"ARQUEOLOGÍA, PALEONTOLOGÍA"

ARQUEOLOGÍA
El misterio del cuerno falso de Santimamiñe: la gran estafa del arte rupestre español
Cuatro figuras paleolíticas fueron parcialmente falsificadas en los años 60 en una increíble y rocambolesca historia



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Panel decorado, con el bisonte modificado a la derecha. Foto: S. Yaniz (Arkeologi Museoa)




MARTÍN IBARROLA
PREHISTORIA

18/04/2019



En algún momento entre 1961 y 1966 alguien entró en la cueva de Santimamiñe, agarró un trozo de carbón y pintó un segundo cuerno a uno de los bisontes paleolíticos del panel principal. Después añadió algo de pelo a la giba, sombreó la panza y redondeó su ojo, como si tratara de mejorar la obra del artista prehistórico. Aquella figura tenía alrededor de 12.500 años de antigüedad y formaba parte de uno de los conjuntos rupestres más importantes del mundo, declarado Patrimonio de la Humanidad en 2008. El individuo también añadió una chapucera cabeza de caballo, el ojo de un oso cavernario y parte de la cornamenta de un ciervo. Estas figuras protagonizaron portadas de libros, ilustraron revistas especializadas y sirvieron para decorar las paredes de restaurantes y bares del entorno, sin que nadie supiera que habían sido parcialmente falsificadas.

La Diputación Foral de Bizkaia publicó en 2016 un estudio firmado por César González Saínz, uno de los grandes especialistas en arte parietal de la Universidad de Cantabria, donde se criticaba duramente estas alteraciones. “Los aspectos que comentamos son dolorosos y desalentadores, pero no deben ocultarse. En Santimamiñe se han repetido los añadidos a figuras paleolíticas con total impunidad”. Algunos investigadores previos ya habían percibido la inexplicable aparición del segundo cuerno del bisonte, pero mantenían la postura habitual en este tipo de casos: escurrir el bulto en párrafos discretos o menciones ambiguas. Cuando Gonzalez estudió las pinturas observó estas anomalías estilísticas, rarísimas para los estrictos cánones del arte magdaleniense, y decidió trastear en los fondos documentales de la Diputación. Allí encontró el archivo de Jean Vertut, el fotógrafo que visitó la cueva junto al eminente prehistoriador francés André Leroi-Gourhan en la década de los 50. Al comparar sus fotografías con las imágenes actuales, no quedaba lugar a dudas. Alguien había retocado las pinturas.



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Bisonte antes de las modificaciones. Foto de J. Vertut y S. Yaniz (Arkeologi Museoa)



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Bisonte después de las modificaciones. Foto de J. Vertut y S. Yaniz (Arkeologi Museoa)



González consiguió delimitar con bastante detalle la ‘escena del crimen’ gracias a diferentes trabajos fotográficos. Se realizaron modificaciones a un total de cuatro figuras animales en al menos tres momentos diferentes entre 1961 y 1976, además de un rectángulo dibujado torpemente en el panel principal y borrado a posteriori. “Nuestro objetivo no era dar la fecha exacta de las falsificaciones ni descubrir quién lo había hecho, sino descartar aquello que no fuera auténtico”, zanja González. Las sospechas en el mundillo de la arqueología apuntan a alguien próximo al equipo de investigación de la época, pero tampoco puede descartarse la mano de algún visitante furtivo, pues entonces la cavidad no estaba tan controlada como ahora. Tanto tiempo después resulta casi imposible desvelar su identidad. “Sinceramente, desconozco las causas que llevan a alguien a retocar una obra como esta, pero supongo que simplemente se debe a la ignorancia humana. Es un factor mucho más extendido de lo que se piensa”.

Las sospechas apuntan a alguien próximo al equipo de investigación de la época pero tampoco descartan la mano de algún visitante furtivo

Hoy en día, los especialistas en arte parietal no verifican un conjunto rupestre hasta tener evidencias datables, geológicas, estilísticas y contextuales que prueben su veracidad. Los expertos reconocen que las falsificaciones son un problema recurrente, pero resulta imposible saber cuál el número exacto, pues no existe ningún estudio al respecto. En la cornisa cantábrica se conocen figuras falsas o modificadas en las grutas de Zubialde, San Martín, El Rincón, El Polvorín, Balzola, Sagastigorri, la Cueva de las Brujas, la Pasiega, Boscados, Becerral y Lledías, entre muchas otras. La lista resulta interminable y reúnealteraciones de todo tipo, desde refinadas reproducciones de principios del siglo pasado hasta burdas figuras grabadas con llaves o pinta labios. En la mayoría de las cavidades hay al mismo tiempo pinturas paleolíticas y garabatos modernos.

El conjunto de Santimamiñe fue descubierto por un grupo de adolescentes de Kortezubi el 2 de enero de 1916. El hallazgo quedó olvidado hasta el 7 de agosto del mismo año, cuando el conocido compositor vitoriano Jesús Guridi acudió al balneario que regentaba el padre de uno de los descubridores. Al escuchar la historia, visitó la cavidad en persona y alertó a las autoridades sobre la importancia de estas pinturas. Entonces en Euskadi solamente se conocían los grabados de Ventalaperra y la comunidad científica acababa de reconocer la autenticidad de Altamira. Los últimos estudios indican que Santimamiñe contiene 51 figuras paleolíticas, la mayoría bisontes, además de numerosos motivos abstractos, como líneas sueltas y manchas de color. Desgraciadamente, parte de las pintura ha desaparecido o resulta ilegible debido a la afluencia masiva de visitantes, los destrozos de las obras para el acondicionamiento turístico, el vandalismo y los procesos naturales de la roca. A pesar de todo, los magníficos dibujos de Santimamiñe han permitido alumbrar un pasado que permaneció olvidado durante siglos.


Las grandes estafas del arte rupestre

De todas las falsificaciones conocidas en España, solo hay dos casos a los que se les atribuyen intenciones sospechosas: la cueva de Cueto de Lledías (Llanes) y Zubialde (Álava). La primera se encuentra en una localidad cercana a Llanes. Cesáreo Cardín, un artista local que ayudaba al Conde de la Vega del Sella en sus exploraciones arqueológicas, ‘descubrió’ un impresionante santuario rupestre a pocos metros de su casa. Las pinturas fueron consideradas verdaderas durante mucho tiempo, pero la comunidad científica acabó por descartarlas. La familia del descubridor mantuvo la cueva abierta al público igualmente, ofreciendo guías turísticas por “200 pesetas”. En 2001 el Ayuntamiento de Llanes compró la propiedad familiar por 120.000 euros, según la prensa local.. Los vecinos piden ahora que las autoridades restauren la zona. “Nosotros ya sabíamos que eran falsas, pero es una pena que el sitio esté tan abandonado. Podría ser un bonito lugar de reunión para el barrio”, animan desde la asociación vecinal del Güertín.



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El rinoceronte falsificado de la cueva de Zubialde


El segundo caso es seguramente uno de los episodios más escandalosos del arte rupestre nacional. A finales de 1990, un estudiante de Historia llamado Serafín Ruiz logró que la Diputación de Álava le pagara doce millones y medio de pesetas por desvelar el emplazamiento de un santuario que él mismo había descubierto ocho meses antes. Escondida bajo las faldas del Gorbea, Zubialde albergaba todo tipo de signos y figuras, incluidos rinocerontes, mamuts y dibujos de manos. Las alarmas saltaron por primera vez cuando dos arqueólogos británicos observaron las fotografías reveladas por la prensa y aseguraron que se trataba de un fake. Diecisiete meses más tarde, los tres científicos vascos encargados del estudio reconocieron su error inicial. La investigación demostró que las pinturas contenían restos de estropajo 'Scotchbrite' y 'Vileda' y que las diapositivas presentadas por el descubridor retrataban figuras sobre las que el estafador había añadido trazos a posteriori. Además, el estilo del conjunto era muy poco creíble (incluía fallos anatómicos y formalismos de cronologías y regiones totalmente dispares).

