Coronavirus

Yo solo vengo a dejar esto y me voy. Mira que tenía la esperanza de que al ser de 6 a 10 solo saliesen deportistas habituales, mascarillas y tal. Encima publican las imágenes en el periódico con orgullo oigan. Ojalá no pero en breve nos pueden volver a confinar, veremos qué veranito más rico en casa.

Yo soy la primera que quiero salir a airearme pero ni de coña me voy al mismo sitio que todos y con esa alegría como si fuesen vacaciones de agosto. La gente que sale en la foto tiene de deportistas lo que yo de monja.

Ver el archivo adjunto 1422095
Ya he puesto esta mañana lo que ha pasado en Bilbao, petado de gente corriendo y muchas bicis, todos sin mascarilla. Lo curioso es que en un parque grande no había casi nadie y en el paseo alrededor de la ría estaba petado de peña sin guardar distancia ni mascarillas. Es un peligro para los peatones porque te sobrepasan rozándote y no puedes esquivarlos.

Luego me he topado con los mayores que salían a la calle y había un montón pero eso sí, practicamente todos con mascarilla aunque no guardan mucho la distancia de seguridad pero al moverse despacio es más fácil esquivarles.

Las colas para comprar fruta, carne, acceder a supermercados petadas y lo mismo, en muchos casos, la distancia de seguridad no llegaba ni a medio metro.

He vuelto a casa de mala leche porque así no vamos a acabar con ésto en meses y dentro de no mucho todos confinados otra vez.
 
Última edición:
Por poner notocias internacionales. Los neoyorkinos y sus judios ultraotodoxos parecen tener un problema

Recorrido por el barrio ultraortodoxo de Nueva York en el punto de mira por el coronavirus
12
Los hasídicos, muy afectados por el virus, se sienten perseguidos por el mundo exterior
Coronavirus en España: últimas noticias de la desescalada, en directo

Recorrido por el barrio ultraortodoxo de Nueva York en el punto de mira por el coronavirus
Demasiada (Peter Gerber / AP) VER GALERÍA
FRANCESC PEIRÓN | NUEVA YORK, EE.UU. CORRESPONSAL
02/05/2020 06:00 | Actualizado a 02/05/2020 11:25
El saludo consiste en una disculpa. “Si no fuera por el coronavirus te invitaría a entrar en mi casa”, comenta Yochonon Donn desde el umbral de la puerta.

Baja los cinco escalones y señala el acceso a la parte trasera, a un jardín poco cuidado en el que domina una cama elástica de buen tamaño. Media docena de niños, de varias edades, bota que te bota.


“La instalé al empezar el confinamiento”, explica, “Todo son hijos míos”, aclara. ¿Todos?




–Sí, tengo diez.

Un judío ortodoxo de Brooklyn conversa por teléfono protegido con una mascarilla
Un judío ortodoxo de Brooklyn conversa por teléfono protegido con una mascarilla (CAITLIN OCHS / Reuters)AMPLIAR
Donn ya celebró los 43 años. El mayor de sus descendientes, que cumplió los 20, luce sombrero negro y una barba tan densa o más que la de su padre, pero de pelo azabache y sin canas. Hace de vigilante de los saltarines, entre los que la más pequeña, de seis meses, disfruta a lo grande.
“Hay hogares que todavía cuentan con más hijos”, apostilla.
Esta es una familia de hasídicos, vecinos del barrio de Borough (Boro) Park, uno de los principales asentamientos de judíos ultraortodoxos en Brooklyn, y de Nueva York en general.
Los judíos de Nueva York se han visto obligados a incluir las mascarillas en sus atuendos clásicos
Los judíos de Nueva York se han visto obligados a incluir las mascarillas en sus atuendos clásicos (CAITLIN OCHS / Reuters)AMPLIAR
“Las estadísticas de la ciudad, indican que este barrio es el que tiene una edad media más baja, con más niños”, cuenta Donn, periodista en medios hasídicos.
Asegura que en esta zona existe un centenar de escuelas, la mayoría yeshivas, las que acogen sólo a sus niños y que se centran en las enseñanzas religiosas, y a las que se les achaca su desconexión respecto a la formación secular.
El impacto del virus
Los ultraortodoxos han sufrido en proporción uno de los mayores ratios de casos

