Coronavirus

Claro, pero la mayoria no saben ni lo q es trabajar. Yo exigiria q todos los diputados y senadores tuvieran un trabajo al q reincorporarse si dejan el escaño sin pensiones ni leches, y asi nos ahorrariamos un dineral.
Como hizo Mariano Rajoy, el único ex presidente que renunció a su pensión vitalicia, y volvió a su trabajo anterior.
Algún día se le reconocerá...
 
Piel de gallina ,


La crónica de David Tejera, contagiado por el coronavirus : "Pesas como plomo. Miedo, mucho. Y viene otra noche. Te ahogas"

EL MUNDO
Madrid
Lunes, 13 abril 2020 - 19:34

El periodista y escritor cuenta en primera persona su angustia diaria durante el ingreso en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid

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De la preocupación al miedo, de la incredulidad ante la falta de material a la angustia por el oxígeno que no llega a los pulmones, del absoluto desplome físico a la furia final. Por todos esos estadios ha pasado el periodista y escritor David Tejera, quien ha permanecido diez días debilitado por el coronavirus Covid-19 y al borde del ingreso en la UCI en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Una dura experiencia que ha condensado en un relato en primera persona.

"Empiezas a pensar de todo. De todo. Si volverás a ver a los tuyos, cuándo viste a tus hijos por última vez, cuándo a tu mujer. Si esto acaba así o no. Si habrá más paseos, más mar, más bosques, más música, más amigos, más risas para ti o no. Así de crudo", narra David Tejera quien, además de haber trabajado como periodista en Antena 3, CNN+, Noticias Cuatro y Mediaset, es autor de las novelas 'La senda de los locos' y 'Seis peces azules', galardonadas ambas en el Premio Ateneo de Sevilla.




