Asturias: paraíso natural, tierra de inconquistables

La desconexión rural total está en Asturias y se llama Chao de Castro

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Paz, eso es todo lo que busca mucha gente cuando planifica vacaciones. Lugares apartados en los que disfrutar de la naturaleza viendo animalitos libres y respirando aire puro. Hemos encontrado el lugar perfecto para la desconexión rural total está en Asturias y se llama Chao de Castro. Allí está una de las casas rurales más tranquilas que os podéis encontrar.

Una antigua casa de aldea rehabilitada y reconstruida respetando toda la estructura y materiales originales, con sus paredes de piedra y sus vigas de madera. En Ríodeporcos, Ibias, pero justo en la "raia" que dibuja el Navia en Lugo. A un lado Galicia y al otro lado Asturias y unidas por un puente colgante.

Vamos allá con la manera de llegar a la casa rural: andando, desde Galicia. ¿Pero si tú vas a Asturias? Sí, pero ya os hemos dicho que está en al otro lado de un puente, así que toca caminar esos últimos metros, porque hay que aparcar en la orilla gallega. Si las maletas son muy pesadas desde la casa rural se ofrecen a ayudarte a cruzarlas con una carretilla. Porque sí, te van a buscar al otro lado del río y proporcionan toda la ayuda del mundo para que llegues hasta allí mientras tienes cobertura móvil.

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Cada uno de los rincones de la casa está lleno de encanto, destinado a que la sientas como tu propio hogar y para que encuentres ese descanso y paz interior que ya te ofrece el paisaje en el que se encuadra. En las zonas comunes hay una preciosa sala de estar de madera presidida por la escalera que lleva a las habitaciones. Libros, cómodos sofás y chimenea ¿se puede pedir más?

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La casa se alquila por habitaciones y tiene una capacidad de hasta 9 personas. En total son cinco los dormitorios y para redondear la maravillosa experiencia se pueden concertar comidas o cenas con productos típicos de la zona. La de esta foto es "Laberinto", una habitación de matrimonio que incluye una pequeña puerta a medida de los más pequeños y que lleva a un mundo diminuto con dos camitas para ellos.

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"Flor de Luna" es la más romántica, para parejitas que deseen vivir un momento especial y las otras tres son "Espiral", "Estrella" y "Sol". Nombres preciosos para un descanso perfecto.

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Justo pegado a la casa hay un horreo destinado a tienda en la que podéis encontrar productos elaborados con lo que recolectan en su huerto, como mermeladas, salsas con tomates, castañas e higos, miel, aguardientes y también artesanía en cuero hecha a mano, como carteras, bolsos.

Imágenes | Casa de Aldea Chao de Castro

https://www.diariodelviajero.com/re...ural-total-esta-asturias-se-llama-chao-castro
 
La Senda del Oso
Vía verde hacia el oso

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Constituye una ruta idónea para amantes del senderismo y cicloturistas. Su gran riqueza natural y etnográfica avanza a través de túneles y puentes que dan una pincelada de aventura a la marcha. El tramo de 22 kilómetros que va desde Tuñón hasta Entrago, transcurre siempre por terreno asfaltado, con valla protectora, frecuentes fuentes para el avituallamiento y carteles informativos acerca de la flora y la fauna, los monumentos de la zona, rutas alternativas o consejos.

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Playa de Gulpiyuri: la playa más pequeña del mundo que, además, no tiene salida al mar
Situada en el concejo de Llanes, esta maravilla geológica forma parte del paisaje protegido de la Costa Oriental de Asturias


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La diminuta playa de Gulpiyuri está rodeada de verdes prados. © Turismo de Asturias / Manuel S. Calvo



Dicen de ella que es la playa más pequeña del mundo, y esta particularidad es la que le ha hecho ganar fama e interés mediático: "A juzgar por el volumen de consultas en la oficina de turismo y por la afluencia observada, el interés por Gulpiyuri ha crecido de forma exponencial en los últimos tres o cuatro años, posiblemente a raíz de anteriores publicaciones que la tildaban como 'la más pequeña del mundo' y de diversos reportajes de la costa oriental asturiana que la destacaban", confirma Mario García a Traveler.es, técnico de la Oficina Municipal de Turismo de Llanes, concejo asturiano al que pertenece.