Qué contraste con lo que dice a continuación, quitándose las gafas, empañadas por el efecto de la máscara al respirar. “No creo que ni una familia de la comunidad no haya sufrido alguna muerte o que no conozca a alguien que ha fallecido por el virus ”, lamenta.
La vida y la muerte, tan presente entre los ultraortodoxos, uno de los grupos más castigados por el impacto de la Covid-19. El contagio se ha llevado de este mundo a influyentes líderes religiosos y a una cantidad desproporcionada de ciudadanos que, a partir de datos oficiales, exceden a otros grupos étnicos o religiosos. La prensa ultraortodoxa informa de cerca de un millar de difuntos.
“En todas las sinagogas se han producido defunciones”, reitera Donn. Él mismo reconoce la cercanía de esas fatalidades, en familias densas y viviendas pequeñas con varias generaciones, de abuelos a nietos, bajo el mismo techo. Han caído el suegro de su hermano y el vecino, miembro de su templo.
Multitudinario funeral en memoria del rabino Chain Mertz en Brooklyn
Multitudinario funeral en memoria del rabino Chain Mertz en Brooklyn (Todd Maisel / AP)AMPLIAR
“Me quedé en el porche mostrando mi respeto al coche fúnebre”, subraya.
Donn y otra decena de entrevistados, unos con nombre y otros anónimos, coinciden en defender que aplican las reglas de distancia social, que no celebran bodas o funerales y que han cerrado sus escuelas y sinagogas.
Unos cuantos hechos, sin embargo, les desmienten en no pocas ocasiones. Sin ir más lejos, esta semana. Este jueves la policía desbarató una procesión fúnebre en Boro Park, con unos 150 concentrados, sin que faltaran escenas de tensión. Horas antes, en Williamsburg, otro de los barrios que forma parte de su paisaje, los uniformados tuvieron que intervenir en tres templos.
El momento de mayor confrontación se registró el martes en Williamsburg. Al menos 2.000 hasídicos se concentraron en la avenida Bedford para honrar al rabino Chain Mertz, otro de los muertos por el patógeno.
Bill de Blasio avisa a la comunidad judía: 'El tiempo de los avisos se ha acabado'
Bill de Blasio avisa a la comunidad judía: 'El tiempo de los avisos se ha acabado' (SPENCER PLATT / AFP)AMPLIAR
Según su versión, habían llegado a un acuerdo con la policía, corrió el rumor de ese pacto, a condición de acudir con máscara, y se desbordó el plan de contención. La policía intervino para disolver la marcha. El alcalde Bill de Blasio tuiteó: “Mi mensaje a la comunidad judía y a todas la comunidades es simple: el tiempo de los avisos se ha acabado”. Esto enfureció a los judíos.

Mayor Bill de Blasio

@NYCMayor

https://twitter.com/NYCMayor/status/1255309615883063297

My message to the Jewish community, and all communities, is this simple: the time for warnings has passed. I have instructed the NYPD to proceed immediately to summons or even arrest those who gather in large groups. This is about stopping this disease and saving lives. Period.

34 mil

3:35 - 29 abr. 2020
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55,5 mil personas están hablando de esto



“Esto que dijo no lo habría dicho de otras minorías”, replica Yosef Rapaport, hasídico de 65 años, residente en Boro Park y consultor de medios para organizaciones juveniles. “La gente ha de ser responsable de lo que hace mal, pero no puedes hacer responsable a más de un millón de judíos que viven en Nueva York, ¿ese es el mensaje?”, añade.
Factura mortal
Los medios judíos ultras señalan que han muerto cerca de un millar en su comunidad

