Lo que no tiene es vergüenzaLo más triste es que Rocío Carrasco fue una adolescente mucho más rebelde de lo que pueda ser su hija.
No quiso estudiar, la echaron de todos colegios imaginables y aún así su madre y su padre no la rechazaron. Se largó de casa en cuanto pudo y los padres siguieron cubriendo sus necesidades. La organizaron una boda por todo lo alto, se ocuparon de sus hijos mucho más que ella misma. Debería de reflexionar un poco.