CRISÁLIDAS DE INSECTOS PARA FABRICAR LAS VACUNAS DEL FUTURO

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CRISÁLIDAS DE INSECTOS PARA FABRICAR LAS VACUNAS DEL FUTURO
R. Pérez


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VIDEO : https://brands.elconfidencial.com/s...isalidas-insectos-vacunas-futuro-bra_1578387/


Un nuevo método para crear vacunas reduce los costes un 95% y su productividad es 20 veces mayor. El futuro está en las crisálidas de las larvas de una especie de oruga

Las vacunas del futuro surgirán del interior de pequeños insectos si Algenex, la empresa fundada por el investigador José Ángel Escribano, se sale con la suya. Esta todavía pequeña startup científica, nacida en los alrededores de Madrid, ha desarrollado un método novedoso, y en apariencia poco convencional, para obtener el principio activo de las vacunas que asegura ser más rápido y sencillo que los actuales biorreactores y que utiliza la industria farmacéutica. Los biorreactores son máquinas donde se dan las condiciones para que ocurran las reacciones químicas que dan como resultado vacunas o medicamentos.

"La innovación en vacunas apunta actualmente hacia el uso de moléculas biológicas recombinantes. Eso es lo que hacemos aquí, solo que en vez de cultivar células in vitro para generarlas y luego introducirlas en biorreactores, que son máquinas caras y complejas, utilizamos crisálidas. Aquí no hacen falta biorreactores y por eso el proceso es más rápido, más sencillo y más barato", explica Escribano.

DE LAS LARVAS A LOS ROBOTS
Todo empieza con unas pequeñas larvas de la oruga de la col (Trichoplusia ni), no muy distintas de los gusanos de seda que todos criamos en cajas de zapatos cuando íbamos al colegio. Solo que estos pequeños gusanos no crecen en cajas de zapatos sino en unas cajas de plástico, que recuerdan a tarrinas de helado, diseñadas especialmente para que accedan de forma uniforme y sencilla al alimento. Por motivos de productividad es importante que todas crezcan con rapidez y al mismo ritmo.

“En vez de cultivar células in vitro para generarlas y luego introducirlas en biorreactores, que son máquinas caras y complejas, utilizamos crisálidas”


Una vez crecidas, y siguiendo su ciclo de vida natural, estas larvas se convierten en crisálidas, y aquí es donde se produce el hecho diferencial que las convierte en protagonistas de esta nueva tecnología: durante el proceso metabólico del paso de larva a polilla, que no llegarán a completar, son inyectadas con un baculovirus, un virus modificado genéticamente para expresar una proteína, la molécula básica del medicamento o vacuna.

Esto ocurre utilizando un sistema robótico al más puro estilo Matrix. Las crisálidas se colocan en bandejas especialmente diseñadas por Algenex, que facilitan su manejo, y son inoculadas una a una por una aguja robótica con movimientos eficaces y precisos.

“El virus se reproduce a sus anchas en el interior del insecto multiplicando con él la molécula buscada, que es extraída a posteriori”


Una vez infectadas, el virus se reproduce a sus anchas en el interior del insecto multiplicando con él la molécula buscada, que es extraída a posteriori por un método mecánico (meter las crisálidas en una batidora industrial), tras filtrar y depurar el producto obtenido. El resultado es una preparación líquida del principio activo de la vacuna, listo para ser utilizado.

ENTRE 20 Y 160 DOSIS POR INSECTO
El creador de Algenex aporta algunas cifras que permiten calibrar el potencial de este método. Para empezar, asegura que la productividad de las crisálidas es 20 veces mayor que la del método de las células in vitro y los biorreactores. "Los insectos son organismos muy adecuados para este procedimiento, piensa que en algunas fases de su desarrollo aumentan 5.000 veces su tamaño en 2 semanas".

Su vacuna para la enfermedad hemorrágica del conejo estará en el mercado en unos meses


Además, los costes se reducen hasta un 95% al no requerir biorreactores, y escalar la producción es mucho más fácil ya que solo habría que emplear más bandejas de crisálidas. Por último, este método es mucho más rápido: "Una empresa farmacéutica que utilice este método podría estar lista para responder a una emergencia sanitaria en solo dos meses".

MERCADO FARMACÉUTICO Y VETERINARIO
Algenex ha desarrollado el método al completo: las cajas en las que viven los insectos cuando todavía son larvas, el robot, las bandejas que movilizan e inyectan a las crisálidas y el sistema de extracción final, que están terminando de perfeccionar. De momento trabajan con vacunas animales. Su vacuna para la enfermedad hemorrágica del conejo, desarrollada en colaboración con una compañía farmacéutica italiana, estará en el mercado en unos meses. De esta forma esperan conseguir la validación de la Unión Europea que les permitirá pasar también al mercado farmacéutico humano.