Antes del ingreso, David Tejera ya había denunciado en su cuenta de Twitter que no se había realizado la prueba del coronavirus a "13 ó 14 casos" con "síntomas clarísimos" en su entorno, lo que le hacía dudar de la dimensión de la pandemia que ofrecían las cifras oficiales. "Los datos siempre han sido un engañabobos", subrayó hace unos días.
En su crónica, la de "un contagiado cualquiera", retrata el dolor vivido y expresa el agradecimiento a todo el personal sanitario que ha hecho posible sus restablecimiento. Y aunque todavía no ha recuperado la voz, este relato periodístico que ha difundido en Twitter resulta muy expresivo.
'CRÓNICA DE UN CONTAGIADO CUALQUIERA', EL TESTIMONIO ÍNTEGRO DE DAVID TEJERA
Al quinto día de enfermedad ya es evidente. No respiras bien. En el ambulatorio lo confirman, los pulmones no están funcionando correctamente. Es urgente ir al hospital. Ya vives con mascarilla. El resto del mundo a tu alrededor también. Y los que no han conseguido una llevan pañuelos, bufandas, servilletas, trapos. Eres capaz de llegar conduciendo y cuando te dicen que van a hacerte una placa, solo piensas que el daño sea menor, qué tratamiento te pondrán y, desde luego, volver a casa. Pero una doctora joven y con gafas te anuncia "tienes una mancha en los pulmones, te quedas ingresado". Hay que avisar. Caes en la cuenta de que no tienes cargador y tu móvil está al 70 %. Así que llamas y avisas de todo. "Al menos estaré vigilado. Mejor así". Es martes.
Entras en una gran sala de urgencias. Abarrotada. Es como las escenas de guerra. Cuerpos derrumbados en camas, sillones. Sufrimiento por metro cuadrado. Muchos tosen, otros tiritando, otros piden ayuda porque se ahogan, y otros se dejan caer, vencidos por la fiebre y el miedo. Vuelan las enfermeras, los médicos. Tienen más de cien personas a las que atender.
Cuando te dan un pijama ya sabes que no volverás a casa tan pronto. Te han abierto una vía en el brazo izquierdo. Estás con 39 grados y hay que empezar a medicarte. En esas primeras horas ves gente mayor llorar, convencida de que no saldrá de esta porque tiene el corazón tocado o sufre de algo crónico. Lloran, hablan por teléfono, se desahogan. Todos están enfermos de lo mismo. Todos contagiados. Casi todos ardiendo. Todos asustados. Alguien te pide que aguantes, van meter un bastoncillo larguísimo en tu nariz. Es un test de covid19. Minutos después de hacértelo escuchas que no sigan. Se han acabado los reactivos, no hay test. No quedan. No hay. Se acabaron los test y esto acaba de empezar.
Pasan horas así. Horas y horas. Como mínimo seis o siete o más. Ni lo sabes. Hasta que, a medianoche, un celador pregunta tu nombre y te dice "nos vamos". La cama rueda por pasillos, gira, rueda, gira, subes en ascensor. Planta 3, habitación 303. Ese será tu sitio. Al otro lado de la cortina naranja hay alguien. Le escuchas toser. Respirar. Él está junto a la ventana. Tú pegado al baño.
Estás agotado y ardiendo. La noche es un trasiego de enfermeras tomando tu temperatura, midiendo tu oxígeno en el dedo, tu ritmo cardíaco, tu presión arterial y sacándote sangre. Te arden las manos, la cabeza. Descubres que la pared de tu derecha está más fría que tú. Pegas la frente, el brazo. Algo alivia. Casi la abrazas. Jamás habías abrazado una pared.
Por la mañana te tranquiliza la doctora, joven. A ti y a tu compañero. "Lo normal es que en tres o cuatro días reaccionéis y podáis volver a casa a recuperar". Sigue la fiebre alta. Muy alta. Siguen los pinchazos y un cóctel de 5 pastillas enormes. Pones cara a tu compañero de habitación. Amable, tranquilo y adicto a los programas de restauración de coches americanos que tú no logras ni mirar. Demasiado revuelto.
No pasan las horas. Te miden cada rato. Aún tienes fuerzas para ir al baño por tu propio pie. Has perdido prácticamente la voz. Los pulmones no acompañan. Pero mandas un mensaje tranquilizador con el recorrido habitual de los enfermos. Te han puesto suero. No comes. La luz de la habitación va cambiando despacio, pero ahí siguen tus 39 grados y el cuerpo molido. La habitación 303 está junto al control y escuchas cada conversación de los sanitarios, a las enfermeras, a los médicos.
Durante ese día empiezas a comprender qué registro de oxígeno es normal y qué registro es bajo. Si estás en 98 sin apoyo , estás bien, si rondas 92-91, estás muy justo y si bajas de 90 deben llevarte a la UCI. Cuando miden a tu compañero siempre pasa de 95 y sin apoyo extra. De hecho le avisan, "dentro de poco te vas a casa". Tú rondas los 92. Al final, deciden ponerte una goma en la nariz y algo de apoyo para respirar mejor. "Tranquilo, es normal". La goma desanima. Te ves más enfermo. La fiebre no se va.
Entre el hospital y los días previos llevas ya una semana a 39. Siguen los coches americanos en la tele. Motores, carrocerías. Tú ni miras. Viene otra noche. Más pastillas, más pinchazos. No lo sabes, pero estás a 24 horas de caer al vacío. Vuelves a abrazar la pared. Escuchas el control. Se han llevado un paciente a la UCI. No aguantaba. Hay que cambiar el pañal a una señora. Falta material. No quedan batas aislantes. Han llegado órdenes de usar bolsas de basura para que los sanitarios se protejan. Reciclar lo que se pueda. No dan crédito. Bolsas de basura y esparadrapo. El mismo trasiego nocturno.
