Evangelio del Día

sábado 31 Marzo 2018
En la noche : Santa Vigilia Pascual

San Amós (Profeta) , Beata Juana de Toulouse

Leer el comentario del Evangelio por
San Cromacio de Aquilea : Hago el universo nuevo (Ap 21,5)

Marcos 16,1-7.
Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús.
A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro.
Y decían entre ellas: "¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?".
Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande.
Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas,
pero él les dijo: "No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto.
Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho".




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Cromacio de Aquilea (¿-407), obispo
Sermón 17, segundo para la Noche de Pascua; SC 154

Hago el universo nuevo (Ap 21,5)
El mundo entero, que celebra la vigilia pascual a lo largo de esta noche, testimonia la grandeza y la solemnidad de esta noche. Y con razón: en esta noche la muerte ha sido vencida, la Vida está viva, Cristo ha resucitado de entre los muertos. Antaño Moisés había dicho al pueblo, a propósito de esta Vida: "Sentirás que tu vida estará pendiente de un hilo, temblarás día y noche» (Dt 28,66 tipos de Vulg)... Se trata allí de Cristo Señor, él mismo nos lo muestra en el Evangelio cuando dice: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14,6). Se llama camino, porque conduce al Padre; verdad, porque condena la mentira; y vida, porque manda sobre la muerte: "¿Muerte, dónde está tu aguijón? ¿Muerte, dónde está tu victoria?"(1Co 15,55) Porque la muerte, que hasta ahora había vencido siempre, ha sido derrotada por la muerte de su vencedor. La Vida aceptó morir para derrotar a la muerte. Lo mismo que al amanecer las tinieblas desaparecen, así la muerte ha sido aniquilada cuando se levantó la Vida eterna...
He aquí pues el tiempo de Pascua. Antaño, Moisés habló al pueblo diciendo: "Este mes será para vosotros el primer mes del año" (Ex 12,2)... El primer mes del año no es pues el del enero, donde todo estaba muerto, sino el tiempo de Pascua, dónde todo vuelve a la vida. Porque es ahora cuando la hierba de los prados, en cierto modo, resucita de la muerte, ahora que hay flores en los árboles, y que las vides brotan, ahora que el aire mismo parece feliz como si empezara un nuevo año... Este tiempo de Pascua es pues el primer mes, el tiempo nuevo, y en este día el género humano también es renovado. Porque hoy, en el mundo entero, pueblos innumerables resucitan por el agua del bautismo a una vida nueva...
Nosotros pues, que creemos que el tiempo de Pascua es verdaderamente el año nuevo, debemos celebrar este día santo con gran felicidad, gozo, y alegría espiritual, con el fin de poder decir en toda verdad este estribillo del salmo: "Este es el día en que actuó el Señor; vivámoslo con alegría y gozo" (117,24).
 
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
“Todo está cumplido” - San Roberto Belarmino

Posted: 30 Mar 2018 12:48 PM PDT






La sexta palabra dicha por Nuestro Señor en la Cruz es mencionada por San Juan como ligada de alguna manera a la quinta palabra. Pues tan pronto como Nuestro Señor había dicho “Tengo sed”, y había probado el vinagre que le había sido ofrecido, San Juan añade: “Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: "Todo estácumplido"”. Y en verdad nada puede ser añadido a estas sencillas palabras: “Todo está cumplido”, excepto que la obra de la Pasión estaba ahora perfeccionada y completada. Dios Padre había impuesto dos tareas a su Hijo: la primera predicar el Evangelio, la otra sufrir por la humanidad. En cuanto a la primera ya había dicho Cristo: “Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar”. Nuestro Señor dijo estas palabras luego de que había concluido el largo discurso de despedida a sus discípulos en las Última Cena. Ahí había cumplido la primera obra que su Padre Celestial le había impuesto. La segunda tarea, beber la amarga copa de su cáliz, faltaba aún. Había aludido a esto cuando preguntó a los dos hijos de Zebedeo “¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?”; y también: “Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz”; y en otro lugar: “El cáliz que me ha dado el Padre ¿no lo voy a beber?”. Sobre esta tarea, Cristo al momento de su muerte podía entonces exclamar: “Todo está cumplido, pues he apurado el cáliz del sufrimiento hasta lo último, nada nuevo me espera ahora sino morir”. E inclinado la cabeza, expiró.


Pero como ni Nuestro Señor, ni San Juan, quienes fueron concisos en lo que dijeron, han explicado qué fue lo cumplido, tenemos la oportunidad de aplicar la palabra con gran razón y ventaja a diversos misterios. San Agustín, en su comentario sobre este pasaje, refiere la palabra al cumplimiento de todas las profecías que se referían al Señor. “Luego de que Jesús supiera que todas las cosas estaban ahora cumplidas, para que sea cumplida la Escritura, dijo: tengo sed”, y “Cuando había tomado el vinagre, dijo: "Todo está cumplido"”, lo que significa que lo que quedaba todavía por cumplir había sido cumplido, y por tanto podemos concluir que Nuestro Señor quería manifestar que todo lo que había sido predicho por los profetas en relación a su Vida y Muerte había sido hecho y cumplido. En verdad, todas las predicciones habían sido verificadas. Su concepción: “He aquí que una virgen concebirá, y dará a luz un hijo”. Su nacimiento en Belén: “Más tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar Israel”. La aparición de una nueva estrella: “De Jacob nacerá una estrella”. La adoración de los Reyes: “Los reyes de Tarsis y las islas le ofrecerán dones, los reyes de Arabia y de Sabá le traerán presentes”. La predicación del Evangelio: “El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ungió, me envió para evangelizar a los pobres, para sanar a los contritos de corazón, anunciar la remisión de los cautivos y la libertad a los encarcelados”. Sus milagros: “El mismo Dios vendrá y les salvará. Entonces serán abiertos los ojos de los ciegos, se abrirán los oídos de los sordos. Entonces el cojo saltará como el ciervo y la lengua de los mudos será desatada”. El cabalgar sobre un asno: “Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador, vendrá pobre y sentado sobre un asno, sobre un pollino, hijo de asna”. Y toda la Pasión había sido gráficamente predicha por David en los Salmos, por Isaías, Jeremías, Zacarías, y otros. Este es el significado de lo que Nuestro Señor decía cuando estaba a punto de comenzar su Pasión: “Miren, subimos a Jerusalén y va a cumplirse todo lo que escribieron los profetas sobre el Hijo del hombre”. De las cosas que debían cumplirse, ahora dice: “Todo está cumplido”, todo está terminado, para que lo que los profetas predijeron sea ahora encontrado como verdad.


