Y música. En los de Irlanda a veces hay hasta banda local tocando las “canciones de borracho” preferidas del finado.
Ostras, ese es el entierro que quiero yo.
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Y música. En los de Irlanda a veces hay hasta banda local tocando las “canciones de borracho” preferidas del finado.
Este verano las vi en El Corte Inglés como “vestibatas”, con su propio nombre y sección! He adoptado el palabro, vestibata, me chifla.
Me has recordado algo brutal!!
El tio de un amigo mio de juventud.
Cuando fallecio Marcello Mastroianni se pillo el coche desde Cat para ir al entierro (???) . Como habia hecho con otros famosos, no recuerdo los nombres, pero era su aficion.
Y se metia en el coche y a base de carajillos y Cocacolas alli que se plantaba el canalla. Sin matarse ni nada.
En el último entierro al que asistí (la madre de una amiga) se me acercó una señora en el tanatorio a darme el pésame por la pérdida tan grande que había tenido, a preguntarme qué tal estaba la familia, etc. Me confundió con una de las hijas, fue despiste, podríamos pensar... Ya, pero es que hablando luego con los familiares resulta que nadie conocía a esa señora. Vamos, una yaya de velatorio de las buenas, de las que van a un entierro así no conozcan al finado de nada ??
De verdad que no me entra en la cabeza. Es morbo? Es aburrimiento? Es locura de las gordas?
Ostras, ese es el entierro que quiero yo.
Es que eso es muy nuestro, muy de nuestra España. Mira La casa de Bernarda Alba. Está claro que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid han quitado procesiones, velorios, y demás festejos/ocasiones sociales donde nuestro fantástico mundo jubi disfrutaba a lo grande.madre mía me estaba imaginando en el futuro comentando en el tema "anti velorios"
Mi abuela se tomó fatal que durante el confinamiento prohibieran esa tradición absurda de tener el tanatorio abierto toda la noche para que los yayos estuvieran de cháchara, nunca la he visto reivindicar algo tanto.
No puedo poner off-topic en spoiler, no me deja, que ésta no es de jubilatas.
El hermano mayor de un amigo de mi marido falleció hace unos años a los 40 recién cumplidos, de repente, infarto fulminante.
Familia muy rara, viven en un caserón destartalado de estos que entre murciélagos y posibles fantasmas no sabes qué te puede salir al paso, con su propia iglesia y camposanto al final del jardín. Pero paisaje idílico, con meandro de un río incluido y lomas verdes y floridas (tal como mi lenguaje ahora).
Pues estábamos allí en el entierro, con ataúd de bambú orgánico y todo, cuando veo venir una banda folk (enorme, en plan banda de música valenciana) desde el río, tocando al estilo celta las canciones preferidas del chaval, incluso ‘Should I stay or should I go’, que marcó la despedida final (flores y tierra). Mi marido, junto a los otros hermanos y amigos más cercanos, estaba riéndose y llorando a la vez.
Fue idea del padre, hippy de los 70 en versión “posh”, pero un puntazo. Luego nos fuimos al jardín delante de la casa y pillamos una cogorza antológica recordando anécdotas de este chaval, que estaba completamente loco pero era un buenazo. Pocos como él. Lástima que pasarse mucho de jovencito en cuanto a qué te metes en noches de farra tiene a veces efectos a largo plazo en el corazón, cuando has sentado la cabeza y tienes críos pequeños.
Bueno bueno bueno historias de jubilados. Tremenda tengo yo con mí suegra.
El año pasado decía que la vecina (unos setenta y tantos años ) y con la que no se puede ni ver no sé por qué desde el 65...le iba a la huerta a robarle las patatas. (mentira, eran los cuervos) pues ella obsesionada con que la vecina le robaba las patatas y una noche pa la huerta de la otra que se fue a robarle sus patatas vestida de negro y todo que solo le faltaba el pasamontañas.
Total que le arramplaría con una burrada de ellas.
A la mañana siguiente la otra que vería el percal se presenta en casa de mi suegra con el marido (un bendito) a discutir por las patatas porque mi suegra le había jodido la huerta blablab que pusiera un espantapájaros y mi suegra le dice que pa espantapájaros ya está ella y le cierra la puerta en las narices.
Bueno, de estas tengo mil, ya iré contando
Ah los cuervos siguen liándola porque mi suegra se niega a poner espantapájaros por la vecina
Una amiga mía en España es directora de una oficina bancaria en un barrio de las afueras de una gran ciudad. Tienen una señora jubilada que va todos los días a las 8:30, saca 10 euros de vez en cuando, o actualiza la cartilla (ni hay movimientos), y se queda hasta que cierran al público. En invierno porque está calentita y en verano porque tienen aire acondicionado. Se sienta en un sillón en un rincón y hace punto. Al principio idearon toda suerte de estratagemas para echarla, pero al final la dejan quedarse. No hace daño a nadie, no da la lata, está en su rinconcito, y les suele llevar pastitas y cosas que hace ella. Además les ha surtido de todo tipo de jerseicitos y botitas de punto para los bebés que han ido naciendo a lo largo de los años. Sale a media mañana a hacer la compra, a la farmacia o al médico, pero vuelve siempre a retomar sus labores. Es ya parte de la oficina; la señora va arreglada pero dice mi amiga que es como muy gris, así que ni siquiera los jefazos que visitan se han dado cuenta de que está allí siempre.
Me resulta tierno, pero a la vez me da mucha pena; debe estar muy solita la pobre.