Elvis Aaron Presley, el Rey del Rock and Roll. Disfrutemos de su música

El verano en que Elvis se reinventó a sí mismo, y de paso a Las Vegas
Un libro recuerda el 50 aniversario de la vuelta del rey del rock a los escenarios, que definió el carácter de la ciudad de los casinos



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Elvis Presley, el 27 de junio de 1968. GETTY
Pablo Ximénez de Sandoval
Los Ángeles 19 AGO 2019 - 03:44 ART

La cultura popular norteamericana está viviendo un verano gozoso de aniversarios de 1969. Hace 50 años de la llegada del hombre a la luna, de Woodstock, de los crímenes de Manson… y también del día en que Elvis se reinventó a sí mismo contra todo pronóstico. De paso, inventó un concepto de concierto en Las Vegas que sacudió la gomina de la ciudad y dura hasta nuestros días.

Un año antes, Elvis Presley había grabado una actuación para televisión. Se llamó Comeback special, fue un enorme éxito de audiencia y sirvió para convencerle a él y a su mánager, Tom Parker, de que podía hacer ese mismo espectáculo para grandes audiencias. El lugar elegido fue Las Vegas, en la inauguración del Hotel Intercontinental. El 31 de julio de 1969, sobre las ocho de la tarde, Elvis Presley salió al escenario del recién inaugurado Hotel Internacional de Las Vegas para dar su primer concierto en ocho años. Empezó con Blue suede shoes. Cantó durante una hora y cuarto.

La actuación de Elvis aquella noche desarmó a un ejército de críticos escépticos que habían ido preparados para certificar el declive del viejo ídolo. No había dado un concierto desde Hawái en 1961. Su voz era perfecta, se mantenía increíblemente guapo y en forma. Incluso era capaz de interactuar con el público, algo que nunca se le dio bien. Tenía mucho más control sobre su imagen en el escenario que una década antes. Los clásicos que el mundo había conocido en discos de acetato sonaban demoledores en un teatro de primer nivel y con una producción de Las Vegas. Además, había renovado su repertorio con canciones como In the ghetto y Suspicious minds. Elvis dio un espectáculo rotundo. “Sobrenatural”, lo calificó Rolling Stone, en una crítica en la que proclamó “la resurrección” de Elvis Presley.

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Elvis Presley, en una foto de estudio. GETTY

Lo repitió dos veces por noche, todos los días, durante cuatro semanas. No hay ningún vídeo ni grabación de la primera noche, aunque sí de otras de aquella residencia. Elvis batió los récords de Las Vegas en términos de producción. Ese primer año recibió 100.000 dólares a la semana por cuatro semanas, el caché que cobraban Dean Martin y Frank Sinatra. Lo vieron 101.500 espectadores. Generó 1,5 millones en ingresos por entradas. Cuando acabó, firmó para repetir cinco años más, por 125.000 dólares a la semana.

Todo se cuenta con detalle en un nuevo libro (Elvis in Vegas: How the King reinvented the Las Vegas show), en el que el historiador de la ciudad Richard Zoglin argumenta que Presley es el verdadero origen de las residencias actuales, en las que grandes artistas hacen una agenda de conciertos fija en un teatro de la ciudad tocando todos sus éxitos.

Elvis “creó el modelo para un tipo de show de Las Vegas diferente”, argumenta Zoglin en su libro. “Ya no era un encuentro íntimo en un club nocturno para unos cientos de personas, sino una extravaganza a lo grande para miles de personas. Allanó el camino para espectáculos fastuosos de estrellas como Cher y Dolly Parton y, mucho después, Celine Dion, Elton John y una nueva generación de estrellas pop que se apuntan a hacer residencias en Las Vegas”.

“Quería hacer el libro porque Elvis no suele recibir mucho crédito por sus años en Las Vegas”, dice Zoglin al teléfono. Contesta desde Memphis, donde se encuentra, por supuesto, en la semana anual de Elvis (el 16 de agosto fue el 42 aniversario de su muerte). “La gente sabe lo que hizo Las Vegas por Elvis, pero no se dan cuenta de lo que hizo Elvis por Las Vegas. Aquel fue el principio de los cambios que se dieron en la ciudad durante las dos décadas siguientes, desde los nuevos hoteles hasta el Circo del Sol. Elvis descubrió el público de familias americanas que necesitaba Las Vegas, aunque le llevó un tiempo darse cuenta”.

