El pollo rey y el gallo viejo

Vamos , que no se agenció a lady di porque no tenia culo. Que si lo llega a tener si. Y luego llama a periodistas a su despacho en plan padrino a decirles que prohibido hablar de su hijo,

Tenemos una monarquia cojonuda oye! Menudo nivel
 
(Mas lavadora con grasa. No se si los plumillas son tontos a piensan que el pueblo lo es)
Solo ante el peligro
Personaje del año
OPINIÓN
    • EDUARDO ÁLVAREZ
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  • 31 DIC. 2018 01:52
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El Rey Felipe VI, durante la inauguración del Foro Iberoamericano en Madrid, el pasado mes de noviembre JAVIER BARBANCHO
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EL CINE ES UNA DE LAS grandes pasiones de los Reyes. Cuántas veces a lo largo de 2018 no se habrá visto reflejado Don Felipe en Will Kane, el personaje encarnado por Gary Cooper en Solo ante el peligro al que adornaba un sentido del deber muy superior al que es justo endosarle a cualquier hombre. Así está nuestro jefe del Estado.

En una reciente entrevista en EL MUNDO, Carmen Iglesias, la sabia presidenta de la Academia de la Historia, lamentaba que los políticos dejaron solo a Don Felipe después de su decisivo discurso del 3-O, que sirvió como dique de contención ante lo que en otoño de 2017 parecía una imparable secesión de Cataluña. El Rey interpeló tan directamente a los poderes del Estado -asumiendo el riesgo que conllevaba ponerse a sí mismo, una figura arbitral, al frente de la manifestación- que a estos no les quedó más remedio que actuar cuando lo que dominaba era la pura indolencia. Luego vinieron el dulcificado 155 y todo lo demás, incluida la moción de censura en la que los independentistas recobraron el protagonismo. La historia es conocida.

En lo tocante al Rey, se ha pasado todo el año solo ante el peligro defendiendo la Constitución, sin más apoyo que el que le da el hecho de estar del lado de la razón y de la legalidad. Aunque eso no vale de mucho si no le acompañan en el tren quienes están obligados a subirse a él. No lo hizo Rajoy, no lo está haciendo Sánchez.

Felipe VI se ha pasado todo el año solo ante el peligro defendiendo la Constitución, sin más apoyo que estar del lado de la razón y de la legalidad.


A los presidentes del Gobierno en general les estorba el Rey -no Don Felipe, sino cualquiera-. Porque todos acaban queriendo actuar como si en vez de ser los primeros ministros de un sistema parlamentario fueran presidentes plenipotenciarios de una república. La existencia de los reyes en monarquías constitucionales como la nuestra limita el área de juego del presidente de turno y sus funciones, lo cual es una garantía democrática para los ciudadanos. Por ello, cada inquilino de turno de La Moncloa se venga a su manera y castiga al Rey, que al final necesita para todo el refrendo del Gobierno y tiene las alas de cera. En 2018, tanto con el Gobierno del PP -partido que tanto dice defender la Monarquía- como ahora con el de Sánchez, hemos asistido a un despropósito que agrieta la imagen de la Corona como es reducir a la mínima expresión la agenda internacional de Don Felipe. Ya están otros para ir por el mundo como los jefes de Estado que no son.

Volviendo a Cataluña, tampoco sirve de mucho que el Rey insista en que encarna la unidad y permanencia de la Nación si en la práctica allí se le arrincona. Desde el verano, sólo ha acudido una vez a Cataluña. Seguro que no por voluntad propia. Ni Gary Cooper aguantaría tanto
 
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EL CINE ES UNA DE LAS grandes pasiones de los Reyes. Cuántas veces a lo largo de 2018 no se habrá visto reflejado Don Felipe en Will Kane, el personaje encarnado por Gary Cooper en Solo ante el peligro al que adornaba un sentido del deber muy superior al que es justo endosarle a cualquier hombre. Así está nuestro jefe del Estado.

En una reciente entrevista en EL MUNDO, Carmen Iglesias, la sabia presidenta de la Academia de la Historia, lamentaba que los políticos dejaron solo a Don Felipe después de su decisivo discurso del 3-O, que sirvió como dique de contención ante lo que en otoño de 2017 parecía una imparable secesión de Cataluña. El Rey interpeló tan directamente a los poderes del Estado - asumiendo el riesgo que conllevaba ponerse a sí mismo, una figura arbitral, al frente de la manifestación- que a estos no les quedó más remedio que actuar cuando lo que dominaba era la pura indolencia. Luego vinieron el dulcificado 155 y todo lo demás, incluida la moción de censura en la que los independentistas recobraron el protagonismo. La historia es conocida.