En segundo lugar, San Juan Crisóstomo dice que la palabra “Todo está cumplido” manifiesta que el poder que había sido dado a los hombres y demonios sobre la persona de Cristo les había sido quitado con la muerte de Cristo. Cuando Nuestro Señor dijo a los Sumos Sacerdotes y maestros del Templo “esta es su hora y el poder de las tinieblas”, aludía a este poder. Todo el periodo de tiempo durante el cual, con el permiso de Dios, los malvados tuvieron poder sobre Cristo, fue concluido cuando exclamó “Todo está cumplido”, pues la peregrinación del Hijo de Dios entre los hombres, que había predicho Baruc, vino a su fin: “Este es nuestro Dios y ningún otro será tenido en cuenta ante él. Él penetró los caminos de la sabiduría y la dio a Jacob, su siervo, y a Israel, su amado. Después fue vista en la tierra y conversó con los hombres”. Y junto con su peregrinaje, aquella condición de su vida mortal fue terminada, aquella por la que sentía hambre y sed, dormía y se fatigaba, fue sujeto de afrentas y flagelos, heridas y a la muerte. Y así cuando Cristo en la Cruz exclamó “Todo está cumplido, e inclinando la cabeza, expiró”, concluyó el camino del que había dicho: “Salí del Padre y vine al mundo; otra vez dejo el mundo y voy al Padre”. Esa laboriosa peregrinación fue terminada, sobre lo que había dicho Jeremías: “Esperanza de Israel, salvador en tiempo de la tribulación, ¿por qué estás en esta tierra como un extraño o como un viajero que pasa?”. La sujeción de su naturaleza humana a la muerte fue terminada, el poder de sus enemigos sobre Él fue acabado.


En tercer lugar concluyó el mayor de todos los sacrificios. En comparación al real y verdadero Sacrificio todos los sacrificios de la Antigua Ley son tenidos como meras sombras y figuras. San León dice: “Has atraído todas las cosas hacia ti, Señor, pues cuando el velo del Templo fue rasgado, el Santo de los Santos se apartó de los sacerdotes indignos: las figuras se convirtieron en verdades, las profecías se manifestaron, la Ley se convirtió en el Evangelio”. Y un poco más adelante, dice: “Al cesar la variedad de sacrificios en los que las víctimas eran ofrecidas, la única oblación de tu Cuerpo y Sangre cubre por las diferencias de las víctimas”. Pues en este único Sacrificio de Cristo, el sacerdote es el Dios-Hombre, el altar es la Cruz, la víctima es el cordero de Dios, el fuego para el holocausto es la caridad, el fruto del sacrificio es la redención del mundo. El sacerdote, digo, era el Hombre-Dios. No hay nadie mayor: “Tu eres sacerdote para siempre, de acuerdo al rito de Melquisedec”, y con justicia de acuerdo al rito de Melquisedec, porque leemos en la Escritura que Melquisedec no tenía padre o madre o genealogía, y Cristo no tenía Padre en la tierra, o madre en el cielo, y no tenía genealogía, pues “¿Quién contará su generación?”; “De mi seno, antes del lucero, te engendré”; “y su salida desde el principio, desde los días de la eternidad”. El altar fue la Cruz. Y así como previamente al tiempo en que Cristo sufrió sobre ella era el signo de la más grande ignominia, así ahora se ha dignificado y ennoblecido, y en el último día aparecerá en el cielo más brillante que el sol. La Iglesia aplica a la Cruz las palabras del Evangelista: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo”, pues ella canta: “Esta señal de la Cruz aparecerá en el cielo cuando el Señor venga a juzgar”. San Juan Crisóstomo confirma esta opinión, y observa que cuando “el sol sea oscurecido, y la luna no de su luz”, la Cruz se verá más brillante que el sol en su esplendor al medio día. La víctima fue el cordero de Dios, todo inocente e inmaculado, de quien Isaías dice: “Como oveja será llevado al matadero, como cordero, delante del que lo trasquila, enmudecerá y no abrirá su boca”, y de quien su Precursor había dicho:

“He aquí el Cordero de Dios, he aquí el que quita el pecado del mundo”; y San Pedro: “Sabiendo que han sido redimidos, no con oro, ni con plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como cordero inmaculado y sin mancilla”. Es llamado también en el Apocalipsis “el cordero que fue muerto desde el principio del mundo”, porque el mérito de su sacrificio fue previsto por Dios y fue en beneficio de aquellos que vivieron antes de la venida de Cristo. El fuego que consume el holocausto y completa el sacrifico es el inmenso amor que, como en hoguera ardiente, ardió en el Corazón del Hijo de Dios, y el cual las muchas aguas de su Pasión no pudieron extinguir. Finalmente, el fruto del Sacrificio fue la expiación de los pecados para todos los hijos de Adán, o en otras palabras, la reconciliación del mundo entero con Dios. San Juan en su primera Carta, dice: “Él es propiciación por nuestros pecados, y no tan solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” y esta es sólo otra manera de expresar la idea de San Juan Bautista: “He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Una dificultad surge aquí. ¿Cómo pudo Cristo ser al mismo tiempo sacerdote y víctima, puesto que era deber del sacerdote matar a la víctima? Ahora bien, Cristo no se mató a símismo, ni podía hacerlo, pues si lo hubiese hecho habría cometido un sacrilegio y no ofrecido un sacrificio. Es verdad que Cristo no se mató a sí mismo, aún así ofreció un sacrificio real, porque pronta y alegremente se ofreció a sí mismo a la muerte por la gloria de Dios y la salvación de los hombres. Pues ni los soldados hubiesen podido aprehenderlo, ni los clavos traspasado sus manos y pies, ni la muerte, aunque estuviese clavado a la Cruz, hubiese tenido ningún poder sobre Él si el mismo no lo hubiese querido así. En consecuencia, con gran verdad dijo Isaías: “Él se ofreció porque él mismo lo quiso”; y Nuestro Señor: “Yo doy mi vida; no me la quita ninguno, yo la doy por mí mismo”. Y aún más claramente San Pablo: “Cristo nos amóy se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio de suave aroma”. Por tanto, de manera maravillosa fue dispuesto que todo el mal, todo el pecado, todo el crimen cometido al poner a muerte a Cristo fuese cometido por Judas y los judíos, por Pilato y los soldados. Ellos no ofrecieron ningún sacrificio, sino que fueron culpables del sacrilegio, y merecían ser llamados no sacerdotes sino miserables sacrílegos. Y toda la virtud, toda la santidad, toda la obediencia de Cristo, que se ofreció a sí mismo como víctima a Dios al soportar pacientemente la muerte, incluso muerte de Cruz, para poder apaciguar la ira de su Padre, reconciliar a la humanidad con Dios, satisfacer la justicia Divina, y salvar la raza caída de Adán. San León expresa de manera hermosa este pensamiento en pocas palabras: “Permitió que las manos impuras de los miserables se vuelvan contra Él, y se convirtieran en cooperadores con el Redentor en el momento en que cometían un abominable pecado”.