La investigación demostró que las pinturas contenían restos de estropajo 'Scotchbrite' y 'Vileda'


Las autoridades no imputaron a Serafín, que se declaró inocente, pues no había pruebas determinantes, pero le obligaron a devolver el dinero. Este antiguo espeleólogo volvió a cruzarse con la justicia en 2006, cuando la empresa en la que trabajaba como encargado de contabilidad lo acusó de haber defraudado alrededor de 175.000 euros. Un auto al que ha tenido acceso este periódico indica que ambas partes alcanzaron un acuerdo antes de llegar al juicio, por lo que probablemente devolviera el dinero con tal de evitar los cargos. Serafín se especializó después en Biblioteconomía y Documentación y consiguió un puesto de funcionario en un pequeño municipio al sur de Madrid. En 2017 publicó su primera novela con una editorial madrileña, donde relataba la historia de una mujer fallecida que regresa del Limbo para hacer milagros en la Tierra. El libro estaba firmado únicamente con su segundo apellido. A diferencia de Altamira, a cuyo descubridor también acusaron de estafa, no parece que las pinturas encontradas en Zubialde vayan a cambiar la historia del arte rupestre. Lamentablemente, este tipo de falsificaciones suelen empañar el imaginario colectivo y acaban cuestionando un patrimonio único y real. Se trata, ni más ni menos, de las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad.

https://www.elconfidencial.com/cult...e-arte-rupestre-falsificacion-cuerno_1943806/
 
POBLÓ LA TIERRA HACE UNOS 22 MILLONES DE AÑOS

Identifican el fósil de un nuevo mamífero gigante, el 'gran león africano'

Se trata del miembro más antiguo descubierto de un grupo de mamíferos extintos denominados hienodóntidos, que guardan cierto parecido con las hienas aunque no están emparentados



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Reconstrucción facilitada por el Museo Nacional de Nairobi, de una nueva especie de mamífero gigante que pobló la Tierra hace unos 22 millones de años. (EFE)



EFE
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MAMÍFERO


18/04/2019

Expertos en paleontología han identificado una nueva especie de mamífero gigante que pobló la Tierra hace unos 22 millones de años, el 'simbakubwa kutokaafrika' o 'gran león africano' (traducido del suajili), gracias a un fósil que llevaba años almacenado en el Museo Nacional de Nairobi.

Según difundió la revista 'National Geographic' en un artículo publicado este jueves, este nuevo animal, a pesar de su nombre, no es un gran felino como el león. Se trata, en realidad, del miembro más antiguo descubierto de un grupo de mamíferos extintos denominadoshienodóntidos, que guardan cierto parecido con las hienas, aunque tampoco están emparentados.

La nueva especie era carnívora y tenía un tamaño superior al de un oso polar.

Los responsables del hallazgo son los paleontólogos Matthew Borths yNancy Stevens (ambos de universidades estadounidenses), quienes solicitaron permiso al Museo Nacional de Nairobi para revisar un cajón de fósiles extraños sin estudiar, marcados con la etiqueta 'hienas'. Allí encontraron la mayor parte de una mandíbula del animal y trozos del esqueleto y la calavera, además de dientes.

Los fósiles se habían extraído entre 1978 y 1980 en una excavación en la zona de Meswa Bridge, en el oeste de Kenia.

El descubrimiento fue publicado esta semana en la revista especializada 'Journal of Vertebrate Paleontology' y podría ayudar a despejar los enigmas sobre la evolución y la desaparición de los hienodóntidos. Estos ocupaban lo más alto de la cadena alimenticia en los ecosistemas africanos a la vez que los primeros simios y monos se estaban desarrollando.

"Algo puso [al 'simbakubwa kutokaafrika'] al borde del abismo", explicó Borths, citado por 'National Geographic'. "Las cosas cambiaron demasiado rápido, la población de especies depredadoras no respondió lo suficientemente deprisa y estas criaturas finalmente se extinguieron", agregó el investigador.

https://www.elconfidencial.com/tecn...-mamigero-gigante-gran-leon-africano_1951334/
 
Más grande que un oso y con una descomunal cabeza: así es el último depredador gigante de África
Científicos de la Universidad de Ohio han rescatado de un cajón un fósil de una nueva especie de carnívoro que habitó en Kenia hace 22 millones de años
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@abc_ciencia
Madrid Actualizado:23/04/2019 02:32h

Más grande que un oso polar, con una cabeza tan enorme como la de un rinoceronte y unos afilados dientes que podían medir 15 centímetros. Así era el Simbakubwa kutokaafrika, un carnívoro recién descubierto que era el rey de África hace unos 22 millones de años. Así lo afirma un nuevo estudio firmado por paleontólogos de la Universidad de Ohio, en Estados Unidos, quienes descubrieron los huesos de este gran depredador olvidados en un cajón de los Museos Nacionales de Kenia.

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Borths junto a la mandíbula recatada- U. O.
La investigación, que se publica ahora en la revista «Journal of Vertebrate Paleontology», explica que los fósiles que se conservan son de mandíbula, partes de su cráneo y de su esqueleto. Estos restos fueron desenterrados en Kenia hace décadas, en un momento en que una expedición buscaba en la región evidencias de monos antiguos. Pero como no sirvieron para ese propósito, se guardaron, cayendo en el olvido, hasta que el equipo liderado por Nancy Stevens -Departamento de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Ohio en el momento de la investigación, aunque ahora es y ahora conservadora de la División de Primates Fósiles en el Centro Duke Lemur de la Universidad de Duke- y Matthew Borths -investigador postdoctoral de la Fundación Nacional de Ciencia-, autores principales del estudio, se dieron cuenta de la importancia de aquellos huesos.

«Al abrir un cajón de un museo, vimos una fila de dientes gigantescos que pensamos que comieron carne y que pertenecían claramente a una especie nueva para la ciencia», afirma Borths en un comunicadodifundido por la propia universidad.

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Relación de tamaño entre el Simbakubwa y el ser humano actual




«El gran león» que no es un león
'Simbakubwa' es en swahili «gran león». Se escogió esta nomeclatura no porque el antiguo fósil estuviera emparentado con los felinos -de hecho, no es familia directa de ningún carnívoro actual-, sino porque al igual que los leones de los ecosistemas africanos modernos, este depredador estaba en lo alto de la cadena alimenticia.

extinción de los dinosaurios no aviares, los hienodontes fueron los principales depredadores del continente, aunque luego, cuando los movimientos tectónicos de las placas de la Tierra conectaron África con los continentes del norte, permitiendo el intercambio floral y de fauna entre las masas de tierra, se mezclaron con gatos, hienas o perros que comenzaron a llegar desde Eurasia.

Así, cuando los parientes de gatos y perros iban hacia el sur, los parientes de 'Simbakubwa' iban hacia el norte. «Es un momento fascinante en la historia biológica -subraya Borths-. Los linajes que nunca se habían encontrado comienzan a aparecer juntos en el registro fósil».

Al final de esta época, los hienodontes, de los que probablemente la especie 'Simbakubwa' fue la última superviviente de la familia, desapareció de la tierra a la vez que los pastizales reemplazaron los bosques y los nuevos linajes de mamíferos se diversificaron hace entre 18 y 15 millones de años.

¿Por qué se extinguieron?
«No sabemos exactamente qué llevó a la extinción a los hienodontes, pero los ecosistemas estaban mutando rápidamente a medida que el clima global se hacía más seco. Los parientes gigantescos de 'Simbakubwa' estaban entre los últimos hienodontes del planeta», comenta Borths.

«Este es un fósil fundamental, que demuestra la importancia de las colecciones de museos para comprender la historia evolutiva», afirma por su parte Stevens. «'Simbakubwa' es una ventana a una era pasada. A medida que los ecosistemas cambiaron, este depredador clave desapareció, anunciando transiciones de fauna cenozoica que eventualmente llevaron a la evolución de los animmales de la África moderna», concluye.
https://www.abc.es/ciencia/abci-mas...ador-gigante-africa-201904230232_noticia.html
 
Arqueólogos prueban la leyenda de una masacre en Alaska que empezó por un dardo en un ojo
Los arqueólogos han encontrado los restos de 28 personas que confirmarían que la historia contada durante siglos sobre la conocida como «guerra de arco y flecha» habría ocurrido en realidad.


@abc_ciencia
Madrid
Actualizado:24/04/2019 10:51h

Arqueólogos de la Universidad de Aberdeen (Escocia) han encontrado los restos de 28 personas que murieron en una cruenta masacre hace 350 años en Alaska, confirmando así una vieja leyenda transmitida durante siglos por el pueblo esquimal de los Yupik. La excavación en la ciudad de Agaligmiut (también conocida como Nunalleq) ha revelado además 60.000 artefactos en buen estado, como máscaras rituales o puntas de flechas, evidenciando el suceso en la antigua ciudad, que floreció durante la llamada « Pequeña Edad de Hielo».

Algunas de las 28 personas encontradas habían sido atadas con una cuerda de hierba y ejecutadas, según explica a Live Science Rick Knecht, arqueólogo de la Universidad de Aberdeen y quien junto a su compañera Charlotta Hillerdal ahn liderado la investigación. Los cuerpos estaban boca abajo y algunas tenían agujeros en la parte posterior de sus cráneos de lo que, en opinión de los expertos, parece una lanza o un flecha. Aunque no han podido datar exactamente el yacimiento, el complejo destinado a la defensa se construyó en algún momento entre los años 1590 y 1630 y fue destruido por un ataque y un incendio -tal y como evidencian las quemaduras de la madera encontradas así como los numerosos agujeros de flecha encontrados- entre 1652 y 1677.

