Helados

SORBETES AGRIPICANTES DE MANGO Y SANDÍA


Sorbetes agripicantes de mango y sandía



Hoy te traemos una receta refrescante para que lo goces en casa haciéndola este verano. Si quieres un sorbete perfecto, vete a una heladería. Si buscas un sabor propio, estás en el lugar indicado.



CARLOS ROMÁN


¿Qué motivo tendrías para preparar un sorbete en casa? Esa es justo la pregunta que yo me hice hace unas semanas. Al principio, no encontraba una respuesta sobre todo por no tener heladera (lo que te facilita la vida sobremanera a la hora de conseguir una textura óptima, sin cristales, aunque el resultado que obtuve fue más que decente). Sin embargo, hay algo que estamos perdiendo cada vez más y es el dejar de lado lo que nos ofrece la industria para cocinarlo por nosotros mismos.

Si quieres un sorbete perfecto y estás lejos de tu heladería de confianza, vete al súper y cómprate una tarrina de mejunje de estabilizantes, potenciadores del sabor y conservantes. Si quieres tu sorbete, el tuyo, el de nadie más, ese que sabe a lo que te salga de las narices podemos entendernos.

¿De dónde vino la idea? De esta maravillosa droga legal que compartimos unos cuantos comidistas: la fruta (y cualquier cosa) con sal, chile y lima. De ahí que lo preparara en casa, y de ahí que me las gozara cosa bárbara cuando le estaba metiendo tajín a la hora de comérmelo. ¿Quieres saber un secreto? No te desesperes si ves que el resultado no es el esperado y hay muchos cristales. Todo tiene solución: dale un golpe de batidora y vuelve a meterlo en la nevera o, mejor aún, prepárate un refresco estupendo añadiéndole un buen chorro de agua con gas.

Por último, pero no por ello menos importante, estaría bien remarcar qué frutas son más idóneas. Frutas muy acuosas, como la sandía o los cítricos, van regular; de ahí que la receta lleve gelatina. Otras con una pulpa más consistente como el mango, el plátano o las fresas consiguen una textura mejor. En cuanto al azúcar, lo mejor es no abusar de él porque puede dar problemas en la congelación, provocando aún más cristales. ¿Qué nos queda? Usar algún sirope como el de arce, aunque lo verdaderamente útil es lo que harían las generaciones anteriores: usar fruta en su punto óptimo de maduración, llena de sabor y dulce por sí sola. Eso ayuda a que puedas reducir la cantidad de sirope y no te la juegues.
Posdata: no te olvides de añadir lima o limón aunque no vayas a meterle el picante y no quieras el toque ácido, ya que ayuda a prevenir la oxidación de la fruta.


Dificultad
Media-alta, hay que prestar atención a que no se formen cristales cuando se congela.


Ingredientes
Para 4 personas
Para el sorbete de mango
  • 1 kg de mango maduro pelado (alrededor de 4 mangos)
  • 1/2 taza de azúcar
  • 1/2 taza de agua
  • 2 guindillas cayena
  • El zumo de 2 limas + su ralladura

Para el sorbete de sandía
  • 1 kg de sandía madura pelada y despepitada (alrededor de 1.7 kg de sandía con piel)
  • 1/2 taza de azúcar moreno
  • 1/2 taza de agua
  • 2 guindillas cayena
  • 4 láminas de gelatina neutra
  • Zumo de 2 limas + su ralladura

Preparación
Para el sirope picante
  1. Calentar en una olla pequeña el agua y el azúcar hasta que ésta se disuelva por completo. Apagar el fuego, añadir las cayenas despepitadas, tapar la olla y dejar infusionar 10 minutos.
  2. Hidratar las láminas de gelatina en agua fría. Escurrir bien.
  3. Colar el sirope y dividirlo en dos. Disolver las láminas de gelatina en una de las dos mitades de sirope.

Para el sorbete de mango
  1. Pelar los mangos y retirarles toda la pulpa con ayuda de un cuchillo.
  2. Pasar la pulpa a una batidora y triturar junto con la mitad del sirope sin gelatina. Pasar a una tartera (si no se tiene heladera) y meter en el congelador.
  3. Revisarlo cada hora y remover para evitar que se formen cristales de hielo. Cuando se haya enfriado lo suficiente como para que esté sólido, pero con una consistencia cremosa, servir y acompañar con ralladura de lima, chile en polvo y una pizca de sal.

