Grietas en el Gobierno de coalición PSOE-PODEMOS; estalla el pacto de no agresión un mes después de acordado

Ministra de derechas!! De verdad IDOLO que me ??????????????????

Por otra parte,a saber lo que se dicen todos éstos entre ellos. La imagen que dan desde luego es de fractura y eso lo ve cualquiera. Bueno.. cualquiera menos los seguidores acérrimos del Desgobierno de España


Le viene que ni pintado.
 

Sánchez castiga a Iglesias sin reuniones de coordinación por su "política de filtración y ruido"​

Tensión máxima en la coalición. Fuentes de Moncloa adelantan que llevan dos semanas sin maitines ni reuniones entre Iglesias y Sánchez.​

Ketty Garat Seguir a KettyGarat
2020-12-16
16
[IMG alt="Tensión máxima en la coalición. Fuentes de Moncloa adelantan que llevan dos semanas sin maitines ni reuniones entre Iglesias y Sánchez.
"]https://s.libertaddigital.com/images/trans.png[/IMG]

Discusión en los pasillos del Congreso entre Pablo Iglesias y María Jesús Montero. | EuropaPress
La coalición de gobierno vive sus peores momentos desde su creación. De poco han servido las llamadas a la calma de los ministros del ala socialista que este mismo martes pedían a Podemos un alto el fuego en las múltiples trincheras —hasta siete: comisión del Rey, comparecencia de Villarejo, SMI, pensiones, Marruecos, Otegi, desahucios y cortes de suministro— porque, lejos de la "tranquilidad y la prudencia" recomendada la víspera, la tensión ha batido récords este miércoles.
Como muestra, el encontronazo entre la ministra portavoz, María Jesús Montero, y el vicepresidente, Pablo Iglesias, en los pasillos del Congreso en donde se escuchó la siguiente frase de Montero a Iglesias: "No seas cabezón". Entre aspavientos de la portavoz y movimientos airados del vicepresidente, ambos miembros del Gobierno se enzarzaban en una acalorada conversación en una de las salas contiguas al Hemiciclo con los fotógrafos y cámaras de televisión como testigos retratando el insólito momento.

Ribera 'ignora' a Belarra, según Podemos​

Una imagen que retrata la bronca que se vive en estos momentos en el Gobierno y que se ilustra con otro gráfico ejemplo que dejaba a la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, "sorprendida y extrañada". Anoche, Podemos emitía un comunicado de fuentes —su procedimiento habitual—, en el que denunciaban la negativa reiterada de Ribera a "cogerle el teléfono a Ione Belarra", secretaria de Estado para la agenda 2030 y número dos de Iglesias, lo cual forzaba la esperada conversación telefónica con su departamento para tratar el asunto de los cortes de suministro.


A su llegada al Congreso, la vicepresidenta cuarta reconoció que "me pilló por sorpresa alguna declaración un poco extraña ayer" a cuenta de los cortes de suministro, agua, luz y gas, que es "un trabajo serio que requiere un acuerdo con CCAA y ayuntamientos". Aunque, tras haberse producido la interlocución con Podemos, intentó hacer de tripas corazón manifestando que "creo que no tiene mayor importancia, seguro que nos ponemos de acuerdo" porque "hay completa convicción por parte del conjunto de los integrantes del Gobierno sobre la necesidad de reforzar todos los mecanismos y que los consumidores vulnerables estén tranquilos".

Filtración y ruido​

Tranquilidad es precisamente lo contrario de lo que destila el Ejecutivo y los partidos que lo integran. Desde la dirección morada se vanagloriaban esta mañana por el éxito de su modus operandi: "Se consigue más con comunicados de fuentes que con otras fórmulas". Dicho de otra forma: lo efectivo son los golpes en la mesa y no la negociación interna. En Moncloa discrepan y creen que "este modelo de filtración y ruido no es eficaz" porque ni dará resultados ni mejorará el clima del Consejo de Ministros.