Hasta entonces, la ciudad tenía sus mitos fundacionales en las estrellas de Hollywood de los 50 y, sobre todo, en las legendarias noches de Frank Sinatra, Dean Martin y Sammy Davis Jr., que se hicieron con la ciudad en 1960 durante el rodaje de Ocean’s Eleven. Sus farras acabaron convertidas en espectáculos. Hacia el final de la década, todo aquello languidecía, arrasado por la aparición del rock and roll. Las Vegas había dado la espalda por completo a la nueva cultura (Nat King Cole tenía un espectáculo que se anunciaba diciendo: “Nat King Cole no hace rock ‘n roll”, que en inglés rima). La cultura de los 60, por su parte, también había dado la espalda a la ciudad. Nadie quería tocar allí.

Elvis llevó el rock and roll a Las Vegas, que hasta entonces solo había admitido pequeños espectáculos nostálgicos de los viejos pioneros del género. “Fue el primer concierto de rock en un gran teatro de la ciudad”, dice Zoglin. Con él, llevó a sus fans. De pronto, familias de clase media de todo el país iban a Las Vegas a ver a Elvis. Era más que un concierto, era un evento. “Antiguamente, la gente planeaba su viaje a Las Vegas y después compraba entradas para los espectáculos”, escribe Zoglin. “Si Frank o Sammy no estaban en la ciudad, siempre había otros para elegir entre las muchas estrellas que entraban y salían de Vegas. Ahora, la gente planeaba su viaje para ir al espectáculo de Elvis”.

A pesar del rotundo triunfo de su regreso, Elvis tuvo apenas dos años de verdadero esplendor artístico en Las Vegas, en los que mantuvo la emoción por su regreso y la energía. A partir de 1971 empezaron los trajes de lentejuelas de una pieza, la capa, las gafas, las canciones patrióticas… el espectáculo se fue degradando poco a poco, al tiempo que su salud. La capacidad de resistencia de Elvis se fue deteriorando y empezó a depender de las drogas para actuar y para dormir, con consecuencias evidentes en su imagen y en la falta de control sobre el escenario.

Un periódico de Memphis escribió en diciembre de 1976: “Después de soportar la actuación de Elvis Presley, uno se va pensando cuánto falta para que llegue su final, quizá repentino, y por qué el Rey del Rock and Roll se somete a la posibilidad del ridículo saliendo al escenario tan mal preparado”. Elvis Presley murió ocho meses después, en la tarde del 16 de agosto de 1977. En total, hizo 636 conciertos en el International Hotel de Las Vegas a lo largo de siete años. Según la organización, nunca se quedó un asiento sin vender.

https://elpais.com/elpais/2019/08/16/gente/1565947288_297936.html
 
Así fueron las últimas 24 horas en la vida de Elvis Presley
Se cumplen 42 años de la desaparición del Rey del Rock, uno de los grandes personajes del siglo XX



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Elvis Presley durante una actuación en Milwaukee (Wisconsin, EEUU) en abril de 1977, cuatro meses antes de su fallecimiento. Foto: Getty. Vídeo: ATLAS
El 16 de agosto de 1977, la muerte de Elvis Presley, de 42 años, estremeció el mundo. Miles de seguidores se agolparon en su mansión Graceland, en Memphis (EE UU), mientras las líneas telefónicas se colapsaban en la ciudad y las floristerías se quedaban sin género. Muchas emisoras del planeta dedicaron los siguientes días a pinchar nada más que su música. Aunque en cierto modo esperada, era como si nadie diera crédito a la desaparición de esta suerte de hijo predilecto a quien habían visto convertirse en la primera estrella del rock and roll (y uno de los mayores personajes del siglo XX) y desmoronarse. El New York Times tituló lacónicamente “Muere Elvis Presley: el cantante de rock tenía 42 años”. “Ha muerto Elvis Presley”, tituló EL PAÍS.