De Blasio se disculpó al día siguiente. Aunque lamentó su expresión, reiteró que esa reunión “puso en peligro la vida de los participantes y de los policías”.
“Aceptamos las disculpas”, responde el rabino Avi Shafran, director de asuntos públicos de Agudath Israel of America, organización paraguas de colectivos hasídicos. “El alcalde, en el calor del momento, preocupado por la salud de los ciudadanos en el funeral, estaba comprensiblemente molesto”, recalca.
Esto no evita el reproche. “Se equivocó al señalar a la comunidad judía por violar las normas. No sólo para la gran mayoría de judíos, incluidos los ortodoxos, es fastidioso acatar las normas. Ese mismo día, multitudes de personas se reunieron para ver el show de los Blue Angels en el cielo de Nueva York y no se criticó nada”, remarca el rabino.Los Blue Angels es la escuadra del ejército de Estados Unidos que sobrevoló la Gran Manzana en agradecimiento a los que trabajan en la primera línea contra el coronavirus.
Una familia judía pasea por las calles de Nueva York
Una familia judía pasea por las calles de Nueva York (SPENCER PLATT / AFP)AMPLIAR
Estas palabras ponen de relieve la dificultad de impedir las concentraciones, cosa aún más desalentadora ante la llegada del tiempo primaveral.
Hay matices. Sumergirse en Boro Park, barrio frondoso de edificios de poca altura, es como entrar en otra ciudad, y no sólo por la distintiva forma de vestir de los hasídicos. El eje central, en la avenida 13, denominada Raoul Wallenberg Way en la confluencia con la calle 40, reúne pequeños establecimientos, pastelerías, supermercados y restaurantes kosher –no hay bares, ni tampoco cines– o tiendas de arte ceremonial judío.
A diferencia de Manhattan en esta época, las aceras están muy concurridas. Ellos con sus sombreros, sus barbas, sus sidelocks (esos mechones de pelo que les caen por cada lado de la cara) y sus levitas. Ellas con sus pelucas. Coinciden en el color oscuro, en una sociedad muy segregada por géneros. Y los niños en multitud.
La policía no pudo evita una gran aglomeración de personas en el homenaje al rabino Chain Mertz
La policía no pudo evita una gran aglomeración de personas en el homenaje al rabino Chain Mertz (Peter Gerber / AP)AMPLIAR
Tal vez sea por el efecto del confinamiento, pero por las calles no se observa prácticamente nadie diferente a los ultraortodoxos, descontados algunos hispanos que desarrollan las tareas laborales “de carga”.
Los carteles en yiddish predominan. Cuenta Yosef Rapaport que en una par de kilómetros cuadrados existen al menos 350 sinagogas, más pequeñas o más grandes, pero todas muy concurridas hasta que se propagó el contagio.
Si en Manhattan las máscaras son un lugar común, en este otro barrio ganan, y por goleada, los que no las utilizan. Negocios no esenciales, tipo joyerías, están abiertos como si nada.
La disculpa
El alcalde lamentó haber culpado a todos los judíos debido a un funeral masivo

En este barrio ha habido más de 6.000 positivos, lo que lo convierte en el quinto código postal con más casos en la ciudad.
“La comunidad está más centrada en la vida colectiva que en la individual”, indica Samuel Heilman, profesor de sociología del Queens College que se dedica a estudiar a los ultraortodoxos. “Comparten la cultura de que el mundo exterior, la cultura contemporánea, son peligrosos y corrosivos para sus valores”, prosigue. Viven en un gueto, caracterizado por ingresos bajos, pero en sentido opuesto. Por lo general es de fuera hacia dentro y el suyo va de dentro hacia afuera.
“Tienen tres métodos para mantenerse cohesionados: una educación limitada a su religión, demonizar el exterior y su apariencia, que garantiza que se reconocen unos a otros”, matiza.
Un judío observa un coche fúnebre en el barrio de Borough Park
Un judío observa un coche fúnebre en el barrio de Borough Park (SPENCER PLATT / AFP)AMPLIAR
“Su vida colectiva y cerrada, su insularidad, ha sido la fuente de su fuerza para sobrevivir. Y, a la vez, son víctimas de sus creencias y de su propio punto de vista. Han aceptado que viven con reglas diferentes al exterior”, insiste.
“El trauma generacional tiene un gran efecto en la capacidad de la comunidad para aceptar medidas extremas impuestas desde fuera. Cerrar sinagogas y escuelas nos trae a la memoria los días oscuros en una comunidad que consiste en esencia en descendientes del Holocausto”, replica Meyer Labin, escritor en lengua yiddish, nacido en Wiliamsburg.
El barrio
Boro Park, en Brooklyn, parece otra ciudad, con las aceras y tiendas llenas de hasídicos

