DÍA INTERNACIONAL DE TOLERANCIA CERO CON LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA

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DÍA INTERNACIONAL DE TOLERANCIA CERO CON LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA


El doctor francés que inventó la reparación de clítoris y consiguió que fuera una operación gratuita


Francia es pionera en la cirugía de reconstrucción genital para víctimas de ablación y desde 2004 la cubre la sanidad pública. El inventor de la técnica quirúrgica, Pierre Foldès, ha tratado a más de 6.000 mujeres desde los ochenta. Para ellas es un renacimiento

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Kakpotia Marie-Claire Moraldo, de 36 años, fue víctima de la mutilación genital femenina. Considera que volvió a nacer en 2016, cuando se sometió a una intervención de reconstrucción del clítoris.


Kakpotia Marie-Claire Moraldo, de 36 años, fue víctima de la mutilación genital femenina. Considera que volvió a nacer en 2016, cuando se sometió a una intervención de reconstrucción del clítoris. SIMONA GHIZZONI
EMANUELA ZUCCALÀ
París 6 FEB 2020 - 00:00 CET

Marie-Claire recuerda cada detalle del día en que le amputaron lo que llama "la feminidad". Una aldea de Costa de Marfil, una puerta cerrada. “Hay una fiesta”, le decía su tía. Y ella, aturdida con sus nueve años, se preguntaba por qué lloraban todas las chicas. La puerta se abrió. Tres mujeres la empujaron contra el suelo manteniéndola quieta, mientras una cuarta le cortaba el clítoris con un cuchillo. Una humillación fulminante y desgarradora. “Sé fuerte, no llores”, le repetían. Y la sangre, las vendas, la confusión, la inmovilidad. “No entendía nada”, recuerda Kakpotia Marie-Claire Moraldo, que ahora tiene 36 años. Vive desde hace mucho tiempo en Francia, en Burdeos, donde ha fundado la asociación Les Orchidées Rouges que ayuda a otras africanas para quienes, igual que para ella en su vida anterior, la mutilación genital es una marca de dolor.


Francia es pionera en la cirugía de reparación del clítoris; desde 2004 la cubre la sanidad pública. Un caso único en Europa, junto con Bélgica, que la incluye en su atención desde 2009. “Hemos luchado por la gratuidad demostrando que cuando una mujer que ha sufrido esta amputación recupera una anatomía normal, se adapta mejor a la sociedad”, explica el inventor de la técnica quirúrgica, el urólogo Pierre Foldès, que, desde la década de 1980 ha operado a más de 6.000 mujeres.

Con la exgerente Frédérique Martz, hoy activista a tiempo completo por los derechos de las mujeres, fundó hace cinco años el centro piloto Women Safe en el hospital de Saint-Germain-en-Laye, al noroeste de París, para dar apoyo sanitario, social, psicológico y legal a las supervivientes a cualquier tipo de violencia. De las más de 2.000 mujeres acogidas hasta ahora, un tercio ha sufrido la ablación y llegan desde todos los rincones de Francia y del extranjero en busca de recuperación física y psicológica, así como de una “restitución” simbólica del daño sufrido.

“Me casé con el hombre equivocado, convencida de que nadie más me querría así, sin clítoris”, cuenta Marie-Claire mientras habla de la angustia, durante el s*x*, que le provoca el recuerdo opresivo a la cuchilla de su infancia y la vergüenza diaria de la ablación. “Cuando logré reunir fuerzas para superar la infelicidad, también reparé mi cuerpo con una operación de reconstrucción del clítoris. Fue el 7 de diciembre de 2016: mi segunda fecha de nacimiento”.

Según Unicef y la Organización Mundial de la Salud, más de 200 millones de
mujeres han sufrido mutilación genital
en 30 países de todo el mundo; 27 de ellos, en el continente africano. Aunque el ritual es ahora un delito en casi toda África (solo en seis Estados sigue siendo legal), diferentes grupos étnicos continúan practicándolo como “sello” de virginidad que purifica a la mujer a través de la negación del placer; una antigua costumbre patriarcal que ninguna religión prescribe y que tiene sus raíces en el Egipto faraónico. En Europa aún no hay estadísticas detalladas, pero tres estudios del Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE) sostienen que 16 países acogen a inmigrantes que han sufrido este desgarro, incluida España. Las investigaciones también indican que cada año 20.000 mujeres procedentes de países en los que se practica la ablación tradicional buscan asilo en la Unión Europea.

