INVITADAS DESUBICADAS. Mamarrachas en...Bodas, banquetes, comuniones.

En algunas bodas, muchas y muchos invitados, siguen la consigna de de, antes muert@ que sencill@. Y van la mayoria para una feria de vanidades.
Mi trabajo esta relacionado con la imagen y el traperio, y os puedo asegurar que la gente cuando tiene un evento , lo primero que te dicen es que "quieren ir "diferentes"
 
Esta no fue la que se le cayó la falda en la puerta de la Iglesia, en la boda de su hija?
Son las Segrelles, personajes inquietantes, con un físico "peculiar"
El fenómeno Segrelles

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Esta es la historia de una familia compuesta por dos Palomas y un Segrelles. Hay un cuarto miembro, pero está descatalogado y en paradero desconocido.

El fenómeno Segrelles pertenece por méritos propios a Paloma Arenaza (de ahora en adelante, Paloma madre), artífice de un estilo de vida que ha marcado el norte de la familia. Paloma Arenaza (Paloma madre) empezó a medrar el mismo día que contrajo matrimonio con el abogado Paco Segrelles y dio rienda suelta a sus pretensiones. Era simpática, locuaz y tenía siempre una palabra amable para agradar a su interlocutor. Si el interlocutor era un peso pesado, entonces tenía más de una.

Paloma madre se dio a conocer como la señora que se colaba en las fotos. Para entendernos: igual que Lomana. No había reportaje gráfico en el que no apareciera Paloma madre adosada a un famoso. En las redacciones de la época se hacían auténticas peripecias para eliminarla (entonces no existía el Photoshop), pero su presencia terminó aceptándose con naturalidad. La perseverancia había triunfado.

Paloma madre se reveló pronto como una bulímica de las relaciones públicas. Empezó colándose en las fotos y terminó presidiendo el Club siglo XXI, un foro franquista que se salvó de la quema porque llegó envuelto en el pack de la Transición. Paloma recogió el club, le sacudió las telarañas y lo convirtió en su juguete. Era una plataforma magnífica para sus pretensiones. Allí coleccionó nombres de escritores, se tuteó con políticos de todo el arco parlamentario y dio proyección mediática a esa razón familiar y social conocida como "los Segrelles".

Para estrechar el cerco con sus piezas, organizaba cenas en su casa de Peñagrande, un lugar fronterizo donde se cruzan las autopistas de Madrid con los chalés de los ricos y las casas de los pobres. Aquellas cenas eran un modelo de organización. Nadie en Madrid mezclaba mejor que Paloma madre. En sus mesas juntaba a obispos con actrices, presidentes del Congreso con escritores, filósofos, empresarios y jefes de la patronal. Mujeres, pocas. Paloma madre presumía de ser una abanderada de la lucha feminista, pero sabía que el poder lo tenían los hombres y en ellos concentraba sus esfuerzos.

Ya estaba en la pomada. Ella era la que mandaba, la que mecía la cuna, la que diseñaba tácticas y trajes, la que en la boda de Palomita hija vistió a su marido de capitán de navío con un traje que parecía prestado y le holgaba por todas partes (la querencia por la ropa grande debía de ser familiar: en esa misma boda, a Paloma madre se le desplomó la falda y quedó en piernas delante de todo el mundo).

Lo mejor, sin embargo, estaba por llegar. La hija, en la que tanto Paloma como Paco tenían puestas sus ilusiones, dio en crecer y sus padres se aficionaron a Mallorca con un pretexto: la niña era de la pandilla del Príncipe (sic). Mucho dieron de sí aquellos veranos refrigerados en los que Paloma madre no se acercaba al mar ni por casualidad y, apalancada en el lobby del hotel, recibía a los amigos mientras corregía las galeradas de un libro de Carlos Luis Alvarez (Cándido).

Palomita hija estaba catalogada como una niña casadera. Pilló a Emilio Álvarez, hijo de David Álvarez (Eulen, bodegas Vega Sicilia) y tuvo dos hijas con él. Por si acaso, en los meses de la ruptura, acercó posiciones con su suegro, duramente enfrentado a su hijo en el negocio familiar. Hay que tener amigos hasta en el infierno.