La leyenda del niño que pinchó a otro con un dardo
Estos restos coincidirían con un periodo que los historiadores han bautizado como las «guerras de arco y flecha», una serie de conflictos ocurridos en la zona durante el siglo XVII. Pero la leyenda Yupik va más allá, y señala el inicio del conflicto durante un juego de dardos, en el que un niño pinchó accidentalmente a otro en un ojo. El padre del chico herido arrancó los ojos del «agresor», lo que dio lugar a una escala de represalias y violencia que acabó con un conflicto entre diferentes clanes.

Aunque hay diferentes versiones de la historia, lo que los investigadores han podido constatar es que las guerras de arco y flecha se produjeron en un periodo conocido como la Pequeña Edad de Hielo, un tiempo entre comienzos del siglo XIV hasta mediados del XIX en el que la temperatura pasó de ser más cálida que la actual a un momento más frío que el actual de forma abrupta. Por ello, otra explicación más plausible del comienzo de las guerras puede haber sido la escasez de alimento.

La leyenda de la masacre
Los arqueólogos se basaron también en una leyenda para elegir el sitio de la excavación. Según las historias de los Yup'ik, la gente de Agaligmiut, liderada por un hombre llamado Pillugtuq, organizó una partida de guerra y atacó otra aldea que tenía varios nombres, incluidos Pengurmiut y Qinarmiut. La gente de este otro pueblo recibió una advertencia previa de la guerra, y emboscaron a los combatientes, matando o dispersando a todos sus guerreros.

Después de la emboscada, los guerreros de la otra aldea llegaron a Agaligmiut, donde mataron a sus habitantes y quemaron la villa. Dado que la mayoría de los hombres en edad de luchar estaban en la guerra y habrían sido emboscados, la matanza debería haber recaído en mujeres, niños y ancianos. Los descubrimientos arqueológicos lo confirman, ya que entre los 28 cuerpos solo había un hombre en edad de luchar.

Los vestigios del pueblo antes de la masacre
Además se han recogido 60.000 objetos bien conservados entre los que se incluyen muñecas, estatuillas, máscaras de baile de madera y canastas de hierba gracias a que el permafrost mantuvo los artefactos excepcionalmente conservados. Las figuras y muñecas se utilizaron para una variedad de propósitos, incluyendo rituales religiosos y como juguetes.

Reportaje original y completo, incluyendo video:
https://www.abc.es/ciencia/abci-arq...alaska-empezo-dardo-201904240209_noticia.html
 
DELITO CONTRA EL PATRIMONIO HISTÓRICO
Tres tumbas neolíticas de 6.000 años, destruidas en Ourense para plantar pinos
Los arqueólogos alertan de la creciente destrucción de mámoas y petroglifos en Galicia por desconocimiento, negligencia o intereses económicos




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Fotografía del lugar donde se encontraba la mámoa y su estado actual. (Seprona)




PABLO LÓPEZ VIGO
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OURENSE


24/04/2019


Seis mil años de historia quedaron sepultados bajos los buldócer de la comunidad de montes. Los trabajos de explanación para una plantación de pinos arrasaron un tesoro del neolítico de incalculable valor en O Irixo (Ourense), tal y como denunció el Seprona, que abrió una investigación a cuatro personas por un delito contra el patrimonio histórico. Los restos afectados son tres tumbas megalíticas conocidas como el túmulo de Barro, que quedó totalmente destruido, y dos túmulos de A Bugalleira, con daños considerables. Todos ellos tenían 6.000 años de antigüedad y estaban incluidos en el catálogo de bienes de interés cultural. Son los últimos ejemplos de un patrimonio arqueológico milenario que se va perdiendo a causa de negligencias o de intereses económicos.

La denominada operación Sepúlcrum fue abierta por la Guardia Civil a raíz de la denuncia presentada por la asociación Mámoa Verde. Los agentes certificaron la destrucción de las tres mámoas a causa de los movimientos de tierra, que carecían de los preceptivos permisos de la Consellería de Cultura. Los investigados son tres integrantes de la junta rectora de la comunidad de montes de Loureiro y un operario que manejaba la maquinaria. Tras tomarles declaración en calidad de investigados, las diligencias fueron remitidas al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de O Carballiño.

Penedo, el alcalde de O Irixo, atribuyó lo ocurrido al desconocimiento sobre la existencia de las tumbas


El alcalde de O Irixo, Manuel Penedo, aseguró que vecinos de la zona habían solicitado permiso para trabajar con la máquina explanadora. Penedo atribuyó lo ocurrido al desconocimiento sobre la existencia de las tumbas prehistóricas, lo que provocó que no se tomaran las debidas precauciones. “Nadie sabía de su existencia”, justificó el regidor, que calificó el suceso de “accidente lamentable”. Fue de forma fortuita como Mámoa Verde conoció los destrozos. Una compañera de la asociación pasaba la tarde en la zona, y cuando quiso acercarse a contemplar el monumento comprobó que había sido arrasado. “Es una pena enorme, solo con pedir permiso se hubiera evitado”, lamenta Chelo Montaner, portavoz de la organización. Montaner duda de la teoría del alcalde: “El conjunto está catalogado, es muy poco probable que los comuneros no supieran de su existencia”.

El desconocimiento en muchas ocasiones existe y es, junto con las negligencias y la prevalencia de intereses económicos, una de las principales causas de la creciente destrucción del patrimonio arqueológico en Galicia, donde abundan los casos de daños irreparables en yacimientos milenarios. En el caso de O Irixo, bajo la maquinaria pesada desaparecieron unas auténticas joyas del neolítico, tres túmulos característicos de la cultura megalítica abundantes en Galicia. “Son auténticos tesoros para los investigadores, construcciones que expresan una idea compleja sobre la muerte y la vida en el más allá”, relata la arqueóloga Patricia Mañana, especialista en este tipo de monumentos.

El desconocimiento es, junto con las negligencias y los intereses económicos, una de las causas de la creciente destrucción del patrimonio arqueológico


“Lo que hace singulares las mámoas es que estaban hechas para ser vistas y para perdurar”, explica Mañana. De ahí que presenten esos grandes bloques de piedra visibles a larga distancia, que forman estructuras de entre 20 y 50 metros de diámetro y hasta cinco metros de altura. “Son uno de los monumentos arqueológicos más importantes de Galicia, que comenzaron a proliferar como consecuencia del desarrollo de un determinado tipo de agricultura y ganadería en la sociedad de la época”, añade. La arqueóloga discrepa del alcalde. “Es difícil destruir una tumba neolítica de este tipo de forma inconsciente. Son demasiado grandes para eso, aunque muchas veces estén cubiertas de maleza”, explica.

Los años previos a la crisis económica, cuando se multiplicaban las obras públicas en forma de autovías o carreteras, fueron letales para el patrimonio arqueológico de Galicia, tan condicionado por su complicada orografía. También los pastos para el ganado, que se renuevan periódicamente, a menudo sin control de ningún tipo. A veces, los propietarios de los terrenos —particulares o comunidades de montes— desconocen los tesoros que estos ocultan, y otras, prefieren hacer como que no lo saben. El resultado es una destrucción lenta pero constante, que ha sembrado la preocupación entre los especialistas.

La arqueóloga discrepa del alcalde. “Es difícil destruir una tumba neolítica de este tipo de forma inconsciente. Son demasiado grandes para eso”


Uno de los casos más graves se conoció en 2014, cuando el desbroce de unos terrenos para la plantación de eucaliptos dañó en Vimianzo la mámoa conocida como A Arquiña de Vilaseco, datada entre el segundo y el cuarto milenio antes de Cristo. El monumento estaba incluido en Parque del Megalitismo, un macroproyecto de la Xunta que lleva años en un cajón. El túmulo, de 37 metros de largo por 32 de ancho, ya había sido despojado con anterioridad de muchos de sus elementos, probablemente para la construcción de un muro. La dueña de los terrenos negó el destrozo en el conjunto, cuyo estado anterior describió como “un montón de tierra algo más alto”.

“Hay veces que el daño se hace a sabiendas, porque se considera que tener estos restos en tu propiedad es un problema”, analiza Manuel Rial, técnico de Patrimonio de Vimianzo. En otras ocasiones, en cambio, se trata de una cuestión de desconocimiento. Por este motivo, el ayuntamiento decidió hace años formar e informar a los propietarios de los principales dólmenes del municipio para concienciarlos del tesoro que tenían en sus tierras. “La experiencia fue muy hermosa. Invitamos a expertos para explicar a los propietarios el valor de estos monumentos, por qué y para qué se construyeron, y por qué es tan importante protegerlos”, relata.

