Mi madre me dice que hoy ha pasado por delante de unas dependencias municipales y estaba la ventana abierta. Se ha puesto a hablar con una funcionaria preguntándola que si oía los pajaritos. La funcionaria le ha dicho que sí y que le encanta oírlos. Total que la funcionaria le ha regalado un libro a mi madre y le ha dado su tarjeta de visita a mi madre y han quedado para tomar café.
Otra de mi madre: Durante la pandemia llamó una señora mayor por teléfono a su casa. Mi madre contestó y es como si en principio las dos se conocieran pero a medida que iba transcurriendo la conversación se dieron cuenta de que no se conocían y que era una llamada equivocada, eso al cabo de una hora de conversación. Alucino con el poder de las personas mayores para enrollarse con la gente sin conocerla.
Dios mío mencanta.