Para el sorbete de sandía

  1. Si la sandía está en la nevera, sacarla, pelarla, despepitarla, cortarla en cubos y dejarla una hora para que se atempere. Si no, simplemente pelarla, despepitarla y cortarla en cubos.
  2. Pasar los cubos a una batidora y triturar junto con la otra mitad del sirope (con gelatina). Pasar a una tartera (si no se tiene heladera) y meter en el congelador.
  3. Revisarlo cada hora y remover para evitar que se formen cristales de hielo. Cuando se haya enfriado lo suficiente como para que esté sólido, pero con una consistencia cremosa, servir y acompañar con ralladura de lima, chile en polvo y una pizca de sal.
 
Granizado de sandía con frutos rojos

granizado sandía frutos rojos




Ingredientes (4 personas):


  • 1/2 sandía
  • 150 gr de frutos rojos variados (grosellas, moras, arándanos)
  • 50 ml de jarabe de grosellas o granadina
  • 1 cda de mermelada de arándanos negros
  • 3 hojas de gelatina
  • 80 gr de azúcar moreno
  • 80 ml de vino de Oporto
  • agua

Elaboración de la receta



Trocea la sandía y pon la fruta en un bol junto con el jarabe de grosellas y el azúcar moreno. Tritura con la batidora eléctrica y reserva.

Pon a remojo las hojas de gelatina en un bol con agua fría hasta que se ablanden. Escúrrelas y ponlas en una cazuela al fuego con un poco de agua (50 ml). Cuando se disuelvan, cuela y agrega al zumo de sandía. Vierte el zumo en una fuente y deja enfriar en el congelador durante una hora. Retira y raspa con un tenedor hasta que adquiera la textura de granizado.

Mezcla en un bol la mermelada de arándanos, el vino de Oporto y los frutos rojos y deja macerar durante media hora para que suelten el jugo. Reserva.

Sirve el granizado en copas y reparte por encima los frutos macerados.
 
Receta de Sorbete helado de limón al cava


Receta de Sorbete helado de limón al cava



Eva Arguiñano


Ingredientes:

  • Para 6 personas:
  • 1/2 botella de cava o champán
  • 1 l de helado de limón
  • 8 cucharadas de nata
  • 4 cucharadas de vodka
  • 1 limón
  • un poco de curaçao azul
  • 2 cucharadas de azúcar
  • unas hojas de menta

Elaboración de la receta de sorbete helado de limón al cava:

Limpia el limón y con una puntilla saca un trozo largo de la cáscara. Córtalo en tiras finas y resérvalas.

Coloca el helado en el vaso de la batidora, añade la nata, el vodka y el cava. Tritura con una batidora eléctrica hasta que todos los ingredientes queden perfectamente integrados.

Pon el azúcar en un plato y vierte el curaçao en otro. A la hora de servir,moja los bordes de las copas primero con el curaçao y después pásalas por el plato con azúcar para decorar.
Vierte el sorbete en las copas y adórnalo con unas hojas de menta y las tiras finas de limón.

Consejo

A la hora de preparar este sorbete,lo mejor es que lo hagas en el momento de consumirlo porque pasado un tiempo, los ingredientes tienden a separarse.

El curaçao es un licor de exquisito aroma, elaborado con la piel de las naranjas que se cultivan en la isla del mismo nombre. Si no tienes curaçao, puedes sustituirlo por otro licor de naranja.

Sorbete de limón sin alcohol:

Prepara sorbete de limón sin alcohol para que los niños también puedan disfrutar de este postre ligero, refrescante y tan rico estas navidades. La elaboración es la misma. Lo único que haremos será eliminar el alcohol de la receta.
 
Bomba helada con salsa de frambuesa


Receta de Bomba helada con salsa de frambuesa




Karlos Arguiñano


Ingredientes

  • -Para seis personas:

  • 300 gr. de queso de untar
  • 2 yogures
  • 6 cucharadas de azúcar
  • 1/4 l. de nata
  • 200 gr. de chocolate de cobertura
  • 50 gr. de mantequilla
  • frambuesas

  • -Para la salsa de frambuesas
  • 200 gr. de frambuesas
  • 4 cucharadas de azúcar
  • 1/2 hoja de gelatina

Elaboración:

Para la salsa de frambuesas, pon a cocer las frambuesas con las 4 cucharadas de azúcar. Cuando se deshagan, agrega la gelatina (previamente remojada en agua fría) y mezcla bien. Cuela la salsa con un colador para retirarle las pepitas y déjala enfriar. Introduce en una manga pastelera y reserva.