Las medidas no pueden ser solo punitivas, como reacción a los daños; hay que prevenir explicando y educando para saber que son pedazos de historia


Coincide con él Patricia Mañana. “Las medidas no pueden ser solo punitivas, como reacción a los daños; hay que prevenir explicando y educando para saber que son pedazos de nuestra historia, que nos cuentan cómo vivíamos hace miles de años”. La arqueóloga subraya los casos de comunidades de montes que trabajan para proteger y dar a conocer las mámoas en sus terrenos. “Hay algunas, pero deberían ser más, y ese es el camino a seguir, desde un punto de vista positivo, y no acercarse al lugar solo cuando el desastre está hecho”.

Otro caso de destrucción patrimonial se produjo en junio de 2016, cuando la organización ecologista Adega denunció la pérdida de 40 yacimientos arqueológicos en municipios del norte de Lugo para la plantación de eucaliptos. Dos años más tarde, la Fiscalía investigó la responsabilidad de la Xunta en la desaparición de uno de los castros objeto de esa denuncia, el de A Trinidade, un importante yacimiento entre Mondoñedo y Lourenzá, destruido por los trabajos de una cantera a pesar de estar protegido desde hacía más de 20 años. Ese mismo año, el Seprona investigó a un vecino de O Rosal como presunto autor de un delito contra el patrimonio histórico, por la supuesta destrucción de un yacimiento arqueológico de origen romano conocido con el nombre de Mina das Medas. El investigado retiraba la tierra y la utilizaba de relleno en las obras de una carretera.

También fue sonado el caso de un yacimiento arqueológico con restos romanos y un petroglifo en Burgueira (Oia), destruido para realizar una plantación de kiwis. La Fiscalía archivó finalmente la denuncia contra el Ayuntamiento de Oia y Kiwi Atlántico presentada por la Guardia Civil por supuesto delito contra el patrimonio, al considerar que los hechos no revisten carácter delictivo. La denuncia indicaba la posible existencia de un delito de desobediencia por parte del ayuntamiento, que no paralizó las obras hasta un mes después de recibir el requerimiento de la Xunta. La respuesta del entonces alcalde, Alejandro Rodríguez, ilustra la actitud que aún predomina en Galicia ante este tipo de tesoros: incumplió la orden porque la explotación iba a generar puestos de trabajo. “El único que puede paralizar esa obra es el alcalde y no lo he hecho porque Oia tiene que mirar al futuro, no al pasado, y unas piedras no pueden ser un obstáculo para que se pueda producir o no”, zanjó.

En ocasiones, el daño al patrimonio lo provoca el hombre de forma indirecta. Fue el caso de la terrible oleada de incendios de octubre 2017, una catástrofe que causó cuatro muertos en Galicia y 42 en Portugal, pero que también tuvo su incidencia en restos arqueológicos milenarios. Solo en el incendio de Chandebrito, en Nigrán, que llegó hasta Vigo, se contabilizaron más de 100 elementos afectados, entre mámoas, petroglifos y otros restos prehistóricos, prerromanos, romanos y medievales. En el fuego de As Neves, que arrasó gran parte de la superficie del municipio, las llamas pasaron por encima del yacimiento de Porto Maior, donde están las muestras más antiguas de población humana en Galicia. Se salvaron de milagro, gracias a la limpieza realizada para las excavaciones.

Como explicó el director de la Escuela de Ingeniería Forestal de Pontevedra, Juan Picos, en una charla sobre los incendios, la protección del patrimonio es un efectivo cortafuegos. Los trabajos de conservación del área arqueológica de Tourón, en Ponte Caldelas, por ejemplo, frenaron el avance de uno de los incendios más voraces de aquella oleada de fuego. La recuperación de los yacimientos, en muchos casos ocultos bajo grandes masas de cultivos forestales o matorrales, puede ser también un antídoto contra la despoblación, al actuar como dinamizadora de zonas rurales a través del turismo.


https://www.elconfidencial.com/espa...s-neoliticas-mamoas-plantacion-pinos_1958770/
 
Recuperadas más de 3.700 piezas arqueológicas en una operación contra el expolio en Málaga
La Guardia Civil detiene a cuatro implicados en una red de comercio ilícito de bienes del patrimonio histórico


NACHO SÁNCHEZ
Málaga 26 ABR 2019



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Fotografía facilitada por la Guardia Civil tras la operación. En vídeo, recuperadas más de 3.700 piezas arqueológicas en una operación contra el expolio en Málaga. NACHO SÁNCHEZ



Una punta de palmela es un objeto que, hace 6.000 años, otorgaba a su propietario un alto estatus social. Este objeto punzante se acoplaba al extremo de las lanzas para dañar más fácilmente a las presas. Solo la utilizaban las élites, las únicas que podían acceder a un metal escaso y caro. Cuando el cazador fallecía, la pieza era enterrada como parte de su ajuar funerario. Para evitar que nadie la usara, se doblaba hasta quedar inutilizada. Por eso, ha sorprendido encontrar una en perfectas condiciones entre las algo más de 3.700 piezas arqueológicas decomisadas (prehistóricas, íberas, romanas, visigodas y medievales) por la Guardia Civil en la comarca de Antequera (Málaga). Los investigadores estiman que su valor en el mercado negro podría ascender a más de medio millón de euros.

Las operaciones Colum y Patred de la Guardia Civil comenzaron a finales de 2016 y han culminado con la detención de cuatro personas y otras nueve investigadas por supuestos delitos de receptación de material arqueológico procedente del expolio y de tráfico ilegal de bienes arqueológicos pertenecientes al patrimonio histórico español. Ambas actuaciones, lideradas por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), en colaboración con la Fiscalía de Medio Ambiente de Málaga, han destapado una red de comercio ilícito de bienes de interés arqueológico entre particulares con la participación de empresas.

Además de la punta de palmela —coetánea de la construcción de los dólmenes de Menga y Viera, hoy Patrimonio Mundial— los agentes se han incautado de piezas de gran valor. Una de ellas es un ánfora romana del siglo II antes de Cristo, que los investigadores creen que puede proceder del expolio de un pecio en la costa de Estepona o incluso de la antigua ciudad de Tarraco, actual Tarragona. También hay un hacha de talón (en forma de L) de la Edad del Bronce (de hace unos 3.500 años) en gran estado de conservación, una cantonera de una espada medieval o un asa de bronce de una lucerna con iconografía romana que, probablemente, debió ser elaborada entre los siglos I y II en el sur de Italia y que es única en España.

Destaca igualmente una colección de 2.446 monedas compuesta por dirhams andalusíes de los siglos XII y XIII y, entre otras, ases, semis y denarios de distintas épocas del Imperio Romano; una veintena de columnas romanas, ubicadas a la entrada de la casa de uno de los investigados junto a una fuente rematada con la mitad inferior de una estatua de Ceres, la diosa de la agricultura y la fertilidad, que ejercía como patrona de Sicilia.


Hotel rural
El recorrido hasta dar con este tesoro arqueológico comenzó en Ronda. La unidad territorial del Seprona detectó, en diciembre de 2016, una serie de piezas arqueológicas arquitectónicas de dudosa procedencia en un hotel rural a las afueras del municipio. "Al comprobar la documentación para acreditar su origen, muchos de estos objetos no contaban con la certificación", explica Pedro Luis Gemar, teniente jefe del Seprona en Málaga. Si la comarca rondeña era el punto de partida, el de llegada era Antequera. De allí procedía la mayor parte del patrimonio del establecimiento turístico. Los agentes realizaron varias inspecciones en comercios y otros establecimientos que tampoco pudieron justificar la tenencia de su amplio número de piezas. La Guardia Civil se incautó de un centenar de ellas, entre las que se encuentran molinos de origen íbero y romano. Fue el inicio de la Operación Colum.



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Monedas incautadas en la provincia de Málaga por la Guardia Civil. NACHO SÁNCHEZ



Durante el análisis de la documentación del establecimiento rondeño —cuyas piezas encontradas son similares a las que existían en la antigua ciudad romana de Acinipo (Ronda) en el siglo I d.C.—, se supo que buena parte del material adquirido por el hotel procedía de un mismo vendedor: un constructor afincado en Antequera que decoró su casa con otras muchas piezas. De hecho, algunas estaban a la entrada de su casa y podían observarse a simple vista desde la calle, como la fuente con la estatua de Ceres. A raíz de este descubrimiento, los agentes realizaron un registro en el que hallaron unas 60 piezas, la mayoría de época romana, como fustes, capiteles o columnas. En esta operación hay cuatro detenidos y seis investigados.