Durante sus últimos años de vida, Elvis estuvo rodeado por un séquito de familiares, colegas, guardaespaldas y asistentes, entre los que había celos y rencillas por acaparar sus atenciones y regalos

Los últimos cuatro años en la vida de Elvis -más o menos desde que su divorcio de Priscilla se hizo efectivo, en octubre de 1973- habían sido una constante caída libre. Estaba descontrolado, perdido en su propia burbuja. Como describe con detalle Peter Guralnick en Elvis Presley: la destrucción del hombre (el segundo de los volúmenes de su biografía, editada en 1999 y en España en 2008), cuando no se encontraba inmerso en una de sus constantes giras o derrochando dinero en joyas y coches para sus amigos, se quedaba encerrado en su habitación, durmiendo o leyendo libros de numerología y espiritualidad. Vivía rodeado de un séquito de familiares, colegas, guardaespaldas y asistentes -muchos de los cuales formaban parte de la conocida como Memphis Mafia-, entre los que había celos y rencillas por acaparar sus atenciones y regalos.

Las ventas de sus discos habían descendido alarmantemente. Cuando su implacable mánager, el Coronel Tom Parker, conseguía meterlo en un estudio, era fácil que al cabo de uno o dos días diera la espantada. Prefería alardear de sus conocimientos de kárate. Para cumplir sus obligaciones con su discográfica, RCA, en 1974 llegó a publicarse un incongruente disco con fragmentos de las charlas que soltaba en los conciertos (Having fun with Elvis on stage).

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Elvis durante una reunión con Coronel Tom Parker, su implacable mánager, en 1956. Getty

Parker lo sacaba de gira incesantemente, y varias veces al año recalaba en el hotel Hilton de Las Vegas para actuar durante 10 o 15 días en dos pases diarios. Las millonarias deudas de juego del coronel en el casino de dicho hotel se contaban entre las razones. A Elvis también empezaba a faltarle liquidez: había tenido que hipotecar Graceland. Los conciertos eran cada vez más penosos. Las críticas, feroces, se debatían entre la pena y la rabia. Escribían que estaba gordo, adormilado, ido, que no vocalizaba, que tartamudeaba, que olvidaba las letras de las canciones o simplemente las cambiaba de modo grotesco. Se comportaba erráticamente: lo mismo hacía una exhibición de kárate en mitad del show que iniciaba una guerra de pistolas de agua con sus coristas.

Tras su separación de Priscilla, había encadenado varias novias, con las que, al parecer, prefería mantener una relación infantil, incluso mística, que sexual

Efectivamente, tenía sobrepeso. Era solo uno de sus problemas de salud. En los últimos tiempos habían empeorado sus problemas intestinales y su hipertensión y padecía principio de glaucoma. Le habían detectado el hígado graso. Solo por mencionar algunos de sus males físicos. Sus altibajos emocionales eran desconcertantes. Para combatirlos, y para poder conciliar el sueño, tomaba cantidades ingentes de sedantes, analgésicos y estimulantes. Su biógrafo Guralnick sugiere que esos cócteles habían inflamado su intestino y, por tanto, agravaban su estreñimiento crónico. Había sido hospitalizado en varias ocasiones por sobredosis.

Tres cosas preocupaban especialmente a Elvis en los días anteriores a su muerte. Elvis, what happened? (Elvis, ¿qué pasó?), un libro escrito por dos exguardaespaldas, se había publicado hacía solo unas semanas y aireaba crudamente sus miserias. Tras su separación de Priscilla, había encadenado (y solapado) varias novias, con las que, al parecer, prefería mantener una relación infantil, incluso mística, que sexual. Aunque le había regalado un anillo de compromiso, su última conquista, Ginger Alden, de 20 años, no terminaba de implicarse. Era reticente a salir de gira con él. Por otra parte, el mismo día 16 Presley debía iniciar un nuevo tour, el sexto de ese año.

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Elvis junto a su novia Ginger Alden, la última persona que lo vio con vida, en Hawaii en marzo de 1977. Getty

El 15 de agosto, siguiendo el relato en el que coinciden las biografías, Elvis se levantó de la cama a las cuatro de la tarde. En la casa estaba su hija Lisa Marie, de 9 años, que había llegado el 31 de julio para pasar dos semanas. A las 11 de la noche, Ginger y algunos de “los chicos” acompañaron a Elvis a una cita con el dentista, el doctor Lester Hofman. Presley funcionaba con los horarios vueltos del revés. Hofman le realizó una limpieza bucal (también a Ginger) y le empastó un par de pequeñas caries. La comitiva regresó a Graceland pasada la medianoche.