En cuarto lugar, por la muerte de Cristo la gran lucha entre Él mismo y el príncipe del mundo llegó a su fin. Al aludir a esta lucha, el Señor hizo uso de estas palabras: “El juicio del mundo comienza ahora; ahora seráexpulsado fuera el príncipe de este mundo. cuando sea alzado de la tierra, todo lo atraeré a mí mismo”. La lucha fue judicial, no militar. La lucha fue entre dos demandantes, no dos ejércitos rivales. Satanás disputó con Cristo la posesión del mundo, el dominio sobre la humanidad. Por largo tiempo el demonio se había lanzado ilegítimamente a poseerlo, porque había vencido al primer hombre, y había hecho a él y a todos sus descendientes esclavos suyos. Por esta razón, San Pablo llama a los demonios “principados y potestades, gobernadores de estas tinieblas del mundo”. Y como dijimos antes, incluso Cristo llama al demonio “príncipe de este mundo”. Ahora el demonio no solamente quiso ser príncipe, sino incluso el dios de este mundo, y así exclama el Salmo: “Porque todos los dioses de las naciones son demonios, pero el Señor hizo los cielos”. Satanás era adorado en los ídolos de los gentiles, y era rendido culto en sus sacrificios de corderos y terneros. Por otro lado, el Hijo de Dios, como verdadero y legítimo heredero del universo, demandó el principado de este mundo para Él. Esta fue la disputa decidida en la Cruz, y el juicio fue pronunciado en favor del Señor Jesús, porque en la Cruz expió plenamente los pecados del primer hombre y de todos sus hijos. Pues la obediencia mostrada al Padre Eterno por su Hijo fue mayor que la desobediencia de un siervo a su Señor, y la humildad con la que murió el Hijo de Dios en la Cruz redundó más para el honor del Padre que el orgullo de un siervo sirvió para su injuria. Así Dios, por los méritos de su Hijo, fue reconciliado con la humanidad, y la humanidad fue arrancada del poder del demonio, y “nos trasladó al reino de su Hijo muy amado”.


Hay otra razón que San León aduce, y la daremos en sus propias palabras. “Si nuestro orgulloso y cruel enemigo hubiese podido conocer el plan que la misericordia de Dios había adoptado, habría reprimido las pasiones de los judíos, y no los habría incitado con odio injusto, por lo que pudiese perder su poder sobre los cautivos al atacar infructuosamente la libertad de Aquel que nada le debía”. Esta es una razón de muchísimo peso. Puesto que es justo que el demonio perdiera toda su autoridad sobre todos aquellos que por el pecado se habían hecho esclavos suyos, porque se había atrevido a poner sus manos sobre Cristo, quien no era su esclavo, quien nunca había pecado, y a quien sin embargo había perseguido a muerte. Ahora, si tal es el estado del caso, si la batalla ha terminado, si el Hijo de Dios ha ganado la victoria, y si “quiere que todos los hombres se salven”, ¿cómo es que tantos en esta vida están bajo el poder del demonio, y sufren los tormentos del infierno en la próxima? Lo respondo en una palabra: lo quieren. Cristo salió victorioso de la contienda, luego de otorgar dos indecibles favores a la raza humana. Primero el abrir a los justos las puertas del cielo, que habían estado cerradas desde la caída de Adán hasta aquel día, y en el día de su victoria, dijo al ladrón que había sido justificado por los méritos de su sangre, a través de la fe, la esperanza, y la caridad: “Este día estarás conmigo en el Paraíso”, y la Iglesia en su exultación, clama: “Tu, habiendo vencido al aguijón de la muerte, abriste a los creyentes el Reino de los Cielos”. El segundo, la institución de los Sacramentos, que tienen el poder de perdonar los pecados y conferir la gracia. Envía a los predicadores de su Palabra a todas las partes del mundo a proclamar: “Aquel que cree, y sea bautizado, será salvado”. Y así nuestro victorioso Señor ha abierto el camino a todos para adquirir la gloriosa libertad de los hijos de Dios, y si hay algunos que no quieren entrar en este camino, mueren por su propia culpa, y no por la falta de poder o la falta de querer de su Redentor.