Sánchez castiga a Iglesias​

De hecho, las fuentes gubernamentales consultadas encuentran una explicación que tiene tanto de causa como consecuencia. Desde hace dos semanas no se celebra ninguna de las dos reuniones de coordinación gubernamental, lunes y viernes, entre las dos alas de la coalición, PSOE y Podemos. Ni la de los lunes, conocida como maitines y en la que se integran los perfiles más políticos de ambas formaciones (Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Carmen Calvo, Irene Montero, Adriana Lastra, Pablo Echenique o José Luis Ábalos junto a los jefes de gabinete, Iván Redondo y Juanma del Olmo); ni la reunión de coordinación personal entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que suele celebrarse los viernes. "Sólo se han visto en los Consejos de Ministros" en los que, según estas fuentes, apenas se debate y los temas llegan ya "enlatados" previamente.
"La semana que viene tampoco lo haremos", dicen con cierto aroma a castigo los miembros del núcleo duro de Pedro Sánchez que atribuyen a la "deslealtad y a la falta de seriedad" la actitud de Podemos por "no hablar en los foros previstos y crear ruido en los medios con filtraciones". Es la forma con la que los de Pedro Sánchez sancionan con su indiferencia a sus socios de coalición a la espera de que se abra paso el criterio del PSOE. Conscientes de que Iglesias ha ganado algunas batallas internas, también recuerdan que "Iglesias nos dio el ultimátum de quince días para aprobar los desahucios hace tres semanas. Es él quien se retrata y queda en evidencia".

Sánchez apoya a Calviño​

De hecho, en la batalla por la subida del Salario Mínimo Interprofesional, los de Moncloa confirman que "Pedro Sánchez apoya a Nadia Calviño" y es partidario de la congelación del SMI que propone su vicepresidenta económica y no de subirlo como proponen Iglesias y su ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Y aseguran que "todo se hará, como siempre, en la mesa de diálogo social, y ahí no hay acuerdo". En Podemos, en cambio, aseguran que "va a costar pero se hará antes de fin de año para el Consejo de Ministros del 29 de diciembre", una semana después de que el Consejo apruebe su otro caballo de batalla: los desahucios el martes 22 de diciembre.
En el otro bando, el ala socialista augurará que "no habrá dos victorias", si acaso quedarán en tablas concediendo un acuerdo sobre los desahucios pero congelando el SMI. La guerra continúa aireándose con cada vez más ligereza sus batallas, mientras ambas partes sostienen que no sufren desgaste alguno más allá de la ya inexistente confianza mutua.
 

Sánchez castiga a Iglesias sin reuniones de coordinación por su "política de filtración y ruido"​

Tensión máxima en la coalición. Fuentes de Moncloa adelantan que llevan dos semanas sin maitines ni reuniones entre Iglesias y Sánchez.​

Ketty Garat Seguir a KettyGarat
2020-12-16
16
[IMG alt="Tensión máxima en la coalición. Fuentes de Moncloa adelantan que llevan dos semanas sin maitines ni reuniones entre Iglesias y Sánchez.
"]https://s.libertaddigital.com/images/trans.png[/IMG]

Discusión en los pasillos del Congreso entre Pablo Iglesias y María Jesús Montero. | EuropaPress
La coalición de gobierno vive sus peores momentos desde su creación. De poco han servido las llamadas a la calma de los ministros del ala socialista que este mismo martes pedían a Podemos un alto el fuego en las múltiples trincheras —hasta siete: comisión del Rey, comparecencia de Villarejo, SMI, pensiones, Marruecos, Otegi, desahucios y cortes de suministro— porque, lejos de la "tranquilidad y la prudencia" recomendada la víspera, la tensión ha batido récords este miércoles.
Como muestra, el encontronazo entre la ministra portavoz, María Jesús Montero, y el vicepresidente, Pablo Iglesias, en los pasillos del Congreso en donde se escuchó la siguiente frase de Montero a Iglesias: "No seas cabezón". Entre aspavientos de la portavoz y movimientos airados del vicepresidente, ambos miembros del Gobierno se enzarzaban en una acalorada conversación en una de las salas contiguas al Hemiciclo con los fotógrafos y cámaras de televisión como testigos retratando el insólito momento.