"En los próximos cinco años nuestro objetivo es pasar el proceso regulatorio de la Agencia Europea del Medicamento y constituirnos como una fábrica capaz de proveer de toda esta tecnología y el procedimiento entero a empresas farmacéuticas y veterinarias que la demanden. Podemos hacerlo de una forma mucho más eficiente y económica que las compañías que utilizan las tecnologías actuales", asegura Escribano.
 
Por qué están desapareciendo los insectos y qué podemos hacer para evitarlo

Medio ambiente

Los efectos de la desaparición de insectos afectarán a toda la cadena alimenticia, arrasando a los animales de los eslabones superiores

Respuestas a preguntas clave en torno a la desaparición masiva de insectos

Más información: Los insectos están desapareciendo y su extinción amenaza con destruir el medioambiente

Damian Carrington
12/02/2019 - 21:42h
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EFE

Los insectos están desapareciendo y su extinción amenaza con destruir el medioambiente
La velocidad a la que están desapareciendo los insectos es ocho veces mayor que la de los mamíferos, aves y reptiles, señala un informe. Su extinción puede destruir el medioambiente. Planteamos cinco preguntas y una solución para revertir el problema.

¿Es muy grave?
Es extremadamente grave. Según algunos indicadores, la crisis en torno a la pérdida de biodiversidad es aún más profunda que la del cambio climático. Desde los albores de la civilización, la humanidad ha provocado la desaparición del 83% de los mamíferos salvajes. En los últimos 50 años, la población de mamíferos, aves, reptiles y peces ha disminuido en un 60%.

¿Qué es la sexta extinción masiva?
Muchos científicos creen que la aniquilación actual de la fauna silvestreen todo el mundo marca el inicio de la desaparición masiva de especies en la Tierra. En los últimos 4.000 millones de años se han registrado cinco desapariciones masivas como consecuencia de impactos de meteoritos, largas edades de hielo y erupciones volcánicas de gran magnitud. Sin embargo, la extinción actual no es el resultado de fenómenos naturales sino de la actividad de los seres humanos.

¿Y cuál es la situación en el caso de los insectos?
Los estudios más actuales sobre la situación de los insectos a escala mundial evidencian que su situación es todavía más grave, ya que la proporción de especies de insectos en declive es el doble que para los vertebrados. La desaparición de los insectos se ha producido de forma gradual en el último siglo pero todo indica que en las últimas décadas ha empeorado.

¿Es relevante?
Sí. Hay más de un millón de especies de insectos, en comparación con solo 5.400 especies de mamíferos, y son la piedra angular de todos los ecosistemas terrestres. Sin ellos, se produciría lo que los científicos llaman una "cascada trófica de toda la cadena", en la que los efectos de la desaparición de insectos afectarían a toda la cadena alimenticia, arrasando a los animales de los eslabones superiores. Sin ecosistemas saludables, no hay aire y agua puros.

¿Por qué no nos hemos percatado antes?
Si bien es cierto que si vamos al campo en automóvil todos nos podemos percatar de que en las últimas décadas ha disminuido la cantidad de insectos en los parabrisas, para sacar conclusiones científicas sólidas es necesario una investigación rigurosa y prolongada en el tiempo.

En este sentido, se ha hecho relativamente poco. Por su pequeño tamaño, los insectos a menudo son difíciles de identificar, y lo cierto es que son mucho menos carismáticos que los elefantes o las águilas. Para empeorar la situación, precisamente ahora que es cuando necesitamos más información, los investigadores señalan que se están produciendo recortes en los cursos de entomología.

¿Qué podemos hacer?
En última instancia, la desaparición de fauna y flora guarda relación con el tamaño de la población humana y la cantidad de tierra que utiliza como alimento, así como por el consumo de energía y otros bienes. Es importante proteger el hábitat natural como también lo es reducir el impacto de la agricultura industrial basada en productos químicos. Combatir el cambio climático también es clave, especialmente para las numerosas especies de insectos en los trópicos. Así que sería de ayuda que los ciudadanos exigieran a los gobiernos que adopten medidas, como también contribuiría a revertir la situación que coman menos carne y productos lácteos de cultivo intensivo y reduzcan los desplazamientos en avión.

Traducido por Emma Reverter
https://www.eldiario.es/theguardian...s-podemos-revertir-situacion_0_867213877.html
 
Pelea científica por el 'apocalipsis' de los insectos

Medio ambiente

Investigadores finlandeses no ponen en duda el declive de los artrópodos, pero critican el último trabajo que alerta sobre su situación por considerarlo alarmista

"Dicen que exageramos, pero si hemos perdido el 80% de los insectos, la palabra es 'catastrófico", se defendió de forma reciente el autor de la investigación criticada

Clemente Álvarez
20/03/2019 - 16:02h
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Los investigadores finlandeses no ponen en duda el declive de los insectos. TERO LAAKSO/FLICKR

Un análisis publicado en Rethinking Ecology pone en duda la última revisión científica que disparó las alarmas sobre la situación de los insectos en el planeta. La réplica de los investigadores Atte Komonen, Panu Halme y Janne Kotiaho, del Departamento de Biología y Ciencias Ambientales de la Universidad de Jyväskylä (Finlandia), no cuestiona el declive de los insectos, pero sí los métodos utilizados por este trabajo que tuvo una gran repercusión en medios de comunicación de todo el mundo y algunas de sus conclusiones, que consideran alarmistas.

