Final del Campeonato de España “Copa de S.M. el Rey” de Fútbol. 21 de Abril del 2018

Siempre ponen el himno a todo taco pero ni con esas.
Si el borbón cree que por llenar el estadio de bafles a toda potencia vá a solucionar el tema catalán , es más inútil de lo que aparenta ser , y , lo aparenta mucho !
El problema catalán es político . No solucionan nada con " a por ellos " ni llenando Barcelona de policía ,
el día de su infausta y artificial " coronación " plagaron Madrid de seguridad , policía y secretas . Fue una puesta en escena ridícula totalmente , bochornosa , una engañifa . El pueblo no sintió ni siquiera curiosidad .
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Copa, ¿del rey?
Albert Pla
20/04/2018
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Tengo un par de soluciones que podrían evitar la habitual chiflada al himno de España en las finales de la Copa del Rey de fútbol.

Ya es normal ver a la mitad del público pitando durante el himno. Excepto cuando juega el Bilbao contra el Barça, que pita la totalidad del público. El ruido es estruendoso y, claro, el himno no se escucha.

La solución de algunos es muy radical. Unos dicen que deberían anular el partido. Otros proponen que se sancione o expulse de la competición a los clubs a los que dicen pertenecer estas personas. Y otros, más duros, creen que se debe identificar y meter en prisión a las cincuenta mil personas que pitan el himno.

Yo creo que todo podría ser más sencillo.

Propongo, en primer lugar, que no suene ningún himno antes del partido. La segunda es que la Copa del Rey deje de llamarse Copa del Rey.

Seamos razonables, no nos dejemos llevar por los nacionalismos.

¿Por qué tiene que sonar el himno de España antes, durante o después de un evento deportivo?

El Gobierno de España asegura que todos los nacionalismos son malos. Dice que el nacionalismo es la peor cara de la política.

Pero, ¿no es el himno de España la banda sonora del nacionalismo español? ¿Me equivoco?

Y si el nacionalismo es considerado una expresión política, ¿que suene el himno de un país no es politizar un partido de fútbol?

¿Acaso suena el himno nacional antes de un concierto? ¿O de una obra de teatro? ¿O de un partido de Liga? ¿Por qué tiene que sonar en este partido en concreto?

Yo creo que es arriesgarse demasiado. Puede pasar que cincuenta mil tíos (que serían cien mil si se celebrara en el estadio Bernabéu, cuyos lavabos siguen en obras) reaccionen en contra de esta expresión política nacionalista.

La cuestión es tener claro quién hace el gesto político.

¿El que pone el himno o el que lo chifla?

La segunda solución sería la de cambiar el nombre de Copa del Rey por el de Copa de fútbol.

En muchos países de Europa existe la Copa de fútbol y nadie la llama Copa del Rey. ¿Qué tiene que ver el rey en todo esto de la Copa del Rey?

¿Se la inventado él? ¿La ha inspirado él? ¿La paga él? ¿Juega él?

Ya sabemos que es un gran atleta y que, de lo bueno que era, llegó a portar la bandera española, que tampoco es un símbolo nacionalista, en las Olimpiadas. Un gran campeón y un deportista notable, aparte de la pila de carreras universitarias y su montón de doctorados y honoris causas, logrados a base de estudiar y estudiar y estudiar y, sobre todo, hacer mucho deporte.

Pero, aun así, que yo sepa, no se inventó la competición de la Copa del Rey. Es más, la heredó de su padre, que tampoco la creó, porque la heredó del general Franco, entre otras cosas.

Entonces se llamaba la Copa del Generalísimo, otro gran atleta y notable cazador.

No sé por qué a alguien se le ocurrió en aquella época ponerle ese nombre.

Debía ser el mismo tipo que se inventó el palco de autoridades, quienes últimamente también se quejan de que les chiflan por todos lados y no les dejan menear sus negocios en los palcos tranquilamente.

Autoridades, himnos, reyes, políticos. ¿No sería mejor dejar a la gente en paz? ¿Desparecer un rato, aunque sea durante un partido de fútbol, de la vida de la gente?

Sólo queremos jugar como niños, con una pelotita.

http://blogs.publico.es/dominiopublico/25589/copa-del-rey/
 
Puede ser..
Todos somos contradictorios.
Ademas evidentemente no todos los seguidores son independentistas y muchos ni sin catalanes..
A mi tambien me parece ridiculo meter unos seguratas al lado de un container dedicandose a perseguir al personal que vaya de amarillo o lleve algo de este tono ..Y se le obligue a depositarlo en un contenedor para entrar..
Me imagino que no dejarian a nadie en pelotas o con las t*tas al aire, ni se machacaria a nadie humillandolos....
O si ves a saber.
Llevar un pito y vestir de amarillo es perseguible por el estado español..Increible..
Dan alas a lo que dan alas..