Pon en una cazuela al fuego, la nata, 2 cucharadas de azúcar, la mantequilla y una nuez de glucosa. Cuando se disuelva todo y empiece a hervir, viértelo sobre el chocolate. Mezcla bien hasta que se funda el chocolate.

Con una placa de acetato, forma pequeños cilindros y ciérralos con cello. Bate con una varilla manual, el queso con 4 cucharadas de azúcar y los 2 yogures, hasta conseguir una crema homogénea. Introduce en una manga pastelera.

Sirve dentro de cada molde un poco de la crema, coloca el cilindro de acetato en el centro y sigue rellenando alrededor del cilindro. Introduce un poco de salsa de frambuesa dentro de los cilindros y retíralos. Cubre con un poco más de crema e introduce en el congelador durante 2-3 horas hasta que se congelen. Retira los moldes del congelador, desmolda y napalos con el chocolate. Adorna cada plato con un poco de salsa de frambuesas y unas hojas de menta.
 
Soufflé arco iris (tarta helada)

Receta de Soufflé arco iris (tarta helada)



Soufflé arco iris o tarta helada de Eva Arguiñano, compuesta por una capa de frambuesas, una de frutos secos, una de café y base de crema de pistachos.



Ingredientes (8 personas):

  • 8 yemas de huevo
  • 250 gr de azúcar avainillado
  • 750 ml de nata montada
  • 100 ml de café negro fuerte
  • 3 cucharadas de avellanas tostadas
  • 3 cucharadas de almendras tostadas
  • frambuesas y hojas de menta
  • Para el puré de frambuesas:
  • 300 gr de frambuesas
  • 150 gr de azúcar
  • Para el puré de pistachos:
  • 60 gr de pistachos
  • 2 cucharadas de agua

Elaboración de la receta de Soufflé arco iris:

Pon a cocer las frambuesas con el azúcar durante 20 minutos a fuego lento. Deja templar y cuélalo con una muselina fina para retirar las pepitas.

Pela los pistachos, añádeles 2 cucharadas de agua hirviendo y tritúralos con un molinillo.

Mezcla las yemas con el azúcar avainillado en un bol y ponlo al baño maría, batiendo hasta que el azúcar se deshaga y adquiera la consistencia de una crema. Deja enfriar, bate y añade la nata montada.

Divide esta mezcla en 4 partes. Aromatiza una con el puré de frambuesas, otras con el café, otra con los frutos secos picados y la última con la pasta de pistachos.

Cubre un molde con papel sulfurizado (que tenga 3 veces la altura del molde). Pon en una capa la preparación aromatizada con frambuesas y deja que se solidifique en el congelador. Repite el proceso con la mezcla de los frutos secos, de la aromatizada con café y después con la de pistachos.

Para servir, introduce el molde en agua caliente unos segundos, y desmolda. Decora con frambuesas y hojas de menta.


Consejo:

Al hacer un helado de este tipo, ten en cuenta que cuando el helado se descongela pierde aire y modifica su estructura, por lo que, aunque vuelva a congelarse de nuevo, ya no tendrá la suavidad y la textura del principio.
 
Soufflé helado de chocolate


Receta de Soufflé helado de chocolate




Bruno Oteiza prepara un falso soufflé a base de mousse helada de chocolate con helado de vainilla, un postre frío para los más golosos.



Ingredientes (2 personas):
  • 200 gr de chocolate con cristales de sal
  • 3 huevos
  • 100 gr de azúcar
  • 2 cucharadas de azúcar glas
  • 250 ml de nata
  • 2 tapones de ron blanco
  • 2 cucharadas de helado de vainilla
  • cristales de sal
  • hojas de menta para decorar

Elaboración de la receta de soufflé helado de chocolate:

Separa las claras y las yemas de los huevos.

Pon el chocolate en un bol, tápalo con plástico de cocina y fúndelo en el microondas durante 2 minutos a temperatura media.

Monta la nata con la batidora de varillas. Cuando esté semimontada, añade 40 gramos de azúcar y termina de montarla. Incorpora las yemas y otros 40 gramos de azúcar. Vierte el ron. Agrega el chocolate fundido y mezcla bien.

Monta las claras a punto de nieve. Cuando estén semimontadas, añade 20 gramos de azúcar y termina de montarlas. Incorpóralas a la crema con suaves movimientos envolventes. Deja enfriar la mousse e introdúcela en una manga pastelera.