El templo, al que acuden tres veces al día, no sólo es un sitio para rezar. “Es el lugar de la vida diaria, donde te reúnes con los amigos. El 90% no tiene Facebook ni redes sociales, virtualmente no hay televisión en los hogares hasídicos y el acceso a internet es muy limitado”, apostilla.
Señala que su comunidad no ha sido negligente con el virus. La falta de información y su existencia comunitaria facilitaron la propagación. “Pero afirmar que no valoramos la vida humana o que somos egoístas refleja una carencia de entendimiento”, concluye.
Una última pregunta a Donn antes de abandonar su jardín.
–¿Por qué hay tantos en su comunidad que no llevan máscara?
–Tal vez porque se les empañan las gafas.
 
Por poner notocias internacionales. Los neoyorkinos y sus judios ultraotodoxos parecen tener un problema

Recorrido por el barrio ultraortodoxo de Nueva York en el punto de mira por el coronavirus
12
Los hasídicos, muy afectados por el virus, se sienten perseguidos por el mundo exterior
Coronavirus en España: últimas noticias de la desescalada, en directo

Recorrido por el barrio ultraortodoxo de Nueva York en el punto de mira por el coronavirus
Demasiada (Peter Gerber / AP) VER GALERÍA
FRANCESC PEIRÓN | NUEVA YORK, EE.UU. CORRESPONSAL
02/05/2020 06:00 | Actualizado a 02/05/2020 11:25
El saludo consiste en una disculpa. “Si no fuera por el coronavirus te invitaría a entrar en mi casa”, comenta Yochonon Donn desde el umbral de la puerta.

Baja los cinco escalones y señala el acceso a la parte trasera, a un jardín poco cuidado en el que domina una cama elástica de buen tamaño. Media docena de niños, de varias edades, bota que te bota.


“La instalé al empezar el confinamiento”, explica, “Todo son hijos míos”, aclara. ¿Todos?




–Sí, tengo diez.

Un judío ortodoxo de Brooklyn conversa por teléfono protegido con una mascarilla
Un judío ortodoxo de Brooklyn conversa por teléfono protegido con una mascarilla (CAITLIN OCHS / Reuters)AMPLIAR
Donn ya celebró los 43 años. El mayor de sus descendientes, que cumplió los 20, luce sombrero negro y una barba tan densa o más que la de su padre, pero de pelo azabache y sin canas. Hace de vigilante de los saltarines, entre los que la más pequeña, de seis meses, disfruta a lo grande.
“Hay hogares que todavía cuentan con más hijos”, apostilla.
Esta es una familia de hasídicos, vecinos del barrio de Borough (Boro) Park, uno de los principales asentamientos de judíos ultraortodoxos en Brooklyn, y de Nueva York en general.
Los judíos de Nueva York se han visto obligados a incluir las mascarillas en sus atuendos clásicos
Los judíos de Nueva York se han visto obligados a incluir las mascarillas en sus atuendos clásicos (CAITLIN OCHS / Reuters)AMPLIAR
“Las estadísticas de la ciudad, indican que este barrio es el que tiene una edad media más baja, con más niños”, cuenta Donn, periodista en medios hasídicos.
Asegura que en esta zona existe un centenar de escuelas, la mayoría yeshivas, las que acogen sólo a sus niños y que se centran en las enseñanzas religiosas, y a las que se les achaca su desconexión respecto a la formación secular.
El impacto del virus
Los ultraortodoxos han sufrido en proporción uno de los mayores ratios de casos

