Irene Montero. Ex ministra de Igualdad, candidata de Podemos a las elecciones Europeas

EL OBRERO DISNEY DE PODEMOS

Dice Irene Montero, ministra de Igualdad por sus méritos, que los obreros pegan palizas a los trans, evitan alquilar sus pisos a las lesbianas y se burlan de las personas LGBT en el cole o en el curro.

Lo de cole y curro no es mío, sino de la ministra, que habla como María José, la pija fan de Mecano y de Rick Astleyque me gustaba a mí en el colegio en 1987. ¡Cómo escupía las pipas María José y con qué clase caían los cascajos a sus pies! Pies calzados, por cierto, con aquellas míticas Nike blancas con la raya azul cielo que tanta envidia daban a las que no se las podían permitir.

Pero vayamos al turrón.

Para ilustrar el tuit en el que Montero dice que los obreros pegan a los trans, la ministra ha colgado el trailer de Pride, una comedia británica de 2014 basada en… bueno, iba a decir hechos reales, pero en realidad no.

Pride es la idealización que han hecho algunos niños bien de Londres de una anécdota menor e intrascendente. El apoyo de una minúscula organización gay a los mineros en huelga en la Gran Bretaña del thatcherismo.

Anécdota convertida por arte y magia de la propaganda y el paso del tiempo en algo así como el símbolo de la unión de dos de las minorías supuestamente más oprimidas por el capital y el patriarcado y los Sabios de Sión y Galactus.

Que la historia no tiene media vuelta lo demuestra que el acto central de esa supuesta alianza consistió en un concierto de Bronski Beat (un grupo muy rojeras, pero al que no escuchaba un sólo obrero) en el muy pijo Electric Ballroom del muy pijo barrio londinense de Camden.

Que la película (bastante mala, por cierto) contradiga la literalidad del mensaje de Montero es lo de menos. Me llama más la atención que los activistas LGBT de la película vistan como los hipsters de 2014 en vez de como los gays y lesbianas de 1984. O que los mineros sean una versión edulcorada, mullida y pánfila de lo que un niño bien que se cree comunista imagina que es un obrero.

Cada vez que Irene Montero, o para el caso cualquier otro alto cargo de Podemos, tuitea alguna banalidad prehistórica sobre una lucha obrera de la que sólo ha tenido noticia a través de la newsletter de Netflix, me acuerdo de dos viñetas.

Una es esa de Chumy Chúmez en la que un progre mira con desprecio a un grupo de campesinos mientras dice "a veces pienso que esta gente no se merece que me lea entero El capital".

La otra es esa de Stone Toss en la que un niñato con una camiseta comunista dice apoyar a la clase obrera pero pone cara de asco cuando un obrero de verdad, trabajador de una empresa petrolífera, cristiano, cazador y con la bandera sudista en la furgoneta, le ofrece la mano con la frase "joder, qué bueno oír eso, amigo".

El chiste de Chumy Chúmez es de los años 70. El de Stone Toss, de hace sólo unas semanas.

Han pasado 50 años y ahí sigue la izquierda caviar, la que florece al calorcito de los Presupuestos Generales del Estado, soñando con un obrero Disney que sólo existe en sus sueños de turista de la eterna revolución tontorrona adolescente mientras mira con infinita repugnancia a esos obreros verdaderos a los que insulta cada día llamándoles racistas, machistas, sexistas, violentos o violadores.

Al menos María José escupía las pipas con clase y jamás se le habría pasado por la cabeza mirar dos veces a quienes fingen ser lo que no son. Estos sólo escupen tuits.

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El obrero Disney de Podemos

Dice Irene Montero, ministra de Igualdad por sus méritos, que los obreros pegan palizas a los trans, evitan alquilar sus pisos a las lesbianas y se burlan de las personas LGBT en el cole o en el curro.
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Patriotismo es pagar con tus impuestos la subida de sueldo del Gobierno, el chalet de Galapagar, los vuelos en Falcon, las vacaciones de los colegas de Sánchez, las chochocharlas y bancos morados, y los psicólogos de Irene Montero por los cuernacos que le pone Pablo con Josefine.
 
No sé bien dónde poner estas fotos, me parece una muy buena composición que refleja la aberrante involución, la realidad actual en esos países, lo traigo a este hilo.



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El PSOE se desmarca del borrador de la Ley Trans que prepara Igualdad: "No es un texto del Gobierno"​

  • El departamento de Irene Montero aspira a que la ley avale el cambio de s*x* legal sin necesidad de pruebas médicas o psicológicas. La parte socialista del Gobierno rechaza que el borrador sea la posición del Ejecutivo y defiende dotarlo de unas "garantías jurídicas" que no llega a concretar
  • — El borrador de la Ley Trans avala el cambio de s*x* legal sin necesidad de pruebas médicas o psicológicas
La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, responde a los medios en el Congreso de los Diputados, en Madrid, (España), a 28 de enero de 2021 Eduardo Parra - Europa Press
Irene Castro
2 de febrero de 2021 22:50h
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@irecr
El debate sobre la autodeterminación de género se traslada ya formalmente al seno del Gobierno. El Ministerio de Igualdad tiene listos los borradores de las leyes LGTBI y Trans que el otro día Irene Montero entregó a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. Mientras el socio minoritario de la coalición pretende que las normativas estén listas en la primera quincena de febrero, la parte socialista enfría esas expectativas y ni siquiera da por hecho que vayan a impulsarse como dos normas, como recoge el acuerdo programático de la coalición, y apuesta por fusionar ambos textos. Pero más allá de los modos y tempos, el choque a propósito de la Ley Trans es de fondo y amenaza con enquistarse. Igualdad mantiene el pulso al incluir en la redacción de la norma el cambio del s*x* legal sin necesidad de requisitos previos, mientras el PSOE ha dejado clara en los últimos meses su oposición a la libre autodeterminación de género. El conflicto es complejo y no afecta solo a los partidos que sustentan al Gobierno sino que enfrenta a parte del movimiento feminista.