Forra dos moldes individuales, cada uno con un trozo de papel de horno, de tal manera que sobresalga por el borde 10 centímetros aproximadamente.

Pon en cada molde un poco de mousse, una cucharada de helado de vainilla y otro poco de mousse. Introduce estos falsos soufflés en el congelador.

En el momento de servir, espolvorea los soufflés con azúcar glas y retira el papel con cuidado. Decora con unas hojitas de menta y unos cristales de sal.
 
Granizado de verano

Receta de Granizado de verano




Karlos Arguiñano


Una receta refrescante a base de melón, sandía, limón y canela en polvo.



Ingredientes de la receta de granizado de verano:

  • - Para 6-8 personas:
  • 1 melón
  • 1 trozo grande de sandía
  • 1 limón
  • una pizca de canela en polvo
  • 2 cucharadas de azúcar blanco
  • 2 cucharadas de azúcar moreno
  • hielo picado
  • hojas de menta
  • - Para decorar:
  • un poco de granadina
  • un poco de licor de kiwi
  • azúcar

Elaboración de la receta de granizado de verano:


Abre el melón por la mitad, retírale las semillas , saca parte de la pulpa con un sacabolas y el resto con un cuchillo.

Reserva las bolitas y trocea el resto de la pulpa, colócala en un bol grande, añade el azúcar moreno, una pizca de canela en polvo y un poco de ralladura de cáscara de limón. Tritura con una batidora eléctrica y pasa la mezcla por el colador.

Saca parte de la pulpa de la sandía con un saca bolas y resérvalas. Trocea el resto de la pulpa, colócala en el vaso americano, tritúrala y cuélala.

Para servir, unta la mitad de las copas con el zumo de granadina y la otra mitad con el licor de kiwi. Pásalas luego por el azúcar. Echa dentro de cada copa, abundante hielo picado, unas bolas de melón o sandía (a tu gusto), y el zumo de melón o sandía. Decora con unas hojitas de menta.

Consejo
Para picar hielo, basta con envolver unos cuantos cubos en un paño limpio y golpearlos o martillearlos sobre una superficie dura.
 
POLOS DE MELÓN Y TRES VARIACIONES PARA TUNEARLOS


Mirad cómo se derrite...



Lo de saborear hielo aromatizado con frutas viene de hace miles de años. Y es que es casi instintivo: en cuanto aprieta el calor, nada mejor que un buen helado hecho con alguna fruta de temporada.




CLARA PÉREZ VILLALÓN

Aunque hace miles de años, romanos, griegos, egipcios y demás ya se deleitaban con hielo saborizado con frutas, mientras les abanicaban en aquellos veranos insaciables de calor, lo cierto es que la receta de hoy fue, fruto de un cúmulo de casualidades, invención de un niño de 11 años. Sí, Frank Epperson todavía no era muy consciente de que su descuido, en aquella noche invernal de 1905, le volvería multimillonario. Puede sorprender conocer que el inventor fuera tan joven, pero más asombra aún que fuera sin intención: el pequeño Frank, a pesar de la noche gélida, tuvo sed y salió al porche de su casa. Cogió un vaso de agua, le añadió zumo y lo removió con una cuchara de madera. Los padres, preocupados por la muy segura congelación, reclamaron su atención; y Frank obedeció pero olvidó introducir el vaso con la bebida. Su sorpresa a la mañana siguiente fue mayúscula.

Después de esta pequeña, singular y curiosa lección de historia, quizás estéis acalorados y desesperados por saber cómo se hace. Totalmente comprensible, cuando el calor aprieta y no tenemos a nadie que nos abanique y estamos acalorados y sin vacaciones, pero tranquilo porque con la receta de hoy tu verano se hará más fácil y toda tu penuria resultará más llevadera si rechupeteas el palo de un helado (o polo).

Si un niño de 11 años, por descuido, lo consiguió, tú también puedes. Sólo necesitas una fruta de temporada y que tenga buena cantidad de agua. El resto, literalmente se hace sólo (y en el congelador). Nosotros haremos polos de melón en tres, pero eres libre de utilizar la fruta que creas oportuna y que más te guste. Incluso, puedes combinar varias. Quién sabe, igual eres el próximo Frank Epperson, el cual tuvo que esperar 18 años para patentar su idea, comercializarla y ganar dinero bajo el nombre de Popsicle. ¡Al rico polo, oiga!



Dificultad
Lo podría hacer un niño de 11 años.