En Francia, una investigación realizada por varios organismos universitarios calcula que en ese país viven 125.000 víctimas de la ablación, un número que en Europa solo superaría Reino Unido. Pero también hay gran presencia en Suecia, Holanda y Alemania. En España rondan las 70.000, según un estudio de la Fundación Wassu, de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Me casé con el hombre equivocado, convencida de que nadie más me querría así, sin clítoris
“Los efectos de esta mutilación pueden ser terribles”, explica el cirujano Pierre Foldès. “Dolores crónicos, complicaciones en el parto, a veces incontinencia y fístula. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la forma más grave es la infibulación, que implica coser la vulva. Pero es absurdo establecer una escala de gravedad: en ciertas operaciones vemos clítoris bien conservados, mientras que en las variantes consideradas más leves, el corte suele ser tan rudo que produce destrozos. Cada mujer es un caso único, y la cirugía reparadora del clítoris no es una varita mágica: es solo una etapa en el camino para volver a ser dueñas de sí mismas”.

En Francia la mutilación genital está disminuyendo, gracias también a la mano dura que se aplica en el ámbito judicial desde la década de 1980: más de 40 juicios y un centenar de condenas por el delito de daño permanente previsto en el Código Penal. Otros Estados han preferido aprobar leyes ad hoc contra la ablación, pero con malos resultados: dos condenas en España y dos en Suecia; solo una en Italia, desde que se aprobó la ley de 2006; y una en Reino Unido, adonde llegó en 2019, a pesar de que la norma existe desde 1985.

Foldès ha transmitido su técnica a más de 200 cirujanos de todo el mundo: “El clítoris puede repararse porque, en la mutilación, el nervio principal permanece intacto. Sin embargo, cada acontecimiento íntimo, desde las relaciones sexuales hasta el parto, añade lesiones al corte inicial, por lo que también es necesario cuidar los tejidos”. A los 45 minutos en el quirófano, le siguen tres meses de recuperación y cicatrización. El resto, el descubrimiento de una nueva sexualidad y la adquisición de una identidad sana y completa, tiene duraciones y resultados subjetivos, pero exitosos en la mayoría de los casos. “Atiendo lo mismo a jóvenes de 18 años que a mujeres de 60, que son las más decididas”, sonríe el médico. “La verdadera revolución es que aquí la mujer verbaliza su dolor y abandona la condición mental de víctima. No soy yo quien repara; son ellas las que se autoreconstruyen”.

En Francia estas mujeres heridas provienen de Malí, Guinea, Costa de Marfil y Senegal, donde, además del clítoris, a veces se les extirpan los labios menores. Hoy varios hospitales ofrecen cirugía reconstructiva, pero Women Safe, en Saint-Germain-en-Laye, “sigue siendo un lugar único por su enfoque multidisciplinario”, subraya su directora, Frédérique Martz. “Con las africanas recién emigradas, que han pasado por viajes dramáticos, no tiene sentido hablar de cirugía: sus traumas son lo primero. En cambio, las que han nacido aquí de familias africanas o las que viven en Francia desde hace tiempo, a menudo buscan la reparación por razones de identidad, para encontrarse a sí mismas y su lugar en la sociedad. En lo que llamamos nuestros “círculos de palabras” comparten su intimidad sin tabúes, intercambiando experiencias con otras que han seguido su mismo camino y ahora son activistas”.

Cada mujer es un caso único, y la cirugía reparadora del clítoris no es una varita mágica: es solo una etapa en el camino para volver a ser dueñas de sí mismas
Como la escritora de origen senegalés Halimata Fofana, que en el libro Mariama, l’ecorchée vive confía a un alter ego doloroso y furioso su autobiografía: ablación a los cinco años; el sentimiento de ser una mujer a medias, que ha condicionado todas sus relaciones; el intento de matrimonio forzado por parte de los padres; la liberación gracias al estudio, la escritura y la psicoterapia... Hasta llegar a la cirugía a manos del doctor Foldès.

“Después de la ablación, el cuerpo y el espíritu se disocian”, trata de explicar Halimata. “Tu cuerpo te repugna; ha sido ensuciado, violado. Yo tardé años en reconciliarme con él”. A la espera de un nuevo libro que lanzará HarperCollins, Fofana da conferencias “para concienciar sobre la atrocidad del acto y el contexto que lo permite. Nací en Francia de padres emigrados; su bagaje de tradiciones chocó con una sociedad a la que le cuesta aceptar la diferencia. Los inmigrantes se sienten excluidos y, en su desarraigo, se apegan a la cultura de sus orígenes, defendiéndola ante quienes la critican. De modo que hay que someter a la hija a la ablación, para que llegue virgen al matrimonio y se integre en el grupo familiar. Perdoné a mi madre por el daño que me infligió. Para evolucionar, tuve que dejar que la ira fluyera”.