Ya en su dormitorio, hizo un intento más por convencer a Ginger de que se sumara a la gira que debía comenzar al día siguiente, pero ella se negó. A las dos, telefoneó a su médico de confianza, el doctor George Nichopoulos (o doctor Nick, como Elvis lo llamaba), quejándose de que uno de los empastes le dolía. Raudo, el doctor Nick le hizo varias recetas, que uno de los chicos recogió.

El guardaespaldas Al Strada Intentó reanimar al músico sin éxito. Cuando llegaron los enfermeros había siete u ocho personas histéricas rodeando el cuerpo. Vernon, el padre de Elvis, y Lisa Marie, la única hija del Rey, lloraban amargamente por las esquinas

A las cuatro de la madrugada levantó a dos de sus amigos de la cama (algunos vivían en caravanas en la finca) porque quería jugar al frontón, a pesar de que lloviznaba. Luego tocó un poco el piano en la sala de relax, y poco después llegó el recadero con tres bolsas de medicamentos: un amplio surtido de depresivos y placebos que normalmente permitían a Elvis dormir varias horas seguidas. Le entregaron los paquetes a intervalos, y cuando le dieron el último, a primera hora de la mañana, seguía despierto.

A las ocho, se levantó de la cama. “Me voy al baño a leer”, dijo a Ginger. En las memorias que esta publicó en 2014 (Elvis and Ginger), precisa que ella respondió: “Ok, pero no te quedes dormido”.

En el libro The death of Elvis (1991), de Charles C. Thomson y James P. Cole, el investigador médico del condado, Dan Warlick, encargado de inspeccionar la escena del fallecimiento, describe el cuarto de baño como una gran habitación que contaba con un auténtico trono de color negro, una pantalla de televisión frente a la taza, dos teléfonos, un interfono, varios sillones alrededor y una ducha circular de tres metros de diámetro con una cómoda silla de vinilo en el centro.

Hacia las dos de la tarde, Ginger se despertó e hizo una llamada rutinaria a su madre (que parecía más interesada en emparentarse con Elvis que ella misma). Cuando su madre le preguntó por Elvis, Ginger se dio cuenta de que él debía de seguir en el cuarto de baño, lo que no era normal porque habían transcurrido horas desde que se levantase. Preocupada, entró, y se encontró a Elvis “tumbado en el suelo, con los pantalones de pijama dorados bajados hasta los tobillos y el rostro enterrado en un charco de vómito sobre la mullida moqueta”, escribe Gurelnick. En Graceland se desató la locura.

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Elvis Presley y su séquito -conocido como la Memphis Mafia- muestran las insignias que acaban de recibir del sheriff Nixon en Graceland, mansión del músico, en 1970. De izquierda a derecha en la fila de atrás, Billy Smith, el ex sheriff Bill Morris, Lamar Fike, Jerry Schilling, el sheriff Roy Nixon, Vernon Presley (padre de Elvis), Charlie Hodge, Sonny West, George Klein, Marty Lacker. En primera fila, de izquierda a derecha, el doctor George Nichopoulos (médico de confianza de Presley), Elvis y el actor Red West. Getty

El guardaespaldas Al Strada fue el primero que acudió a la llamada de auxilio de Ginger. Intentó reanimarlo sin éxito. Cuando llegaron los enfermeros había siete u ocho personas histéricas rodeando el cuerpo. Vernon, el padre de Elvis, y Lisa Marie, la única hija del Rey, lloraban amargamente por las esquinas. A preguntas de los sanitarios, Strada dio por sentado que Elvis “había sufrido una sobredosis”.

El entorno de Elvis sugirió a Ginger que no era necesario revelar el libro que Elvis tenía en las manos cuando sufrió el ataque, pero en The death of Elvis ella explica que se trataba de un volumen con ilustraciones titulado Sex and the psychic energy que relacionaba posturas sexuales con signos del horóscopo. El investigador médico, que vio el libro, lo describió como “atrevidamente por**gráfico. Hardcore según los estándares de 1977”.