Ingredientes
Para unos 6-8 polos
  • 100 gr de nata
  • 40 gr de miel
  • Zumo de ½ limón
  • ½ melón verde o naranja (unos 400 g de pulpa)

Preparación
  1. Pelar el melón y quitar las pepitas.
  2. Triturar el melón con el resto de los ingredientes muy bien menos la nata.
  3. Colar por si quedase alguna imperfección.
  4. Montar la nata estando ésta bien fría e incorporar con movimientos envolventes.
  5. Meter en un molde y congelar durante, mínimo, 4 horas. O también dejar en una terrina para hacer bolas.


VERSIÓN MEXICANA
Añadir al agua de melón, después de colarla, el zumo de una lima y media, en lugar de limón y, al sacarlos del molde, espolvorear los polos con Tajín en polvo o un poco de chile suave.


AROMAS ITALIANOS
Antes de triturar el melón, añadirle un buen puñado de hojas de albahaca. Doblar la cantidad de limón.


CON MENTA Y SANDÍA
Sustituir la mitad del melón por sandía. Antes de triturar, añadirle un buen puñado de hojas de menta.



 
GRANIZADO DE CAFÉ A LA SICILIANA


Café para todos




Un clásico siciliano que encantará a los entusiastas del café con hielo y que puede preparar cualquier criatura que sepa hacer café y que tenga congelador: no tiene más misterio.




MIRIAM GARCÍA


Dicen que en los ardientes veranos sicilianos hay lugareños que cambian su cappuccinodel desayuno por un granizado de café como este. Pero como nosotros también sabemos bastante de veranos ardientes, nos apropiamos de esta granita al caffè cual si fuéramos nativos de Messina, donde lo sirven con un goloso copete de nata montada. Y nosotros respetamos las tradiciones. Las que nos convienen, sobre todo.

Para granizar la mezcla podemos usar desde el método más sencillo y primigenio de congelar y remover de vez en cuando con tenedor o batidora a introducir la mezcla en una máquina de helados, si somos afortunados de disponer de alguna, con lo que obtendremos algo más cercano al sorbete que al granizado. Sí, también es posible congelar la mezcla cafetosa en cubiteras y luego triturarla en algún robot de cocina potente. A vuestro libre albedrío, lo fundamental es servirlo con un rico pegotón de nata montada en un caluroso día de verano. Y que entre el Etna en erupción, que nos importará un pepino siciliano.


Dificultad

Ninguna más que encontrar un buen café de tueste natural y tener paciencia para congelar la mezcla.

Ingredientes

Para 4 personas
  • 300 ml de agua
  • 150 g de azúcar
  • 1 cucharada de extracto de vainilla o las semillas de 1 vaina natural
  • 300 ml de buen café cargado
  • 250 ml de nata líquida (mínimo 35% de contenido graso)
  • Un poco de cacao en polvo para adornar (opcional)
Preparación
  1. Preparar un almíbar, poniendo en un cazo el azúcar con el agua. Llevar a ebullición, cocer 2 minutos y dejar enfriar.
  2. Mientras tanto, preparar el café cargado a nuestro gusto, con el método que solamos utilizar, aunque para prepararlo concentradito, mejor usar una cafetera tipo espresso o italiana (aquí cómo preparar el café perfecto con la cafetera italiana).
  3. Mezclar el café con el almíbar preparado y el extracto de vainilla o las semillas de vainilla.
  4. Dejar enfriar por completo y meter en el congelador, dentro de un recipiente hermético, si vamos a congelar la mezcla por el método tradicional. Sacar al cabo de 2 horas y rascar con un tenedor o pasar una batidora de mano. Devolver al congelador.
  5. Repetir la operación al cabo de 1 hora más y así sucesivamente tantas veces como sea necesario hasta que obtengamos el granizado.
  6. Si disponemos de máquina de helados, pasar directamente la mezcla líquida fría por la máquina hasta que se forme el sorbete/granizado. Si no, congelar la mezcla en cubiteras y triturarla una vez congelada en una batidora o robot potente.
  7. Al momento de servir el granizado, montar la nata bien fría con varillas sin que llegue a estar firme del todo.
  8. Dosificar el granizado en vasos o tazas, coronar con la nata montada y espolvorear con un poco de cacao. Servir inmediatamente.

 
VIAJE AL CEMENTERIO DE LOS POLOS
Hay una larga lista de polos ochenteros desparecidos que todavía hoy mucha gente recuerda con nostalgia. Hoy saldamos cuentas, hoy invocamos a los muertos.


