Coronavirus

Como se suele decir, no hay mal que por bien no venga
Ya no se podrán comer perros en China: la nueva ley deja de considerarlos como ganado
Se estima que 10 millones de perros y 4 millones de gatos son sacrificados y comidos en China cada año.
Y los murciélagos que?
Madre mía si batman levantara la cabeza
 
Minipantallas faciales para proteger a los bebés contra el coronavirus
Una maternidad de Tailandia coloca dispositivos de protección a los niños recién nacidos

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La incidencia de Covid-19 es mucho menor en los niños que en los adultos de mayor edad, pero toda medida de protección parece poca para un hospital tailandés, que ha mandado colocar pantallas protectoras a los recién nacidos en sus instalaciones para evitarles al máximo la exposición al contagio por el coronavirus.


El centro hospitalario Praram 9 está ubicado en la capital del país, Bangkok, es privado y está dotado de lujosas instalaciones. En las imágenes difundidas por varias agencias, se ve a los recién nacidos en brazos de enfermeras que portan mascarilla y con las pantallas protectoras colocadas sobre la cara, sujetas a la frente por un ceñidor rosa con el logotipo del hospital.

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Tailandia ha sufrido menos que otros países asiáticos el golpe de Covid-19. En el país se han registrado 2.473 casos de la enfermedad y han muerto 33 personas por culpa de la infección. 1.013 pacientes se han recuperado por completo.



Tras las mascarillas, los protectores faciales se han convertido en un objeto deseado. A las soluciones caseras para fabricarlos a partir de carpetas o botellasse unen los diseños de las compañías tecnológicas. Este jueves, Apple presentó uno propio, que permite, según ha divulgado la marca, separar la pantalla plástica del rostro para evitar que se condense el aliento y se empañe.
Las autoridades tailandesas han decretado el estado de emergencia durante al menos un mes, que permite al Gobierno imponer medidas especiales para impedir la expansión del coronavirus. Las medidas restrictivas a la actividad económica no afectan a los trabajadores de la construcción, entre ellos los 600.000 inmigrantes legales que trabajan en ese sector.
La recomendación no parece haber surtido el efecto deseado y, para impedir la celebración de fiestas callejeras con motivo de la celebración del año nuevo lunar, las autoridades han prohibido la venta de bebidas alcohólicas en Bangkok, desde este viernes y durante 10 días. Horas antes de que entrara en vigor la medida, se han registrado colas en los supermercados de numerosos clientes que quería aprovisionarse de alcohol antes de que se activase la restricción de compra. En la capital tailandesa es posible comprar mascarillas en máquinas de vending, fabricadas por presos en las cárceles.
 
Fin a las barreras ‘antituristas’ en pueblos costeros de la Comunidad Valenciana

Las autoridades obligan a los municipios de Peñíscola y Xeracoa retirar las vallas y bloques colocados para frenar la llegada de turistas


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Se blindaron de una posible afluencia masiva de turistas con motivo de la Semana Santa en pleno confinamiento por el estado de alarma a golpe de bloques de hormigón. Ahora una orden expresa de la delegación del gobierno en la Comunidad Valenciana les obliga a desblindar sus accesos en un plazo récord retirando las barreras antituristas.


Dos municipios turísticos: Peñíscola, en la costa norte de la provincia de Castellón, y Xeraco, al sureste de Valencia, recibieron este jueves a primera hora de la tarde una misiva de la delegación del Gobierno instándoles a retirar las vallas y barreras en un margen de cinco horas.



En su comunicado, la delegación se dirige a sendos ayuntamientos, "los únicos que han cortado unilateralmente las calles" –explican a EL PAÍS fuentes de la institución– tras conocer por un informe de la Guardia Civil que se han instalado vallas y bloques de hormigón en la vía pública "que impiden el libre acceso" a cada una de las localidades. Unas restricciones que, indica, "no están contempladas por el Real Decreto 463/2020 de 14 de marzo por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la crisis sanitaria ocasionada por Covid-19".