Hoy, en el "círculo de palabras" del centro Women Safe, una joven de Malí confiesa que descubrió que había sufrido la ablación cuando, como enfermera, vio los genitales de una mujer francesa: “Había borrado ese episodio de mi infancia; revivirlo fue un shock”. Otra, de Costa de Marfil, habla de una cicatrización difícil después de la cirugía, “pero ahora mi clítoris baila”. Para Agnès, una senegalesa de 40 años, es triste no poder revelarle a su madre que se ha operado: “Me repudiaría. Para ella, sería una mujer impura”. Y Kakpotia Marie-Claire Moraldo, que ha llegado de Burdeos para compartir su renacimiento con ellas, pronuncia unas palabras sencillas y terribles: “Pensad siempre que hemos dejado atrás lo peor. Hemos sobrevivido al horror de la mutilación genital”.

Este artículo forma parte del proyecto multimedia Uncut sobre activismo femenino en África y Europa contra la mutilación genital. En el Espace des Femmes, en París, del 6 al 29 de febrero, Uncut protagoniza una exposición con fotos de Simona Ghizzoni, con el apoyo de las asociaciones Zona, Peace Withouth Justice y Women Safe


El doctor francés Pierre Foldès.


El doctor francés Pierre Foldès.

 
Gracias, @Hera 33 , por traer este tema que en nuestra sociedad pasa desapercibido.

Y todas aquellas organizaciones que hacen alarde de "luchar" por el bien de la mujer - además de percibir sumas millonarias que utilizan para asuntos más bien aberrantes - ¿no tienen nada que decir sobre esta esperpéntica práctica?
 
En España hay 18.000 niñas expuestas a la mutilación genital
  • Hasta 200 millones de mujeres en el mundo han sufrido esta grave violación de los derechos humanos
  • Aunque la mutilación se realice en otro país la ley española castiga con cárcel y retirada de la custodia
06.02.2019 | 12:25 horas


PorSANTIAGO RIESCO PÉREZ
Para todos los públicos
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Desde España contra la mutilación genital femenina
"Si tú vas a una aldea de Nigeria y les dices que hay una ley que lo prohíbe, te dirán que no saben ni quién es el presidente del país y que esta es su costumbre y que tienen que cumplirla", explica Hodan Sulaman, mediadora de Médicos del Mundo a las cámaras del canal 24 horas de TVE desde la concentración convocada en la madrileña Puerta del Sol para denunciar la ablación en el Día Internacional de la Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina (MGF).
Hasta 200 millones de mujeres en el mundo han sido sometidas a mutilación genital, una grave violación de los derechos humanos que debe ser erradicada, explica Tarik Jasarevic, portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"No tiene justificación médica, sólo causa dolor y nunca debe ser practicada", ha afirmado Jasarevic con motivo de la celebración de este Día Internacional que se conmemora cada 6 de febrero.
Para todos los públicos
Hoy es el Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina a la que están expuestas 18.000 menores en España
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Hoy es el Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina a la que están expuestas 18.000 menores en España
España lo castiga con cárcel y pérdida de la custodia
Naciones Unidas considera la MGF una violación de los derechos humanos, una forma de violencia contra la mujer y una discriminación por razón de género porque es un acto que se ejerce contra mujeres y niñas por el hecho de serlo.
Además, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5, Igualdad de género, incluye entre sus metas "Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina".
Esta práctica es un delito castigado con entre 6 y 12 años de cárcel para quien la practique en España y, además, puede acarrear para los padres la pérdida de la custodia de la menor, aunque la mutilación se haya producido en otro país.
En España viven en torno a 70.000 mujeres procedentes de países donde se practica la MGF y, de todas ellas, unas 18.000, son niñas menores de 14 años, según un estudio realizado por la Fundación Wassu de la Universidad Autónoma de Barcelona, publicado hace un año con datos de 2016. Cataluña es la comunidad autónoma que encabeza la lista de población femenina originaria de países donde se somete a la ablación, con 21.298 mujeres y 6.295 niñas de 0 a 14 años.
 14 horas - Aisha: El rostro de la mutilación genital femenina - escuchar ahora
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14 horas - Asha, el rostro de la mutilación genital femenina
Graves consecuencias para la salud
La MGF abarca todos los procedimientos que conllevan una ablación parcial o total de los genitales femeninos externos por motivos no médicos, según la OMS, que advierte de que esta práctica tiene consecuencias graves en la salud de las mujeres y las niñas, inmediatas y de largo plazo.
Las víctimas de estas prácticas, entre las que se incluye la ablación, suelen ser niñas menores de 15 años, que tras ser sometidas a este tipo de procedimientos pueden sufrir dolor crónico, infecciones, mayor riesgo de transmisión del VIH, ansiedad y depresión, complicaciones durante el parto, infecundidad e incluso la muerte.
La mutilación genital femenina aún se practica en una treintena de países de África, Oriente Medio y Asia, donde aún es considerada una costumbre cultural o religiosa, aunque la OMS alerta de que se dan casos en otras regiones del mundo, en particular entre comunidades inmigrantes
Infografía con datos sobre mutilación genital femenina en el mundo.