Qué contraste con lo que dice a continuación, quitándose las gafas, empañadas por el efecto de la máscara al respirar. “No creo que ni una familia de la comunidad no haya sufrido alguna muerte o que no conozca a alguien que ha fallecido por el virus ”, lamenta.
La vida y la muerte, tan presente entre los ultraortodoxos, uno de los grupos más castigados por el impacto de la Covid-19. El contagio se ha llevado de este mundo a influyentes líderes religiosos y a una cantidad desproporcionada de ciudadanos que, a partir de datos oficiales, exceden a otros grupos étnicos o religiosos. La prensa ultraortodoxa informa de cerca de un millar de difuntos.
“En todas las sinagogas se han producido defunciones”, reitera Donn. Él mismo reconoce la cercanía de esas fatalidades, en familias densas y viviendas pequeñas con varias generaciones, de abuelos a nietos, bajo el mismo techo. Han caído el suegro de su hermano y el vecino, miembro de su templo.
Multitudinario funeral en memoria del rabino Chain Mertz en Brooklyn
Multitudinario funeral en memoria del rabino Chain Mertz en Brooklyn (Todd Maisel / AP)AMPLIAR
“Me quedé en el porche mostrando mi respeto al coche fúnebre”, subraya.
Donn y otra decena de entrevistados, unos con nombre y otros anónimos, coinciden en defender que aplican las reglas de distancia social, que no celebran bodas o funerales y que han cerrado sus escuelas y sinagogas.
Unos cuantos hechos, sin embargo, les desmienten en no pocas ocasiones. Sin ir más lejos, esta semana. Este jueves la policía desbarató una procesión fúnebre en Boro Park, con unos 150 concentrados, sin que faltaran escenas de tensión. Horas antes, en Williamsburg, otro de los barrios que forma parte de su paisaje, los uniformados tuvieron que intervenir en tres templos.
El momento de mayor confrontación se registró el martes en Williamsburg. Al menos 2.000 hasídicos se concentraron en la avenida Bedford para honrar al rabino Chain Mertz, otro de los muertos por el patógeno.
Bill de Blasio avisa a la comunidad judía: 'El tiempo de los avisos se ha acabado''El tiempo de los avisos se ha acabado'
Bill de Blasio avisa a la comunidad judía: 'El tiempo de los avisos se ha acabado' (SPENCER PLATT / AFP)AMPLIAR
Según su versión, habían llegado a un acuerdo con la policía, corrió el rumor de ese pacto, a condición de acudir con máscara, y se desbordó el plan de contención. La policía intervino para disolver la marcha. El alcalde Bill de Blasio tuiteó: “Mi mensaje a la comunidad judía y a todas la comunidades es simple: el tiempo de los avisos se ha acabado”. Esto enfureció a los judíos.

55,5 mil personas están hablando de esto


“Esto que dijo no lo habría dicho de otras minorías”, replica Yosef Rapaport, hasídico de 65 años, residente en Boro Park y consultor de medios para organizaciones juveniles. “La gente ha de ser responsable de lo que hace mal, pero no puedes hacer responsable a más de un millón de judíos que viven en Nueva York, ¿ese es el mensaje?”, añade.
Factura mortal
Los medios judíos ultras señalan que han muerto cerca de un millar en su comunidad