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Ánfora romana decomisada en la operación contra el expolio arqueológico en Antequera (Málaga). NACHO SÁNCHEZ



Para que todas esas piezas fuesen vendidas, alguien tenía que localizarlas previamente en yacimientos arqueológicos expoliados. Por eso, el equipo del Seprona puso en marcha, de manera paralela, la Operación Patred, que apuntaba a los proveedores. "Supimos cómo varios

"Hay algunas piezas que no tienen gran valor, pero extraerlas supone un grave daño a los yacimientos arqueológicos. Son como páginas de la historia que se han perdido", explica Manuel Romero, arqueólogo y director del Museo de la Ciudad de Antequera, que ha colaborado junto a su equipo e investigadores de la Universidad de Málaga y de la Universidad Hispalense de Sevilla en la identificación de los objetos. Romero espera que algunos de los más importantes pasen a formar parte de la colección permanente del museo de Antequera.


VIDEO:
https://elpais.com/cultura/2019/04/26/actualidad/1556263640_630952.html






 
La huella humana más antigua de América del Sur
La marca la hizo un individuo de unos 70 kilos que caminaba descalzo hace alrededor de 15.600 años
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Esta es la huella humana más antigua de América del Sur (PLOS ONE)
DAVID RUIZ MARULL

30/04/2019 13:32

Hace unos 15.600 años, un humano caminó por las praderas del norte de la Patagonia. El hecho no tendría demasiada importancia si no fuera porque este individuo dejó una huella que ha perdurado en el tiempo y ahora obliga a replantear todo lo que se creía saber sobre la llegada de los Homo Sapiens a América del Sur.

La marca de un adulto de unos 70 kilos que caminaba descalzo la descubrió en 2010 un estudiante de la Universidad Austral durante unas excavaciones en el sitio paleoarqueológico de Pilauco, cerca de la ciudad de Osorno, en la zona centro-sur de Chile. Y los investigadores se han pasado los últimos años descartando que fuera de algún animal, según un estudio publicado en la revista PLOS ONE.

La marca de este adulto de unos 70 kilos la descubrió un estudiante de la Universidad Austral

“Este hallazgo, junto con la presencia de artefactos líticos en los mismos niveles sedimentarios, podría representar la evidencia adicional de una colonización sudamericana preClovis (teoría del poblamiento temprano del continente americano), como se propuso originalmente para el sitio cercano de Monte Verde (situado a unos 100 kilómetros de distancia”, escriben los arqueólogos.

La evidencia de la población de América del Sur durante el pleistoceno tardío siempre ha sido controvertida, aunque en los últimos tiempos está ganando adeptos gracias a los registros de huellas que son producto de la pisada de un vertebrado (icnitas) que están apareciendo en sitios como La Olla, Pehuen o Monte Hermoso, donde han aparecido decenas de ellas.

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Cada tipo de terreno produce huellas distintas (PLOS ONE)
La marca de Pilauco presenta unas características particulares que incluyen “un hallux (dedo gordo) distal alargado e impresiones de dígitos laterales borradas por el sedimento”, escriben. “Los resultados demuestran que un humano pudo generar fácilmente una huella morfológicamente equivalente (a la encontrada) al caminar sobre un sustrato saturado en agua (embarrado)”, añaden.

“La huella -indican los investigadores- probablemente fue enterrada rápidamente, preservando su morfología”. Las cronologías detalladas de las que se disponen actualmente “muestran que la presencia humana en el área (del sur de Chile) se puede remontar hasta alrededor de los 15.000 años, con un período de unos 3.500 años de coexistencia con megafauna extinta”, concluyen.

“Esto sugiere una dinámica compleja entre los cambios ambientales climáticos y los producidos por el hombre, que se producen al final del Pleistoceno”, añade. Su análisis se basa en los huesos de animales que se hallaron en la misma zona, incluidos algunos que posiblemente pertenecieron a elefantes, mastodontes y caballos. Todos ellos habrían sido cazados por los humanos.

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El sitio de está cerca de la ciudad de Osorno, en el centro-sur de Chile (PLOS ONE)

https://www.lavanguardia.com/cultur.../huella-humana-antigua-america-sur-chile.html
 
Medina Azahra: visita al «Ikea de la arqueología»
ABC entra en los talleres, almacenes y laboratorios de la ciudad palatina, que guardan miles de piezas fascinantes
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Cae el sol con furor casi veraniego mientras decenas de turistas se agolpan a las puertas del Centro de Recepción de Visitantes de Medina Azahara. Algunos se protegen con parasoles y otros buscan la sombra de algún arbolillo. Los aparcamientos están atestados a media mañana -es puente en Madrid y eso mueve a miles de personas- y la zona de autobuses ofrece un curioso colorido posmoderno. Hay algarabía, jubilados que se hacen «selfies» con mano experta y un grupo de adolescentes franceses con las hormonas revueltas que bromean entre ellos mientras esperan que les recoja el bus para volver a la ciudad. Todo ello da muestras de la atención que despierta la vieja ciudad palatina, en la que las visitas turísticas se han multiplicado en los últimos años y especialmente después de que la Unesco la declarase en 2018 Patrimonio de la Humanidad.

Contrasta ese ajetreo, sin embargo, con el silencio que se escucha en otra zona no muy lejana y situada en el interior del Centro de Recepción. Concretamente en sus talleres, laboratorios y zonas de restauración, conservación y almacenaje, un espacio del que los turistas pueden ver una parte a través de cristaleras, pero cuya entrada está restringida. ABC solicitó el acceso para realizar un reportaje de estas «entrañas» de Medina Azahara durante un año, pero no ha sido hasta ahora, tras el cambio de Gobierno, cuando se ha logrado la autorización. Y allí, al entrar, lo primero que se descubre es la soledad de unas dependencias espaciosas, modernas y limpias, pero en las que a día de hoy tan sólo trabajan tres personas: el director y arqueólogo Alberto Montejo y dos restauradoras, pues la cuarta plaza que hay en plantilla, de arqueología, está vacante y a la espera de reposición. Un personal escaso para la tremenda tarea investigadora que requiere un yacimiento de estas dimensiones, como certifica el propio Montejo cuando explica que «hacen falta manos y cabezas», en referencia a la necesidad de personal cualificado. Nos acompaña durante el recorrido la nueva delegada de Cultura de la Junta, Cristina Casanueva, que revela que ya se han remitido a la Consejería las necesidades para «desarrollar cuanto antes un plan de choque» que palíe en lo posible la situación que dejó el anterior Gobierno de la Junta y hasta ahora poco conocida.

En silencio y soledad
Montejo ejerce de cicerone durante la visita, aunque pronto se le suman las dos restauradoras, Inmaculada M. Matute y Alejandra del Pino. Ambas, un poco sorprendidas, según cuentan, pues están acostumbradas a trabajar aquí en silencio y soledad, sin interrupciones periodísticas o institucionales. Aún así, contentas ambas de tener cerca a la delegada, a la que le muestran sus preocupaciones por las carencias de personal y de reposición y arreglo de maquinaria. Entusiastas a la hora de contar un trabajo como el suyo, fascinante para cualquiera que le guste la arqueología y en especial el embrujo que emana de las viejas piedras de Medina. Montejo resume que lo que allí se ve es como «un Ikea de la arqueología», en el que se realiza una labor científica «que parece de la serie CSI». Y así es porque, en realidad, aquí hay de todo, para perderse. Nada más entrar, un taller de atauriques con miles de fragmentos dispuestos sobre grandes mesas y que las conservadoras tratan de recomponer en un trabajo que requiere paciencia en grandes dosis. Sus avances están a la vista y ellas muestran con lógico orgullo una celosía que han logrado recomponer en un alto porcentaje y que ahora les ha solicitado para su exposición el Museo de Arte Islámico de Berlín. En total, según explica Montejo, en Medina Azahara puede haber cerca de un millón de fragmentos, muchos aún sin recoger, y lo que aquí se hace es catalogarlos, intentar la recomposición para exponerlos en el museo y, si esto no es posible, almacenarlos con un protocolo exhaustivo.

Resulta curioso ver cómo ha ido evolucionando el sistema de identificación, desde los puntos de colores que utilizó hace décadas el arquitecto Félix Hernández, descubridor del Salón Rico de la ciudad palatina, hasta los mínimos guarismos que se utilizan en la actualidad. También sorprenden los trabajos que están realizando para conocer qué colores tuvieron estas piezas y, en general Medina Azahara, en la que se cree que dominó el pan de oro, el rojo almagra y el azul, bien egipcio, malaquita o lapislázuli. El director del yacimiento cree que ese colorido debió de ser fascinante en su día, aunque quizá resultaría algo kitsch para nuestros ojos contemporáneos.

