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Jóvenes, pijas y monjas, o el milagro de las clarisas de Lerma
A la puerta de Lerma, en cambio, no dejan de llamar jóvenes españoles, con sus carreras terminadas y con buenas posiciones. Muchas hijas de papá. Otras, de procedencia humilde. La mayoría de familias pertenecientes a los nuevos movimientos. Sobre todo a Comunión y Liberación, a los Kikos y al Opus Dei. Aunque también hay algunas que vienen de familias ateas o indiferentes. Y son tantas que, hace dos años, tuvieron que ampliar. Lerma se les quedaba pequeño. Era un convento pensado para unas 30 monjas. Un número que superaban con creces.
Por eso, Sor Verónica decidió hacerse con la cesión por muchos años del convento franciscano de San Pedro Regalado de La Aguilera. Y allí está, ahora, la mayoría de sus monjas. Sin abandonar Lerma, por supuesto. Dos casas y una sola abadesa para una nueva congregación que crece, cuando todas las demás menguan. ¿Por qué?
En el monasterio de Santa Clara, en Lerma, no dejan de aumentar las vocaciones. La mayoría de las 131 hermanas clarisas no superan los 35 años. Viven divididas en dos conventos, el de Lerma y el de La Aguilera, y son un fenómeno vocacional a nivel europeo. Jóvenes, con carrera y la vida por delante, ¿qué tiene Lerma que enamora su corazón?
¿Qué tiene Sor Verónica?
A la puerta de Lerma, en cambio, no dejan de llamar jóvenes españoles, con sus carreras terminadas y con buenas posiciones. Muchas hijas de papá. Otras, de procedencia humilde. La mayoría de familias pertenecientes a los nuevos movimientos. Sobre todo a Comunión y Liberación, a los Kikos y al Opus Dei. Aunque también hay algunas que vienen de familias ateas o indiferentes. Y son tantas que, hace dos años, tuvieron que ampliar. Lerma se les quedaba pequeño. Era un convento pensado para unas 30 monjas. Un número que superaban con creces.
Por eso, Sor Verónica decidió hacerse con la cesión por muchos años del convento franciscano de San Pedro Regalado de La Aguilera. Y allí está, ahora, la mayoría de sus monjas. Sin abandonar Lerma, por supuesto. Dos casas y una sola abadesa para una nueva congregación que crece, cuando todas las demás menguan. ¿Por qué?
En el monasterio de Santa Clara, en Lerma, no dejan de aumentar las vocaciones. La mayoría de las 131 hermanas clarisas no superan los 35 años. Viven divididas en dos conventos, el de Lerma y el de La Aguilera, y son un fenómeno vocacional a nivel europeo. Jóvenes, con carrera y la vida por delante, ¿qué tiene Lerma que enamora su corazón?
¿Qué tiene Sor Verónica?