Pero su verdadera singularidad, más allá de su tamaño reducido (mide unos 40 metros), reside en que está cerrada al mar por un acantilado en el que existe una cueva que permite el paso de las mareas y del oleaje.


Esta pequeña dolina –que antaño fue una caverna que debido a un hundimiento se trasformó en una depresión en forma circular– fue declarada Monumento Natural por el Principado de Asturias en el año 2001, además de pertenecer al paisaje protegido de su costa oriental.

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En la playa de Gulpiyuri se escucha el rugir del Cantábrico al otro lado del acantilado. © Turismo de Asturias

De capacidad reducida –incluso cuando hay baja mar y comienza el desagüe– el acceso no es nada complicado, tan sólo hay que caminar unos diez minutos desde la cercana playa de San Antolín por una pista llana de unos tres metros de ancho.




Eso sí, procura no olvidarte de llevar todo lo necesario ya que no dispone de ningún tipo servicio (ni siquiera de señalización): estarás rodeado de frente por los acantilados y a tu espalda por el verdor de los prados, situados eso sí a una mayor altitud. ¿Y el Cantábrico? Se intuye por el rugir al otro lado de la vertical rocosa.

TAMBIÉN CERCA

La localidad más próxima a esta playa de interior es la aldea de Naves, cuya visita no sólo merece la pena por su iglesia de San Antolín de Bedón (un templo benedictino del siglo XIII), sino también por sus hórreos y paneras tradicionales, los antiguos graneros asturianos.

Y si estás por la zona y el mar se pone bravo, es hora de dejarse impresionar por los bufones de la costa, esa especie de géiseres que brotan de los acantilados cuando el mar golpea con fuerza durante la pleamar y que hace que el agua salga despedida hacia arriba por las chimeneas naturales produciendo un sonido (bufido) sobrecogedor. Encontrarás los de Pría al oeste de Gulpiyuri y hacia el este los bufones de Arenillas, ambos declarados también Monumentos Naturales del Principado.

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Impresiona ver los bufones de Pría, pero mucho más escucharlos. © Turismo de Llanes

PARA DORMIR

Hay en Naves una preciosa casa de indianos construida para un emigrante cubano por el arquitecto Joaquín Ortiz García (1899 - 1983) que ha sido rehabilitada y convertida en un hotel rural de tan solo 16 habitaciones. Villa Marrón es su nombre y destaca por las impresionantes galerías laterales, por su porche de la entrada y por su diseño paisajístico, cuyos jardines son obra de Dstudio (de carácter estacional, abre el periodo de reservas en Semana Santa).

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Villa Marrón, una antigua casa de indianos rehabilitada. © Villa Marrón

https://www.traveler.es/naturaleza/...as-pequena-del-mundo-en-llanes-asturias/14811
 
Vivir sobre cinco mil millones de euros: la mina de oro más grande de Europa está en Asturias y es una pesadilla para sus vecinos


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Hay 487 yacimientos de oro en Asturias y los romanos lo sabían. Lo sabían tan bien que la forma más sencilla de encontrar una acumulación de minerales es mirar el mapa de los vestigios mineros de dejó. Uno de ellos estaba en Tapia de Casariego, a orillas del Cantábrico.

Allí, bajo la apariencia de un idílico pueblo asturiano, se esconde la que posiblemente sea la mina de oro más grande de Europa. 300.000 kilos de oro que son el objeto de deseo de la industria minera de medio mundo y la pesadilla de los habitantes de la comarca.

El reino bajo la montaña


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Las Médulas, el cautivador resultado del 'ruina montium' romano

A Roma le encantaba el oro. Plinio el Viejo, que fue procurador en Hispania, contaba en su 'Historia Natural' que, durante el primer siglo de nuestra era, el Imperio era capaz de extraer más de seis toneladas de oro de las minas del noroeste peninsular cada año.