Naciones Unidas considera la MGF una violación de los derechos humanos, una forma de violencia contra la mujer y una discriminación por razón de género. ARCHIVO
Países en los que se practica, aunque esté prohibida
Esta práctica se concentra en 29 países de África y de Oriente Medio, pero también es común en algunos países asiáticos como la India, Indonesia, Iraq y Paquistán, así como entre algunas comunidades indígenas de Latinoamérica, como la de Emberá en Colombia.
Los países con la prevalencia más alta entre niñas y mujeres de 15 a 49 años son Somalia (98%), Guinea (97%), Djibouti (93%) y Egipto (87%). Además, persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda.
La ablación está prohibida ya en 26 estados africanos, aunque Kenia y Uganda son los más estrictos con el cumplimiento de la ley al respecto. Sierra Leona ha sido el último país en unirse a la prohibición, una decisión aplaudida por la comunidad internacional, ya es uno de los lugares con mayor prevalencia, pues el 90% de su población femenina está mutilada.
La muerte de una niña de diez años como consecuencia de las hemorragias sufridas tras una ablación en Sierra Leona el pasado mes de diciembre reavivó los llamamientos a las autoridades para acabar este ritual, que un mes después han prohibido.
Un ritual iniciático, cultural y religioso
Naciones Unidas indica que la MGF es una manifestación de una desigualdad de género "profundamente arraigada" que sigue practicando por diversos motivos: en algunas sociedades se considera un ritual iniciático; en otras es un requisito para el matrimonio, y hay comunidades cristianas, judías y musulmanas que atribuyen a esta práctica una base religiosa.
"La mutilación puede considerarse un elemento importante de una cultura o identidad, por lo que es difícil para las familias optar por no someter a sus hijas a la ablación. Los que rechazan esa práctica pueden ser condenados o quedar abocados al ostracismo.
Varias personas participan en una concentración en contra de la mutilación genital femenina ante la puerta de Brandeburgo en Berlín

Varias personas participan en una concentración en contra de la mutilación genital femenina ante la puerta de Brandeburgo en Berlín. EFE / ARCHIVO
Lazos azules en Egipto
Los médicos de dos hospitales de El Cairo han acordado poner lazos azules en la ropa de las niñas recién nacidas para concienciar a las familias y que "digan 'no' a la mutilación genital femenina", en un país que aún tiene una de las tasas de prevalencia de esta práctica más altas del mundo.
Los padres recibirán el lazo, en el que figura la palabra 'no' en árabe, a cambio de que firmen un documento en el que se comprometen a no someter a sus hijas a la ablación. Pese a que la práctica fue prohibida en 2008 y desde 2016 es un delito, para muchas familias sigue siendo una obligación religiosa y una forma de preservar la pureza.
Según datos de la ONU, casi nueve de cada diez mujeres egipcias han sufrido la retirada parcial o total de sus genitales externos y, como ocurre en otros países, hay una tendencia al alza en cuanto a la medicalización. La presencia de profesionales, sin embargo, no basta para proteger a niñas y mujeres.
"Hay chicos jóvenes que ya se posicionan en contra", declara Hodan Sulaman desde la concentración contra la MGF en el corazón de Madrid. "No sólo hay que trabajar con el padre y la madre, también con los jóvenes varones", explica la mediadora de Médicos del Mundo entrevistada por el Canal 24 horas de TVE.

En España hay 18.000 niñas expuestas a la mutilación genital http://www.rtve.es/n/1879920/ vía @rtve
 

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