Pieza arqueológica encontrada en un kiosko en Totana


Pieza arqueológica encontrada en un kiosko en Totana. YO FUI A EGB (FACEBOOK)



ÒSCAR BROC 07/08/2020

Nigromantes, sed bienvenidos a este cementerio caleidoscópico. Un camposanto de azúcar, hielo y colorantes que rebajará vuestra temperatura corporal un par de grados y os introducirá en la ultratumba de la heladería industrial española. Acercaos al Cementerio de Polos y caminad con tiento, no os vayáis a sacar un ojo con la lápida de Frigodedo.

Esta noche nos sumergiremos en una historia triste de almas en pena y nostalgia; la historia de los polos ochenteros que marcaron a toda una generación y alguna mano negra decidió enterrar para siempre. Fue un exterminio silencioso e implacable que aún hoy horada la psique de muchos adultos traumatizados. Si todavía os despertáis empapados de sudor con el sabor del Choc Bana en la punta de la lengua, uníos a esta invocación.


Este polo está muy vivo

La nostalgia de los ochenta es como una droga para infinidad de cuarentones, nos gusta embriagarnos con nuestras batallitas, pero cuando nos adentramos en el opaco mundo los polos prehistóricos, el tono es casi un lamento. A muy pocos se nos ocurriría traer de vuelta los tejanos decolorados Closed, pero cuando hablamos de polos desaparecidos, seríamos capaces de recurrir a la magia negra para resucitar y volver a pegarle un lametazo al Capitán Cola. El componente nostálgico de los polos muertos es poderoso por motivos obvios. Cuando se empezaban a colgar los carteles con los helados de cada temporada, el olor a vacaciones impregnaba el ambiente, se producía una deflagración contenida de felicidad que traspasaba las paredes de todas las casas con niños. Con los polos llegaba la libertad.

Sorber un Camygato en la playa, después de comerte el bocata de chopped, era alcanzar el nirvana. Recuerdo las carreras hacia el chiringuito y el arduo proceso de elección del polo como pasajes de felicidad extrema. Siempre querías jugar en las grandes ligas, es decir Frigo y, si eso, Camy, pero a veces tenías que bajar a los infiernos y adentrarte en ese Asilo de Arkham que era el cartel de Miko -solo un a mente enferma podría haberse inventado el Mikobruja- o Avidesa. Para el gastrónomo y editor de la revista DA, Daniel Arbós, aquellos artefactos fortalecían incluso el tejido humano. “Eran helados compartidos. Los tengo ligados a recuerdos de verano, con mi padre, que al cerrar la tienda por la noche, compraba helados. Nos los comíamos juntos o con los amigos en la plaza del pueblo”.

Borja Prieto, fundador y director de la agencia Está Pasando y arqueólogo doctorado en cultura popular, también se pone nostálgico. “Eran un acontecimiento nuclear, como la Primera División. Todos los años se caían helados y entraban nuevos. Recuerdo con un disgusto mayúsculo cuando desapareció el Supercola o el Capitán Cola. Eran muy originales porque eran personajes inventados, no salían de ninguna serie o película de moda, sino de cabezas de creativos o pasteleros probablemente fumadísimos. Los helados son cultura pop”.


Mikopete y Mayra Gómez Kemp
En los ochenta, las familias españolas disfrutaban de cierta estabilidad económica y florecía la descendencia. El consumismo empezaba a dispararse y la batalla para atraer la atención de los críos era cruenta. Quizás por eso, los polos tenían formas y nombres tan chalados. Mónica Capdevila, de la prestigiosa heladería Paral·lelo, rememora aquellos tiempos de locura. “Me gustaba el juego que había alrededor del formato. El modo de comerlo era todo un ritual. Las bromas simulando comer un pie, sacarse la lengua teñida de rojo con el Drácula, comer el Boomy sin que las frutas se desmontaran, empujar el cilindro del Mikopete… Comer polos en nuestra infancia era divertido y esto se ha perdido un poco porque, obviamente, se busca más la calidad y no tanto el formato para atraer al niño”, asegura Mónica.

Las razones son legión, pero lo cierto es que aquellos polos de siluetas grotescas y cromatismos almodovarianos nos volvían completamente locos. Tenéis que comprendernos, a diferencia de los retoños actuales, bendecidos con un despliegue infinito de ocio infantil multipantalla, en los 80 solo teníamos los cómics de Mortadelo y Filemón y a Mayra Gómez Kemp, éramos criaturas fácilmente impresionables.