Estamos hablando de un prodigio industrial de la maquinaria administrativa del Imperio que llenó de cicatrices no solo Asturias, sino todos los territorios que rodean el Mediterráneo. La minería romana usaba fundamentalmente un método llamado ‘ruina montium’; este sistema usa la fuerza del agua para conseguir derrumbar grandes extensiones de estructuras geológicas con el menor esfuerzo posible.

Las Médulas, en León, eran la joya de la corona de la minería aurea romana, pero en las minas de Salave, en Tapia, los romanos también se emplearon a fondo. Movilizaron cuatro millones de metros cúbicos de tierra cambiando para siempre la configuración del terreno. Es poco si lo comparamos con las Médulas (donde se movieron casi 100 millones de metro cúbicos), pero lo suficiente para extraer unos 7.000 kilos de oro.

La fiebre del oro

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Instituto Geológico y Minero de España | Vía Luna Adrados

Como explicaba Luna Adrados, después del Imperio, la mina de Salave fue casi olvidada. La zona de Tapia tiene una característica relativamente rara en Asturias, los suelos son de granito. Eso, que es lo que facilitó la creación de yacimientos de oro y otros metales, ha sido lo que ha 'protegido' la mina con el tiempo. El resto de yacimientos asturianos, rodeados por tierras sedimentarias, eran más fáciles de explotar.


Por eso, desde que en 1825 se aprobó la Ley de Minas en España, la mina de Salave ha sido el lugar donde las grandes ambiciones mineras iban a morir. En 1850, se llegaron a secar las lagunas de la zona para iniciar una prospección que no llegó a buen puerto. Solo entre 1948 y 1952, en plena autarquía franquista, la necesidad de molibdeno (usado en el proceso de fabricación del hierro) fue tal que logró reactivar la mina.


Pero el oro sigue ahí


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Desde los años 60, decenas de empresas han recorrido el término municipal de Tapia y han realizado más de 62km de sondeos. Nada prosperó hasta que en 2010 AsturGold propuso su proyecto. Como se dijo muchas veces, en los últimos 2000 años, nunca se ha estado tan cerca de volver a explotar el oro de Salave como en ese momento.

El asunto es muy polémico porque 250 empleos (850 durante la construcción) era música celestial gran parte del occidente asturiano y la provincia de Lugo. Sin embargo, los problemas ambientales se acumulan en una Asturias que trata de reconvertir su oscuro pasado industrial y minero en un futuro más verde y saludable. Una mina, por muchos controles que tenga, supone un impacto ambiental y sanitario inmenso.

AsturGold lo apostó todo y llegó a iniciar la formación de sus empleados con vistas a ponerse a trabajar cuanto antes. Hasta que en diciembre de 2014 el Principado de Asturias vetó la explotación. En febrero de 2017 el Tribunal Superior del Principado confirmó el veto y todo parecía indicar que el proyecto estaba en vía muerta.


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Asturias Verde

No es el caso: la empresa acaba de anunciar que vuelve a la carga con apoyo financiero exterior. Los vecinos temen la degradación medioambiental, sanitaria y de calidad de vida. Algunos, ya dan por hecho que, si la mina arranca finalmente, la expropiación de sus casas es cuestión de tiempo. Es una incógnita.

Lo que está claro es que Salave es un caramelo demasiado jugoso para que la minería renuncie a él. Según los últimos datos, bajo el suelo de Tapia hay al menos 300.000 de kilos de oro. Es decir, con la cotización actual, bajo el suelo de Tapia hay cinco mil millones de euros.

https://www.xataka.com/ecologia-y-n...-asturias-y-es-una-pesadilla-para-sus-vecinos
 
El tesoro de Boinás
Un viaje a las entrañas de las montañas de Belmonte para conocer cómo se obtiene el oro asturiano


