princesa que le había regalado su marido. Siempre discreta, sus pendientes no llaman la atención, ni los anillos, casi alianzas; apenas utiliza collares o broches: sus últimas perlas las lució en la entrega de Premios Princesa de Asturias. No la conquistarían en un desayuno con diamantes. Máxima, por el contrario, se desborda. La tiara más rica, el collar más exagerado, siempre con un broche prendido en la solapa. Brillantes, zafiros, esmeraldas, sin complejos, la reina Máxima pasea por el mundo el joyero real.
4. ZAPATOS
Sin duda, Máxima de Holanda invierte más en vestuario y complementos que la reina española, a la que nunca hemos visto con Louboutin aunque sí con salones de la firma Prada: Sin embargo, a pesar de la inversión, Máxima no luce los zapatos, para Letizia suponen una debilidad, (obviaremos a Freud), es lo mejor de su vestuario.
5. AMORES
La reina Máxima levanta pasiones (algunas también negativas, las menos) en su país y fuera de él, en la prensa y en los aficionados a las cuestiones reales. Letizia no goza de la empatía de la argentina.
6. GESTO
Una gran sonrisa que envuelve el entorno es la marca de la casa de Holanda, su gran arma, su poder. El gesto de la reina Letizia es ambiguo, distante, denota el estado de humor en el que se encuentra en cada momento. Los cambios faciales no facilitan empatía, a pesar de sus esfuerzos por sonreír. Naturalidad frente a rigidez.
7. DE CABEZA
Además de ser la reina de Holanda, Máxima es la reina de los sombreros, los tiene para todos los gustos, sensibilidades y ocasiones. Letizia se ha puesto tres en actos oficiales (bodas y coronaciones); el resto los guarda para su vida privada.
8. SUEGRAS
Máxima ha cautivado a la suya, tanto que ha llegado a reciclar un fantástico vestido verde esmeralda que la ex reina Beatriz utilizó en 1981, durante una visita de Estado a Bélgica. Máxima, que no pierde un detalle, se apuntó al vintage y apareció con el vestido de su suegra en un concierto en recuerdo de la liberación del país tras la Segunda Guerra Mundial. Imposible de imaginar a Letizia con alguna prenda de vestir de la reina Sofía.
9. FOTÓGRAFOS
La holandesa posa como las reinas, pocas veces una cámara capta su mirada directa. La española busca el objetivo, mira fijamente, actúa como una estrella del celuloide.
10. ¿UN SUEÑO?
Letizia busca la perfección, quiere ser la más guapa, aunque en el camino haya perdido el gesto; Máxima la más rica, la reina entre las reinas.
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