El trabajo que critican fue realizado por el ecólogo español Francisco Sánchez-Bayo, de la Universidad de Sidney (Australia) y publicado el pasado mes de febrero en la revista Biological Conservation con el título 'Worldwide decline of the entomofauna: A review of its drivers'. Se trata de una muy extensa revisión de 73 estudios publicados en los últimos 30 años sobre la situación de diferentes grupos de insectos, que concluía que al ritmo actual un 40% de las especies de insectos podrían extinguirse en las próximas décadas.

Los investigadores finlandeses afirman que el principal problema de la investigación es que los autores buscaron los estudios revisados en la base de datos Web of Science usando las palabras clave 'insect' (insecto), 'decline' (declive) y 'survey' (estudio). "Si buscas declives, vas a encontrar declives. No estamos cuestionando el declive de los insectos, pero cuestionamos la tasa y el alcance de los declives", inciden los investigadores finlandeses.

En una entrevista realizada por este medio el pasado 22 de febrero, el investigador Francisco Sánchez-Bayo se defendía de las críticas e insistía en la gravedad de los datos: "Algunos científicos afirman que exageramos, incluso se quejan de que hayamos utilizado la palabra 'catastrófico', pues consideran que es demasiado. Pero en el proceso de publicación en Biological Conservation ninguno de los revisores se quejó de eso, ninguno dijo que esto es alarmista. A los números hay que ponerles palabras, y si hemos perdido el 80% de los insectos en 30 años, la palabra es 'catastrófico".

El ecólogo español se refería en concreto a tres estudios de los 73 analizados, que encuentran desplomes del 80% de media de los insectos (en peso) en lugares tan diferentes como Puerto Rico, Alemania o Reino Unido. "Los investigadores realizan un muestreo en una zona, cogen todos los insectos de cualquier especie que hay ahí, los pesan y comparan el resultado con lo que había hace 30 años usando el mismo método. La disminución ha sido tremenda: el 80% del peso en insectos ha desaparecido en 30 años, esa es la media. Y esa es la misma cifra para los tres estudios. Es increíble. Si calculas la pérdida anual, esto es un 2,5% de biomasa menos al año", incidía entonces Sánchez-Bayo.

Por su parte, los investigadores finlandeses critican la recopilación de la Universidad de Sidney por algunas cuestiones de metodología y defienden que muchas de las extinciones de los estudios revisados suponen pérdidas de especies en sitios específicos o regiones, que no pueden ser directamente extrapolables para la extinción a escalas más grandes.

Por otro lado, también se muestran muy críticos con la dureza del lenguaje empleado en el trabajo sobre la situación de los insectos: "El texto es rico en intensificadores no científicos como 'dramatic' (impresionante), 'compelling' (imperioso), 'extensive' (extenso), 'shocking' (impactante), 'drastic' (drástico), 'dreadful' (terrible), 'devastating' (devastador)", incide la réplica de los finlandeses.

Para el investigador Sánchez-Bayo, utilizar este lenguaje resulta necesario para transmitir la gravedad de una situación a la que no se está dando suficiente importancia. Sin embargo, los finlandeses consideran que esto hace perder credibilidad a la ciencia. "Como científicos activos en popularizar la conservación, nos preocupa que este tipo de enfoques erosione la importancia de la crisis de la biodiversidad, y que esto haga aún más difícil el trabajo de conservación y mine la credibilidad de esta ciencia", argumentan los investigadores de la Universidad de Jyväskylä

https://www.eldiario.es/ballenablan...matizan-apocalipsis-insectos_0_879812166.html
 
El baile de las pequeñas moscas.

Publicado por Antonio J. Osuna Mascaró

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Inevitables golosas,

que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.

«Las moscas», Antonio Machado.

Hoy hace un buen día. Levanto la mirada un momento, mientras escribo este texto, y observo un rayo de luz en el centro de la habitación. Las nubes se han despejado y el sol, deslumbrante, me permite ver ese baile de partículas de polvo que, levantadas por el aire caliente, parecen ocupar todo ese espacio que nosotros ignoramos.

Entre el aparente caos flotante se encuentra algo que todos conocemos; una mosca pequeña. Se podría decir que vuela en círculos, pero realmente parece volar trazando algún tipo de forma poligonal, con ángulos muy pronunciados, cercanos a los noventa grados.