Un lingote de oro, plata y cobre

Fernando Romero / Belmonte de Miranda

Las montañas de Boinás (Belmonte de Miranda) guardan muy bien un tesoro ansiado por el hombre desde tiempo inmemorial: el oro. En mitad de un valle se encuentra la mina de Orovalle, que en 2016 produjo 44.682 onzas de oro. Parece una bicoca pero no es así. Obtener un gramo de oro supone mover dos toneladas de mineral. Todo un proceso macroindustrial, con maquinaria y tecnología punta, con una plantilla de medio millar de personas que, después de una larga jornada, culmina en un pequeño taller, casi artesano en donde, si hay suerte sale un bullón (lingote) de 4 o 5 kilos, en el que está mezclado oro, plata y cobre y que se envía Suiza porque en España no existe ninguna industria que pueda realizar el proceso de separación. Ana Alonso Flórez, de Belmonte, es una de las operarias de este taller. Lleva trabajando en la empresa




Bajo la montaña
LA VOZ DEL TRUBIA bajó a las entrañas de la montaña en donde se esconde el preciado mineral. Previamente recibimos un mini cursillo de emergencias y salvamento y se nos facilitó ropa y equipo adecuado. Nos acompaña Gabriel Cobos, director legal de la corporación en Asturias y Áurea Blanca, responsable de comunicación.
Subidos en un 4×4 conducido por José Luis Conde, jefe de operaciones de la mina, descenderemos 340 metros.
Nos adentramos en una red de túneles que va descendiendo desde una cota de 500 metros hasta muy cerca del nivel cero. En total unos cinco kilómetros aproximadamente de recorrido. Es como una gran glorieta subterránea. El interior de la montaña es umbrío y húmedo, pero los distintos vehículos que trabajan establecden un código perfecto para que el tráfico sea fluido. Son 24 horas en tres turnos en una actividad frenética en busca del gramo de oro. En 24 horas se hace el desarrollo de cuatro metros de galería. Se trabaja todos los días y noches, con una parada en Santa Bárbara y en Nochebuena y Navidad.
En Orovalle trabajan del orden de 447 empleados y empleadas directamente y 150 empleos más a través de contratistas. Entrar en esta empresa requiere un proceso de formación “duro”, aunque ingresan tanto aspirantes con experiencia como sin ella. Muchos empleados, muchos relevos pero un solo método de trabajo para todos. De pronto nos cruzamos con un camión Volvo de 25 toneladas para transporte de mineral. No hay problema. Los recovecos a lo largo de toda la galería nos permiten echarnos a un lado.

Los trabajadores de las minas de Boinás y Carlés que son de la comarca apenas llegan al 20% y las mujeres contratadas son el 12% en diversas áreas
Todos los mineros tienen un papel que realizar y un plan perfectamente trazado en los estudios de planificación, explica José Luis Conde .
Llegamos al nivel 100. No está en producción porque se destina a talleres en interior de mina, lo que ahorra muchos costes.
Pronto nos topamos en uno de los talleres con un jumbo de perforación para avance de galerías que está en mantenimiento. El escenario es propio de la minería del siglo XXI, muy diferente de la clásica que estamos acostumbrados a ver los asturianos.
En otra galería observamos una máquina para perforación de cámaras, una de las últimas inversiones que hizo la compañía, el M6. Perfora cámaras de producción de mineral y pozos verticales y es una de las mejores máquinas que hay en el mercado, con un sistema teledirigido sin operario. “Es la joya de la corona”, bromea Conde.
De pronto, escuchamos un ruido estruendoso que nos obliga a poner los protectores auditivos y las lámparas mineras al salir del coche. Estamos frente a un jumbo trabajando con un navegador por ordenador. El equipo les indica a los operarios dónde tienen que hacer los agujeros. Se trata de un jumbo prototipo que está en fase de prueba y del que nos indican que no se pueden hacer fotos. Máximo secreto industrial.
Caminamos sorteando charcos de agua para acercarnos al equipo, en plena extracción. El ambiente es caluroso y húmedo. El termómetro se eleva a 24 grados.