Es jueves. Algo va mal. Los pulmones. Te cuesta respirar. La doctora pide que te pongan antibióticos y el cóctel de pastillas. Ya casi no puedes pronunciar palabra. Un termómetro-pistola repite que tienes fiebre y que sólo baja con antitérmicos. También te suben el oxígeno. Tu vecino 98 sin ayuda, tú apenas 93. Te hacen la cama. Te cuesta aguantar de pie junto al suero. Te vuelven a sacar sangre. Notas que están preocupados. No reaccionas como esperaban. Quieren informar a tu familia. Empiezas a ser un caso delicado.
Ya te cuesta moverte en la cama. Cada gesto. Pesas como plomo. Hasta tus manos. No ves luz por ningún lado. Deben subirte el oxígeno. Tu compañero de habitación te anima, "tranquilo". Casi ni quieres informar a los tuyos. Vas cayendo hora a hora. Has ido al baño y has vuelto ahogándote a por oxígeno. A la desesperada. Miedo, mucho. Los controles lo confirman. Y viene otra noche. Te ahogas. Te suben el oxígeno a tope. Al menos la fiebre ha cedido. En control oyes tu nombre varias veces. No duermes casi ni una hora.
Amanece y necesitas hablar con un médico. Que te explique lo que está pasando. Es viernes. A tu vecino le dan el alta y llega tu turno. "Estás en el límite. Vamos a ponerte máscara de oxígeno, más potencia, no reaccionas como esperamos, si no mejoras te llevamos a la UCI". Ya no puedes ir al baño. Ni siquiera te levantas. Más pastillas. Más antibiótico. Cortisona en vena. Empiezas a estar literalmente acojonado. Y aún más cuando compruebas que, efectivamente, algunas enfermeras van con bolsas de basura y esparadrapos. Que están desbordadas, agotadas. Que te vigilan todo lo que pueden.
Durante el día no paran de subirte el oxígeno. A mediodía ya está ocupada la cama de al lado. Otro paciente con principio de neumonía y fiebre. No está grave. Empiezas a pensar de todo. De todo. Si volverás a ver a los tuyos, cuándo viste a tus hijos por última vez, cuándo a tu mujer. Si esto acaba así o no. Si habrá más paseos, más mar, más bosques, más música, más amigos, más risas para ti o no. Así de crudo. Tú no puedes, pero han ido informando a casa de tu estado. Y no lo ves, pero tu casa es un mar de lágrimas y estrés. Tu mujer saca fuerzas de donde puede. Tu entorno está temblando de miedo. Ya no funciona la tele, se ha roto el mando.
Cuando cae la noche eres como polvo de yeso. Ni gota de agua en tu cuerpo. Bebes cada 20 segundos. Te estorba la máscara. Necesitas más beber. Pides hablar con un médico de urgencia para decirle que puedes desmayarte en cualquier momento. Te explica que están pendientes. Mucho. Que si bajas de 90, a la UCI. Es hora de dormir y no paras de beber. Tres veces o cuatro por minuto. Te ahoga la máscara. Cuando entran dos enfermeros te ven sin ella. Estas por debajo de 90. "No respiro, necesito beber". "Ni se te ocurra quitártela.¿ Cómo te ves? Si no puedes vamos a la UVI. ¿Aguantas, aguantas? Si no puedes, aviso y nos vamos ya". "No sé . Lo intento. Necesito agua". Me traen una pastilla. La meten debajo de la lengua. Pasan un par de minutos y el cuerpo se relaja un poco. Por algún misterio ya no bebes tanto. Aguantas la máscara. Sube el oxígeno: 91-92. Te duermes, rendido. Entran mil veces a medirte.
Otra mañana. Sábado. La doctora cuenta que están pensando en llevarte a la UCI. Depende de esas horas. Que hay un momento crítico en pacientes como tú y que hay que saber si vas hacia arriba o hacia abajo. Todo está preparado y tienes plaza si hay que intubar. Eso significa que otros no van a tenerla. ¡Qué está pasando! ¿Dónde estamos? ¿En qué país? Avanza el sábado. Tu nuevo compañero de habitación habla por primera vez. "Creo que hiciste bien aguantando. Me asustaste. Ánimo, chaval". Él va bien. Ya remonta.
Sube tu oxígeno en sangre: 93. No hay fiebre pero no puedes levantarte. Imposible. La máscara a tope aún: 16 litros de oxígeno. Te animan todos: las enfermeras, las auxiliares, los de limpieza, las doctoras. Todos. Encuentras fuerzas para encender el móvil. Cientos de mensajes. Imposible leerlos. Sólo contestas a tu mujer. "Noche horrible. Pero ahora mejor. Con máscara pero respiro. Sin fiebre. Tranquila . Te quiero. Voy a dormir. Estoy roto ".
Cuando vuelven los médicos, ves alivio en su cara. Piensan que puedes estar remontando, te han metido algo para ayudar a los pulmones. Quizá antiinflamatorio. No sabes. Más pastillas, más pinchazos, más ánimo desde la otra cama. Sigues sin hablar. Desde control escuchas que hay 150 personas en urgencias, que apenas quedan camas. También oyes algo sobre certificados de defunción. Que todos deben usar a partir de ahora bolsas de basura bien selladas. Hasta que llegue material. Que hay turnos incompletos, que hay bajas entre los sanitarios. Que ellos también están cayendo. Que hay bajas.
Logras descansar el sábado, aunque el pijama está empapado. En tu cuerpo hay una guerra que te come los músculos y te hunde las uñas de las manos. Tienes la piel cuarteada. Siguen los rituales, pero el oxígeno llega a tu sangre: 93. Ritmo cardíaco siempre bajo. Muy bajo. Y venga pastillas.
El domingo eres capaz de devolver los buenos días. Van a quitarte el suero y debes intentar desayunar. Te incorporas. Inestable como una barca. Logras beber y masticar algo, alternando con la máscara. Vuelta a la cama. La doctora dice algo que ni soñaste escuchar: "Creo que lo peor ha pasado. Al fin reaccionas. Empezamos a probar a bajarte oxígeno. Estás en 95". Lloras por dentro y luego por fuera. Ves luz. Y escribes un par de mensajes para ahorrar sufrimiento. El wasap revienta.