El doctor Nick fue investigado por un tribunal médico por sospechas de sobreprescripción, y se descubrió que solo a lo largo de 1977 había recetado 10.000 dosis de medicamentos a nombre de Elvis Presley

Tras un tumultuoso traslado en ambulancia al hospital Memorial Baptista (con, entre otros, el doctor Nick a bordo, que presa del pánico había estrellado su Mercedes en la verja de la mansión), los médicos de urgencias certificaron el fallecimiento. Sobre las causas de la muerte de Elvis mucho se ha especulado, entre otras razones porque ya desde ese mismo 16 de agosto las informaciones fueron difusas y contradictorias. Para complicar las cosas, los amigos de Elvis, que desde hacía tiempo tenían un plan para llevarlo a casa de forma clandestina si sufría una sobredosis fatal estando de gira, pensaron que, dadas las circunstancias, lo mejor era limpiar a conciencia el dormitorio y el baño. Cuando llegó el investigador médico parecía que allí no había pasado nada. No obstante encontró dos jeringuillas usadas en el dormitorio.

Maurice Elliott, vicepresidente del hospital, fue el improbable encargado de dar la noticia a la prensa. 15 personas, entre patólogos, forenses, el doctor Nick, policías y guardias de seguridad del centro, estuvieron presentes durante la autopsia, que duró horas. No se halló evidencia de que el corazón hubiera fallado. A las 3:30 de la mañana, cuando aún no se había concluido, Jerry Francisco, examinador médico del condado, anunció que la muerte se había debido a un fallo del corazón a causa de una arritmia cardiaca. Según los autores Thomson y Cole, el jefe de patología del hospital, Eric Muirhead, se mostró abochornado por la explicación.

El informe forense, recogido por Gurelnick, encontró que, pese a que el corazón no había fallado, lo tenía dilatado, había una cantidad significativa de ateroesclerosis coronaria, el hígado estaba dañado y el intestino grueso presentaba una obturación por materia fecal; era probable que hubiera muerto mientras hacía fuerza en el retrete y no se descartó un shock anafiláctico debido a la codeína suministrada por el dentista, a la cual Presley tenía una leve alergia. El informe del laboratorio encontró 14 medicamentos distintos en el cuerpo de Elvis, 10 de ellos en cantidades importantes. En octubre se reabrió el informe y el doctor Francisco insistió en la teoría del fallo cardiaco por hipertensión, asegurando que ninguna de las drogas había contribuido. En cambio, especialistas consultados entonces por el Commercial Appeal, un periódico de Memphis, consideraban que el supuesto infarto no habría matado por si solo a Elvis.

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El 17 de agosto de 1977, los fans de Elvis Presley acudieron en masa a la mansión del músico en Memphis, donde fue encontrado su cuerpo, para despedirse de él. Getty

El doctor Nick fue investigado por un tribunal médico en 1979 por sospechas de sobreprescripción, y se descubrió que solo a lo largo de 1977 había recetado 10.000 dosis de medicamentos a nombre de Elvis Presley. En su defensa, Nichopoulos alegó que las drogas eran para Elvis y todo su clan. Se le retiró la licencia tres meses. En 1995, perdió la licencia de por vida tras una investigación más minuciosa.

En 1994 se reabrió el caso de la autopsia de Elvis. “No hay nada que apunte a una muerte por drogas”, concluyó. “En realidad, todo apunta a un repentino y violento ataque al corazón”. En 2010, el doctor Nick echó más leña al fuego, declarando que, aunque en su momento no lo supo ver, la causa de la muerte habría sido el estreñimiento crónico, lo que explicaría también su vientre hinchado en sus últimos años.

Dimes, diretes, controversias y teorías conspiratorias (no olvidemos que algunos aseguran que sigue vivo) que no han terminado de resolverse 42 años después, pero que de ningún modo han atenuado la grandeza de Elvis, el rey eterno del rock and roll.


*Artículo actualizado el 16 de agosto de 2019.

https://elpais.com/elpais/2017/08/14/icon/1502702686_811816.html?por=mosaico
 
Cuando los Beatles se reunieron en secreto con Elvis Presley
Redacción BBC Mundo
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Image caption La "beatlemanía" estaba en su apogeo cuando el grupo se reunió Elvis Presley.
Ocurrió en secreto y una sola vez. Fue 27 de agosto de 1965 cuando Elvis Presley y Los Beatles se reunieron.

Cuando el cuarteto de Liverpool fue a ver al Rey del Rock 'n' Roll en su mansión de Beverly Hills en una noche libre de su gira por Estados Unidos, la charla, inicialmente torpe, dio paso a una improvisada sesión musical.