Yo no he dicho nada en relación a eso. Si es como tu lo cuentas me parece igualmente mal. Pero en lo que respecta al torneo es absolutamente incongruente la actitud de los aficionados del Barça.
 
¿ Ilegalidades.? ¿ cuáles.? Sobre la armonía en la convivencia le recuerdo como la gente - andaluces, castellanos.....-vitoreaba y cantaba a la policía y a la guardia civil el famoso " A por ellos"....
El 1 de octubre pasado no le suena de nada??? Dígaselo a los comerciantes que se han largado y grandes empresas han salido pitando... por algo será.
 
Yo no he dicho nada en relación a eso. Si es como tu lo cuentas me parece igualmente mal. Pero en lo que respecta al torneo es absolutamente incongruente la actitud de los aficionados del Barça.
Yo veo incongruente que un señor que no financia ni el futbol , ni al equipo , ni paga su entrada , ni mucho menos la copa , esté ahí recibiendo agasajos cuando no pinta nada , ni siquiera el mismo quiere estar .
 
Peligro amarillo
La incautación de camisetas con el color prohibido en la final de la Copa es algo más peligroso que un ejemplo de estupidez política.

Iñigo Sáenz de Ugarte (eldiario.es)
22/04/2018 - 02:01h
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Aficionados del Barça con banderas esteladas en la final de la Copa. GTRES
La final de la Copa nos ha deparado otro espectáculo deplorable de la utilización de instituciones del Estado en favor de la posición política del partido del Gobierno. No se trataba de impedir que se vulnerara una sentencia del Tribunal Constitucional. Era algo menos dramático. La policía tenía órdenes de que nadie entrara en el estadio con una prenda de color amarillo. La seguridad del Estado estaba en peligro por razones de tipo estético.

Las personas que llevaban esa ropa pretendían llevar a cabo un gesto de disidencia política en un lugar público, en este caso en apoyo de la causa independentista catalana. Aparentemente, eso es algo que el ministro de Interior no podía tolerar. Vivimos en una democracia en la que el responsable de la Policía y la Guardia Civil decide qué ideas pueden defenderse en la calle.

Se ha alcanzado un nivel de ridículo que no se puede desdeñar como la forma en que los políticos mediocres se ponen en evidencia y abusan del poder en sus manos. Estamos en manos de idiotas no vale como reacción, aunque es tentadora.

Los símbolos importan en democracia, nos dicen con frecuencia. Las formas. El respeto a las formas, sobre todo si se trata de instituciones. Puede ser así, pero los derechos son mucho más importantes. Los de todos. No sólo de los que respetan la ley, dan siempre los buenos días y piden todo por favor. No hay democracia, o la hay de una calidad muy baja, si la minoría no puede expresar sus ideas y sus símbolos, incluso si lo hace de forma ruidosa o provoca una convulsión política. La policía no puede arrogarse el derecho de elegir qué símbolos son permisibles y cuáles no.

Ante algo que le parece ofensivo, todo el mundo siente la tentación de preferir que estuviera prohibido. La tolerancia es un virtud complicada de ejercer con alguien cuya conducta nos parece reprobable, ante la que se nos escapa la palabra intolerable. Ese desliz lingüístico es comprensible, a menos que utilicemos ese concepto en su sentido más literal. Porque si sólo toleramos a los que piensan como nosotros, no hay democracia bajo la que cobijarnos.

Este artículo escrito en 2016 explicaba el dislate que suponía la prohibición de banderas esteladas en actos deportivos. Este párrafo es importante:

"Dice el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), y no se corta un pelo la lengua, que la libertad de expresión se predica "no solo de ideas o informaciones recibidas con agrado o consideradas inofensivas o con indiferencia, sino también a aquellas que ofenden, impactan o perturban. Esas son las necesidades de pluralismo, tolerancia y apertura sin los cuales no hay una 'sociedad democrática'".

La lección que nos da ese argumento del tribunal vale para camisetas amarillas, banderas con gallina, raperos cabreados, tuiteros adictos a comentarios aberrantes, chistes de Carrero, tuits de la Fundación Franco, etc, etc, etc.

Cada uno está en condiciones de elegir su ejemplo favorito. Algunos de ellos, y otros muchos más, pueden ponernos a prueba a todos nosotros de una manera u otra. Confiamos en que los responsables políticos tengan más sangre fría que los demás ciudadanos y sepan que los derechos no se respetan en función de conveniencias políticas. Que sean conscientes de que los enunciados bastante generales de muchas leyes no se escribieron así para encontrar resquicios en los que colar medidas represivas.

En España, no tenemos esa suerte. Y con independencia de las ideas de quien haga el comentario, eso lo dice todo de la calidad, o falta de ella, de nuestra democracia.
 
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