Pesan los días enfermo. Cada minuto a solas. Piensas en todo y ahorras cada átomo de energía porque sigues siendo plomo. El control no para. No para. De una habitación a otra, de un paciente a otro. Necesitan camas. Te puede la tentación y miras noticias en el móvil. Desolador. Fuera hay una guerra. Incluso ves algún nombre que ha caído. Te hunde y tienes que apagar.
Cada noche sudas el pijama y el lunes te atreves a ir al baño por tu pie. Eres un muñeco de trapo que se tambalea. Ir y volver, 6 metros en total, es un maratón. Necesitas oxígeno. Te desanima. Pero lo has hecho. Al otro lado de la cortina naranja tu segundo compañero recibe buenas noticias. Se va a casa después de comer. Lo cuenta a los suyos, feliz. Tú te quedas. Al menos te confirman que vas mejorando. Van a bajar el oxígeno a 10. Tus registros no son tan malos. "Sigue así ". No contestas. Sigues sin voz. Sólo un hilo. Te cambias el pijama. El virus te ha comido las piernas, los brazos, el pecho. ¡Qué gusto ir a mear tú solo!
Recuperas el lunes. Comes y cenas cuatro pinchadas. Confirman que no hay fiebre, que aguantas la bajada de oxígeno de la máscara. Cuando cae la noche llega el tercer compañero de habitación. Tampoco parece muy grave pero está asustado. Le oyes toser y hablar con los suyos. Tiene fiebre.
Una noche más. Llega el martes. Desayunas un poco. Los médicos van a probar a quitarte la máscara, ponerte una goma y bajar más. Siguen confiados y tú tomando pastillas. Te sientas en la cama y aguantas, vas al baño y vuelves. Los niveles ya están lejos del 90. A veces pasas de 95. Hay órdenes en el control. Una señora camino de la UCI. Llamada informando a sus familiares. Oyes a dos enfermeras llorar. Consolarse en voz baja. "Tía es que ella no va a salir. Ya lo verás". Horas después hay un aplauso en el pasillo. Por lo que creo entender un hombre muy mayor tiene el alta. Se va.
Te han dicho que cambies de postura. Que te pongas boca abajo todo lo que puedas, o de costado, para liberar tus pulmones. Sigues débil . Muchísimo. También es verdad que te están quitando apoyos y que te sientas y vas al baño sin caerte. Debe estar nublado fuera. Entra poca luz. La doctora escucha los pulmones, mide oxígeno, da orden de bajarlo al mínimo y pide que te muevas algo por la habitación. Estás en 96. "Mañana jueves o el viernes, si sigues evolucionando, quizá puedas ir a casa". Obedeces. Te mueves. Quieres irte y estar más fuerte de lo que estás en realidad. Empujas lo que puedes porque tienes la cabeza destrozada, a pesar de las buenas noticias. Necesitas verte fuera. La caída al vacío te ha agujereado. Lo que has visto y escuchado, también.
Haces más de lo que debes. La última noche, hay una abuela que pide algo cada cuarto de hora. No oye bien y grita. Las enfermeras también. Tu habitación está al lado. Nadie pega ojo. Te da lástima pero quieres salir de allí. "Vamos a hacer una cosa. Camina y si lo aguantas bien, te damos el alta después de comer. Estás en 96 de oxígeno sin apoyo". Esa es la propuesta de la doctora al día siguiente. Te pruebas. Te haces el fuerte. Te engañas un poco.
Es jueves. Ya te asusta pasar un día más allí. Te vuelves a probar. No necesitas oxígeno. Aguantas respirando profundo y moviéndote lento. El corazón se acelera cuando, después de comer, entra la misma doctora, Raquel. Te toma registros, 96 de oxígeno, ni rastro de fiebre desde hace días, buena presión, mejorando ritmo cardíaco. "¿Has caminado?" "Mucho". "¿Cómo te ves?" "Muy bien". "Vale, te vas a casa".
Imposible explicar cómo se puede llorar por dentromientras te cuentan medidas de aislamiento y medicación. Te entregan mascarilla, guantes y una bata verde que va a romperse según te la pongas. Tu doctora se despide. "Estuvimos muy preocupados. Espero que vaya todo bien. Suerte". No encuentras las palabras para agradecer lo que han hecho por ti, por ti por todos. De hecho no hay palabras para hacerlo. Te tiende la mano con guante. Antes de darte cuenta te han quitado la vía y has mandado un mensaje. "Salgo ya. Me han dado el alta".
Te vistes, con titubeos, te despides de tu tercer compañero. Le deseas suerte. Ves al salir el famoso control que sólo escuchabas. Cada batalla, las bolsas de basura como uniforme de trabajo, los traslados a la UCI, la fatiga y el miedo por cada rincón. Tapado, te despides. Les llamas héroes, les aplaudes tú. Apenas pueden hacerte caso. No paran de atender pacientes.
Ahí mismo está el ascensor. Bajas tres plantas. Estás en la calle. Desierta. Hace sol. Era cierto, había una guerra... y no ha terminado. Dudas que ése sea tu país. Dudas hasta que sigas ahí. Que sea real. Otros lo han pasado mucho peor que tú. Aún no sabes ni cuántos han caído. Aún no sabes el miedo de llegar a casa. De contagiar a los tuyos. El agotamiento que te espera días y días. Ni imaginas la furia que te cabe dentro cuando mejoras algo. Furia contra los de ahora y los de antes. Furia cuando logras verles en las noticias. Cómo escupen palabras, cómo vuelan las balas desde sus trincheras. La vergüenza ajena. Ni imaginas. Sólo quieres llegar a casa y no retroceder ni un palmo. Dormir.
Leo todo ese texto. Y me doy cuenta de algo. Faltan comas. Sobran puntos. Pero queda mejor. Me pregunto por qué. Me contesto a mí misma. Porque así queda más. Más dramático.