De Blasio se disculpó al día siguiente. Aunque lamentó su expresión, reiteró que esa reunión “puso en peligro la vida de los participantes y de los policías”.
“Aceptamos las disculpas”, responde el rabino Avi Shafran, director de asuntos públicos de Agudath Israel of America, organización paraguas de colectivos hasídicos. “El alcalde, en el calor del momento, preocupado por la salud de los ciudadanos en el funeral, estaba comprensiblemente molesto”, recalca.
Esto no evita el reproche. “Se equivocó al señalar a la comunidad judía por violar las normas. No sólo para la gran mayoría de judíos, incluidos los ortodoxos, es fastidioso acatar las normas. Ese mismo día, multitudes de personas se reunieron para ver el show de los Blue Angels en el cielo de Nueva York y no se criticó nada”, remarca el rabino.Los Blue Angels es la escuadra del ejército de Estados Unidos que sobrevoló la Gran Manzana en agradecimiento a los que trabajan en la primera línea contra el coronavirus.
Una familia judía pasea por las calles de Nueva York
Una familia judía pasea por las calles de Nueva York (SPENCER PLATT / AFP)AMPLIAR
Estas palabras ponen de relieve la dificultad de impedir las concentraciones, cosa aún más desalentadora ante la llegada del tiempo primaveral.
Hay matices. Sumergirse en Boro Park, barrio frondoso de edificios de poca altura, es como entrar en otra ciudad, y no sólo por la distintiva forma de vestir de los hasídicos. El eje central, en la avenida 13, denominada Raoul Wallenberg Way en la confluencia con la calle 40, reúne pequeños establecimientos, pastelerías, supermercados y restaurantes kosher –no hay bares, ni tampoco cines– o tiendas de arte ceremonial judío.
A diferencia de Manhattan en esta época, las aceras están muy concurridas. Ellos con sus sombreros, sus barbas, sus sidelocks (esos mechones de pelo que les caen por cada lado de la cara) y sus levitas. Ellas con sus pelucas. Coinciden en el color oscuro, en una sociedad muy segregada por géneros. Y los niños en multitud.
La policía no pudo evita una gran aglomeración de personas en el homenaje al rabino Chain Mertz
La policía no pudo evita una gran aglomeración de personas en el homenaje al rabino Chain Mertz (Peter Gerber / AP)AMPLIAR
Tal vez sea por el efecto del confinamiento, pero por las calles no se observa prácticamente nadie diferente a los ultraortodoxos, descontados algunos hispanos que desarrollan las tareas laborales “de carga”.
Los carteles en yiddish predominan. Cuenta Yosef Rapaport que en una par de kilómetros cuadrados existen al menos 350 sinagogas, más pequeñas o más grandes, pero todas muy concurridas hasta que se propagó el contagio.
Si en Manhattan las máscaras son un lugar común, en este otro barrio ganan, y por goleada, los que no las utilizan. Negocios no esenciales, tipo joyerías, están abiertos como si nada.
La disculpa
El alcalde lamentó haber culpado a todos los judíos debido a un funeral masivo

En este barrio ha habido más de 6.000 positivos, lo que lo convierte en el quinto código postal con más casos en la ciudad.
“La comunidad está más centrada en la vida colectiva que en la individual”, indica Samuel Heilman, profesor de sociología del Queens College que se dedica a estudiar a los ultraortodoxos. “Comparten la cultura de que el mundo exterior, la cultura contemporánea, son peligrosos y corrosivos para sus valores”, prosigue. Viven en un gueto, caracterizado por ingresos bajos, pero en sentido opuesto. Por lo general es de fuera hacia dentro y el suyo va de dentro hacia afuera.
“Tienen tres métodos para mantenerse cohesionados: una educación limitada a su religión, demonizar el exterior y su apariencia, que garantiza que se reconocen unos a otros”, matiza.
Un judío observa un coche fúnebre en el barrio de Borough Park
Un judío observa un coche fúnebre en el barrio de Borough Park (SPENCER PLATT / AFP)AMPLIAR
“Su vida colectiva y cerrada, su insularidad, ha sido la fuente de su fuerza para sobrevivir. Y, a la vez, son víctimas de sus creencias y de su propio punto de vista. Han aceptado que viven con reglas diferentes al exterior”, insiste.
“El trauma generacional tiene un gran efecto en la capacidad de la comunidad para aceptar medidas extremas impuestas desde fuera. Cerrar sinagogas y escuelas nos trae a la memoria los días oscuros en una comunidad que consiste en esencia en descendientes del Holocausto”, replica Meyer Labin, escritor en lengua yiddish, nacido en Wiliamsburg.
El barrio
Boro Park, en Brooklyn, parece otra ciudad, con las aceras y tiendas llenas de hasídicos

El templo, al que acuden tres veces al día, no sólo es un sitio para rezar. “Es el lugar de la vida diaria, donde te reúnes con los amigos. El 90% no tiene Facebook ni redes sociales, virtualmente no hay televisión en los hogares hasídicos y el acceso a internet es muy limitado”, apostilla.
Señala que su comunidad no ha sido negligente con el virus. La falta de información y su existencia comunitaria facilitaron la propagación. “Pero afirmar que no valoramos la vida humana o que somos egoístas refleja una carencia de entendimiento”, concluye.
Una última pregunta a Donn antes de abandonar su jardín.
–¿Por qué hay tantos en su comunidad que no llevan máscara?
–Tal vez porque se les empañan las gafas.