En quinto lugar, la palabra “Todo está cumplido” puede ser con justicia aplicada a la conclusión del edificio, esto es, la Iglesia. Cristo nuestro Señor usa esta misma palabra en referencia a un edificio: “Hic homo coepit aedificare et non potuit consummare”, “Este hombre empezó a edificar y no ha podido acabar”. Los Padres enseñan que la fundación de la Iglesia fue hecha cuando Cristo fue bautizado, y el edificio completado cuando murió. Epifanio, en su tercer libro contra los herejes, y San Agustín en el último libro de la Ciudad de Dios, muestran que Eva, que fue hecha a partir de una costilla de Adán mientras dormía, tipifica a la Iglesia, que fue hecha del costado de Cristo mientras dormía en la muerte. Y resaltan que no sin razón el libro del Génesis usa la palabra "construyó", y no "formó". San Agustín prueba que el edificio de la Iglesia comenzó con el bautismo de Cristo, con las palabras del Salmista: “Dominará de mar a mar y desde el río hasta los confines de la redondez de la tierra”. El reino de Cristo, que es la Iglesia, comenzó con el bautismo que recibió de manos de San Juan, por la que consagró las aguas e instituyó ese sacramento que es la puerta de la Iglesia, y cuando la voz de su Padre fue claramente escuchada en los cielos: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco”. Desde ese momento nuestro Señor empezó a predicar y a reunir discípulos, quienes fueron los primeros hijos de la Iglesia. Y todos los sacramentos derivan su eficacia de la Pasión de Cristo, aunque el costado de Nuestro Señor fue abierto después de su muerte, y sangre y agua, que tipifican los dos sacramentos principales de la Iglesia, fluyeron. El fluir de la sangre y el agua del costado de Cristo luego de su muerte fue una señal de los sacramentos, no de su institución. Podemos concluir entonces que la edificación de la Iglesia fue completada cuando Cristo dijo: “Todo está cumplido”, porque nada quedó luego más que la muerte, que sucedió inmediatamente, y cumplió el precio de nuestra redención.

San Roberto Belarmino: “Sobre las siete palabras pronunciadas por Cristo en la Cruz” Capítulo XII

Nacionalismo Católico San Juan Bautista



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domingo 01 Abril 2018
Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

San Hugo de Grenoble, Beato José Girotti

Leer el comentario del Evangelio por
San Gregorio Nacianceno : «Ustedes resucitaron con Cristo, busquen las cosas de arriba» (Col 3,1)

Juan 20,1-9.
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo,
y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Gregorio Nacianceno (330-390), obispo y doctor de la Iglesia
Sermón 45 (Trad. ©Evangelizo.org)

«Ustedes resucitaron con Cristo, busquen las cosas de arriba» (Col 3,1)
Cristo resucitó de entre los muertos: levántense, ustedes también…día de resurrección, ¡feliz comienzo del mundo nuevo! Celebremos con alegría esta fiesta: ¡démonos un beso de paz! Ayer, estábamos inmolando al cordero,…Egipto lloraba sus primogénitos y el faraón, ese cruel tirano…Hemos sido liberados de nuestra servidumbre, y nadie puede impedirnos celebrar, en honor de nuestro Dios, la fiesta de nuestro Éxodo, y la celebración de nuestra Pascua « no con la vieja levadura…, pero con panes sin levadura: la rectitud y la verdad »…

Ayer, estaba crucificado con Cristo; ahora soy glorificado con él. Ayer, estaba muerto con él; ahora, he vuelto a la vida con él. Ayer, estaba sepultado con Cristo; ahora, resucito con él…Llevemos pues nuestras ofendas al que sufrió y que resucitó por nosotros…; ofrezcámonos a nosotros mismos: son esos los bienes más queridos ante Dios y los más cercanos a él. A la imagen de Dios que está en nosotros, démosle el brillo que conviene a dicha imagen reconozcamos nuestra dignidad, honremos nuestro modelo. Comprendamos el poder de ese misterio y porqué Cristo murió. Hagámonos semejantes a Cristo, puesto que él se hizo semejante a nosotros; volvámonos Dios por medio de él, pues él se hizo hombre por nuestra causa.

Él cargo lo peor para darnos lo mejor; se hizo pobre para enriquecernos por su pobreza; asumió la condición de esclavo para procurarnos la libertad; se rebajó para elevarnos; quiso conocer la prueba para permitirnos vencer; fue despreciado para glorificarnos; murió para salvarnos; subió al cielo para atraer hacia él los que yacían en el pecado. Demos todo, ofrezcámosle todo lo que somos al que se dio como rescate por nosotros. Conscientes del misterio de Pascua, no podemos hacer cosa mejor que ofrecernos a nosotros mismos volviéndonos por Cristo todo lo que él se volvió por nosotros.
 
Lunes 26 de Marzo 2018.



Informamos que a solicitud de la mayoría de los usuarios para no saturar direcciones electrónicas en días no hábiles; y aprovechando este espacio para también nosotros adentrarnos en la intimidad con EL SEÑOR. Suspendemos nuestros correos, esperando en DIOS nos permita retornar con ellos el próximo Lunes 02 de Abril 2018.


Deseando ante todo que viva a plenitud el mensaje del Evangelio, y que tenga la oportunidad de participar, meditar e interiorizar en el Amor con que CRISTO se entregó por cada uno de nosotros y espera que ese Amor se haga vida en cada Hijo de DIOS, para que SU Resurrección nos haga resucitar y liberarnos a nosotros de cuanto nos ata o nos limita a ese Plan de Amor y Felicidad plena.


FELICES PASCUAS DE RESURECCION y que los días venideros sean colmados, de AMOR, PAZ, GRACIA y BENDICION.


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Contenido:

1. El consejo del día

2. Las Lecturas de Hoy

3. Reflexión de las Lecturas

4. El Santo del Día.



El consejo de hoy, para nuestro crecimiento personal.


Mientras se desarrolla el proceso contra Jesús ante el Sanedrín tiene lugar la escena más triste de la vida de Pedro. El, que lo había dejado todo por seguir a nuestro Señor, que ha visto tantos prodigios y ha recibido tantas muestras de afecto, ahora le niega rotundamente. Se siente acorralado y niega hasta con juramento conocer a Jesús.

Ha negado conocer a su Señor, y con eso niega también el sentido hondo de su existencia: ser Apóstol, testigo de la vida de Cristo, confesar que Jesús es el Hijo de Dios vivo. Su vida honrada, su vocación de Apóstol, las esperanzas que Dios había depositado en él, su pasado, su futuro: todo se ha venido abajo. ¿Cómo es posible que diga no conozco a ese hombre?

El pecado, la infidelidad en mayor o menor grado, es siempre negación de Cristo y de lo más noble que hay en nosotros mismos, de los mejores ideales que el Señor ha sembrado en nosotros. El pecado es la gran ruina del hombre. Por eso hemos de luchar con ahínco, ayudados por la gracia, para evitar todo pecado —los de malicia, fragilidad o ignorancia culpable— y todo pecado venial deliberado.