Pero el taller de atauriques es solamente el primero de los muchos que existen en estas dependencias. Otro está dedicado, por ejemplo, a la cerámica y allí lo que se recomponen son piezas que han aparecido habitualmente en la red de tuberías de plomo, donde se sospecha que los habitantes de Medina echaban las piezas de loza que se les rompían. La conservadora Alejandra del Pino, mientras enseña un recipiente reconstruido y decorado con el típico verde manganeso de Medina, explica que ella y su compañera se alternan entre unas recomposiciones y otras, pues en realidad se trata de puzles que hay que reconstruir y se necesita despejar la mente. Junta a ellas también se puede ver en ocasiones por la zona a una profesora e investigadora externa, con plaza fuera de la capital cordobesa, que está realizando en Medina Azahara, y en colaboración con el Centre National de la Reserche Scientifique de Francia, una reconstrucción de piezas de vidrio. Aquí los fragmentos son aún más pequeños, minúsculos, y la recomposición de una simple copa se convierte en alarde de paciencia.

La zona más espectacular, sin embargo, quizá sea el almacén de piedra y mármol, donde cobra todo su sentido la frase de Montejo sobre el Ikea de la arqueología. Una estancia de techos altos y grandes estanterías, cuya parte superior es visible para el visitante ya que se puede observar desde las pasarelas acristaladas superiores que diseñaron en su día los arquitectos Nieto y Sobejano. Lo que ahí se ven son capíteles magníficos, algunos de ellos casi intactos a pesar del paso de los siglos, y también fustes perfectos.

Sillares labrados y tuberías de plomo de diversas dimensiones. Como elementos exóticos también sobresalen en este espacio los restos de una veintena de sarcófagos de la Corduba romana que han ido apareciendo en Medina y que, según explica Montejo, se reutilizaban para decorar y dan cuenta del valor que allí se le daba a la cultura romana. «La dinastía de los Omeyas procedía de Siria y traía también la influencia del imperio», explica el director de Medina. Llamativo es uno de ellos que en su relieve representa la leyenda de Meleagro canzando el jabalí de Calidón, algo raro en un recinto musulmán, si se tiene en cuenta la aversión al cerdo en la cultura islámica.

Nuevo modelo de gestión
Los hallazgos y las sorpresas no cesan para el paseante curioso en la visita a estas dependencias muy poco conocidas, que disponen también de un laboratorio para el tratamiento químico a gran escala y un taller para piezas metálicas, con las que Medina Azahara alcanzó alta fama. Todo un mundo por el que a diario se pasean muy pocas personas y en el que resuena un silencio similar al que durante siglos reinó en las ruinas de la ciudad palatina. La sensación, una vez se sale de nuevo a la algarabía exterior de los turistas, es que algo aquí esta descompesado entre la divulgación del monumento y la investigación sobre el mismo que la misma Unesco recomienda. Da la sensación de que todos ahí saben que no hace falta sólo un plan de choque, por más necesario que sea en el corto plazo, sino un modelo distinto de gestión y de captación de recursos si se quiere apostar de verdad por recuperar el aroma de la «ciudad brillante» que Medina Azahara fue hace un milenio.
https://www.abc.es/cultura/abci-medina-azahra-visita-ikea-arqueologia-201905050110_noticia.html
 
La madre que llevó un sonajero a su fusilamiento
Catalina Muñoz fue ejecutada en septiembre de 1936 y enterrada con el juguete de su hijo de nueve meses, quien ha conocido su historia 83 años después



NUÑO DOMÍNGUE
Cevico de la Torre 8 MAY 2019




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Restos de Catalina Muñoz Arranz junto al sonajero hallados en el parque de La Carcavilla (Palencia) en 2011. En vídeo, historia de un sonajero. SOCIEDAD DE CIENCIAS ARANZAD



En agosto de 2011, un equipo de arqueólogos se topó con un sonajero dentro de una fosa de la Guerra Civil. Era un juguete rosa y amarillo chillón, con forma de flor, que estaba junto a un cadáver rociado con cal viva y enterrado sin ataúd. A la hora de comer, los excavadores no hablaron de otra cosa: ¿podía el objeto ser de 1936?

“Parecía una broma”, recuerda Almudena García-Rubio, antropóloga de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, quien se encontraba ese día en unas excavaciones ya de por sí inquietantes, pues buscaban 250 víctimas de la represión franquista enterradas bajo los columpios infantiles del parque de La Carcavilla, en la ciudad de Palencia, donde antaño estaba el cementerio municipal.

El sonajero fue llevado al etnógrafo Fermín Leizaola, quien cortó un pedazo del plástico y lo acercó a una llama, en la que prendió rápidamente dejando un “característico olor a alcanfor”. Eso probaba que era de celuloide, un plástico desarrollado en 1870 muy usado en objetos cotidianos hasta los años setenta del siglo XX. El juguete podía ser de la época. “Este es el objeto más llamativo y conmovedor que haya podido salir de una fosa de la Guerra Civil”, opina García-Rubio, que destaca que es el único de este tipo recuperado en las más de 700 fosas exhumadas en España hasta la actualidad.

Este objeto y la historia que hay detrás de él ha servido para que toda una familia recupere la memoria de unos hechos que habían estado enterrados hasta ahora. Los registros del cementerio viejo de Palencia indicaban que el cadáver era de Catalina Muñoz Arranz, de 37 años y natural de Cevico de la Torre, un pueblo a 30 kilómetros de la capital palentina. Tenía cuatro hijos cuando la mataron. El más pequeño, de 9 meses, era probablemente el dueño del sonajero.






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Martín de la Torre Muñoz, hijo de Catalina, junto a su hija Martina (izquierda) y su mujer, Francisca Atienza. VÍCTOR SÁINZ




Aquel bebé es hoy un hombre de 83 años que vive en una casa humilde de la calle principal de Cevico de la Torre, con unos 400 habitantes. Habla poco, tiene la mirada fija y unas manos muy anchas de toda una vida trabajando, pues empezó a los ocho años. “Fui pastorcillo y luego trabajé en el campo. Nunca fui a la escuela”, explica en la cocina de su casa, donde vive con su mujer y con su hija Martina, de 56 años. “De mi madre no recuerdo nada", dice Martín de la Torre Muñoz. "No sé ni qué cara tenía, porque no tenemos ninguna foto suya, esa es la pena”, confiesa. Nunca pudo indagar sobre su madre y en la familia casi no se habló de lo sucedido.

Tras la muerte de su madre, a Martín le crió una tía en Cevico. Su padre, Tomás de la Torre, estaba en la cárcel acusado del asesinato de un falangista en una reyerta que sucedió en el pueblo el 3 de mayo de 1936. Le condenaron a 17 años. Su mujer corrió peor suerte. La detuvieron el 24 de agosto, algo más de un mes después del golpe de Estado impulsado por Franco, que triunfó en Palencia. La juzgó un consejo de guerra en el que el alcalde de Cevico y otros dos vecinos declararon que iba a manifestaciones, que la habían descubierto lavando sangre de la ropa de su marido, que daba vivas a Rusia y mueras de la Guardia Civil, que dijo: “Todavía vamos a vencer y os vamos a hacer tajadillas”




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Lucía Muñoz, hija de Catalina, en la residencia de Cevico de la Torre (Palencia). VÍCTOR SÁINZ




Catalina no sabía leer ni escribir, pero sí firmar, según el sumario de su juicio, que se conserva en el archivo militar de Ferrol. Es fichada como una mujer de 1,51, morena, de pelo y ojos negros, de apodo Pitilina. El 5 de septiembre, ella testificó y firmó una declaración en la que admitía haber ido a manifestaciones, pero negaba el resto de acusaciones contra ella.

A pesar de la falta de pruebas, el tribunal la condenó por rebelión militar con la pena máxima. Murió el 22 de septiembre a las "cinco y treinta horas del día [...] por heridas producidas por arma de fuego de pequeño proyectil en cráneo y pecho”, según el detallado sumario, que coincide casi a la perfección con el análisis osteológico que hicieron los antropólogos en 2011 tras desenterrar su cadáver. Junto a él también se encontraron botones, corchetes metálicos y las suelas de goma de sus zapatos, del número 36.




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El sonajero hallado junto al cuerpo de Catalina. SOCIEDAD DE CIENCIAS ARANZADI




Unos pocos metros más abajo de la casa de Martín está la única familiar que recuerda a Catalina: Lucía, su hija y hermana de Martín. Ella tiene ahora 94 años, la memoria algo frágil y las mismas manos anchas que su hermano. En una sala de visitas de la residencia de ancianos de Cevico donde vive Lucía recuerda el día que detuvieron a su madre. “Salió de casa corriendo con el niño y se cayó en la trasera de una casa y fueron a cogerla. Al niño no le pasó nada. Ella gastaba un delantal de medio cuerpo y pico negro para taparse. Es lo único que llevaba cuando salió de casa”, relata. Aunque no recuerda el sonajero, Lucía dice que es probable que su madre lo llevase en el bolsillo de ese mandil. "Tenía mucho genio, en eso me parezco a ella. Si le decían algo… Jesús. Y por eso la mataron. Desde hace unas semanas no paro de llorar acordándome", lamenta con los ojos humedecidos y la mirada perdida. Lucía tenía 11 años cuando fusilaron a su madre. Se quedó al cuidado de su abuelo y empezó a servir en casas de gente pudiente del pueblo, pero no pudieron hacerse cargo de enterrar a su madre en Cevico.