para poner en contexto al alcalde de nueva York, que para mi solo se equivoco en hablar de los judios en general (que son un 12% de la poblaciónd e Nueva York o sea un millón) y no de los hasídicos en concreto (que son los que meten el lío), pero lo mismo acusa a los hasidicos en concreto y aun reaccionan peor ... miren este video en plena pandemia y con prohibición de reunión, para colmo el rabino habia muerto de ... coronavirus




nah el alcalde se enfadó por nada :banghead::banghead::banghead::banghead::banghead::banghead::banghead:

a las concentraciones religiosas hay que atarlas en corto o se desmadran

en nuestro caso ha habido pocos problemas porque el Vaticano facilitó las telemisas desde el momento 1, y solo cuatrto voxeros y opusinos han protestado porque desde la alta curia han colaborado mucho.
 
Última edición:
Sinceramente, tienes toda la razón. La culpa de los contagiosa del 8 m es de Ayuso, que aunque hubiera miles de personas en manifestaciones, mítines y partidos de fútbol evidentemente fuel el aforo de los bares de a 30 o 40 personas por establecimiento los que dispararon el contagio.
También es evidente que si hay miles de personal sanitario contagiado se debe a que ,a pesar de que el mando único les ha suministrado los materiales de protección más sofisticados que hay en el mercado, ellos son torpes y no saben usarlos. Y no saben por culpa de esperanza Aguirre y Rajoy, todavía no se sabe porque, pero fijo que es por su culpa.
En el caso de los muertos que culpa tiene el gobierno si a todos los ancianos de este país les da por salir a la calle y abrazar a sus familias, si es son unos descerebrados.
Vamos a proponer al gobierno de España a premio nobel de la paz por su buena gestión. Serán citados como ejemplo en los anales de la historia por su buena gestión.









Totalmente de acuerdo





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pues yo veo que hay distancia de seguridad entre los runners, es decir no hay corrillos ni gente apelotonada, y que mucha gente sencillamente está paseando acompañada (se puede si se convive con dicha persona) si fiuera asi todo Barcelona y madrid ya valia. Yo temo cosas mucho peores (eso es bilbao creo)
 
Me han mandado unas imágenes ahora de un sitio con playa y parece un hormiguero. Es un sitio que frecuento y parece un día normal, de tiempos normales. Cientos de personas en el agua, cientos de personas en el paseo... Flipo.
 

Hay gente que parece que desayuna vinagre. Yo ahí veo gente andando y gente corriendo, no están unos encima de otros ni en corros, se mantienen las distancias. Qué problema hay?
Y algunas de las fotos que salen de gente apelotonada son consecuencia de como se hacen, ya se dijo por ejemplo en la foto de San Sebastián que abrió periódicos hace una semana.
Pero bueno quien quiera quejarse siempre encontrará una excusa.
 
pues yo veo que hay distancia de seguridad entre los runners, es decir no hay corrillos ni gente apelotonada, y que mucha gente sencillamente está paseando acompañada (se puede si se convive con dicha persona) si fiuera asi todo Barcelona y madrid ya valia. Yo temo cosas mucho peores (eso es bilbao creo)
Si es Bilbao. El paseo de la ría. Yo no he salido , pero gente de mi círculo que ha salido dice que petado todo. Que un festivo normal no está como hoy.
Yo desde la terraza también he visto el paseo de la playa a tope.
Mis hijos y mi sobrina han madrugado mucho y ni tan mal. Han estado una horita y vuelta a casa.
 
Me han mandado unas imágenes ahora de un sitio con playa y parece un hormiguero. Es un sitio que frecuento y parece un día normal, de tiempos normales. Cientos de personas en el agua, cientos de personas en el paseo... Flipo.

Luego todos a aplaudir a las 20h, a decir pobrecito los sanitarios y que pena los fallecidos ??‍♀️
 
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