En lo tocante al Rey, se ha pasado todo el año solo ante el peligro defendiendo la Constitución, sin más apoyo que el que le da el hecho de estar del lado de la razón y de la legalidad. Aunque eso no vale de mucho si no le acompañan en el tren quienes están obligados a subirse a él. No lo hizo Rajoy, no lo está haciendo Sánchez.

Felipe VI se ha pasado todo el año solo ante el peligro defendiendo la Constitución, sin más apoyo que estar del lado de la razón y de la legalidad.


A los presidentes del Gobierno en general les estorba el Rey -no Don Felipe, sino cualquiera-. Porque todos acaban queriendo actuar como si en vez de ser los primeros ministros de un sistema parlamentario fueran presidentes plenipotenciarios de una república. La existencia de los reyes en monarquías constitucionales como la nuestra limita el área de juego del presidente de turno y sus funciones, lo cual es una garantía democrática para los ciudadanos. Por ello, cada inquilino de turno de La Moncloa se venga a su manera y castiga al Rey, que al final necesita para todo el refrendo del Gobierno y tiene las alas de cera. En 2018, tanto con el Gobierno del PP -partido que tanto dice defender la Monarquía- como ahora con el de Sánchez, hemos asistido a un despropósito que agrieta la imagen de la Corona como es reducir a la mínima expresión la agenda internacional de Don Felipe. Ya están otros para ir por el mundo como los jefes de Estado que no son.

Volviendo a Cataluña, tampoco sirve de mucho que el Rey insista en que encarna la unidad y permanencia de la Nación si en la práctica allí se le arrincona. Desde el verano, sólo ha acudido una vez a Cataluña. Seguro que no por voluntad propia. Ni Gary Cooper aguantaría tanto

Debil defensa del Jefe del Estado cuando se ha de recurrir a una conocidísima película para enaltecer su figura comparándola con la de Gary Cooper en "Solo ante el peligro" y cuya similitud reside unicamente en la de las estaturas de ambos y sus ojos azules. Por lo demás, ¿como se puede iniciar un artículo pro monárquico con tal examen comparativo?

Según la entrevistada, Carmen Iglesias, a Felipe los poderes del Estado lo dejaron solo y actuaron tras su encendido discurso del 3 O. Sorprendente. O sea que los más de cien furgones policiales debidamente equipados, aparcados en el puerto de Barcelona a la espera del 1 Octubre fue no actuar, los más de seis mil policias albergados en sendos buques italianos a la espera del 1 Octubre eran una muestra de como enseñar a los niños una distracción novedosa, la inspección armada por fuerzas de seguridad del Estado recorriendo e interviniendo hasta en los pueblos más diminutos de Cataluña eran el ejemplo de un paseo militar, la amenaza de Cospedal de enviar a los tanques era un especie de arenga infantil, etc., etc., y esta señora se permite asegurar que Felipe estaba solo ante el peligro.
¿Que peligro? ¿El de que los catalanes acudiesen PACIFICAMENTE a unas urnas para votar en un proceso ilegal? Siendo así, ilegal, ¿por qué tan temido y amenzado con la contundencia de una policia proveniente de todos los puntos de España? Dicho sea de paso la despedida del "a por ellos" fue en Huelva y tuvo éxito porque cundió.
¿Por qué esa demostración de fuerza que chocó con el movimiento absolutamente pacifista del pueblo catalán? ¿Qué más necesitaba Felipe para verse acompañado?
Menos mal que reconoce lo del riesgo asumido por el Jefe del Estado, dice, comportándose cual caudillo arengando a la batalla. Toda una labor en pro de la UNIDAD tan mencionada. Toda una labor de diplomacia. Toda una labor de la tan buscada cercanía.
Luego vino "el 155 dulcificado". Ya. En consecuencia el govern de Madrid impidió la aplicación de un millón de euros para un programa de drogodependencia, aprobado ya en el presupuesto por la Generalitat en 2017, así como la subvención de la Fundación Arrels para atender a los sin techo tambien a los drogodependientes por parte del Ayuntamiento de Barcelona. Son solo dos ejemplos de magnífico gobierno centralizado en castigo ¿de quien?

Lo que al final destaco en negrita es ya más propio de senilidad sobrevenida que apenas tiene comentario, la vetustez causada por tanto relato de príncipes y princesas es lo que tiene, llega a cautivar hasta tal punto.
 