Observo mejor, y no es solo una, son tres moscas. Vuelan todas formando la misma estructura, pero a distintos niveles, como si del trazado de una torre imaginaria se tratase. Cada una de ellas ocupa una altura determinada y parece permanecer en ella. Cuando una trata de pasar al espacio de la que está más arriba, ambas se enzarzan en un enfrentamiento fugaz. Después todas continúan en sus puestos dibujando esas figuras angulosas en el aire.

Debajo de la lámpara, en el rayo de luz, cada mosca está a su altura y todas en el centro de la habitación. ¿Por qué?

Si el lector nunca ha observado este evento, quizás tenga la fortuna de levantar la mirada ahora mismo y encontrarse con el baile de las pequeñas moscas. Es un comportamiento al que los biólogos llamamos lek, de la palabra sueca para ‘jugar’. Los leks son relativamente comunes entre las aves, también los podemos observar en los gamos, por ejemplo. Los machos se exhiben de forma ordenada, en un ritual donde las hembras los observan y eligen. Es algo que —¿por qué no decirlo?— recuerda a ciertas costumbres humanas.

Las moscas macho están compitiendo por la mirada de las hembras; buscan un patrón, un objeto que sirva como referencia (una lámpara en el centro de la habitación es perfecta), y allí inician su competición en una perfecta demostración de vuelo para ellas. Los machos se aproximan siempre por debajo de la estructura imaginaria, ellas siempre por los laterales, desde donde observan.

Este drama de baile, lucha y competición ocurre delante de nuestras narices constantemente, pero somos completamente ajenos a él. Pasamos, literalmente, andando a su través. Quizás una mente curiosa no tardará en preguntarse cuántas otras cosas nos estamos perdiendo, por ser demasiado insignificantes, por ocurrir demasiado cerca, o por ser simplemente impensables.

Si observamos con detenimiento y dejamos a un lado los prejuicios que otrora tuvimos con aves, mamíferos e incluso con otros seres humanos, quizás descubramos en los insectos características que jamás hubiésemos imaginado. Por chocantes que puedan resultar estas palabras, quizás descubramos seres inteligentes con emociones y personalidad.

En 2015 unos investigadores del California Institute of Technology desvelaron que es muy posible que las moscas puedan sentir emociones, y más concretamente algo parecido al miedo.

En la naturaleza existen respuestas defensivas automáticas en muchos organismos, todos nos hemos quemado la mano alguna vez y hemos apartado el brazo de forma totalmente instantánea. Incluso las formas de vida en su nivel más basal, el unicelular, responden de forma defensiva ante un posible daño. Pero en organismos de los llamados «superiores» existen respuestas más complejas, que se han desarrollado posteriormente en la historia de la evolución. Si nos pinchan con una aguja por sorpresa, nuestra respuesta inicial será completamente automática, pero después responderemos cambiando nuestro comportamiento. Si vuelven a pincharnos una y otra vez, veremos cambiar nuestro estado emocional en función de la situación (y, probablemente, también queramos cambiar el estado emocional del responsable).

En algún momento de molestia todos hemos tratado de espantar, casi siempre con impotencia, a una mosca demasiado pesada. A no ser que tengamos una buena técnica desarrollada (yo la tengo), seremos incapaces de atraparla. Esto no se debe solo al hecho de que las moscas perciban la realidad a una velocidad mayor que nosotros (para ellas nos movemos probablemente «a cámara lenta», como unos investigadores de Dublín revelaron en 2013), sino al hecho de que la más mínima sombra las espanta.

En el California Institute of Technology diseñaron un dispositivo en el que una pequeña pala motorizada rotaba por encima de las moscas de la fruta que estaban estudiando. Con cada rotación, la sombra de la pala pasaba por encima de los pobres insectos. Como era esperado, el pase de la sombra parecía asustarlas, hacía que se apartasen, pero ¿qué ocurría si volvía a pasar una y otra vez?

Ante la sorpresa de los investigadores, la reacción de las moscas era lo que bien podría definirse como miedo. La respuesta era variada (unas huían, otras quedaban paralizadas) y también era duradera; incluso cuando se les facilitaba alimento, tardaban en acercarse a él; no se recuperaban. Quizás lo más sorprendente fue descubrir que la respuesta de las moscas dependía de cuántas sombras y con qué frecuencia pasaban, tardaban tanto más en recuperarse cuanto más las hubieran asustado. Todo indica que su estado interno se había alterado: aquellas moscas estaban realmente asustadas, incluso aterradas.

Hace apenas unos años, nadie en su sano juicio se habría atrevido a sugerir que las moscas de la fruta pudieran experimentar emociones. Pero nuestros prejuicios importan muy poco a la ciencia. A lo largo de la historia, el mundo parece no haber dado tregua a la humanidad, siempre ha resultado ser más raro, más profundo y más extraño que nuestras expectativas. Hemos tenido que abandonar, una y otra vez, lo que siempre resultaba ser una cosmovisión infantil, local y antropocentrista.