pelma.
 






Funcionarios de la OMS dicen que no está claro si los pacientes con coronavirus recuperados son inmunes a una segunda infección
PUBLICADO LUNES, 13 DE ABRIL DE 2020 11:48 A.M. EDT
MOMENTOS ACTUALIZADOS HACE

William Feuer
@WILLFOIA
Berkeley Lovelace Jr.
@BERKELEYJR
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PUNTOS CLAVE
  • Funcionarios de la Organización Mundial de la Salud dijeron que no todas las personas que se recuperan del coronavirus tienen los anticuerpos para combatir una segunda infección.
  • Esto plantea preocupaciones de que los pacientes no desarrollen inmunidad después de sobrevivir a Covid-19.
  • "Con respecto a la recuperación y luego a la reinfección, creo que no tenemos las respuestas para eso. Eso es desconocido", dijo el Dr. Mike Ryan, director ejecutivo del programa de emergencias de la OMS.
Funcionarios de la Organización Mundial de la Salud dijeron el lunes que no todas las personas que se recuperan del coronavirus tienen los anticuerpos para combatir una segunda infección, lo que aumenta la preocupación de que los pacientes no puedan desarrollar inmunidad después de sobrevivir a Covid-19.
"Con respecto a la recuperación y luego a la reinfección, creo que no tenemos las respuestas a eso. Eso es desconocido", dijo el lunes el Dr. Mike Ryan, director ejecutivo del programa de emergencias de la OMS, en una conferencia de prensa en la sede de la organización en Ginebra. .