(Mas lavadora)

El pollo rey y el gallo viejo
Personaje del año

OPINIÓN
RAÚL DEL POZO

31 DIC. 2018 02:06
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El Rey Felipe VI conversa con su padre Don Juan Carlos durante un acto conmemorativo de la Constitución SERGIO G. VALERO


UN DÍA DE LOS AÑOS 90 me llamaron de Zarzuela diciendo que me iba a recibir el Rey Juan Carlos. Cogí un taxi y me presenté en La Zarzuela. Esperé en una sala de madera hasta que me pasaron adonde esperaba el Monarca. Durante unos minutos viví una situación absurda. Me habían dicho que al Rey no se le debe preguntar ni decirle la verdad, y yo no hablaba, ni Juan Carlos tampoco. Sospeché que él había olvidado para qué me habían citado. Pronunciamos monosílabos confusos sobre el tiempo, sobre restaurantes y sobre Madrid, hasta que pensé que había que decir algo fuerte para llamar la atención de Su Majestad. Le dije de sopetón: "Señor, se ha dicho estos días que se había fugado a Suiza con Lady Di". Y el Rey, sin pensarlo dos veces, contestó: "Si Lady Di no tiene culo. La he visto en Marivent en bikini y te lo digo como macho: no tiene culo".

A partir de este momento la conversación fue disparatada, indiscreta, sorprendente, pero cuando terminamos de hablar y yo me iba, el Rey debió recordar por qué estaba yo allí y dijo con energía: "Cuando tengas que hablar algo relativo a mi hijo, el Príncipe de Asturias, llámame para confirmar la noticia aunque sean las dos de la mañana. Yo ya me he ganado el reinado, pero mi hijo tiene que ganárselo".

Al Rey lo que le preocupaba era el futuro de la institución tan expuesta a las abdicaciones, los exilios y las restauraciones. Recordé mientras salía de palacio que unos días antes yo había escrito que Felipe de Borbón estaba enamorado de Eva Sannum y había amenazado a sus padres advirtiéndoles de que era capaz de renunciar a sus derechos dinásticos si no le dejaban casarse con la modelo. Nunca olvidé aquel recado de Juan Carlos I y tampoco nunca creí aquello que escribió el guardaespaldas de Lady Di sobre el intento de Juan Carlos de seducirla ni las palabras de Diana de Gales diciendo que el Rey de España era un sobón.

Lo han destronado por su mala conducta, pero Juan Carlos sigue siendo la referencia universal de nuestra democracia


Siempre tuve presente aquella advertencia sobre su hijo y el inmenso cariño con que lo mencionó, y sobre todo lo tuve en cuenta cuando se ha sabido que la relación entre los dos ha pasado por momentos difíciles. En la historia de los reyes de Shakespeare suelen estallar celos y hasta guerras entre príncipes y bastardos, reinas y favoritas, y sobre todo, entre padres e hijos cuando está en juego la corona. Quizás hubo celos, complicados con el complejo de Edipo y el amor a la madre Doña Sofía, entre el pollo y el gallo viejo destronado. Dice Sancho, "el rey es mi gallo", pero cuando hay dos en el mismo corral se disputan el palo más alto del gallinero y se convierten en basiliscos, porque los dos simbolizan la arrogancia y la majestad.

Hubo incomunicación y recelo, errores de protocolo, necesidades de Estado y de apariencia y se intentó quitar de en medio, de las fotos y los fastos, al Rey cesado cuando en la calle se gritaba: "Hay que tumbar el régimen del 78", "no hay dos sin tres, República otra vez". Esta vez a la Monarquía-nómada, itinerante, se la querían cargar los nacional-populistas y la izquierda comunista que fue el gran apoyo de Juan Carlos en la Transición. Era un mal momento para desencuentros y disgustos entre padre e hijo. Los estúpidos áulicos siguieron desairando a Juan Carlos impidiéndole que fuera a veranear a Mallorca con la familia o borrándole del aniversario de la democracia. Luego, por fin, le dieron su sitio en la ceremonia del aniversario de la Constitución.

Motero, piloto de combate, golfo, ha sufrido accidentes en cacerías o practicando el esquí. Ha tenido cientos de amantes. Lo han destronado por su mala conducta, pero Juan Carlos sigue siendo la referencia universal de nuestra democracia, uno de los pocos reyes buenos de la Historia, un estadista heterodoxo y castizo, inteligente y cautivador. Y sobre todo, siempre ha amado a su hijo y ha trabajado por el futuro de esta institución. Me cuentan que está feliz. Va a las cacerías y sólo tira a pluma, ha abandonado las monterías y ya no mata elefantes. "La relación con su hijo es magnífica aunque le preocupen el futuro de la Monarquía y la inestabilidad de España. Cree que Felipe VI lo está haciendo muy bien
:yuck::yuck::yuck::yuck::yuck::yuck::yuck::yuck:
 
Siempre me ha gustado Raul del Pozo.
Su forma de escribir me gusta.
Es un hombre muy bien informado.
No inventa. No tiene que inventar, pues tiene información.
Escribe poco sobre la monarquía, una pena pues sabe mucho.
Reunir información y talento no es corriente.