Ribera 'ignora' a Belarra, según Podemos​

Una imagen que retrata la bronca que se vive en estos momentos en el Gobierno y que se ilustra con otro gráfico ejemplo que dejaba a la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, "sorprendida y extrañada". Anoche, Podemos emitía un comunicado de fuentes —su procedimiento habitual—, en el que denunciaban la negativa reiterada de Ribera a "cogerle el teléfono a Ione Belarra", secretaria de Estado para la agenda 2030 y número dos de Iglesias, lo cual forzaba la esperada conversación telefónica con su departamento para tratar el asunto de los cortes de suministro.


A su llegada al Congreso, la vicepresidenta cuarta reconoció que "me pilló por sorpresa alguna declaración un poco extraña ayer" a cuenta de los cortes de suministro, agua, luz y gas, que es "un trabajo serio que requiere un acuerdo con CCAA y ayuntamientos". Aunque, tras haberse producido la interlocución con Podemos, intentó hacer de tripas corazón manifestando que "creo que no tiene mayor importancia, seguro que nos ponemos de acuerdo" porque "hay completa convicción por parte del conjunto de los integrantes del Gobierno sobre la necesidad de reforzar todos los mecanismos y que los consumidores vulnerables estén tranquilos".

Filtración y ruido​

Tranquilidad es precisamente lo contrario de lo que destila el Ejecutivo y los partidos que lo integran. Desde la dirección morada se vanagloriaban esta mañana por el éxito de su modus operandi: "Se consigue más con comunicados de fuentes que con otras fórmulas". Dicho de otra forma: lo efectivo son los golpes en la mesa y no la negociación interna. En Moncloa discrepan y creen que "este modelo de filtración y ruido no es eficaz" porque ni dará resultados ni mejorará el clima del Consejo de Ministros.

Sánchez castiga a Iglesias​

De hecho, las fuentes gubernamentales consultadas encuentran una explicación que tiene tanto de causa como consecuencia. Desde hace dos semanas no se celebra ninguna de las dos reuniones de coordinación gubernamental, lunes y viernes, entre las dos alas de la coalición, PSOE y Podemos. Ni la de los lunes, conocida como maitines y en la que se integran los perfiles más políticos de ambas formaciones (Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Carmen Calvo, Irene Montero, Adriana Lastra, Pablo Echenique o José Luis Ábalos junto a los jefes de gabinete, Iván Redondo y Juanma del Olmo); ni la reunión de coordinación personal entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que suele celebrarse los viernes. "Sólo se han visto en los Consejos de Ministros" en los que, según estas fuentes, apenas se debate y los temas llegan ya "enlatados" previamente.
"La semana que viene tampoco lo haremos", dicen con cierto aroma a castigo los miembros del núcleo duro de Pedro Sánchez que atribuyen a la "deslealtad y a la falta de seriedad" la actitud de Podemos por "no hablar en los foros previstos y crear ruido en los medios con filtraciones". Es la forma con la que los de Pedro Sánchez sancionan con su indiferencia a sus socios de coalición a la espera de que se abra paso el criterio del PSOE. Conscientes de que Iglesias ha ganado algunas batallas internas, también recuerdan que "Iglesias nos dio el ultimátum de quince días para aprobar los desahucios hace tres semanas. Es él quien se retrata y queda en evidencia".