“De entre el centenar aproximadamente de mujeres asesinadas en los primeros meses de la guerra en la provincia de Palencia, Catalina Muñoz es la única que fue juzgada y condenada a muerte, al resto las pasearon”, resalta Pablo García-Colmenares, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid y presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Palencia (ARMH). Es autor de la obra Víctimas de la Guerra Civil en la provincia de Palencia (1936-1945), editada por la Junta de Castilla y León.



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Placa con el normbre de Catalina Muñoz entre otras víctimas de la represión franquista en el parque de La Carcavilla (Palencia). VÍCTOR SÁINZ




Cuando el padre de Martín salió de la cárcel, se fue a trabajar a Bilbao. Muchos años después, ya jubilado, volvió a Cevico y vivió allí los últimos ocho años de su vida. Nunca hablaron de lo sucedido y Martín no le preguntó nada sobre su madre por no despertarle recuerdos dolorosos.

Martín no sabía que a su madre la habían enterrado sola en Palencia y ahora ha visto por primera vez la foto del juguete que se llevó a la tumba. Al no haber reclamado nadie los restos y las pertenencias de Catalina, fueron enterrados en el cementerio nuevo de Palencia junto a otras víctimas de la represión, pero en una caja separada. Tras conocer la historia del juguete y su paradero, Martina, la hija de Martín, ha iniciado los trámites para recuperar el cadáver y, junto a él, el sonajero, que podría volver a las manos de su padre 83 años después.

Martina ha acudido por primera vez a Palencia a ver el monolito de La Carcavilla que recuerda a las víctimas, donde figura el nombre de su abuela, ha comprado el libro sobre las víctimas de la Guerra Civil de Colmenares y quiere hacer una urna para guardar el sonajero para que sus hijos y nietos conozcan la historia. "Al ver el nombre de Catalina grabado en el monolito he sentido una sensación de vacío muy rara, pero por otro lado estoy muy contenta de poder recuperar a mi abuela y llevarla junto a mi abuelo. Yo creo que él no fue el culpable de lo que le pasó a mi abuela, como se pensaba, sino que fue él quien se entregó para cubrirla a ella, fue un gesto de amor", explica Martina. Cuenta que a su padre ahora se le saltan las lágrimas cuando se pregunta si va a morir antes de que traigan de vuelta a su madre.



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Un cadáver en la fosa de La Andaya (Burgos) con una alianza en la mano izquierda. LUIS RÍOS




Los objetos como el sonajero de Catalina son pequeños tesoros para los arqueólogos contemporáneos, que aplican métodos científicos a la recuperación y estudio de materiales de episodios de la historia reciente. En ocasiones, emblemas militares o alianzas de boda son claves para identificar a algunas víctimas. “Los objetos personales que se recuperan junto a los cuerpos permiten un acercamiento a la cotidianidad de las personas represaliadas”, explica García-Rubio en Mujeres en la Guerra Civil y la posguerra. Memoria y Educación(Audema). “Un lápiz, unas gafas, un reloj, un peine, un recorte de periódico con el resultado del Tour de Francia de ese año 1936, son pequeños fogonazos de la vida de cada uno reflejada en lo que llevaban en los bolsillos en el momento en que fueron detenidos. A veces se trata de elementos muy particulares, como unos gemelos con el dibujo de un faraón, pero la mayoría de las veces son elementos propios de una época y de una ocupación, como los cientos de suelas de goma del calzado de labranza recuperados en las fosas de Burgos, Palencia o Valladolid”, detalla.



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Esta alianza recuperada en la fosa Andaya permitió identificar el cadáver de Tomás Requejo, que era segundo teniente de alcalde de Aranda del Duero y fue asesinado en verano de 1936. LUIS RÍOS



En otros casos los objetos aportan una visión diferente a episodios de la historia reciente, explica Alfredo González-Ruibal, arqueólogo del CSIC que lleva años excavando trincheras y campos de concentración de la Guerra Civil, de la que ha recuperado decenas de miles de objetos que son catalogados y archivados y que, a su manera, resumen la contienda. Hay medallas, crucifijos, botes de perfume, zapatos de tacón, además de kilos de metralla y munición. “El poder de este tipo de arqueología no es contar un episodio ya conocido, sino sintetizar un momento de la historia con una imagen”, según explicó el investigador en una reciente conferencia en el Museo Arqueológico Nacional en la que destacaba el sonajero de Catalina como uno de los objetos que mejor condensan la historia de la Guerra Civil.

https://elpais.com/elpais/2019/05/07/ciencia/1557240719_368278.html







 
650 años de la traición que cambió la historia
La Universidad de Castilla-La Mancha halla en Montiel el campamento desde el que Enrique II puso asedio a las tropas de Pedro I antes de matarlo con un engaño y forzar una nueva dinastía



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Sepulcro de los Los Leones hallado durante las excavaciones en Montiel. UNIVERSIDAD DE CASTILLA-LA MANCHA




VICENTE G. OLAYA

Madrid 4 MAY 2019


La profecía, recogida en las crónicas de Pedro I de Castilla (1334-1369), rezaba así sobre el que sería el último rey de la casa de Borgoña en la Península: "E vido escrito en letras góticas en una piedra en la torre del omenage, é como lo leyó, vidose perdido, porque muchas veces que le avian dicho grandes astrólogos que en la torre de la Estrella avía de morir". Y así ocurrió, agarrado por la espalda por el condestable francés Bertrand du Guesclin para que su hermanastro Enrique II lo atravesase de una estocada. “Ni quito ni pongo rey, sino ayudo a mi señor”, se justificó el franco en una escena que cambió para siempre el rumbo de la monarquía castellana y de la que los expertos de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) han desvelado en un reciente congreso internacional hallazgos inéditos: desde la espectacular tumba de uno de los soldados de los dos ejércitos enfrentados antes del asesinato de Pedro I, la ubicación del campamento de Enrique II o las armas que los caballeros portaban en la batalla de Montiel (Ciudad Real).

Durante casi un siglo (de 1337 a 1453), los ejércitos de Francia e Inglaterra se batieron en los campos de Europa, incluida España, donde dos hermanastros, Enrique de Trastámara y Pedro I El Cruel, ambos hijos de Alfonso XI, se disputaban el reino de Castilla.

El 14 de marzo de 1369, Enrique, apoyado por Francia, y Pedro, respaldado hasta entonces por Inglaterra, batieron sus huestes a las puertas del castillo de la Estrella. La lucha, que enfrentó a unos 1.500 caballeros por cada parte, fue favorable a Enrique II. El rey Pedro se refugió en la fortaleza. El 23 de marzo, salió de noche con su vasallo Men Rodríguez de Sanabria, que había acordado su huida con Du Guesclin; sin embargo, este le condujo a una tienda donde se encontraba Enrique. Tras insultarse, ambos pretendientes llegaron a las manos y Pedro estuvo a punto de dar una estocada mortal a su hermano, pero Du Guesclin lo agarró, momento que Enrique aprovechó para acuchillarlo. La escena puso fin así a la dinastía de Borgoña y dejó paso a la Trastámara: la estirpe de Isabel la Católica.


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Enterramiento de caballero medieval, con el cráneo atravesado por una lanza, hallado en Montiel. UNIVERSIDAD DE CASTILA-LA MANCHA



El proyecto Arqueología de la batalla de Montiel: excavación, prospección y estudio poliorcético en el castillo de la Estrella —en el que participan Jesús Manuel Molero García, profesor de Historia Medieval de la UCLM, David Gallego Valle, de la Fundación Castillo de La Estrella, y Cristina Peña Ruiz, directora de conservación— ha desvelado el lugar donde Enrique II acampó antes del enfrentamiento militar. Ambos ejércitos estaban conformados con tropas muy diversas. Del lado de Enrique II se alineaban 500 caballeros franceses y los maestres de las órdenes de caballería de Calatrava y Santiago. Del bando de Pedro I, tropas moras de Granada, milicias de concejos de Andalucía y mercenarios italianos.