Un estudio preliminar de pacientes en Shanghai descubrió que algunos pacientes no tenían "respuesta de anticuerpos detectable", mientras que otros tenían una respuesta muy alta, dijo la Dra. Maria Van Kerkhove, científica principal de la OMS en Covid-19. Si los pacientes que tuvieron una fuerte respuesta de anticuerpos eran inmunes a una segunda infección es "una pregunta separada", agregó.

Más de 300,000 de los 1.87 millones de casos de coronavirus en todo el mundo se han recuperado, señalaron funcionarios de la OMS, y agregaron que necesitan más datos de pacientes recuperados para comprender su respuesta de anticuerpos, si eso les da inmunidad y por cuánto tiempo.

"Eso es algo que realmente necesitamos entender mejor es cómo se ve esa respuesta de anticuerpos en términos de inmunidad", dijo Van Kerkhove.

Ryan dijo que hay preguntas sobre si el virus puede reactivarse después de que un paciente se recupera y da negativo para Covid-19.

"Hay muchas razones por las cuales podemos ver la reactivación de la infección, ya sea con la misma infección u otro agente infeccioso", dijo. En general, "hay muchas situaciones de infección viral en las que alguien no elimina completamente el virus de su sistema". Algunos pacientes también pueden eliminar la infección principal, pero desarrollan una infección bacteriana secundaria, dijo.



Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. Han dicho que está desarrollando una prueba para detectar la presencia de anticuerpos contra el coronavirus para determinar si una persona podría ser inmune a la enfermedad. Si bien dicha prueba puede determinar quién ha estado expuesto al virus, no está claro si puede identificar a los inmunes a la reinfección, según la OMS.

Funcionarios de la OMS también advirtieron el lunes contra el levantamiento de las restricciones de distanciamiento social y la reapertura de negocios, incluso cuando los líderes políticos estadounidenses, desde el presidente Donald Trump hasta el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo , han dicho que esperan reabrir negocios tan pronto como sea seguro hacerlo.

"Si bien Covid-19 acelera muy rápido, desacelera mucho más lentamente. En otras palabras, el camino hacia abajo es mucho más lento que el camino hacia arriba", dijo el lunes el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una conferencia de prensa en la sede de la organización en Ginebra. . "Eso significa que las medidas de control deben levantarse lentamente y con control. No puede suceder de una vez".