¿Se ha perdido ese punto de locura? Hablo con el periodista Jesús Terrés, que también analizó el legado de los polos retro en Condé Nast Traveler. “Hemos sido testigos del tristísimo devenir que es siempre la industrialización, comercialización y paquetización del placer: aburrimiento a mansalva. Y todo lo que era indie, lisérgico y canalla se traviste de copys, creativos, spots con influencers monos e interproveedores silentes en sus fábricas a las afueras”, asegura Jesús.


¿Todavía chillan los Frigurones, Clarice?

Como pudimos leer en Verne, Frigo abrió la caja de los truenos a finales de los 70 con el innovador Drácula, un sueño húmedo de fresa vainilla y cola que te dejaba la lengua como el trasero de un mandril. Como buen vampiro, ha sobrevivido hasta la actualidad. Y es que no se puede matar al Príncipe de las Tinieblas, tened claro que este polo nos enterrará a todos.

Eric Ortuño, director de la escuela de repostería y pastelería L’Atelier , es fan de este helado no-muerto. “A nivel técnico, era un producto complejo de fabricar, tenía tres capas, para la época fue una proeza. Además, se han hecho incontables versiones, yo mismo hice una”. Con el éxito de Drácula, la heladería industrial se convirtió en una piñata de pop-art y sus mentes más creativas, quién sabe si alteradas por algún tipo de hongo lisérgico u onda psíquica extraterrestre, vivieron un Mayo del 68 multiplicado por tres. Y se quedaron bien a gusto.

Entre los difuntos más psicotrópicos tenemos a Nifti, un fantasma de vainilla con las pupilas dilatadas y una sonrisa sospechosa. Tenemos una mano humana despellejada señalando al infinito: Frigodedo. Tenenemos a Mikopete, que era como el payaso de ‘It’ después de beberse dos botellas de tequila. En las oficinas de Avidesa, alguien que desayunaba muy fuerte se inventó una Pantera Rosa con bufanda. Diablos, podías comerte un jefe indio llamado Frigosentado -la corrección política no existía por aquel entonces- y hasta unas gafas que bizqueaban: Veo-Veo.

Pero hay un polo que incluso a dos metros bajo tierra brilla con radiación propia: el Frigurón, un escualo añil con sabor a piña alienígena y más umami que los erizos de mar de Hokkaido. Aquella criatura de hielo era droga muy dura, te ponía la lengua como la nalga de un pitufo y de propina te dejaba una sed estratosférica. No es casualidad que la metanfetamina de Breaking Bad tenga el mismo color.

Como apunta Mònica Escudero, mucha ropa sufrió el efecto corrosivo de aquella criatura antinatural. “Era de piña y de un color azul completamente aleatorio -una señal de que era un espíritu libre y salvaje, como los Sugus-, con una potencia colorante que como te cayera una gota en tu camiseta favorita del osito Misha pasaba automáticamente a la categoría ‘pijamas o trapos de cocina’”.

Estoy convencido de que el Frigurón fue un experimento encubierto encubierto de la CIA. No obstante, Jordi Luque contaba en El Comidista que el bicho desapareció porque dejaron de utilizarse colorantes artificiales y fue imposible encontrar un tinte azul natural que tuviera el mismo sabor. Observado desde la distancia, en este siglo XXI de neurosis ‘healthy’, esos polos rebosantes de edulcorantes colorantes, acidulantes y aromas artificiales serían un acto de subversión casi punk.


Y los ganadores son…

Al turrón, ¿Qué helados surgidos de aquella oleada de creatividad al límite merecen ser resucitados? Para tan complejo rito hemos convocado en este Cementerio de Polos a nuestros médiums. Que empiece la ceremonia.

Jesús Terrés es un tipo de gustos sencillos. “Nunca volverá aquella generación de helados maravillosos como el Frigopie: ¡comerte un pie! Yo casi siempre era de Popeye, tan minimalista y tan implacable para mis encías de lector de cómics fondoncete; pero de vez en cuando, me cascaba un Frigocorte, porque la vida es una aventura y porque me llegaría la pasta. Digo yo”.