Pero incluso del pecado, si tuviéramos la desgracia de cometerlo, hemos de sacar frutos, pues la contrición afianza más la amistad con el Señor. Nuestros errores no deben desalentarnos jamás si nos comportamos con humildad. Un sincero arrepentimiento es siempre la ocasión de un encuentro nuevo con el Señor, del que se pueden derivar insospechadas consecuencias para nuestra vida interior. Si pecamos, hemos de volver al Señor cuantas veces sea preciso, sin angustiamos pero sí con dolor. «Pedro invirtió una hora para caer, pero en un minuto se levanta y subirá más alto de lo que estaba antes de su caída».

El Cielo está lleno de grandes pecadores que supieron arrepentirse.

Jesús nos recibe siempre y se alegra cuando recomenzamos el camino que habíamos abandonado, quizá en cosas pequeñas.


El Señor es mi ley y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿Quién Me hará temblar?. … Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca. Salmo 26


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EVANGELIO DE HOY



Primera lectura: Isaías 42, 1-7.
No gritará, no clamara, no voceará por las calle.

Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamara, no voceará por las calle. La caña cascada no la quebrará., el pabilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Así dice el Señor Dios, que creo y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, dio el respiro al pueblo que lo habita y el aliento a los que se mueven en ella. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas. Palabra de Dios.

Salmo responsorial 26
R/.El señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado

El Señor es mi ley y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿Quién Me hará temblar?. R.

Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo. R.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R.

Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca. R

SANTO EVANGELIO: Juan 12, 1-11.
Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura,

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él en la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres? (Esto lo dijo no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando). Entonces Jesús dijo: Déjala: lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis. Una muchedumbre de Judíos se enteró de que estaba allí y fueron no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús. Palabra del Señor.."

http://www.aciprensa.com/calendario2010







Reflexión

REFLEXION DE LA PRIMERA LECTURA: El profeta Isaías nos invita durante esta semana a voltear nuestros ojos hacia el elegido de Dios, hacia su Mesías y Salvador.

A ver en él la imagen de un hombre deshecho por el pecado de la humanidad, a un hombre que ofreció su vida por la salvación de todos y cada uno de nosotros. Para el hombre de hoy, tan acostumbrado a tener su mirada fija en las cosas del mundo, tan preocupado por todos los problemas que lo circundan, esta semana de reposo, puede ser una buena oportunidad para que su mirada se vuelva a fijar en Jesús, en aquél que nos dio la vida muriendo por cada uno de nosotros.

Ciertamente las cosas del mundo son importantes, pero es aún más importante que nuestra vida esté centrada en Cristo, ya que esto es lo que hace que todas las demás cosas tomen su justo valor. No dejes que esta semana sea una semana más, vuelve tu vista a Jesús, ora y lee su Palabra. Ojalá y lo puedas hacer con toda tu familia.



REFLEXION DEL SANTO EVANGELIO: María, la hermana de Lázaro, en el pasaje que hemos leído, busca manifestarle a Jesús su amor, dándole lo mejor que tiene, lo más precioso, lo más caro; no escatima nada cuando se trata del Señor.

En estos días santos, días en los que muchos aprovechan para descansar, debemos aprender de María, a darle a Jesús lo mejor, no sólo de nuestras cosas físicas sino de nuestro tiempo. No dejemos que nuestro descanso nos lleve a no darle importancia a esta semana tan importante en la que recordamos y volvemos a vivir, con toda la comunidad cristiana, los misterios de nuestra redención.

Es importante descansar, pero hay que hacerlo como lo hacía la familia de Lázaro: "Con el Señor". Como la familia de Lázaro, invitemos a Jesús a nuestras vacaciones y a nuestro descanso. Que Él sea el huésped de honor de nuestras vacaciones, démosle su lugar y aún más, lo mejor de nosotros. Manifestemos también en nuestro descanso que somos amigos y seguidores de Jesús.


Oratio: Hoy alzo la mirada a ti, Señor, déjame descubrirte durante todo este día, déjame encontrarte en cada paso que doy, déjame ver cómo aún caminas entre nosotros, escondiéndote. Abre mis ojos, Señor, que quiero descubrirte, mirarte y amarte.


Actio: Hoy estaré muy atento a descubrir a Jesús en las personas que me rodean.


Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro.

http://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/evangelio.a




San Braulio
Obispo


Braulio significa: "espada de fuego".

Fue discípulo y amigo del gran sabio San Isidro de Sevilla, al cual le ayudó mucho en la corrección y edición de sus libros.

Al morir su hermano Juan, que era obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron para que lo reemplazara.


Como obispo se preocupó mucho por tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión y por extirpar y acabar con los errores y herejías que se habían propagado, especialmente el arrianismo, una doctrina hereje que negaba que Jesucristo sea Dios verdadero.

Tan grande era la elocuencia de San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le escuchaban sus sermones que la gente decía: "Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que él tiene que decir".


Los obispos de España lo encargaron de las relaciones episcopales con el Papa de Roma.

En la catedral, y en el famosísimo santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, pasaba varias horas cada día rezando con especial fervor.


Aborrecía todo lo que fuera lujo y vanidad. Sus vestidos eran siempre pobres, y su comida como la de un obrero de clase baja.

Todas las limosnas que le llegaban las daba para ayudar a los pobres. Y se dedicaba con mucho esmero a enseñar a los ignorantes.

Las gentes decían que era difícil encontrar en el país uno que fuera más sabio que él. Y en sus cartas se nota que había leído muchos autores famosos. Había estudiado muy profundamente la S. Biblia. Y su estilo es elegante y lleno de bondad y de amabilidad. Se firmaba: "Braulio, siervo inútil de los santos de Dios".


Los últimos años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para dedicarse a rezar y meditar.

Tuvo como alumno a otro gran santo: San Eugenio, obispo.


Poco antes de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: "Ven siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor". Y respondió entusiasmado: "Voy pronto, Señor, ya estoy listo". Y murió santamente. Era el año 651.


Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. San Pablo.

http://www.ewtn.com/spanish/Saints/índice_cronológico_

¡JESUS, EN TI CONFIO!