"De momento hemos hallado los restos del campamento de Enrique II, así como elementos metálicos como plaquitas de armaduras, cadenas de cotas y unidades decorativas con la flor de lis", señala Molero. En la desaparecida iglesia del castillo, que también ha sido excavada, los arqueólogos han hallado un sepulcro "con cuatro escudos con leones rampantes y en su interior el esqueleto de un varón con piernas arqueadas, es decir, un caballero", explica el profesor. La datación con carbono 14 ha dado como resultado que se trataba de hombre del siglo XIV, posiblemente un noble fallecido en la lucha.



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Miniatura con la muerte del rey Pedro a manos de su hermanastro.



Para realizar los descubrimientos el campo de batalla, uno de los escasos que se han logrado estudiar de la Edad Media, fue sobrevolado con drones y recorrido por los expertos a pie con sistemas de teledetección. Así se determinó el lugar más propicio para dirigir el ataque contra el castillo, ya que solo un cerro —situado a un kilómetro de la fortaleza— reunía las características de "ser suficientemente amplio, fácil de defender y con agua potable". Al llevar a cabo las prospecciones, se desenterraron elementos metálicos y de cerámica de la época, armas blancas y placas de armadura. Las investigaciones han sido financiadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Fundación Castillo de la Estrella y el Ayuntamiento de Montiel.

Molero, que ha participado en el reciente encuentro internacional Pedro I y la batalla de Montiel, recuerda que estos hechos tuvieron una trascendencia determinante en la historia de Castilla y de España, ya que "no solo supuso un cambio de dinastía y de personas, sino que Enrique tuvo que pagar los favores a los nobles que le apoyaron". Es lo que se conoce como "mercedes enriqueñas, una forma de encumbrar a las casas nobiliarias y darles mucho más peso en los siguientes siglos" frente a la burguesía o el pueblo llano.


EL TRASLADO DEL CUERPO DEL REY DERROTADO
Tras su muerte, Pedro I fue decapitado y expuesto su cadáver en los adarves del castillo. Luego, sería enterrado en el interior de la iglesia de Montiel durante unos pocos años (1369-1377). Posteriormente, sus restos fueron trasladados a la iglesia de Puebla de Alcocer (Badajoz), hasta que en el siglo XV se llevaron al convento de Santo Domingo, en Madrid. Cuando este fue demolido en el siglo XIX, se transportaron al Museo Arqueológico Nacional y en 1877 trasladados otra vez, en esta ocasión, a la catedral de Sevilla, donde permanecen.

https://elpais.com/cultura/2019/04/29/actualidad/1556546824_809214.html






 
Descubren a orillas del Sil una de las sepulturas más antiguas de Galicia
Un enterramiento que puede datar de la Edad del Bronce fue hallado en el municipio de A Pobra do Brollón

FRANCISCO ALBO

LA VOZ / MONFORTE DE LEMOS 24/05/2019 05:00 H

Unas excavaciones arqueológicas que tienen el objetivo de encontrar restos de un monasterio medieval de la Ribeira Sacra han puesto al descubierto algo mucho más antiguo: un enterramiento prehistórico que podría datar de la Edad del Bronce. Si se confirman las hipótesis que manejan los investigadores, se trataría de una de las tumbas más antiguas halladas hasta ahora en Galicia. El hallazgo se produjo en un paraje de la margen derecha del Sil conocido como Os Conventos, en la parroquia de Vilachá de Salvadur, perteneciente al municipio de A Pobra do Brollón.


La sepultura recién descubierta contiene un cráneo, unos huesos alargados que parecen corresponder a fémures y unas vértebras cervicales. Los restos estaban enterrados en un hueco triangular excavado en la roca viva y completado con una laja de piedra. «Todos os indicios apuntan a que o cadáver foi despedazado antes de ser depositado neste lugar, o que non coincide coas prácticas funerarias da Idade Media nin da época romana», señala el arqueólogo Xurxo Ayán, director de las excavaciones. «A tipoloxía deste enterramento parece máis propia da Idade do Bronce, de mediados do segundo milenio antes de Cristo», añade.

Para corroborar estas suposiciones se intentará datar los restos humanos con el método del carbono 14 y se analizarán los sedimentos en los que estaban enterrados los huesos. Según Ayán, si las pruebas de laboratorio dan los resultados esperados ?pueden estar disponibles para julio?, este enterramiento sería uno de los más arcaicos que se conocen en el territorio gallego junto con el que fue hallado recientemente en el islote de Areoso, en la ría de Arousa, al que se atribuye una antigüedad de entre 2.500 y 3.000 años.

El hallazgo fue realizado dentro de un proyecto arqueológico denominado Adegas da Memoria, promovido por la asociación de vecinos de Vilachá y el Ayuntamiento de A Pobra do Brollón en colaboración con el Instituto de Ciencias del Patrimonio, con sede en Santiago. Las excavaciones de Os Conventos tienen el fin de hallar vestigios del desaparecido monasterio de San Martiño de Piñeira, cuya existencia es mencionada en algunos documentos históricos de los siglos XII y XIII. Se supone que el cenobio estaba en esta parte de la ribera del Sil, pero su ubicación exacta se desconoce.

https://www.lavozdegalicia.es/notic...-antiguas-galicia/00031558625523098996531.htm
 
Los niños del jardín de infancia que encontraron un cementerio de hace 5.600 años
Los arqueólogos están sorprendidos porque los lugareños fueron reutilizando el túmulo funerario prehistórico durante unos 2.000 años
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Este cementerio prehistórico fue descubierto en el patio de un jardín de infancia (Université de Bordeaux / Patrice Courtaud)
DAVID RUIZ MARULL
29/05/2019 12:42
Actualizado a 29/05/2019 12:46

La escena tuvo que ser desagradable, aunque los niños quizás ni se dieron cuenta de lo que habían encontrado. Los pequeños de un jardín de infancia situado cerca de Burdeos estaban jugando tranquilamente (al menos todo lo tranquilamente que se puede jugar en una escuela llena de monstruitos) en su patio cuando toparon con los r estos humanos.

Lo sorprendente del caso es que, cuando los arqueólogos comenzaron a estudiar este sitio de Le Tumulus des Sables se dieron cuenta que los pueblos prehistóricos reutilizaron la zona de forma constante durante alrededor de 2.000 años. Pero lo que atrajo a tanta gente hasta este montículo sigue siendo un misterio.

Los pueblos prehistóricos reutilizaron la zona de forma constante durante alrededor de 2.000 años

Los investigadores de la Australian National University de Canberra acaban de publicar un estudio en la revista Journal of Archaeological Science: Reports en el que afirman que, inicialmente, se asumió que el espacio fue utilizado únicamente por las tribus de los vasos campaniformes, una de las primeras culturas que se extendió por toda Europa.

La cuestión es que, conforme avanzaban los trabajos, se dieron cuenta que la población local prehistórica “regresó a este sitio una y otra vez para enterrar los cuerpos de sus difuntos, desde el Neolítico hasta la edad de Hierro”. Es decir, que los arqueólogos están buscando restos de alrededor del año 3.600 a.C. hasta el 1.250 antes de Cristo.

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El sitio arqueológico presenta una mezcla de huesos humanos con los de animales e incluso metales y cerámica (Université de Bordeaux / Patrice Courtaud)
”Esto es inusual porque (el lugar) no es realmente obvio ni prestigioso. Es un montículo de unos 50 centímetros de profundidad. No está situado en una colina ni tampoco en un lugar obvio, así que hay algo más en este sitio que hizo que la gente volviera y lo usara”, señalan en un comunicado los investigadores.

El carbono y el nitrógeno analizados indicaron que esos humanos comían productos autóctonos extraídos de la tierra, aunque no parece que estuvieran cazando y recolectando alimentos del río cercano o incluso del océano, que está a 10 kilómetros de distancia. Los estudios incluso han indicado que uno de los individuos nació en un clima mucho más frío, quizás en los Pirineos.

El montículo tiene unos 50cm de profundidad y no está situado en una colina ni tampoco en un lugar obvio

Los investigadores no tienen claro si esta persona migró a la región de Le Tumulus des Sables para vivir allí, o si todo su esqueleto (o un solo diente), fue llevado a la zona para ser arrojado en el túmulo funerario que los niños descubrieron en 2006. Los otros restos hallados, en cambio, tienen “una firma muy local”.

”Encontramos muchos dientes de leche, así como dientes sin raíces completas, lo que significa que la persona murió en la infancia, mientras el diente aún se estaba formando”, indican. Los arqueólogos también encontraron una mezcla de metal, cerámica y huesos de animales en el sitio, lo que dificultó la identificación de los restos humanos porque estaba todo mezclado.

Los estudios han indicado que uno de los individuos nació en un clima mucho más frío, quizás en los Pirineos.

https://www.lavanguardia.com/cultur...menterio-prehistoria-burdeos-arqueologia.html
 
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