¿Dejaremos algún día de poner patas arriba nuestra concepción del mundo? Es una pregunta para los filósofos, aquellos que se encargan de las preguntas para las que no tenemos respuesta. Volvamos, por tanto, a la experimentación científica.

Quizá muchos biólogos estén de acuerdo en que el miedo es una de las emociones que debieron surgir primero en la historia de la evolución. Después de todo, responder de forma automática y robótica a los estímulos no es eficaz muchas veces para salvar la vida a un organismo. El miedo nos permite evitar peligros antes de que el daño ocurra, y nos adapta para enfrentarnos al peligro en función de su intensidad. El miedo, como otras emociones, cambia nuestro comportamiento de forma compleja afectando a la toma de decisiones. Pero ¿toman decisiones las moscas? Y, de ser así, ¿toman decisiones influenciadas por sus emociones?

La toma de decisiones es muy, muy antigua en la naturaleza. Tanto en vertebrados como en insectos, elegir entre una acción u otra parece estar relacionado con la actividad de regiones muy antiguas del cerebro. Parece ser tan ancestral que algunos autores han sugerido que incluso podría tratarse de estructuras homólogas entre insectos y vertebrados; las habríamos heredado de nuestro antepasado común hace unos ochocientos millones de años.

Desde 2017 sabemos no solamente que las moscas son capaces de tomar decisiones, sino que estas decisiones pueden ser racionales.

Investigadores de Washington pusieron a prueba el modo en el que los machos de la mosca de la fruta eligen a sus parejas. Tradicionalmente se pensaba que son ellas las únicas que eligen, pero, como suele ocurrir, pronto descubrieron que todo era más complicado de lo previsto; el interés de ambos sexos tenía importancia. Además, las elecciones de los machos cumplen con un requerimiento clave para ser consideradas racionales, concretamente con la llamada «transitividad» (ej. Si A es mayor que B y este mayor que C, entonces A es también mayor a C). Aquellas moscas establecieron un orden lineal de preferencia con diferentes categorías de hembras.

En muy poco tiempo hemos pasado de vivir en un mundo donde el ser humano era el único animal racional, a vivir en un lugar donde «hasta las moscas» lo son. El batacazo que se ha dado nuestro orgullo debe de haberse oído desde la galaxia de al lado (Andrómeda, por cierto). Si hay evidencias de que estos pequeños insectos son capaces de experimentar emociones, y de que toman decisiones racionales, lo esperable sería que dichas emociones afectasen a su toma de decisiones, ¿verdad?

Un grupo de investigadores de Bristol se propuso ponerlo a prueba, y desde principios de 2018 tenemos la respuesta. Entrenaron a unas moscas de la fruta (sí, ¡también se pueden entrenar!) para asociar dos olores a dos estímulos diferentes. Aprendieron a asociar un olor positivo (P) con un premio de azúcar, y un olor negativo (N) con una vibración desagradable. Durante el entrenamiento se las exponía a uno de estos olores (negativo o positivo) y también a un chorro de aire limpio, de ellas dependía elegir entre uno u otro.

Una vez las moscas aprendieron esta asociación, las separaron en dos grupos. A las moscas del grupo A las agitaron durante un minuto (algo aparentemente muy desagradable para ellas) y a las del grupo B no les hicieron nada. Tras ello, expusieron a estos dos grupos a los olores N y P, pero esta vez incluyeron uno nuevo, el olor P:N (una mezcla entre el positivo y el negativo). Las moscas no sabrían si el olor P:N tenía como resultado azúcar o vibración, al fin y al cabo era la mezcla de los dos olores del entrenamiento, así que tendrían que arriesgarse si lo elegían.

Los resultados fueron muy claros, las moscas agitadas no querían arriesgarse y mostraban un sesgo negativo hacia la incertidumbre del olor P:N, además, también parecían valorar menos positivamente el premio de azúcar del olor P. Estaban comportándose de forma pesimista. Todo esto, aunque sorprendente, no hacía más que sumarse a las evidencias que, poco a poco, se iban acumulando; los insectos parecen no ser tan distintos a nosotros, o no tanto como creíamos.

Cuando observamos un comportamiento animal, hay ocasiones en las que no podemos evitar sonreír. Es el motivo por el que ha tenido tanto éxito el infame uso de primates en el cine o la publicidad, vemos características nuestras en ellos, nos vemos representados (tristemente, el uso de primates en estos medios es una desgracia que contribuye a su sufrimiento y extinción).