Pero no hay grabaciones o fotografías de aquel encuentro.

Tony Barrow, el jefe de prensa de Los Beatles entre 1962 y 1968, también estuvo en la cita. Ahora recuerda aquella noche memorable a propósito de una nueva exposición sobre la banda inglesa y Elvis que se inaugura en Liverpool.

El encuentro realmente había sido un poco aburrido y sin vida. Pero tan pronto como Presley y los Beatles comenzaron a tocar juntos, el ambiente se animó
Tony Barrow, jefe de prensa de los Beatles
"Cuando conversé sobre la idea de conocer a Elvis con John, Paul, George y Ringo inicialmente se sientieron desalentados por el temor de que la prensa pudiera estar involucrada", dice.

"Recuerdo que George dijo: 'Si esto va a ser otro sucio circo publicitario lo mejor que podemos hacer es olvidarlo'".

Barrow añade: "Ellos quería conocer a su ídolo del rock and roll, pero no frente a reporteros y fotógrafos".

Por esa razón, "la primera y fundamental regla quedó establecida: no se podía invitar a la prensa, ni tomar fotos, ni hacer grabaciones. Tampoco podíamos adelantar nada".

La "Mafia de Memphis"
El encuentro tuvo lugar poco antes de las diez de la noche. "Nos trasladamos en un convoy de tres limusinas grandes y negras, dirigidos por el Coronel Parker, el manager de Elvis, y y su gente.

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Image caption Elvis Presley "fue una de las influencias principales de la música de los Beatles", sostiene Barrow.
"La casa de dos plantas estaba en una colina. Era un edificio enorme y redondo, con un montón de ventanas y un amplio jardín delantero con un Rolls Royce y un par de Cadillacs estacionados.

"Los miembros de la famosa 'Mafia de Memphis' custodian las puertas, pero pronto nos saludaron.

"Una vez dentro, los pies parecía que se nos hundían varias pulgadas en una tupida alfombra blanca.

"Llegamos al centro del edificio, a una sala enorme, circular, con luz roja y azul, y ahí fue donde compartimos con 'El Rey'".

La habitación tenía "un televisor a color, una máquina de discos, un sofá en forma de media luna, un par de mesas de billar y juegos y un bar bien surtido.

"Yo diría que el grupo de Presley ascendía a cerca de 20 personas, con lo que superaba a nuestro pequeño grupo."

Rompiendo el hielo
"Cuando los dos grupos se vieron hubo un silencio extraño y fue John quien habló primero, con bastante torpeza, impulsivamente, soltándole un flujo de preguntas a Elvis, como: '¿Por qué haces en estos tiempos esas películas de baladas suaves? ¿Qué pasó con aquel buen rock and roll de los viejos tiempos?'".

La música era su punto de encuentro natural, su medio de comunicación más inteligente
T. Barrow
Barrow recuerda que "Elvis estaba bastante tranquilo", que "sonreía mucho y le dio la mano a todo el mundo.

"El hielo en realidad no se llegó a romper en las primeras etapas" del encuentro en la que los artistas intercambiaron cuentos de sus giras.

La charla trivial dio paso a "un silencio embarazoso" entre las cinco megafamosas estrellas, que quedaron con poco que decirse.

En la impresión de Barrow, "era justo pensar que cada uno estaba asombrado de la presencia de los otros. Elvis no tenía mucha soltura hasta donde yo podía ver. Se le notaba con vergüenza.

"Pero de repente Elvis pidió algunas guitarras para John, Paul y George, y apareció un piano.

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Image caption Tony Barrow (a la derecha, junto a Brian Epstein) tenía que mantener los planes en secreto.
"Hasta ese momento, el encuentro realmente había sido un poco aburrido y sin vida. Pero tan pronto como Presley y Los Beatles comenzaron a tocar juntos, el ambiente se animó.

"Los chicos descubrieron que podían mantener una conversación mucho mejor con sus guitarras de lo que podían con su palabra. La música era su punto de encuentro natural, su medio de comunicación más inteligente.

"No puedo recordar todas las cosas que tocaron, pero sí recuerdo que una de las canciones fue "I Feel Fine". Y recuerdo que Ringo, quien no tenía instrumento, marcaba el ritmo con los dedos sobre un mueble de madera.