Sánchez apoya a Calviño​

De hecho, en la batalla por la subida del Salario Mínimo Interprofesional, los de Moncloa confirman que "Pedro Sánchez apoya a Nadia Calviño" y es partidario de la congelación del SMI que propone su vicepresidenta económica y no de subirlo como proponen Iglesias y su ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Y aseguran que "todo se hará, como siempre, en la mesa de diálogo social, y ahí no hay acuerdo". En Podemos, en cambio, aseguran que "va a costar pero se hará antes de fin de año para el Consejo de Ministros del 29 de diciembre", una semana después de que el Consejo apruebe su otro caballo de batalla: los desahucios el martes 22 de diciembre.
En el otro bando, el ala socialista augurará que "no habrá dos victorias", si acaso quedarán en tablas concediendo un acuerdo sobre los desahucios pero congelando el SMI. La guerra continúa aireándose con cada vez más ligereza sus batallas, mientras ambas partes sostienen que no sufren desgaste alguno más allá de la ya inexistente confianza mutua.
Las diferencias entre los socios de gobiernos son naturales y lógicas, y es normal que sean públicas. Fijate quelas tensiones entre Guindos y Montoro fueron bastantes y eran del mismo partido.




Las tensiones entre ambos son socios no solo son normales sino necesarias. Pablo Iglesias es de verdadera izquierda, y él, muñeco de plástico pertenece mas a la derecha, todo lo contrario que sus bases, que votan para que saquen los escaños necesarios.

La solución la tiene muy fácil, que eche a Pablo Iglesias y apoyarse en el PP, C's y Vox, es decir en los MMPP que le son serviles, los empresarios, etc etc etc.

No sé lo que pensarían sus electores, pero no se puede ser de izquierdas mirando a la derecha, a los intereses de la derecha, y pelearse con quien forma gobierno con él que son de izquierdas.

A lo dicho, que eche a Pablo Iglesias y a su 35 diputados. Tiene muchos mas en el PP, y en C's. ;)
 
Última edición:

Un Gobierno enfrentado y, por tanto, inservible​

Un Ejecutivo con posiciones abiertamente contrapuestas en los grandes asuntos de la nación, que se neutraliza a sí mismo en demasiadas ocasiones, es un Gobierno incapaz de rendir el servicio que reclaman los ciudadanos
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, charla con el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, charla con el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, en el Congreso. EFE/J.J. Guillén

PUBLICADO14/01/2021 04:45
Ningún gobierno está preparado para vivir en una crisis perpetua. Este, a lo que se ve, siquiera para liderar la gestión de una excepcional pero prevista nevada. El Gobierno de Pedro Sánchez se diseñó pensando en neutralizar a Podemos y que el PSOE recuperara la condición de partido hegemónico de la izquierda, ahuyentando el riesgo del sorpaso y devolviendo a los de Pablo Iglesias al nicho que ocupara en su día Julio Anguita. Y en ello estaba Sánchez, reconquistando al de Galapagar espacios desde la ortodoxia pre Suresnes, cuando al muy profesional ejercicio de ficción seriada diseñado por Redondo para convertir al amo en líder mundial, se le vino encima la cruda realidad, el día a día, los imprevistos o como diablos se quiera denominar a lo que viene siendo la puñetera vida misma.
Si algo ha quedado claro en este año largo de irregular coexistencia es que el populismo es fuente permanente de inestabilidad y productiva fábrica de ineficacia
MÁS INFO
Hasta el incordio de la pandemia, a Sánchez las cosas le rodaban según lo previsto: la calamitosa situación de la oposición, y el retroceso de Podemos en las elecciones de noviembre de 2019, convirtieron el fracaso del PSOE, a tenor de las expectativas que sirvieron para justificar la repetición electoral, en una oportunidad para abordar el gran acuerdo nacional que tiene pendiente este país. Sin embargo, la inteligencia ratonera del mago de La Moncloa se impuso a lo que en otras latitudes más refinadas habrían llamado sentido común. De tal modo que con lo que nos desayunamos el 30 de diciembre de aquel año fue con el anuncio de una coalición progresista exprés que, siendo en realidad el ejercicio forzado -que no forzoso- de dos perdedores, nos fue presentada por la vía de urgencia, sin dar opción a debate interno alguno, como uno de esos virajes históricos que se han de aprovechar para construir un esplendoroso futuro.