La delegada, Gloria Calero, rogaba a los dos consistorios a su "inmediata retirada antes de las 20 horas del día de hoy [por este jueves], lo que será comprobado por la Guardia Civil". De no ser así, adviertía, formularía "el correspondiente requerimiento de cumplimiento de la legalidad y posterior impugnación ante la jurisdicción contencioso-administrativa, sin perjuicio de su remisión a la fiscalía".
Sorprendidos y molestos con la orden "y con las formas", desde el Ayuntamiento de Peñíscola su alcalde, Andrés Martínez, pide que se reconsidere la orden dictada porque no han hecho sino "cumplir las medidas contenidas en el Real Decreto". En la localidad, las barreras instaladas desde el pasado 30 de marzo siguen en pie. Explican que por una cuestión de logística no pueden retirar estos elementos en pocas horas porque se requiere de una maquinaria especial, pero el motivo principal para no hacerlo es que la delegación del Gobierno, esgrime el alcalde, alude en su prohibición a una situación que, considera, "no es real". "Solo hemos cortado cinco accesos secundarios, desde donde redirigimos a la gente a los accesos principales, que están abiertos, pero controlados por la Guardia Civil y la policía", apunta el regidor.
Martínez rebate el primero de los argumentos esgrimidos por la delegación del Gobierno, que alegaba que la entrada y salida de vecinos a la población no estaba garantizada. "Hay que decir que esto no es cierto. La entrada y salida de vehículos puede hacerse por la CV-141 y por la carretera Peñíscola-Benicarló", explica. También muestra su desacuerdo con el segundo argumento, que indica que esta medida incumple el real decreto que regula el estado de alarma: "Por lo que respecta a las medidas de confinamiento, hemos sido uno de los ayuntamientos que ha velado desde el minuto uno para que nuestros vecinos no se contagien".
"Esto es lo que vamos a contestar, esperando que la delegación del gobierno rectifique el escrito y mantenga esta situación actual de confinamiento con bloques de hormigón y vallas", señala Andrés Martínez.
Desde el consistorio instan a que se piense en la situación de Peñíscola, una población de apenas 8.000 habitantes empadronados que en una Semana Santa llega a recibir a 80.000 turistas. "Si no rectificaran, Peñíscola tendrá cinco accesos sin control para cuyo control necesitaríamos al menos 30 agentes más", lamenta, al tiempo que incide en lo que puede ocurrir en el próximo puente de mayo.
El aviso vecinal alertando de la presencia de desplazamientos a segundas residencias se ha convertido en otra de las medidas para medir la eficacia del aislamiento en este municipio costero. "Ayer sólo recibimos seis avisos de gente alertando de la presencia de gente de otros municipios en sus urbanizaciones y bloques de apartamentos", señalan. A la espera de una respuesta oficial, que ansían llegue a lo largo de este viernes, Peñíscola sigue con su blindaje.
 
“Todo el mundo en Wuhan padece un trauma”
Los especialistas se preparan para las consecuencias psicológicas de la cuarentena en el foco original de la pandemia

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“Mi hermana está enferma y yo tengo la culpa”, lloraba al otro lado del teléfono una voz de mujer joven. Entre sollozos, explicó que las dos compartían un piso de alquiler en Wuhan. Su hermana menor había querido volver a su localidad natal, pero ella se había negado. Entre el sí y el no, el bloqueo de la ciudad impuesto repentinamente el 23 de enero para impedir la propagación de la epidemia de la Covid-19 las dejó atrapadas en el foco original del coronavirus. Días después, la pequeña empezó a sentirse mal. Tenía fiebre, y los hospitales de la ciudad, desbordados, no podían atenderla. La llamada a aquella línea de atención psicológica era un último recurso.


Liu Xianlang (seudónimo), una veterana psicóloga, no recuerda ya cuántos casos similares atendió desde que el 25 de enero, dos días después del cierre de Wuhan, quedó asignada a responder las llamadas de esa línea, junto a otras 20 personas. Aquel día atendió 40 consultas en tres horas; recibió otras 200 más. “Al principio la gente estaba muy asustada. Algunos se habían quedado atrapados en Wuhan. O gente de Wuhan en otros lugares, que se veía rechazada por venir de donde venían. Estaban aterrorizados”, cuenta.



A la joven aplastada por el sentimiento de culpabilidad le explicó que la enfermedad de su hermana no era responsabilidad suya. A un banquero despavorido, el único habitante que quedaba en un complejo residencial del que el resto se había marchado en estampida, le recomendó ejercicios de respiración, escuchar música suave, distraerse con alguna serie de televisión o videojuegos, hablar por teléfono con amigos o familia. “Al principio, la gente necesitaba explicaciones sobre lo que estaba ocurriendo, oír mensajes de tranquilidad”, explica Liu. En una ciudad presa del pánico, del desconocimiento y la confusión, en la que un personal sanitario no daba abasto para atender a los enfermos que se multiplicaban y los rumores, ella misma tuvo que informarse a toda prisa en Internet sobre el coronavirus y los síntomas que causaba para poder calmar a sus oyentes.




