Ahora hay que buscar a Mari Nieves, la vecina que estaba con ella en el momento del Big Bang de toda esta historia, cuando se le apareció Jesús en lo alto (en un balcón) y al grito de "¡Rubia, sube, que estáh mu güena!" (o algo así), le prometió la vida eterna.
Y ella lo abandonó todo para seguir al Maestro (taurino, pero maestro).
Y como la Virgen María se puso de rodillas ante el y le dijo:
-Soy tu sierva, oh mi Señor Jesús, ¿qué quieres de mi?
Ayyyyyyy, que me descojonoooooooo!!!