En 2012, investigadores de la Universidad de California descubrieron algo en las moscas de la fruta que suele hacer sonreír a los humanos: los machos que han sido rechazados por las hembras tienden a darse a la bebida. Usaron dos grupos, durante cuatro días a uno lo mezclaban con hembras receptivas durante sesiones de seis horas, el otro grupo pasaba esos días con hembras que ya se habían apareado (y que, por tanto, los rechazaban). Después les dejaron elegir entre dos alimentos, uno de los cuales contenía alcohol (un 15 % de etanol). Los autores descubrieron que las moscas que habían sido rechazadas constantemente desarrollaban un interés fuerte por el alcohol (bebían cuatro veces más que el resto), y pudieron comprobar que esto se debía a la privación sexual. Ya sabíamos desde hacía algunos años que el alcohol activa los circuitos de recompensa de las moscas, pero que experiencias previas pudiesen aumentar esa necesidad fue una auténtica sorpresa.

El alcohol no solo parece ser la elección de aquellas pequeñas moscas que no encuentran pareja, como les ocurre a los humanos, también puede ser un medio para encontrarla. Como es bien sabido por muchos humanos, el alcohol aumenta la excitación sexual, aunque reduce el rendimiento. A las moscas también les sucede, de hecho, desde 2008 sabemos que la desinhibición es tal que los machos borrachos tratan de aparearse con otros machos. Parece ser que esto no se debe a un problema de percepción (el alcohol podría alterarla), sino a una exagerada excitación y desinhibición. Prepararon moscas transgénicas con las que los investigadores podían controlar las acciones mediadas por dopamina; cuando la dopamina no entraba en juego, las moscas borrachas abandonaban su vida de s*x* y perversión miniaturizada.

Observando estos comportamientos, sería esperable que el s*x* fuese placentero para las moscas. Recientemente, investigadores de Israel han utilizado una tecnología muy avanzada para poner esto a prueba, han modificado genéticamente moscas de la fruta (machos) para mediante optogenética poder manipular su circuito sexual del placer. Aunque suene a fantasía, la optogenética permite controlar la actividad de las células mediante la luz. Desarrollaron moscas transgénicas con una proteína sensible a la luz en sus neuronas, de forma que, al pasar por debajo de una luz roja, dichas neuronas se activaban. De este modo pudieron comprobar cómo las moscas preferían quedarse debajo de la luz «orgasmatrónica».

Como parece que no podía ser de otro modo, en esta ocasión los autores también permitieron a las moscas tomar alcohol. Como el lector anda ya avanzado en este curso rápido y extraño de cognición de moscas, seguramente podrá predecir el resultado: aquellas moscas que llevaban días sin pasar por debajo de aquella luz roja tenían preferencia por emborracharse.

Todo esto es sorprendente a muchos niveles. Por un lado, rompe con nuestras ideas preconcebidas de que los insectos son autómatas sin experiencias, emociones o motivación. Por otro, nos recuerda que muchas de las características que durante mucho tiempo pensábamos que nos distinguían y nos hacían especiales están extendidísimas en la naturaleza, y son más antiguas de lo que la imaginación pueda abarcar. A medida que aprendemos más y más del comportamiento de otras formas de vida, parece que, por distintos que seamos, nuestro parecido siempre es mayor del que solemos esperar.

Pero no nos llevemos a engaño, el mundo que nos ha tocado habitar sigue siendo un lugar raro y extraño. Cuanto más sabemos de él, más conscientes somos de nuestro desconocimiento. En los insectos que hemos estudiado, hemos observado comportamientos que se parecen a los nuestros, y hasta cierto punto podemos llegar a imaginar lo que siente un pequeño insecto. Pero esto no es nada comparado con la inmensidad de lo que desconocemos. Es ahora cuando algunos autores comienzan a estudiar las estructuras cerebrales que podrían dar lugar a la consciencia de los insectos. Pero aún estamos lejos de alcanzar respuestas y, aunque lo hagamos, seguiremos inmensamente separados de dichas experiencias. Nuestro antepasado más cercano fue un ser que probablemente parecía un gusano, antepasado de protóstomos y deuteróstomos; antepasado de la ballena y el caracol, del albatros y de la hormiga, del lector de este artículo y de la pequeña mosca. Un animal que vivió hace cientos de millones de años, mucho antes de que los continentes se separasen, de hecho, mucho antes de Pangea (el último gran supercontinente), y muy probablemente antes de Gondwana (el supercontinente anterior). Debió de vivir muy cerca del momento en el que Rodinia (otro supercontinente, aún más antiguo) comenzaba a fracturarse. Esa es la escala de un tiempo absolutamente inimaginable para nosotros.

