Crimen guardia urbano


Las sesiones públicas del juicio empezarán el lunes 3 de febrero con la lectura de los escritos de cada parte y las alegaciones previas, mientras que en los días siguientes será el turno de los testigos.
 
Gentuza ella y gentuza el.
Me gustaría saber si dentro de la PN, GC, Mossos o todos los cuerpos de seguridad que porten armas les hacen análisis de droga cada X por sorpresa.
No, en algunos casos a los escoltas, destinos donde hacen reconocimientos periódicos pero no como normal general no se hacen, una pena sinceramente.
 
No, en algunos casos a los escoltas, destinos donde hacen reconocimientos periódicos pero no como normal general no se hacen, una pena sinceramente.

Una pena no, una permisibilidad que no se debería consentir. Viendo este caso y muchos otros donde están involucrados los que cumplen una función como esta: pertenecer a un cuerpo de orden social, es decirnos toda la corrupción que acoge el sistema y que los de arriba tienen más que guardar y por eso callan y consienten para no hacer nada.
 
ABC

Concluye la primera jornada del juicio del crimen de la Guardia Urbana

Los dos sospechosos del crimen de la Guardia Urbana, los también agentes del cuerpo Albert López y Rosa Peral, se han sentado este lunes en el banco de los acusados como presuntos coautores del asesinato de Pedro, el novio de ella. Ante el Tribunal del Jurado de la Audiencia de Barcelona, los abogados de ambos sospechosos han tratado de acusar al otro



LA VANGUARDIA


Guerra de móviles en el juicio por el 'crimen de la Urbana'
El juez rechaza incluir en el proceso el teléfono hallado a Rosa Peral en su celda y acepta uno de prepago de Albert López

Los abogados repiten el guion mantenido por los acusados de inculpar al otro del asesinato de Pedro R.



La mejor defensa es un buen ataque. Los abogados de la guardia urbana Rosa Peral y de su compañero y amante Albert López, acusados de asesinar al novio de ella, el también expolicía local Pedro R., abrazaron con fuerza ese dicho en la primera sesión del juicio con jurado que empezó este lunes en la Audiencia de Barcelona. Fue un aperitivo de lo que se intuye que será el guion de los 56 días que restan para que el tribunal popular se retire para decidir el veredicto del popularmente conocido como ‘crimen de la Urbana’, ocurrido en la madrugada del 1 al 2 de mayo del 2017.

Los procesados se han acusado mutuamente de la muerte de Pedro R. desde que fueron detenidos. Sus letrados, Olga Arderiu (el de ella), y José Luis Bravo (el de él), no dieron este lunes ni un paso atrás y se reafirmaron en sus argumentos. El fuego cruzado se inició incluso antes de los primeros alegatos, con la proposición de la prueba. Reproches y palos en la rueda de uno a otro. Sin tregua. Bajo la atención de sus clientes, que también guardaron la distancia. Peral se sentó al otro extremo del banco donde estaba el que un día fuera su querido, López. Ni se miraron. La monotonía de sus caras solo se rompió cuando ella, con sollozo incluido, escuchó algo de uno de los abogados.

Antes de los alegatos, el magistrado que preside el juicio desestimó como prueba el análisis del teléfono móvil encontrado el pasado 21 de diciembre en la celda de la mujer, como habían solicitado el fiscal, la acusación particular y la defensas del policía local procesado. El togado argumentó que el aparato no se encuentra en poder del tribunal (está en el juzgado que investigó el asunto) y que las llamadas realizadas desde el mismo no son transcendentes para el caso. La defensa de Peral asegura que no es de ella, sino de su compañera de celda

Sí que se admitió, en cambio, la incorporación en el proceso de otro móvil, uno de prepago a nombre de López. El agente lo utilizó la noche del 1 de mayo del 2017 para llamar a Peral, pero esta no descolgó. Horas después, el agente se dirigió a la vivienda de la agente acusada, en una urbanización de Vilanova i la Geltrú.

El juez también rechazó este lunes incluir unas fotos en las que Rosa Peral aparece sacando la lengua. La defensa de la agente lo había solicitado para demostrar que este gesto era "un acto instintivo" de la acusada. Y es que en la causa figura una imagen en la que la procesada saca la lengua y podría dar a entender, según su abogada, que es una mujer fría. El magistrado también desestimó que se una a la causa el archivo de la investigación por la muerte en el 2014 de un mantero en Montjuïc durante una persecución policial y que se sospecha que podría estar detrás del crimen de Pedro R.