El borrador que ha elaborado el Ministerio de Igualdad elimina la exigencia de pruebas médicas o psicológicas para que las personas transexuales puedan cambiar legalmente su s*x*. Actualmente, se requiere un informe psiquiátrico y dos años de hormonación. La norma que pretende impulsar Igualdad reconoce que la solicitud de cambio en el Registro Civil "no precisa de más requisitos que la declaración expresa" de la persona, es decir, que una persona registrada como un hombre al nacer pueda cambiar en cualquier momento esa condición para registrarse como una mujer, o viceversa. "El ejercicio de este derecho en ningún caso podrá estar condicionado a la previa exhibición de informe médico o psicológico alguno, ni la previa modificación de la apariencia o función corporal de la persona a través de procedimientos médicos, quirúrgicos o de otra índole, sin perjuicio del derecho de la persona interesada a hacer uso de tales medios", reza el texto que ha adelantado elDiario.es.

Sin embargo, la parte socialista del Gobierno advierte de que no es un proyecto cerrado y que se trata de "la posición de Igualdad, que recoge de forma nítida la de Unidas Podemos". "No es un texto del Gobierno", apuntan fuentes consultadas por esta redacción, que advierten de que queda trabajo por delante, incluida la emisión de informes de otros ministerios, como Sanidad o Justicia. "A la hora de elaborar una norma es necesaria la corrección normativa y la seguridad jurídica. Sobre el texto hay que trabajar. Los derechos tienen que tener seguridad jurídica", expresan desde la parte socialista del gabinete.

El acuerdo programático de la coalición recoge el impulso de sendas leyes -la de lucha contra la discriminación de las personas LGTBI que, entre otras cosas, prohíba las llamadas terapias de reversión; y la de derechos de las personas trans-. La segunda, no obstante, se define en el texto rubricado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias con carácter muy genérico: "Una Ley trans que trabaje de forma efectiva para erradicar todas las formas de discriminación hacia las personas trans en todos los ámbitos". También alude a la la "erradicación de cualquier forma de patologización de las personas LGTBI".

El cambio de posición del PSOE​

El PSOE rechazó en un argumentario interno el derecho "a la autodeterminación sexual" y cuestionó que sentirse hombre o mujer tenga que implicar un reconocimiento de esa identidad con efectos jurídicos. "Estamos en contra de los posicionamientos que defienden que los sentimientos, expresiones y manifestaciones de la voluntad de la persona tienen automáticamente efectos jurídicos plenos. El denominado derecho a la libre determinación de la identidad sexual o derecho a la autodeterminación sexual carece de racionalidad jurídica", rezaba ese texto difundido por la dirección de Pedro Sánchez, con la firma de Calvo como secretaria de Igualdad del partido, además de la de José Luis Ábalos, como secretario de Organización. La dirección socialista defendía que se dé una "situación estable de transexualidad debidamente acreditada" a la hora de cambiar legalmente el s*x*. Ese concepto lo reflejó en una sentencia el Tribunal Constitucional.

Ante la polémica, la respuesta oficial del PSOE es que tiene un compromiso firme con los derechos de las personas transexuales –apuestan por la despatologización–, pero sostiene que son necesarias "garantías jurídicas" a la hora de legislarlos. Lo que no aclara el partido de Sánchez es cuál es su alternativa. En privado, algunas fuentes admiten que apuestan por que haya algunos requisitos para poder cambiar de s*x* en el DNI por las implicaciones que puede conllevar a nivel estadístico, por ejemplo, o en ámbitos de la vida como el deporte.

Uno de los reproches de Unidas Podemos a su socio de Gobierno es el viraje que ha dado respecto a la autodeterminación de género, ya que los socialistas apoyaron en 2017 una iniciativa con una redacción prácticamente igual a la que ahora plantea el Ministerio de Igualdad. "El PSOE se cayó del caballo en 2017 cuando tomó conciencia de las consecuencias prácticas se legislar la autodeterminación", admite Ángeles Álvarez, que era en aquel momento portavoz de Igualdad del Grupo Socialista en el Congreso y que ahora se opone a impulsar esa medida en esos términos.

Mientras que el departamento de Montero quiere impulsar rápidamente la iniciativa –pretende que se apruebe en primera lectura en Consejo de Ministros la primera quincena de febrero–, la parte socialista del Gobierno lo fía para largo y recuerda que aún requiere de los informes de otros ministerios. Calvo dejó clara, además, su intención de mantener un nuevo encuentro con colectivos –se reunió con ellos el pasado viernes– para abordar el asunto. La segunda reunión no tiene por ahora fecha. El asunto es complicado y mantiene las posiciones enquistadas también en los movimientos sociales. El PSOE afronta el debate, además, en un momento delicado, a las puertas de un congreso en el que tendrá que fijar posiciones (para lo que Calvo ya ha anunciado una cumbre feminista del partido para este verano).


La zorra a cuidar de las gallinas, quiero decir Carmen Calvo, ex ministra de Igualdad, con celos por darle ese Ministerio a Irene Montero hará todo lo posible por poner zancadillas y retrasar esa ley todo lo que pueda.

El tema espinoso de ésta ley está en las personas trans, que diversos colectivos lo ven de forma diferente y ahí radica la complejidad de aunar todos las ideas.

Veremos.
 
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