Esas pequeñas moscas de las que hemos tratado, que muestran emociones muy parecidas a las nuestras, que se emborrachan para minimizar su frustración y que pueden sentir miedo, son moscas de la fruta, Drosophila melanogaster. Las que bailan en el centro de las habitaciones pertenecen a otra especie, Fannia canicularis. Hay más de cuatro mil especies de moscas (más de ciento sesenta mil especies, si consideramos a todos los dípteros). Las diferencias podrían ser inmensas entre ellas (los mamíferos, desde un elefante hasta un topo, somos cerca de cinco mil quinientas especies). Solo hemos comenzado a rozar la superficie del conocimiento.

A medida que aprendemos a observar y observamos la naturaleza, nos hacemos más sensibles a los detalles sutiles. Es en esos detalles donde se esconden algunas de las respuestas que llevamos toda la vida buscando, desde de dónde venimos, hasta quiénes somos.

Es posible que, en los próximos años, la ciencia siga descubriendo que los insectos se parecen más a nosotros de lo que pensábamos. Si esto ocurre, es probable que muchas personas sientan la necesidad de preocuparse por ellos. Al fin y al cabo, parafraseando a Protágoras, nosotros somos la medida de todas las cosas. Esta visión antropocentrista del mundo es tan racional como pueda ser la elección de pareja en las moscas de la fruta, pero creo que podemos aspirar a algo más. Tenemos el conocimiento para comenzar a apreciar la naturaleza, no por lo útil que nos pueda resultar, o por lo mucho que nos recuerde a nosotros, sino por su belleza intrínseca. Esa belleza que podemos encontrar incluso en una pequeña mosca.

Quizás la próxima vez que el lector levante la cabeza para descansar los ojos de la lectura, tenga la suerte de descubrir en el centro de la habitación a esos extraños organismos voladores, tan diferentes a nosotros y, a la vez, tan sorprendentemente parecidos. Puede que tenga la suerte de encontrarse con el baile de las pequeñas moscas.

Referencias:

—Arbuthnott D, Fedina TY, Pletcher SD, Promislow DE. «Mate choice in fruit flies is rational and adaptive». (2017) Nature Communications. 8:13953.

—Barron AB, Gurney KN, Meah LF, Vasilaki E, Marshall JA. «Decision-making and action selection in insects: inspiration from vertebrate-based theories». (2015) Frontiers in Behavioral Neuroscience. 9:216. doi: 10.3389/fnbeh.2015.00216.

—Barron AB, Klein C. «What insects can tell us about the origins of consciousness». (2016) PNAS 113 (18) 4900-4908; DOI: 10.1073/pnas.1520084113.

—Deakin A, Mendl M, Browne WJ, Paul ES, Hodge JJL. «State-dependent judgement bias in Drosophila: evidence for evolutionarily primitive affective processes». (2018) Biology Letters. 14(2).

—Gibson WT, Gonzalez CR, Fernandez C, Ramasamy L, Tabachnik T, Du RR, Felsen PD, Maire MR, Perona P, Anderson DJ. «Behavioral responses to a repetitive visual threat stimulus express a persistent state of defensive arousal in Drosophila». (2015) Current Biology 25(11):1401-15.

—Healy K, McNally L, Ruxton GD, Cooper N, Jackson AL. «Metabolic rate and body size are linked with perception of temporal information». (2013) Animal Behaviour 86:4.

—Lee HG, Kim YC, Dunning JS, Han KA. «Recurring ethanol exposure induces disinhibited courtship in Drosophila». (2008) PLoS One 2;3 (1).

—Shohat-Ophir G, Kaun KR, Azanchi R, Mohammed H, Heberlein U. «Sexual deprivation increases ethanol intake in Drosophila». (2012) Science. 16;335(6074):1351-5.

—Zeil, J. «The territorial flight of male houseflies (Fannia canicularis L.)». (1986) Behavioral Ecology and Sociobiology 19: 213.

—Zer-Krispil S, Zak H, Shao L, Ben-Shaanan S, Tordjman L, Bentzur A, Shmueli A, Shohat-Ophir G. «Ejaculation induced by the activation of Crz neurons is rewarding to Drosophila males». (2018) Current Biology 28(9):1445-1452.e3. doi: 10.1016/j.cub.2018.03.039

https://www.jotdown.es/2019/03/el-baile-de-las-pequenas-moscas/
 
Una iniciativa ciudadana busca 1 millón de firmas para salvar a las abejas
Las entidades promotoras reclaman la reducción en el uso de pesticidas y legislación para mantener y mejorar los hábitats de los insectos como indicadores de un entorno intacto
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Las abejas son polinizadores muy efectivos en los campos de almendros (Ullver / Getty)
REDACCIÓN
16/05/2019 10:35

La Comisión Europea ha decidido registrar una iniciativa ciudadana europea titulada ¡Salvar a las abejas! Protección de la biodiversidad y mejora de los hábitats de los insectos en Europa. Las entidades y particulares que promueven esta iniciativa tendrán un período de un año -a partir del 27 de mayo- para recoger un millón de firmas de apoyo a la solicitud dirigida a la Comisión Europea para que “adopte legislación para mantener y mejorar los hábitats de los insectos como indicadores de un entorno intacto”.