Tedros describió una lista de verificación para los países antes de que consideren la posibilidad de levantar las medidas de distanciamiento social:

  • La transmisión del virus debe ser controlada.
  • Debe existir un sistema de vigilancia para detectar, aislar y tratar pacientes.
  • Los brotes en hospitales y hogares de ancianos deben minimizarse.
  • Deben implementarse medidas preventivas en lugares esenciales como escuelas y lugares de trabajo.
  • El riesgo de importar la enfermedad desde el extranjero debe estar bajo control.
"Las medidas de control solo se pueden levantar si se implementan las medidas correctas de salud pública, incluida una capacidad significativa para el rastreo de contactos", dijo Tedros.


Qué miedo madre mía!!
 
Pues ese problema se obvia para pasear perros ( y el perro es mi animal favorito y he tenido perros toda la vida). Mira no, lo siento pero mi opiniónal respecto la tengo clara. Hubiera sido lo mejor permitir paseos controlados a personas con patologías y niños con un adulto. Es completamente perjudicial para la salud. Ya veremos como acaban los pobres que no han segregado las hormonas que deberían o las analíticas que vienen de controles con personas con patologias.
Ha sido una auténtica barbaridad, la prueba es que no hay ningún país que haya hecho esto 5 semanazas y ojo, españa tiene muchísima población viviendo en apartamentos de menos de 100 metros. España no es uk donde la mayoría vive en barrios residénciales con jardín.
Yo creo que no se les deja salir porque no producen, no interesa que se les vea, se les oiga. A los trabajadores se les deja salir para producir. Luego hablarán de conciliación, igualdad.... No se están teniendo en cuenta sus derechos y me duele que prevalezca la economía, aunque la gente se contagie masivamente por falta de medios, a los derechos de los niños. Son el futuro y no se pueden defender.
 
Yo creo que no se les deja salir porque no producen, no interesa que se les vea, se les oiga. A los trabajadores se les deja salir para producir. Luego hablarán de conciliación, igualdad.... No se están teniendo en cuenta sus derechos y me duele que prevalezca la economía, aunque la gente se contagie masivamente por falta de medios, a los derechos de los niños. Son el futuro y no se pueden defender.
Yo creo que es porque son unos cafres, les estallo su incompetencia en la cara y han ido actuando a trompicones. Con los paseos a perros han actuado adecuadamente, por supuesto no se van a enfrentar a las personas ecologistas que muchas votan izquierdas( no lo hacen por los perros). Pero no les interesa lo más mínimo lo que pueda decir el consejo de pediatria ni los médicos con respecto a la salud general. No han escuchado ni una sola vez a los médicos ni lo siguen haciendo. Los médicos se han pronunciado al respecto, no es sano esta medida, tienen serias preocupaciones por otras enfermedades que están sufriendo la cuarentena y que el gobierno al no tener organización todo lo haya supeditado al Covid. Los niños también preocupan, no es sano cero minutos de sol en 5 semanas, es una locura.
Esto lo hacen otros y se arma.
Un plan por la salud como es debido se hace escuchando la opinión médica y elaborando un plan acorde.
 
Una cosa es pedir comida y otra muy distinta es comprar un vestido porque estás aburrida. Si se siguieran las pautas de seguridad no debería haber problema pero te sorprendería ver lo que pasa en algunas empresas donde no hay material de seguridad y otras donde lo hay pero los propios trabajadores pasan de usarlo porque las mascarillas son incómodas, dan calor, etc. Tema aparte que la gente no sabe utilizarlas y está toqueteándolas continuamente.
en change. org habia una petición de un repartidor diciendo que estaba harto de repartir pedidos de ropa y cosas no necesarias, que su vida se estaba tb poniendo en peligro y pedía firmas para solo repartir alimentos y productos básicos.
 
China aisló a menos de un 10 % de su población en su momento más crítico con el coronavirus
Las medidas extremas afectaron solo a algo más de 60 millones de personas en dos provincias

De todas maneras los chinos por su forma de ser, se autoaislan. Aquí en España antes del Estado de Alarma, ya habían desaparecido los chinos.
 
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