Lo que queda del ‘Robin Hood vallecano’​

Lo que no podían prever los firmantes de un pacto inconveniente, pero de mutua conveniencia, es que transcurrido algo más de un año de aquella componenda, que sorprendió a tirios y troyanos, a Calvos, Lastras y Ábalos, y a medio mundo civilizado, es que un inoportuno compañero de viaje denominado covid-19 iba a desnudar impúdicamente las debilidades estructurales del país, alterando de forma abrupta la pirámide de prioridades y necesidades, y desplazando de la escaleta de los telediarios la formidable agenda social que preparaba el más progresista de los gobiernos del planeta. Aun así, con su extraordinaria capacidad para la adaptación, el imaginativo equipo del presidente se impuso la tarea de convertir, con encomiable alarde propagandístico, el desastre en oportunidad. Objetivo, dicho sea de paso, todavía no descartado. Milagros de la resiliencia (y de la ocupación del espacio informativo).
El enfrentamiento más crudo se produce entre los que aún tienen mucho que perder y aquellos que han sobrepasado con creces su nivel de incompetencia
Sucede, sin embargo, que si algo ha quedado claro en este año largo de irregular coexistencia, es que el populismo, representado por un sector del Gabinete ministerial, no sólo es fuente permanente de inestabilidad, sino sobre todo productiva fábrica de incompetencia. Incompetencia, por cierto, que la propaganda no sólo no consigue tapar, sino que acentúa, por cuanto detrae ingentes recursos de otras áreas de gestión, aunque no siempre seamos capaces de advertirlo. Incompetencia en parte derivada del esfuerzo de imposible conciliación al que Sánchez somete a las dos tribus de su Gobierno. Porque por mucho que lo vistan de ejemplar modelo de contraste de pareceres, la realidad, siempre la tozuda realidad, es que un equipo en el que no hay posibilidad de entendimiento en cuestiones básicas como el modelo de Estado, las líneas maestras de una política económica compatible con las exigencias de Bruselas, o el muy relevante asunto del reparto de los fondos europeos, no es un equipo. Un Gobierno bifronte enfrentado en asuntos tales como la reforma de las pensiones, la fiscalidad, la monarquía parlamentaria, las prioridades en política exterior e incluso en políticas de igualdad, no es un Gobierno.
Este es un Gobierno inservible no porque no cuente con algunos gestores de contrastada capacidad, sino porque no es el que, en esta coyuntura, necesita el país. Podrá aguantar largo tiempo, porque sus líderes no parecen muy partidarios de la autodestrucción, pero no sirve. Ni siquiera la hipótesis argumental más benévola para Sánchez, esa que proyecta hacia fuera un noble pulso interno entre pragmáticos y populistas, da ya para esconder la debilidad de un Gabinete cuyos actores más fiables son sometidos a permanente escrutinio revisionista, y en el que el verdadero enfrentamiento se produce entre los que todavía tienen mucho que perder -o que ganar (Calviño, Escrivá o Robles)-, y aquellos otros que viven de contraprogramar a los citados (y de mantener esa pose, ya inverosímil, de Robin Hood vallecano), demostrando, día sí, día también, haber sobrepasado con creces su nivel de incompetencia (The Peter Principle).

La Postdata​

Transcribo a continuación, para aquellos que siguen relativizando la gravedad del asalto del Capitolio, el mensaje de un buen amigo que sabe de lo que habla, alarmado ante tanta desmemoria: “Mucho analista en las páginas de la prensa hablando del asalto al Capitolio de EEUU y ninguno recuerda la larga tradición fascista y pronazi de un sector de la sociedad norteamericana. Roosevelt se las vio y se las deseó para entrar en la Segunda Guerra Mundial. Henry Ford era nazi y financió el partido nazi alemán, y si los japoneses no atacan Pearl Harbor, cosa que sabía el servicio secreto norteamericano, todavía tardan más en combatir a Hitler. Trump no es coyuntural ni fruto de la casualidad. McCarthy tampoco lo era”.
Dicho queda.
 
Back