La iniciativa ciudadana ahora aceptada se centra en la creación de objetivos obligatorios “para convertir la promoción de la biodiversidad en un objetivo general de la política agrícola común; reducir drásticamente el uso de plaguicidas, prohibir los plaguicidas nocivos sin excepción y reformar los criterios de admisibilidad; fomentar la diversidad estructural en los paisajes agrícolas; reducir eficazmente los nutrientes (por ejemplo, Natura 2000); establecer de forma efectiva zonas de conservación; intensificar la investigación y el control y mejorar la educación”.

La Comisión Europea ha recordado que “con arreglo a los Tratados, la UE puede emprender acciones legales en ámbitos como el mercado interior, la política agrícola así como la protección de la salud pública y la calidad del medio ambiente. Por consiguiente, la Comisión considera que la iniciativa es jurídicamente admisible y ha decidido registrarla”.

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EU Environment

✔@EU_ENV

https://twitter.com/EU_ENV/status/1128688073464848386

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Today, the @EU_Commission registers a European Citizens' Initiative "Save the bees! Protection of biodiversity and improvement of habitats for insects in Europe".
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More info: http://europa.eu/rapid/press-release_IP-19-2472_en.htm …#EUPollinators


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17:46 - 15 may. 2019

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El registro formal de esta iniciativa tendrá lugar el 27 de mayo de 2019, con lo que dará comienzo un proceso de recogida de firmas de apoyo por parte de sus organizadores que durará un año. En caso de que la iniciativa reciba un millón de declaraciones de apoyo en el plazo de un año, procedentes de al menos siete Estados miembros diferentes, la Comisión deberá pronunciarse en un plazo de tres meses. La Comisión podrá decidir dar curso o no a la solicitud, pero en ambos casos deberá justificar su decisión, según detalla en una nota oficial difundida en su página web.

Contexto en la legislación europea

El Tratado de Lisboa introdujo la Iniciativa Ciudadana Europea como una herramienta a disposición de los ciudadanos para definir la agenda política a partir de abril de 2012, momento en el que entró en vigor el Reglamento sobre la iniciativa ciudadana por el que se aplican disposiciones de los Tratados. En 2017, como parte del Discurso del Presidente Juncker sobre el estado de la Unión, la Comisión Europea presentó una serie de propuestas de reforma de la Iniciativa Ciudadana Europea para facilitar aún más su utilización.

En diciembre de 2018, el Parlamento Europeo y el Consejo aprobaron esa reforma. Las normas revisadas empezarán a aplicarse a partir del 1 de enero de 2020. Entre tanto, se ha simplificado el proceso y existe una plataforma colaborativa para ayudar a los organizadores. Todo esto ha contribuido a que haya un 14 % más de iniciativas registradas (treinta y cuatro durante esta Comisión, frente a veintinueve durante la anterior) y un 80 % menos de iniciativas rechazadas (tan solo cuatro no registradas durante esta Comisión, frente a veinte durante la anterior).

Una vez registrada oficialmente, la Iniciativa Ciudadana Europea permite a un millón de ciudadanos de al menos una cuarta parte de los Estados miembros de la UE pedir a la Comisión Europea que presente propuestas legislativas en ámbitos en los que tenga competencias para hacerlo.

Los requisitos de admisibilidad son que la medida propuesta no esté manifiestamente fuera del ámbito de competencias de la Comisión para presentar una propuesta de acto jurídico, que no sea claramente abusiva, frívola o temeraria y que no sea manifiestamente contraria a los valores de la Unión. JEC

Más información:

La página oficial para la recogida de firmas estará disponible a partir del 27 de mayo en http://ec.europa.eu/citizens-initiative/public/welcome

http://ec.europa.eu/citizens-initiative/public/communication?lg=es
 
Una pareja convive dos años con 80.000 abejas en la pared del dormitorio

El enjambre se encontraba en la pared del dormitorio
REDACCIÓN
20/05/2019 11:58


Dos vecinos de la localidad granadina de Pinos Puente decidieron llamar a un apicultor para descubrir que zumbidos no les dejaba dormir por la noche. La sorpresa fue cuando este decidió sacar la pared del dormitorio y descubrir un enjambre de más de 80.000 abejas.

El apicultor ha asegurado, sorprendido, que “no puedo comprender cómo han estado viviendo esta cantidad de miles de abejas durante cerca de dos años”.

https://www.lavanguardia.com/suceso...tor-abeja-reina-dormitorio-video-seo-ext.html
 
Ay señor, no les haría ningún daño y la miel está muy rica. Pero que grima me dan los enjambres repletos de abejas, allí todas juntas moviendose, ahora viviré con miedo a tener miles de abejas dentro de las paredes:ROFLMAO:
 
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