Hoy, con una máquina de 800.000 euros, manejada por ordenador y control remoto se realiza la extracción. La minería no tiene nada que ver con la de hace 30 años
Los antiguos entibados con madera han sido sustituidos por unas mallas galvanizadas australianas, de máxima seguridad. Hablamos con los dos operarios. Alejandro Barrera, dirige la maniobra. “Es pieza clave en Orovalle para formar al resto de trabajadores”, explica Conde. Son vecinos de Cangas del Narcea y dicen que no tienen tiempo para aburrirse en este fondo solitario de la galería. Abren cuatro metros de longitud para llegar a la masa de mineral. Luego cargarán el explosivo y avanzarán. En ese momento todo el mundo saldrá al exterior. Luego llegarán las palas a desescombrar y una máquina colocará el sostenimiento con malla. Solo cuando las condiciones sean seguras volverán a entrar. Barrera y su compañero son dos buscadores de oro del siglo XXI, aunque con ordenador. Su trabajo no es sencillo aunque “era más complicado en los años 80 barrenar a mano y coger un martillo y andar cuatro kilómetros para llegar a un frente. Hoy con una máquina de 800.000 euros y un coche no hay barreras. El mundo de la minería no tiene ya nada que ver”, explica convencido José Luis.



Ese día había cuatro perforadoras trabajando en el pozo, todas ellas conectadas a la corriente eléctrica de 400 vatios.
Al regreso vemos en un lateral un refugio herméticamente cerrado y con autonomía para situaciones de emergencia.
Nos dirigimos a una cámara de mineral. De algunas, las mejores, se extraen hasta 20.000 toneladas. El mineral, tras la explosión, va cayendo al nivel de abajo, en donde se recoge. Las palas trabajan con control remoto y mando a distancia para extraer el mineral de la cámara. “Como un niño con un coche teledirigido”, bromea Conde.
En el momento de la visita nos informan de la existencia de dos cámaras en producción y otras dos preparadas.
Nos dirigimos al exterior. Finalmente, un suspiro y un alivio: la luz se ve al final del túnel, tras un viaje nada recomendable para los que sufran de claustrofobia.
Una vez fuera visitamos el castillete, el Pozo Roberto, ubicado en la antigua corte de la mina. Se trata del la instalación más nueva de España, ya que es de 2012 y es por donde se extrae el mineral.

Empleados de la comarca
Los empleados de las minas de Boinás y Carlés (Salas) tienen una media de edad de 37 años. 95 son de la comarca, apenas una cuarta parte. 69 son de Belmonte, 26 de Salas. De los concejos vecinos hay 59 de Cangas del Narcea y 36 de Tineo. El resto (290 trabajadores) son de Oviedo, Gijón y Avilés y otras zonas.
La mayoría son hombres, aunque hay 55 mujeres también en plantilla en diversas ocupaciones. De 2016 a 2017 Orovalle pasó a tener una plantilla de 366 empleados a 447, habiendo crecido en 81 plazas, según datos facilitados por la empresa.

 
Ruta gastronómica por la costa occidental asturiana
Los mejores restaurantes para comerte (una parte) de Asturias.

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Ruta gastronómica por la costa occidental asturiana © Alamy



Quizás lo que diferencia a la costa occidental asturiana respecto a la del resto del Principado sea un cierto carácter más tranquilo. El pueblo más grande que hay entre Avilés y la frontera gallega es Navia, con apenas 10.000 habitantes. Y eso da una buena idea de la atmósfera general de la zona.

Más allá de una autovía que no lleva tantos años en funcionamiento, las comunicaciones aquí siguen siendo a través de carreteras llenas de curvas, que atraviesan aldea tras aldea o de un ferrocarril de vía estrecha que se toma con calma los apenas 100 kilómetros entre Ribadeo y Avilés, a los que dedica algo más de tres horas.


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La costa occidental asturiana ofrece una cara más tranquila de la comunidad, que se traduce en pequeños puertos y una gastronomía tradicional. © Alamy

Esto se traduce en un ambiente relajado, en un ritmo que nada tiene que ver con las ciudades; en pequeños puertos que han preservado su carácter marinero y en una gastronomía que ha sabido preservar su esencia y que, al mismo tiempo, se va reinventando poco a poco en los últimos años.

Porque en la costa occidental conviven casas de comidas que han ido pasando de padres a hijos con una nueva generación de cocineros y reposteros que la convierten en un destino gastronómico imprescindible para todo el que se asome a Asturias.