Jesús, María, os amo, salvad almas”

¡San Miguel, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!

¡San Rafael, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!

¡San Gabriel, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!

BENDICIONES !!!
 
martes 03 Abril 2018
Martes de la Octava de Pascua

San Juan Brittos, Beato Diego Oddi

Leer el comentario del Evangelio por
San Gregorio Magno : « ¿Por qué lloras?»

Juan 20,11-18.
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro
y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto".
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo".
Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir "¡Maestro!".
Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'".
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia
Homilía 25 sobre el Evangelio (Trad. ©Evangelizo.org)

« ¿Por qué lloras?»
María, en llantos, se asoma y mira en la tumba. Sin embargo, ya había visto que estaba vacía, y ya había anunciado la desaparición del Señor. ¿Por qué se asoma de nuevo?, ¿por qué desea ver otra vez? Porque al amor no le basta una sola mirada; el amor es siempre una ardiente búsqueda. Ya lo buscó, pero fue en vano; se obstina y termina por descubrirlo…En el Cantar de los Cantares, la Iglesia decía del mismo Esposo: « En mi lecho, por las noches, he buscado al que mi corazón ama. Lo busqué y no lo hallé. Me levantaré, pues, y recorreré la ciudad. Por las calles y las plazas buscaré al amado de mi corazón.» (Ct 3:1-2) Dos veces, expresa su decepción: « ¡Lo busqué y no lo hallé! » Pero el éxito llega finalmente a premiar al esfuerzo: «Los centinelas me encontraron, los que hacen la ronda en la ciudad: ¿Han visto al amor de mi corazón? Apenas los había dejado cuando encontré al amado de mi corazón.» (Ct 3:3-4)

Y nosotros, ¿cuándo es que, en nuestro lecho, buscamos al Amado? Durante los breves reposos de esta vida, cuando suspiramos en la ausencia de nuestro Redentor. Lo buscamos por la noche, aún si nuestro espíritu vela ya por él, nuestros ojos no ven más que su sombra. Pero ya que no encontramos al Amado, levantémonos; recorramos la ciudad, es decir la santa asamblea de los elegidos. Busquémoslo de todo corazón; miremos en las calles y en las plazas, es decir en los pasajes empinados de la vida o en sus anchas vías; abramos los ojos, busquemos allí los pasos de nuestro Amado…Ese deseo permitía decir a David: «Mi alma tiene sed del Dios de vida. ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios? sin cesar, busquen su rostro.» (Sal 42:3)
 
Miércoles 04 de Abril 2018.



Contenido:

1. El consejo del día

2. Las Lecturas de Hoy

3. Reflexión de las Lecturas

4. El Santo del Día.



El consejo de hoy, para nuestro crecimiento personal.


Los tres tamices.

En la antigua Grecia Sócrates tenía una gran reputación de sabiduría. Un día vino alguien a encontrar el gran filósofo, y le dijo:
– ¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?
– Un momento, – respondió Sócrates – antes de que me lo cuentes, me gustaría hacerte una prueba, la de los tres tamices.
– ¿Los tres tamices?
– Sí,- continuó Sócrates – antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo de filtrar lo que se quiere decir. Lo llamo el test de los tres tamices.

El primer tamiz es la verdad. ¿Has comprobado si lo que me vas a decir es verdad?
– No, sólo lo escuché.
– Muy bien. Así que no sabes si es verdad.

Continuamos con el segundo tamiz, el de la bondad. Lo que quieres decirme sobre mi amigo, ¿es algo bueno?
– ¡Ah, no! Por el contrario.
– Entonces,- cuestionó Sócrates – quieres contarme cosas malas acerca de él y ni siquiera estás seguro de que sean verdaderas.

Tal vez aún puedes pasar la prueba del tercer tamiz, el de la utilidad. ¿Es útil que yo sepa lo que me vas a decir de este amigo?
– No, en serio.
– Entonces,- concluyó Sócrates – lo que ibas contarme no es ni cierto, ni bueno, ni útil; ¿por qué querías decírmelo?
Mejoremos nuestra vida y sociedad. Un fuerte abrazo.


Santo Tomás de Aquino.


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EVANGELIO DE HOY



Primera lectura: Hechos 3,1-10
Te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, echa a andar

En aquellos días, subían al templo Pedro y Juan, a la oración de media tarde, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada "Hermosa", para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo: "Míranos." Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo. Pedro le dijo: "No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar." Agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. La gente lo vio andar alabando a Dios; al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa, quedaron estupefactos ante lo sucedido. Palabra de Dios.

Salmo responsorial: 104
R/Que se alegren los que buscan al Señor.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas. R.
Gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro. R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. R.
Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; / de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. R.

SANTO EVANGELIO: Lucas 24,13-35
Lo reconocieron al partir el pan.

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: "¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?" Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: "¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?" Él les preguntó: "¿Qué?" Ellos le contestaron: "Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron." Entonces Jesús les dijo: "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?" Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: "Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón." Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor."

http://www.aciprensa.com/calendario2010







Reflexión

REFLEXION DE LA PRIMERA LECTURA: El tiempo de la Pascua nos regresa a la frescura de la vida evangélica vivida por la primera comunidad, en donde lo sobrenatural era la cosa más natural, en donde los milagros eran el medio para que el mundo creyera en la resurrección y se adhiriera a la Iglesia.

Hoy en día la comunidad cristiana se asombra por una curación milagrosa, de que una persona tenga visiones o revelaciones de Dios; cuando esto, para una persona que vive en el Espíritu, puede ser la cosa más natural. Esto no quiere decir que todas las visiones y milagros que la gente dice tener o que realiza tengan como fuente a Dios, sin embargo, no debería de extrañarnos que cosas como estas sucedan, ya que en medio del mundo incrédulo en el que vivimos Dios continúa mostrando con poder.

Jesús había dicho a sus apóstoles: "Ustedes harán cosas más grandes que las que yo hice". Los signos y prodigios que Dios sigue realizando entre nosotros tienen como objetivo manifestarle al mundo que su Palabra es actual y verdadera, que Él continúa actuando en todos aquellos que se ofrecen a ser sus mensajeros, y tú puedes ser uno de ellos.