“Respondí una vez a un médico. La llamada solo duró tres minutos. Trabajaba en un hospital donde había muerto mucha gente, y él estaba asustado. Tenía un hijo pequeño en casa. Contábamos con una línea telefónica especial para el personal sanitario, pero llamaron muy pocos. Falta de tiempo, seguramente. Y cierto sentido de la vergüenza, también. Sentían que tenían que ser ellos quienes ayudaran a la gente, no ir pidiendo ayuda”.
Tras los primeros días de pánico, la situación se estabilizó. El Gobierno central envió cerca de 42.000 profesionales sanitarios, procedentes de otras provincias chinas, que descargaron a los locales. El material protector, escasísimo al principio, comenzó a llegar. La prolongación del confinamiento estricto a los 11 millones de habitantes de la ciudad transformó las llamadas iniciales de terror a lo desconocido en peticiones de auxilio de personas que se declaraban incapaces de controlar su furia o su tristeza. De personas con síntomas de depresión, o con pensamientos suicidas.

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Un estudio de la Sociedad China de Psicología encontró en febrero que un 42,6% de 18.000 ciudadanos chinos analizados dieron síntomas de ansiedad relacionada con el coronavirus. Un 16,6% de 14.000 examinados mostraron indicios de depresión en distintos niveles de gravedad.

Todo un desafío para el sector chino de la salud mental, un país donde los problemas psicológicos aún son un enorme tabú y que adolece de suficientes profesionales cualificados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), China solo tiene 2,2 psiquiatras por cada 100.000 personas, muy por debajo de los 9,6 de España o los 21, de Argentina.

Aunque se ha levantado, este miércoles, el bloqueo de la ciudad, Liu y sus colegas prevén que la larga cuarentena, que seguirá restringiendo durante un buen tiempo los movimientos en Wuhan, se cobrará un precio en la salud mental de sus habitantes. Estudios sobre el principal precedente de la pandemia actual, la epidemia de SARS en 2003 que mató a casi 800 personas en todo el mundo, encontraron problemas persistentes de depresión, ansiedad o estrés postraumático entre los pacientes que sobrevivieron y los médicos que los trataron. Una revisión de 24 estudios sobre psicología de las cuarentenas, elaborada por investigadores del King’s College y publicada en la revista The Lancet en febrero, encuentra que incluso tres años después del aislamiento se han reportado episodios de estrés postraumático.

Una encuesta elaborada por expertos de la Universidad de Pekín, no publicada pero que cita la prestigiosa revista Caixin, encontró que, de 311 profesionales sanitarios que trabajaron en primera línea en la epidemia en Wuhan, una tercera parte sufrió algún tipo de problema psicológico.

“Nos estamos preparando para algún tipo de estrés postraumático colectivo. Muchas organizaciones y empresas están buscando psicólogos, y dan cursillos de formación a consultores que puedan ofrecer algún tipo de asistencia básica… No tenemos gente suficiente. Va a haber mucho trabajo. Todo el mundo en Wuhan padece algún tipo de trauma", apunta Liu. "Muy especialmente, la gente que ha perdido a algún ser querido”. Según las cifras oficiales, en esta ciudad han muerto más de 2.500 personas con coronavirus, y se han infectado 50.000. En toda China, las cifras rondan los 3.300 y 82.000, respectivamente.

Las llamadas a la línea de asistencia de la psicóloga son todavía “seis o siete veces más” que antes de que comenzara la crisis. Pero ya no la cascada que multiplicaba por 50 o 60 el número habitual, un indicio de que la situación en Wuhan retorna a la normalidad. Liu ha detectado el regreso de otro fenómeno: han vuelto las llamadas de pervertidos sexuales. “Habían desaparecido durante la cuarentena. La gente está recuperando sus comportamientos de siempre”.
 
Pues así es como hablamos en Andalucía: acortamos las palabras, unimos unas con otras, ceceamos, seseamos, etc. Cansa muchísimo eso de ser paletos.


 
Como se suele decir, no hay mal que por bien no venga
Ya no se podrán comer perros en China: la nueva ley deja de considerarlos como ganado
Se estima que 10 millones de perros y 4 millones de gatos son sacrificados y comidos en China cada año.
Vamos, que poca gente los comía porque 14 millones de perros y gatos para una población de 1,386 miles de millones...
 
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