PALERMO (Tapia de Casariego)

El Palermo es una referencia en la cocina del mar del extremo occidental de Asturias desde hace 4 décadas. Alfonso Santiago, su actual propietario, es la tercera generación de una saga dedicada a la gastronomía y está al frente del negocio desde 1993.

En su restaurante, Alfonso ofrece lo mejor de las rulas del occidente, pero también productos de los puertos cantábricos gallegos, como la merluza de Celeiro. Su objetivo es conseguir una carta marinera de productos de proximidad y de la máxima calidad. Y lleva años consiguiéndolo.



CASA VICENTE (Castropol)

Quien entre en Asturias por la carretera que llega por el interior desde Lugo tiene en esta casa de Castropol una de las primeras paradas recomendables de su itinerario.

Casa Vicente combina una estupenda carta de pescados con una interesante oferta de carnes, servidos en un agradable comedor a pie de la Avenida de Galicia. Perfecto para una parada en ruta.




FERPEL GASTRONÓMICO (Ortiguera)

A un paso del diminuto puerto de Ortiguera, a las afueras de Navia, el cocinero Elio Fernández propone una actualización personal de la cocina de la zona que convierte a su restaurante en una dirección única que conviene anotar en la agenda de viaje.

Platos de raíz más clásica, como la lubina con caldo de sus espinas o el guiso marinero de raya conviven en su carta con propuestas como el crujiente de manitas de cerdo con quisquilla, la coliflor con jugo de asado y romero o el bombón de conejo y chocolate.



REGUEIRO (Tox)

Diego Fernández es, seguramente, el gran renovador de la cocina del Occidente. Su restaurante Regueiro lleva desde 2011 ahondando en una cocina personal que mezcla lo local con influencias asiáticas y de otras procedencias con una elegancia muy poco habitual.

Vale la pena parar en esta casona entre Tox y Puerto de Vega para descubrir una cocina asturiana actualizada y sin complejos que lleva años recibiendo estupendas reseñas por parte de críticos y medios especializados y, lo que es aún más importante, haciendo feliz a mucha gente.

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El restaurante Regueiro mezcla la cocina local con influencias asiáticas, dando lugar a platos innovadores y poco habituales. © Restaurante Regueiro




MESÓN EL CENTRO (Puerto de Vega)

Ya en el corazón del pequeño casco urbano, a un paso de la costa, Mesón El Centro se ha ido labrando un nombre gracias al boca a boca.

Su cocina, sencilla y local, se basa en un buen producto tratado sin complicaciones. Pulpo, chipirones, salpicón de rape, huevos rotos con picadillo o pequeñas sorpresas como la coppa, ese embutido de origen italiano, elaborado en España por Joselito, uno de los grandes del mundo de los ibéricos.



CASA CONSUELO (Otur)

Puede parecer uno más de los muchos restaurantes de carretera que hay en esta zona, pero Casa Consuelo es uno de los grandes clásicos del Occidente. Aquí se come muy bien (y muy clásico) y se bebe, si se quiere, al menos al mismo nivel.

Uno no puede ir a Casa Consuelo y no probar sus verdinas con marisco, su pulpo guisado con verduras, su célebre salpicón de marisco o su fabada. Luego, antes de continuar viaje, siempre está bien darse un paseo por la vecina playa de Otur, que es una manera perfecta de redondear la experiencia.




Luarca es uno de los centros neurálgicos de la comarca y un animado puerto de veraneo. Gastronómicamente tiene bastante donde elegir, pero antes de hacerlo hay que darse una vuelta por el puerto, subir hasta el faro o, en la dirección opuesta, asomarse al pueblo desde los miradores de la ermita de San Roque y San Martín.



Ya de vuelta en el centro, hay dos direcciones clásicas:

RESTAURANTE SPORT (Luarca)

A la entrada del puerto, asomado a la desembocadura del Río Negro, los más de 60 años del Sport lo convierten en uno de los clásicos de la cocina marinera en la zona. Hay que probar su empanada de merluza del pincho y luego decidirse por alguno de los mariscos del día o, en temporada, por sus albóndigas de bonito en salsa.