De todas formas, lo tengo por buena persona. Tiene talento, tiene informción y es buena persona.
Por tanto, en este preciso momento que atraviesa el pais, no es ocasión de hablar de algunas cosas.
Un periodista con buena intención y con talento, sabe cual es el momento de guardarse cotilleos.

Igual es un escrito por encargo pagado a buen precio, y ya se sabe que por el hueso baila el perro.
 
Joder con el nene. Ya echaba ordagos con 18 añitos. O me voy con ésta o renuncio a mis derechos. Esta actitud irresponsable se corresponde con la que debe mantener el Jefe del Estado español?
Pobre España.



Es la actitud de un engreído, soberbio y malcriado. No le viene mal o que ha conseguido.
 
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El Rey Felipe VI, durante la inauguración del Foro Iberoamericano en Madrid, el pasado mes de noviembre JAVIER BARBANCHO
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EL CINE ES UNA DE LAS grandes pasiones de los Reyes. Cuántas veces a lo largo de 2018 no se habrá visto reflejado Don Felipe en Will Kane, el personaje encarnado por Gary Cooper en Solo ante el peligro al que adornaba un sentido del deber muy superior al que es justo endosarle a cualquier hombre. Así está nuestro jefe del Estado.

En una reciente entrevista en EL MUNDO, Carmen Iglesias, la sabia presidenta de la Academia de la Historia, lamentaba que los políticos dejaron solo a Don Felipe después de su decisivo discurso del 3-O, que sirvió como dique de contención ante lo que en otoño de 2017 parecía una imparable secesión de Cataluña. El Rey interpeló tan directamente a los poderes del Estado -asumiendo el riesgo que conllevaba ponerse a sí mismo, una figura arbitral, al frente de la manifestación- que a estos no les quedó más remedio que actuar cuando lo que dominaba era la pura indolencia. Luego vinieron el dulcificado 155 y todo lo demás, incluida la moción de censura en la que los independentistas recobraron el protagonismo. La historia es conocida.

En lo tocante al Rey, se ha pasado todo el año solo ante el peligro defendiendo la Constitución, sin más apoyo que el que le da el hecho de estar del lado de la razón y de la legalidad. Aunque eso no vale de mucho si no le acompañan en el tren quienes están obligados a subirse a él. No lo hizo Rajoy, no lo está haciendo Sánchez.

Felipe VI se ha pasado todo el año solo ante el peligro defendiendo la Constitución, sin más apoyo que estar del lado de la razón y de la legalidad.


A los presidentes del Gobierno en general les estorba el Rey -no Don Felipe, sino cualquiera-. Porque todos acaban queriendo actuar como si en vez de ser los primeros ministros de un sistema parlamentario fueran presidentes plenipotenciarios de una república. La existencia de los reyes en monarquías constitucionales como la nuestra limita el área de juego del presidente de turno y sus funciones, lo cual es una garantía democrática para los ciudadanos. Por ello, cada inquilino de turno de La Moncloa se venga a su manera y castiga al Rey, que al final necesita para todo el refrendo del Gobierno y tiene las alas de cera. En 2018, tanto con el Gobierno del PP -partido que tanto dice defender la Monarquía- como ahora con el de Sánchez, hemos asistido a un despropósito que agrieta la imagen de la Corona como es reducir a la mínima expresión la agenda internacional de Don Felipe. Ya están otros para ir por el mundo como los jefes de Estado que no son.

Volviendo a Cataluña, tampoco sirve de mucho que el Rey insista en que encarna la unidad y permanencia de la Nación si en la práctica allí se le arrincona. Desde el verano, sólo ha acudido una vez a Cataluña. Seguro que no por voluntad propia. Ni Gary Cooper aguantaría tanto



No esta mal compararse con Gary Cooper , a cualquiera con estos escritos le podría hacer el pompis gaseosa y si encima te crees que aun quedas tu mejor...ya ni te cuento. Ahora va a resultar que todos errados menos uno, que esta solo ante el peligro.

Madre mía madre mía que año nos espera!
 
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