La defensa de Peral negó otra vez que su clienta matase a su pareja. En su alegato, argumentó que no tenía motivo para hacerlo, "ni económico ni sentimental". "El interrogante es por qué tenía que matar a su pareja. No existe. Era felices, iban a casarse, tuvieron un fantástico día con la familia, querían tener un hijo...", dijo la letrada. Para esta jurista, el culpable es López, al que este lunes describió como un amante despechado, una persona "enfermizamente obsesionada" con esta mujer, a la que le enviaba mensajes "fuera de sí" al descubrir que tenía planes de futuro con la víctima. Según su versión, el acusado es quien se presentó por sorpresa en la vivienda de la que había sido su amante y asesinó a Pedro R.

Contraréplica del oponente
En cambio, el abogado de López, quiso dejar claro al jurado que no había pruebas contra su representado. La única que existe, recalcó, es la declaración de Peral. "Quien ejercía el control sobre él era Rosa, quien decidía el cotarro era ella", insistió, para después definir el crimen como de "violencia doméstica, pero en el que la víctima no ha sido una mujer, sino un hombre". La defensa del policía sostiene que el acusado recibió llamadas de Peral el día del crimen en las que le confesaba haber matado a su pareja y que cuando se personó en su casa vio el cuerpo sin vida de Pedro R. en el maletero del coche. Para el letrado de la familia del fallecido, Juan Carlos Zaya, ambos acusados mataron a sangre fría.

El fiscal Félix Martín González intentó alejarse de esa guerra dialéctica, aunque fue contundente: "El mal gratuito existe". Admitiendo que iba a tirar de ironía, dejó claro que el cadáver de la víctima "no se metió solo en el maletero de un coche, no se desplazó solo; el teléfono de Pedro no se encendió para fingir, ni Pedro se roció el mismo y al coche con gasolina". "Voy a intentar averiguarlo todo", recalcó. Tras ello, reconoció que existían dificultades para saber quién había matado a la víctima (si los dos acusados o solo uno) ante la falta de testigos. Pero ante esta situación, insistió: "¿Si no hay testigos, debemos renunciar a la verdad? No, no y no". Y agregó: "A partir de deducciones". Pero avisó, ante el temor de un jurado compuesto por personas legas en derecho: "Ustedes hacen deducciones en la vida cotidiana". Por ello, pidió al tribunal popular "valentía y responsabilidad".

El ministerio público advirtió que el juicio no versa sobre la vida privada de los acusados, sino de aclarar por qué se produjo el asesinato de Pedro R.. El fiscal no escondió su hipótesis: la "toxicidad" de la relación entre Rosa Peral y su amante Alberto López. De una forma didáctica, recomendó a los componentes del jurado que dibujaran el calendario del mes de mayo del 2017 y tomaran notas de lo que pasó cada día. "Es como un puzle", reconoció. Especial importancia dio la fiscalía a los móviles de los acusados. "Es el notario de lo que hacemos", recalcó.

Coautores y agravante de parentesco
La fiscalía pide 24 y 25 años de prisión, respectivamente, para López y Peral al ser presuntamente coautores de un delito de asesinato --con agravante de parentesco para ella--, y también pide para ambos 10 años de libertad vigilada tras cumplir la pena de cárcel. Según la acusación ública, los procesados presuntamente mataron a Pedro R. porque llegaron a la conclusión de que "por diversas razones obstaculizaba su relación y situación" sentimental, ya que habían sido amantes y supuestamente habían reanudado su relación.

La familia del asesinado, que pide para ambos 25 años de cárcel, apuntó en su escrito de acusación que uno de los motivos por los que los dos agentes le mataron era que temían que la víctima pudiera "airear y dar publicidad" a datos que implicaban a López en la muerte de un mantero en el 2014. Los dos sospechosos reclaman su absolución al atribuir al otro la culpabilidad de los hechos, y en el caso de Peral, su defensa pide como alternativa la apreciación de la eximente del miedo insuperable, y subsidiariamente de forma incompleta o como atenuante
 
Los 2 abogados seguro que cuando salen del juicio se van juntos a tomar cañas. Están haciendo una estrategia conjunta que se trata de confundir al jurado popular, haciéndoles creer que los 2 acusados pueden haber sido los culpables. Así la mitad del jurado creerá que es uno de ellos, y la otra mitad creerá que ha sido el otro.
Resultado: No hay consenso del jurado, así que juicio nulo y a otra cosa mariposa.
No hay que ser muy versado en derecho penal para saber todo ésto.
Ya os digo yo que hasta los acusados están de acuerdo en ésta estrategia. Cuando salgan libres, volverán a estar juntos, ya lo veréis.
Ahora están fingiendo que ni se quieren ver, pero están de acuerdo en todo. Es parte del plan.
 