VILLA BLANCA (Luarca)

Casi saliendo del pueblo en dirección a Navia el Villa Blanca lleva también 6 décadas sirviendo cocina clásica de la zona. Su comedor, una de esas salas atemporales, es el lugar perfecto para probar platos de siempre como las patatas rellenas, la merluza en salsa verde, el arroz con almejas o el pote de berzas tal como han hecho ya tres generaciones de luarqueños.




 
continúa...

PASTELERÍA CABO BUSTO (Busto)

Terminamos la ruta con una parada dulce. Una de las más interesantes de Asturias, además, que aparece donde uno menos se lo espera.

En el medio de la aldea de Busto, en un lugar al que hay que ir expresamente (pero, si has llegado hasta aquí y te fías de mí hazme caso: vete) hay una casona rehabilitada con estilo. Su fachada colorida no hace pensar en que esa casa albergue, en el bajo, es uno de los mejores obradores pasteleros asturianos.

En la pequeña tienda, al lado del obrador (ojo, cierran lunes y martes) hay todo un despliegue de repostería actual elaborada por Jonathan González, uno de los jóvenes pasteleros con mejor reputación de España, en la que te costará decidirte.



Elijas lo que elijas, una buena opción para terminar la ruta es pedir que te lo empaqueten, recorrer los apenas 2 kilómetros hasta el Cabo Busto y disfrutar tu compra junto al faro asomado al mar desde casi 70 metros de altura.



Porque este lugar, con la compra que acabas de hacer, sintetiza el occidente asturiano: tranquilidad absoluta, una gastronomía de raíces tradicionales que no deja de sorprender, Cantábrico y prados que se extienden hasta el borde de los acantilados.

https://www.traveler.es/gastronomia...s-costa-occidental-asturias-donde-comer/15824
 
Tienes al Comando Astur en esa zona que seguro te dirán buenos sitios para ir en moto y llenar el buche.

De todas formas juegas con la baza de que Asturias es un paraíso para circular en moto
No te equivocas, es sin duda lo mejor para todos los deportes. el Motociclismo en todas sus facetas es uno de ellos.-
 
No te equivocas, es sin duda lo mejor para todos los deportes. el Motociclismo en todas sus facetas es uno de ellos.-
Làstima que el motociclismo puede atraer a mucho idiota que se cree motociclista por tener alguna de bajo consumo y baja cilindradas, aunque sean de otro regiòn de España. Mejor que se queden a "llenar el buche" en el levante.
 
Làstima que el motociclismo puede atraer a mucho idiota que se cree motociclista por tener alguna de bajo consumo y baja cilindradas, aunque sean de otro regiòn de España. Mejor que se queden a "llenar el buche" en el levante.
Si, lo malo es que aqui en Asturias consideramos a "algunos sitios" como "no de España". lo hizo tambien Carlos Tercero con un famoso decreto.- Nos quedamos con la Gente de bien lo otro nos sobra.-
 
Ruta gastronómica por la montaña oriental asturiana
En estos restaurantes se esconden los sabores más tradicionales de Asturias.


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Fabes de Casa Marcial © Casa Marcial



Quizás a estas alturas del año el cuerpo te va pidiendo un poco de fresco, paisajes verdes y noches en las que no esté de más tener una manta a mano.

O quizás seas, como yo, de los que siempre están buscando el momento para internarse por una carretera serpenteante en los montes de Asturias en busca de un valle, de una vega o de un collado en los que perderse.


Sea cual sea tu caso, seguramente buscarás también algún lugar en el que disfrutar de la cocina de la zona, de ese recetario asturiano que aquí se adapta al clima y al terreno, al frío y a los esfuerzos físicos que la montaña impone.

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Sierra de Amieva © Getty Images

Ya busques un restaurante de cocina actualizada, una taberna en un recodo del camino o una casa de comidas; estés en la Sierra del Sueve, en los Picos de Europa occidentales, en la Sierra de Amieva o en cualquier otro de los cordales de la zona, seguro que hay una parada gastronómica que merece la pena descubrir.

Y, como por algún lado hay que empezar, aquí está nuestra selección:

Casa Pancho (Caravia):

Abandonamos la autovía en la zona de Colunga para comenzar a ascender el Sueve por la carretera de El Fitu. No dejes de parar en el mirador, de asomarte a sus espectaculares vistas y, si tienes un rato, de subir por el pinar hasta el antiguo refugio de Peña Redonda.