REFLEXION DEL SANTO EVANGELIO: San Lucas, en este pasaje, sintetiza lo que ya desde el principio de su evangelio ha venido diciendo: Dios se ha acercado a nosotros, nos ha salido al camino haciéndose uno de nosotros.

Los judíos no lo reconocieron, ni tampoco ahora lo reconocieron los mismos discípulos. Dejando el cielo se puso a caminar con el hombre, para instruirlo en el camino de la vida pero, como dirá San Juan: "los suyos no lo reconocieron, pero a los que lo reconocieron les dio el poder llegar a ser hijos de Dios". Jesús continúa saliéndonos al encuentro de las formas más inusitadas: en un amigo, en los acontecimientos de todos los días y ni qué decir en la Palabra de Dios, la oración y los sacramentos. Jesús ha tomado una opción por el hombre, y su deseo es acompañarnos hasta que lleguemos todos al cielo.

Si nuestros ojos están oscurecidos, pude ser porque, como los discípulos de Emaús, no creemos aún que está vivo y que tiene verdaderamente poder para cambiar nuestra vida. Pidamos todos los días al Espíritu Santo que abra nuestros ojos y que inflame nuestro corazón para descubrir cómo Jesús nos acompaña en nuestra diaria jornada.


Oratio: Señor, te agradezco la oportunidad que me has dado de ser testigo de tu gran amor. Gracias, porque cuando yo estoy pidiendo limosna de bendiciones, de compañía, de amor, Tú me respondes de una manera asombrosa y mucho mayor de lo que pudiera pedir o pensar. Amén.

Actio: Este día buscaré a alguien necesitado y en el nombre de Jesús le daré algo que esté en mis manos ofrecerle.


Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro.

http://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/evangelio.a




San Isidoro
Arzobispo de Sevilla


Isidoro significa: "Regalo de la divinidad (Isis: divinidad. Doro: regalo).

Nació en Sevilla en el año 556. Era el menor de cuatro hermanos, todos los cuales fueron santos y tres de ellos obispos. San Leandro, San Fulgencio y Santa Florentina se llamaron sus hermanos.


Su hermano mayor, San Leandro, que era obispo de Sevilla, se encargó de su educación obteniendo que Isidoro adquiriera el hábito o costumbre de dedicar mucho tiempo a estudiar y leer, lo cual le fue de gran provecho para toda la vida.


Al morir Leandro, lo reemplazó Isidoro como obispo de Sevilla, y duró 38 años ejerciendo aquel cargo, con gran brillo y notables éxitos.

Isidoro fue el obispo más sabio de su tiempo en España. Poseía la mejor biblioteca de la nación. Escribió varios libros que se hicieron famosos y fueron muy leídos por varios siglos como por ej. Las Etimologías, que se pueden llamar el Primer Diccionario que se hizo en Europa. También escribió La Historia de los Visigodos y biografías de hombres ilustres.

San Isidoro es como un puente entre la Edad Antigua que se acababa y la Edad Media que empezaba. Su influencia fue muy grande en toda Europa y especialísimamente en España, y su ejemplo llevó a muchos a dedicar sus tiempos libres al estudio y a las buenas lecturas.


Fue la figura principal en el Concilio de Toledo (año 633) del cual salieron leyes importantísimas para toda la Iglesia de España y que contribuyeron muy fuertemente a mantener firme la religiosidad en el país.


Se preocupaba mucho porque el clero fuera muy bien instruido y para eso se esforzó porque en cada diócesis hubiera un colegio para preparar a los futuros sacerdotes, lo cual fue como una preparación a los seminarios que siglos más tarde se iban a fundar en todas partes.


Dice San Ildefonso que "la facilidad de palabra era tan admirable en San Isidoro, que las multitudes acudían de todas partes a escucharle y todos quedaban maravillados de su sabiduría y del gran bien que se obtenía al oír sus enseñanzas".


Su amor a los pobres era inmenso, y como sus limosnas eran tan generosas, su palacio se veía continuamente visitado por gentes necesitadas que llegaban a pedir y recibir ayudas. De todas las ciencias la que más le agradaba y más recomendaba era el estudio de la Sagrada Biblia, y escribió unos comentarios acerca de cada uno de los libros de la S. Biblia.


Cuando sintió que iba a morir, pidió perdón públicamente por todas las faltas de su vida pasada y suplicó al pueblo que rogara por él a Dios. A los 80 años de edad murió, el 4 de abril del año 636.

La Santa Sede de Roma lo declaró "Doctor de la Iglesia".

http://www.ewtn.com/spanish/Saints/índice_cronológico_

¡JESUS, EN TI CONFIO!


Jesús, María, os amo, salvad almas”

¡San Miguel, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!

¡San Rafael, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!

¡San Gabriel, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!

BENDICIONES !!!

 
viernes 06 Abril 2018
Viernes de la Octava de Pascua

San Pedro de Verona

Leer el comentario del Evangelio por
Beato John Henry Newman : « ¡Es el Señor!»

Juan 21,1-14.

Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así:
estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "Vamos también nosotros". Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada.
Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él.
Jesús les dijo: "Muchachos, ¿tienen algo para comer?". Ellos respondieron: "No".
El les dijo: "Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán". Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla.
El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: "¡Es el Señor!". Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua.
Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla.
Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan.
Jesús les dijo: "Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar".
Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió.
Jesús les dijo: "Vengan a comer". Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: "¿Quién eres", porque sabían que era el Señor.
Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
PPS vol.8, n°2 (Trad. ©Evangelizo.org)

« ¡Es el Señor!»
Nosotros somos lentos en darnos cuenta de esta gran y sublime verdad que Cristo camina aún, de cierta manera, en medio de nosotros, y con su mano, su mirada o su voz nos hace señas para que le sigamos. Nosotros no comprendemos que este llamado de Cristo es una cosa que se realiza todos los días, tanto ahora como en el pasado. Creemos fácilmente que era común en los tiempos de los apóstoles, pero no lo creemos posible cuando nos concierne, no estamos atentos a buscarle cuando se trata de nosotros. Ya no tenemos los ojos para ver al Maestro- todo lo contrario del apóstol amado que pudo reconocer a Cristo, aun cuando los demás discípulos no lo reconocían. Y sin embargo estaba allí, de pie en la orilla; era después de su resurrección, cuando estaba ordenando de echar la red en el mar; fue entonces que el discípulo que Jesús amaba dijo a Pedro: « ¡Es el Señor!»

