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Complejos que malean la Corona
ANÁLISIS
- EDUARDO ÁLVAREZ
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- 9 SEP. 2018 01:46
El Rey y la Princesa Leonor charlan mientras ascienden al mirador que han inaugurado en el lago Enol. Eloy AlonsoREUTERS
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Si algo es la Monarquía son ritos y ceremonias, que a lo largo de la Historia se han demostrado como una forma de poder en sí mismo y no como accesorios. Es por ello que la Corona británica mantiene toda su pompa. No era necesario que el acto de exaltación de la Princesa de Asturias en Covadonga imitara la magnificencia de la investidura de un Príncipe de Gales. La última, en 1969, maravilló al mundo por su esplendor. Pero qué menos que lo de ayer en Asturias se hubiera parecido algo más al acto de 1977 en el que Don Felipe recibió sus atributos como Príncipe de Asturias.
Han faltado discursos oficiales, empezando por el del Rey. Y no es de recibo en una Monarquía parlamentaria que puede presumir orgullosa de serlo -no por nada éstos han sido los 40 años más prósperos de nuestra Historia- que, en un día histórico, el único representante del Gobierno fuera el ministro de Agricultura, de tapadillo. Tampoco que mientras se celebraba la misa en la basílica, el 24 horas de TVE prefiriera emitir un mitin de Albert Rivera -¿ésta es la nueva tele pública de todos?-. Pero lo que menos se comprende es que el presidente asturiano hiciera entrega a Doña Leonor de la insignia como Princesa de Asturias en privado, fuera de los focos. Aunque simbólico, ese gesto es de una significación política trascendental, con el que se representa la continuidad dinástica y el futuro de la Monarquía de España. Da la impresión de que en Zarzuela pesan demasiado los complejos a la hora de subrayar la grandeza que debe traslucir la institución. Y, en cuanto a los políticos, es cateto pretender que esto es apenas una República coronada. Así nos va.
Si no te das a valer, te hacen pis encima. Si no están orgullosos de la institución que representan, lo tienen crudo.
En la página de la Casa Real no se hace ningún comentario sobre que la ceremonia fuera para la investidura de la princesa de Asturias. Nada de nada.
RTVE 24 h retransmitió la ceremonia, de repente cambiaron al mitin de Ciudadanos y dejaron la ceremonia en Covadonga en un cuadrito pequeño que se puede ampliar, que es lo que hice. Cuando estaba terminando la misa las cámaras salieron de la basílica y enfocaron a la presentadora de la ceremonia. Toda España vió a la moza bebiendo agua de una botella a morro, intercambiando comentarios jocosos con los técnicos, tocandose el pelo, haciendo caras, solo le faltó meterse el dedo en la nariz. Un desastre.
Los informativos de RTE están en manos de Pablo Iglesias por cesión de Sanchez. Así va.
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