Son apenas 5 minutos caminando, pero las vistas y la calma absoluta te harán olvidar que hace un momento estabas en la carretera. Antes de comenzar el ascenso, o ya de regreso hacia la autovía, encontrarás Casa Pancho, un buen lugar para reponer fuerzas.

Carnes de la zona, pote, xarda en escabeche (en temporada) o un competitivo menú del día son razones más que suficientes para anotarlo en la hoja de ruta.

Casa Marcial (La Salgar):

Es posible que estés recorriendo la sierra del Sueve en tu camino hacia este restaurante. Pero si no es así y estás por la zona por otro motivo, trata de hacerte con una reserva si buscas una experiencia gastronómica realmente especial.



El restaurante de los Manzano en un cruce de carreteras en la montaña es, seguramente, una de las opciones de mayor calidad en el norte de España, un lugar que ha sabido preservar sus raíces y convertirse en un restaurante de referencia para viajeros de todo el mundo.




La suya es una cocina asturiana contemporánea, delicada, sin efectismos y de una solidez inusual que cualquier aficionado a la gastronomía debería conocer.

Comer allí, asomándose a los valles, con gallinas correteando en las fincas vecinas demuestra que las cosas excepcionales son posible también en los lugares en los que uno menos se las espera. No hay muchos restaurantes con dos estrellas ubicados en lugares tan especiales.

El Molín de Mingo

Al Molín de Mingo hay que querer llegar, pero vale la pena el esfuerzo. Desde el valle del Sella, un poco más debajo de Arriondas, se sube por pequeñas carreteras al lado del río Zardón.

Unos 5 kilómetros más allá, cuando te hayas preguntado más de una vez si ese es el camino, habrás llegado a este antiguo molino en el que se propone una cocina muy tradicional y muy sabrosa.



Su arroz con pitu y sus croquetas son casi obligatorios. Pero los guisos, que según temporada puede ser de cabritín, de jabalí o de pitu y los tortos variados también valen la pena. Eso sí, mejor llega con apetito.




El Llosu (Triongo)

De vuelta en el valle del Sella, esta casa de comidas que tiene sus orígenes en la posguerra y que se renovó a principios de este siglo, ofrece algunos clásicos que no pueden faltar junto con alguna que otra propuesta más actual.

Su fabada es bastante popular entre los habituales, al igual que sus carrilleras. Pero las carnes a la parrilla o el cachopo son también una buena opción.

Casa Morán (Benia de Onís)

Uno de los grandes clásicos en el valle del río Güeña, entre las sierras de Covalierda y La Cubeta, sigue fiel a su propuesta de toda la vida: menú único, con tres primeros y tres segundos a elegir. Para qué complicarse más si lo que se ofrece es bueno.

Su fabada tiene fama desde hace años, como su pote. Pero su cordero o su carne guisada también son interesantes. Una de esas casas de comidas de siempre que van escaseando y a las que siempre alegra volver.

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Bonito a la sidra de El Pareón © Sidrería El Pareón

Sidrería El Pareón (Sirviella)

En el mismo valle del Güeña, en una pequeña aldea apartada de la carretera principal, esta sidrería con encanto es una buena opción para decantarse por clásicos de la zona y acompañarlos con la sidra que ellos mismos elaboran en el local.




Casa Juanín (Pendones)

Ya dentro del Parque Natural de Redes, en la carretera que desde La Pola de Laviana va a Riaño, Pendones es una parada tranquila, especialmente bonita en época de nieves.

Casa Juanín es la opción más interesante de la zona: cocina de siempre, sabrosa, sin atajos y sin adornos innecesarios.

Callos, fabes con jabalí, picadillo… raciones generosas y precios justos. Eso sí, deja hueco para su célebre arroz con leche. Y no te olvides de reservar, que el local es pequeño y es mejor evitarse disgustos.

https://www.traveler.es/gastronomia...omica-por-la-montana-oriental-asturiana/15895
 
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