Lo que quiero decir, es que los hombres que llevan una vida de creyentes perciben de vez en cuando las verdades que todavía no habían visto, o sobre las cuales su atención jamás había sido atraída. Y de repente, se elevan hacia ellos como un llamado irresistible. Sin embargo, se trata de verdades que comprometen nuestro deber, que toman el valor de preceptos y que exigen la obediencia. Es de esta manera, o por medio de otras formas, que Cristo nos llama ahora. No hay nada milagroso o extraordinario en esta manera de hacer. Cristo actúa por medio de nuestras facultades naturales y de las circunstancias mismas de la vida.
 
sábado 07 Abril 2018
Sábado de la Octava de Pascua

San Juan Bautista de la Salle

Leer el comentario del Evangelio por
San Romano el Melódico : «Proclamad la buena noticia a toda la creación»

Marcos 16,9-15.
Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios.
Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban.
Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.
Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado.
Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.
En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado.
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación."




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Romano el Melódico (?-c. 560), compositor de himnos
Himno «La misión de los apóstoles», 13 s; SC 283

«Proclamad la buena noticia a toda la creación»
Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos... (Mt 28,18-19). Porque todo me ha sido devuelto por El que me engendró, el cielo y la tierra de los que ya era dueño antes de haber tomado carne. Ahora he tomado posesión de mi realeza sobre todo el universo, y en vosotros tengo un consejo de ministros sagrado, sólo yo que conozco el fondo de los corazones.»
"Id a todas las naciones. Habiendo echado en tierra el grano del arrepentimiento, regadlo con vuestras enseñanzas". Escuchando estas palabras, los apóstoles se miraban unos otros meneando la cabeza: "¿De dónde nos vendrán las palabras y la lengua para hablar a todos? ¿Quién nos dará la fuerza para luchar con los pueblos y las naciones como nos lo has dicho, nosotros que no tenemos letras ni cultura, que somos humildes pescadores, el único que conoces el fondo de los corazones?"
"No se atormenten más vuestros corazones, que el Enemigo no turbe vuestro espíritu. No penséis más como niños... No quiero vencer por la fuerza, sino por la debilidad. No busco filósofos: escogí 'lo necio del mundo' (1Co 1,27), yo que sólo conozco el fondo de los corazones.»
"Id, pues, a toda la creación. Regad con vuestras enseñanzas el grano de arrepentimiento que sembrasteis. Procurad que ningún alma arrepentida se quede fuera de vuestra red. Me complazco en aquellos que vuelven, como bien sabéis vosotros. ¡Oh, si el que me traicionó, hubiera vuelto después de haberme vendido! Borrando su pecado, lo habría reunido con vosotros, yo que sólo conozco el fondo de los corazones...»
"Decid que soy Dios y que yo, el Indecible, tomé la condición de esclavo (Fl 2,7). Mostrad cómo hice mías las heridas de la carne... Fui enterrado porque había sido condenado, descendí al infierno porque soy el Señor..." Confortados por estas palabras, los apóstoles decían al Creador: "Tu eres el Dios que existía antes de los siglos, y no tendrás fin... Te proclamaremos como lo ordenaste. Estate con nosotros, sé nuestro defensor, tú que sólo conoces el fondo de los corazones".
 
Os deseo un feliz domingo.


domingo 08 Abril 2018
Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia

Santos Timoteo de Antioquía

Leer el comentario del Evangelio por
San Agustín : «Y Dios dijo: 'Que exista la luz'» (Gn 1,3)

Juan 20,19-31.

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.
Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré".
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe".
Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".
Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro.
Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 258

«Y Dios dijo: 'Que exista la luz'» (Gn 1,3)
«Este es el día que hizo el Señor» (Sl 117, 24). Acordaos del estado en que se encontraba el mundo en sus orígenes: «La tierra era un caos informe; sobre la faz del Abismo, la tiniebla. Y el Aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Que exista la luz. Y la luz existió. Y separó Dios la luz de la tiniebla: llamó Dios a la luz 'Día', y a la tiniebla 'Noche'» (Gn 1,2s)... «Este es el día que hizo el Señor». Es el día del cual habla el apóstol cuando dice: «En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor» (Ef 5,8)...

¿Acaso Tomás no era un hombre, uno de sus discípulos, un hombre, por decirlo de alguna manera, sacado de la multitud? Sus hermanos le decían: «Hemos visto al Señor». Y él decía: «Si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». Los evangelistas te traen la noticia, ¿y tú no crees? ¿El mundo ha creído, y un discípulo no?... No había llegado todavía este día que hizo el Señor; las tinieblas estaban todavía sobre el abismo, en las profundidades del corazón humano que estaba en tinieblas. Que venga pues aquel que es la punta del día, que venga y que diga con paciencia, con dulzura, sin cólera, él que es el que cura: «Ven. Ven, toca aquí y cree. Tú has dicho: 'Si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo'. Ven, toca, mete tu dedo y no seas incrédulo, sino creyente. Yo conocía tus heridas, he guardado para ti mi cicatriz».

El discípulo, acercando su mano, puede completar enteramente su fe. ¿Cuál es, en efecto, la plenitud de la fe? Creer que Cristo no es tan sólo hombre, creer que Cristo tampoco es solamente Dios, sino creer que es hombre y Dios... Por eso el discípulo al cual su Salvador hizo tocar los miembros de su cuerpo y sus cicatrices, exclama: «Mi Señor y mi Dios». Ha tocado al hombre, en él ha reconocido a Dios. Ha tocado la carne, y se giró hacia la Palabra, porque «la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14). La Palabra soportó que su carne colgara de un madero...; La Palabra soportó que su carne fuera colocada en un sepulcro. La Palabra ha resucitado su propia carne, la mostró a los ojos de sus discípulos, se prestó a ser tocada por sus manos. Ellos tocan y exclaman: «¡Mi Señor y mi Dios!»

Este es el día que hizo el Señor.
 
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