"Todo el mundo cantaba. Elvis tocaba unos acordes de guitarra para Paul y le decía: 'Mira, ya estoy practicando " Y Paul bromeaba: 'No te preocupes, entre Brian Epstein (el mánager de Los Beatles) y nosotros te convertiremos en una estrella'".

Ídolo
"Sería maravilloso tener fotografías o grabaciones. Esa grabación tendría, sin dudas, un gran valor. Una cinta valdría millones de dólares. Pero no existe. Fue una sesión increíble de escuchar.

"Parker y Epstein una vez que perdieron el interés dejaron a los chicos solos. Parker puso su brazo regordete alrededor del hombro de Brian Epstein y se lo llevó a un rincón tranquilo de la sala.

"Epstein aprovechó el momento para traer a colación un tema, que era su agenda secreta. Tenía la esperanza de convencer a Parker para que le diera la oportunidad de traer a Elvis a dar una serie de conciertos en el Reino Unido.

En palabras de Barrow la idea estaba llamada a no prosperar "pero Parker pretendía dejar una puerta abierta al decir que lo pensaría.

"La fiesta terminó cuando el Coronel Parker lo dispuso. Comenzó a repartir regalos, que en su mayoría consistían en montones de álbumes de Elvis Presley.

"Recuerdo que, cuando llegamos a nuestras limusinas, John imitó el acento de Adolfo Hitler y le gritó: '¡Larga vida al rey!

"Ellos trataron de tomar el encuentro a la ligera y no mostrar demasiado la adoración a su ídolo, pero Elvis Presley fue su ídolo y una de las influencias principales de la música de los Beatles".

https://www.bbc.com/mundo/noticias/...tles_elvis_presley_encuentro_eeuu_reino_unido
 
Un seguidor de Elvis construye una nueva Graceland en Dinamarca
Redacción BBC Mundo
  • 16 abril 2011
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Derechos de autor de la imagen Reuters
Image caption La nueva Graceland es idéntica a la original, pero el doble de grande.
La famosísima mansión de Graceland, hogar de Elvis Presley y lugar de peregrinación para sus seguidores durante décadas, tiene desde ahora una gemela en Dinamarca.

Es el particular tributo que Henrik Knudsen, un fervoroso seguidor danés del "Rey de pop" decidió rendirle en la ciudad de Randers.

El edificio es una réplica prácticamente idéntica al original, que se encuentra en Memphis, Tennessee, aunque el doble de grande, porque además de museo, alberga una tienda y un restaurante.

En sus salas podrán verse cerca de 6.000 objetos del cantante, desde guitarras hasta cartas personales o prendas de su estrambótica ropa.

Segunda casa
Tras 16 años regentando un museo sobre Elvis que atraía a 25.000 personas cada año, Knudsen decidió embarcarse en un proyecto mucho mayor.

Ella (Priscilla Presley) creía que si Elvis tuviera la oportunidad de ver esto hoy, estaría muy orgulloso porque no estaba seguro de que al año siguiente alguien se acordara de él
Henrik Knudsen, creador de Graceland Randers
Le llevó años diseñar el proyecto, y en 2010 comenzó la construcción con un presupuesto de US$4,9 millones.

Este viernes ese sueño se convirtió en realidad con la inauguración de la bautizada como "Graceland Randers".

Las autoridades de la ciudad danesa esperan que 125.000 personas lleguen cada año hasta esta "segunda casa" de Elvis.

Sus puertas se abren al público general este sábado, con un precio por entrada de cerca de US$18.

Bautizada por Priscilla
Como el propio Knudsen explicó a la BBC, edificó la nueva Graceland con el beneplácito de la viuda de Elvis, Priscilla.

"Tuve la oportunidad de encontrarme con ella en enero de 2008 y le hablé del proyecto. Ella me escribió una bonita dedicatoria en una foto en la que ponía: A Graceland Renders, de Priscilla Presley", explicó.

Según dijo Knudsen "ella creía que si Elvis tuviera la oportunidad de ver esto hoy, estaría muy orgulloso porque no estaba seguro de que al año siguiente alguien se acordara de él".

"Me dijo que Elvis era una tipo muy tímido, y que no estaba muy seguro de sí mismo", añadió.

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2011/04/110415_elvis_graceland_dinamarca_lr
 
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