Mònicas Capdevila se revela como una hooligan de Miko. “Los Mikopete o Mikobruja, con ese chicle tan sintético como premio al final del cilindro. Somos conscientes de la buena ‘porquería’ con la que nos alimentábamos décadas atrás, pero su tuviera que resucitar uno serían estos, por la nostalgia”
Mònica Escudero también fue una de las muchas niñas que cayeron en las fauces de Frigurón, un tiburón que se asusta de los niños, como decían en en el anuncio. “No hay día de calor en el que no recuerde con añoranza al Frigurón. Esa maravilla ochentera, la época dorada del helado guarripé, de cuando los chupabas y se les iba el color y el sabor, quedando solo el hielo, y el Mikolápiz nos parecía el colmo de la sofisticación. Su sabor era lo más auténtico de mentira que he probado nunca: pienso en él y se me sigue llenando la boca. Aunque me haya pasado a los helados artesanos, sigo pensando en ti, Frigurón. Vuelve, anda, aunque sea un ratito ‘pa’ recordar un TBT’, como dice Bad Bunny”.

Eric Ortuño destaca un pequeño clásico con el que todos nos manchamos los morros. “Yo soy francés, pero veraneaba siempre en España, toda mi familia es de Catalunya, y recuerdo que me encantaba el Minimilk. Ojalá lo resucitaran”. Por cierto, en la pastelería de L’Atelier, Ortuño se sacó de la chistera un remix del pastelito de la Pantera Rosa y me confiesa que en un futuro podría hacer lo mismo con algún polo mítico.
Con Borja Prieto entramos en la dimensión más pop. “Hay dos helados con los que todavía sueño: Capitán Cola y el helado más exquisito del mundo, el Gran Pacific. Del Capitán Cola me gustaba todo, empezando por su envoltorio que parecía de un ‘action figure’. Luego su forma, como una nave del Comando G y después su tri-sabor. Otro favorito era la Pantera Rosa de Avidesa, que era droga. Tenía tantos colorantes que te colocaba. Y el Nifti: me lo comía en dos bocados”.
Dani Arbós, finalmente, se apunta al lado más lúdico y, aunque sus favoritos siguen vivos (Frigopie y Colajet), pide que vuelva un clásico como el Mikolápiz porque de pequeño utilizaba su complejo envoltorio “como pistola de agua”. Son como niños.


Misterios sin resolver
Definitivamente, los polos muertos de los ochenta han dejado huella en mucha gente, era justo ir a ponerles flores al cementerio en esta calurosa noche de verano. Me gusta imaginar a los creativos de la industria heladera de la época, con unos cubatazos de palmo y el cenicero lleno de colillas, proponiendo ideas locas en plena melopea, ajenos a que están a punto de cambiar las vidas de miles de niños.

Quizás, en un estrato más profundo, los polos más delirantes de aquellos años siguen grapados a nuestros corazones porque nos remiten a una época en la que abundaban la locura, la creatividad y el sentido del humor: tres elementos que hoy en día escasean como agua en el desierto. O a lo mejor nos siguen atrayendo por el misterio, porque todavía hay demasiadas preguntas sin respuesta: ¿De dónde procedía el meteorito del que extrajeron el sabor del Frigurón? ¿Por qué sobrevivió Frigopie y no Frigodedo? ¿Por qué Colajet sigue volando hacia el espacio profundo y el Capitán Cola no pasó de Almuñécar? ¿Por qué te miraba a los ojos Mikopete?







 
Receta de Granizado de frutos rojos (sin alcohol)


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Una receta de granizado con frutos rojos: frambuesas, fresas, moras y lima. Importante este granizado es necesario servir bien frío.




Ingredientes de la receta de granizado de frutos rojos (sin alcohol):

  • Moras 2/10
  • Frambuesas 2/10
  • Fresas 2/10
  • Zumo de lima 2/10
  • Azúcar líquido 2/10

Elaboración de la receta de granizado de frutos rojos (sin alcohol):

Utilizaremos una superbatidora para hacer un granizado. Usaremos un vaso epsilon. Tomamos fresas ya cortadas, frambuesas y moras, añadiéndolas a la batidora.

Para darle un toque agridulce, aportamos zumo de lima y azúcar líquido. Echamos hielo picado a la batidora y batimos. Servimos y decoramos. Listo para degustar.
 
Helado casero de mango con 4 ingredientes! ¡fácil con y sin maquina!





Ingredientes:
350 gr de mango picado y pelado (2 tazas).
100 ml de agua (1/2 taza).
350 ml de nata o crema de leche (2+3/4 de taza).
Azúcar al gusto, puedes utilizar azúcar invertida y será mas cremoso aún.

de como preparar azúcar invertida: https://youtu.be/DjBp9Ke_KWs
 
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