Teatrillo en el juicio de la Guardia Urbana
El jurado presencia una representación de lo que contó que vio la hija de Rosa Peral la noche del asesinato de Pedro Rodríguez

Al revoltijo de maridos, novios y amantes, relaciones paralelas y solapadas y a los hijos mezclados de parejas actuales y anteriores que salpica el caso de la Guardia Urbana se sumó este martes un debate jurídico-lingüístico. Las partes no convencieron al juez para que Antonia, la novia de Rubén, exmarido de Rosa Peral, explicase lo que le dijo la hija de este sobre lo que vio la noche del asesinato de Pedro Rodríguez. El magistrado lo vetó al considerarla una testigo de referencia (dice lo que le dicen). Que el jurado supiese lo que contó la niña fue prioritario para las acusaciones en el segundo día en la Audiencia de Barcelona.

MÁS INFORMACIÓN

La menor, hija de Rosa y Rubén, estaba la noche del 1 al 2 de mayo de 2017 en su casa de Cubelles donde su madre y Albert López están acusados de asesinar a Pedro. La cría explicó días después a Antonia que había visto a Pedro, al que apodaban Titi, coger a su madre del cuello; más tarde, a su madre bajar a Pedro, un fornido exculturista, como atontado por las escaleras; luego, a su madre limpiarse sangre de la mejilla y a Albert López, al que llamaban, también con cariño, El tonto del bote, en el primer piso de la casa. El relato de la niña consta en la investigación, pero no declarará en el juicio contra su madre.


“Cuéntenos lo que vio que representó la menor”, pidió finalmente una de las acusaciones, mirando de reojo al juez. “Eso sí, eso es una percepción directa”, concedió el magistrado. Antonia, que declaró desde otra sala por videoconferencia, con un sonido pésimo, se levantó de la silla, se cogió a sí misma de los hombros, como si sus manos fuesen las de Rosa cogiendo a Pedro, y los movió de lado a lado, como si bajase unas escaleras. “Como un robot. Plof, plof, plof”, describió. Antonia también se agarró a sí misma del cuello, como si sus manos fuesen las de Pedro, y su cuello, el de Rosa Peral. Por último, se restregó la mejilla, imitando un supuesto gesto de Rosa limpiándose la “sangre”. El juez le pidió al jurado que obviase lo de la “sangre”.

Antes que Antonia declaró Rubén Carbó, pareja de Rosa durante 16 años. También por videoconferencia, definió a Rosa como una mujer “jovial”, “extrovertida”, con un “carácter enérgico”, con quien mantenía una “buena relación”. Se sobrepuso a su primera infidelidad con Albert en 2013, que descubrió por unas fotos: “Era mi mujer, estaba muy enamorado de ella. Siempre he creído en las segundas oportunidades”. Tres años después, tras una nueva foto de los dos acusados y sus dos hijas en el Camp Nou, optó por hacer su vida y conoció a Antonia. En diciembre de 2016, cuando Rosa lo descubrió, rompió con ella. “No se lo tomó bien”, contó, a pesar de que en aquel momento Rosa ya salía con Pedro, al que presentó a su familia en Navidad.

La relación degeneró entre ambos por la custodia de las niñas y se cruzaron las denuncias con Pedro. El fiscal mantiene que Rosa y Albert intentaron cargar a Rubén el asesinato de Pedro yendo hasta la casa de este con el móvil de este encendido para que la policía lo localizase allí al reconstruir sus pasos. “Me enteré por los medios de que sospecharon de mí”, contó Rubén, que no ha hablado nunca con sus hijas de lo sucedido. Solo les ha contado que su madre está “castigada en un sitio al que se castigan a los mayores”.

Rosa y Albert siguieron sentados todo lo lejos que les permite el banquillo de acusados. Rosa solo sonrió a su padre, que describió el amor de su hija y Pedro: “Los veía muy bien a los dos, felices”. Incluso lloró al recordar el último día que pasaron todos en familia. No ahondó en su “equivocación” cuando declaró que vio a Pedro en Cubelles cuando ya estaba muerto, según la investigación. “¿No es cierto que llamó llorando a los Mossos y admitió que lo dijo porque se lo pidió su hija?, preguntó el abogado de Albert. “No lo recuerdo”, zanjó.

 

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