Paloma Segrelles se ha destapado ahora con una amistad insólita: la que le une a Carlos Huéscar, próximo duque de Alba. Lagarto, lagarto. La mano que mece la cuna ha vuelto a actuar.

http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/rigaltisima/2013/12/10/el-fenomeno-segrelles.html
 


A la Carli Dientes se le va a ver el chichi.[/QUOTE]
Se para en una esquina cualquiera a medianoche y la confunden con una buscona
 
El daño que ha hecho el Hola! En las "quieroynopuedo " de nuestra sociedad es irreparable!
Yo he visto verdaderos champiñones andantes. Señoras de 1'50×1'50 (oye, que podrían ir divinas, eh!) con unos pamelones que ríete tú de algunas parabólicas!
Chicas normalitas queriendo ir de it-grills con unos tocados imposibles en la cabeza (bueno, lógico. ..los tocados suelen ir en la cabeza, pero vamos, que era en lo único en lo que habían acertado )...
Y luego han corrido a subir afotos al face.
Porque está, lógicamente, prohibido pero podía subir ahora mismo unas cuantas de conocidas de mi face que íbamos a cerrar la boca por navidad!!!!!!!

Y todas esas charis de barrio, además del tocado, se ponen un echarpe que no saben llevar, y un vestido palabra de honor CON LOS TIRANTES DEL SUJETADOR TRANSPARENTES.... ( que son los que más se ven).
Yo cuando veo eso digo....ayyy señor, llévame pronto. ..


Hace poco pasé por la iglesia de mi barrio y estaban los invitados que salían de una boda. En cuanto veo trajes y carnavaladas de éstas tengo que pasar sí o sí para hacer mi parte personal y analizar la situación antropológica. Es que me río sola, y en sus caras.
De lejos distingo un champiñón con pamela y traje palabra de honor que me dolió en el alma no haberla fotografiado y haberla puesto en el hilo de las bodas que tenemos en el Libre. Como María Adánez cuando se casó, rollo campestre, esa invitada se levantó ese día y dijo "me voy a disfrazar de alguien de Orgullo y Prejuicio". Dios de mi vida, que encima tenía novio y no sé cómo éste la dejó salir así. Era mezcla de Jane Austen con rollo flamenco que menudos floripondios tenía el pamelón, y encima camionera, bastorra, unos hombros que me mete una hostia y me manda para Teruel. Con tol c**o, no me la quería imaginar con copas de más, porque tenía pinta de ser la Massiel de esa boda.
El resto: complejos de famosas posando que daban ganas de darles un sopapo pensándose que saldrían en el Trola, vestidos imposibles, tocados, joder, tocados en España, pero qué coj*nes es esto.
Me impactó demasiado la Downton Abbey Camionera como para prestar atención al resto de Vanessas con ínfulas de aristócratas, una mezcla como podéis imaginar, de risón y ridículo.

Los hombres no se quedaban atrás, que los hay que se colocan el traje y se creen el Clooney anunciando Emidio Tucci o si van en pandillas se mueven por la calle como si fueran los Reservoir Dogs con la banda sonora detrás. Qué tontos se ponen con los trajecitos, haciéndose los elegantes sólo por ese día cuando en su vida normal van en chanclas y bermudas y los más jóvenes llevan tatuajes y se ponen de coca hasta las trancas en la disco guay del lugar.

La última boda en la que estuve hubieron muchas con la moda de hace poco ir disfrazadas de vestales griegas, todas iguales. Si veis a mi ex novio que cogió unos vaqueros, camisa normal y va el mamón y se plantó una corbata, a modo de tocar los huevos, el resto de amigos como pingüinos o vendedores del Tecnocasa. Yo me partía sola.
 
Hace poco pasé por la iglesia de mi barrio y estaban los invitados que salían de una boda. En cuanto veo trajes y carnavaladas de éstas tengo que pasar sí o sí para hacer mi parte personal y analizar la situación antropológica. Es que me río sola, y en sus caras.
De lejos distingo un champiñón con pamela y traje palabra de honor que me dolió en el alma no haberla fotografiado y haberla puesto en el hilo de las bodas que tenemos en el Libre. Como María Adánez cuando se casó, rollo campestre, esa invitada se levantó ese día y dijo "me voy a disfrazar de alguien de Orgullo y Prejuicio". Dios de mi vida, que encima tenía novio y no sé cómo éste la dejó salir así. Era mezcla de Jane Austen con rollo flamenco que menudos floripondios tenía el pamelón, y encima camionera, bastorra, unos hombros que me mete una hostia y me manda para Teruel. Con tol c**o, no me la quería imaginar con copas de más, porque tenía pinta de ser la Massiel de esa boda.
El resto: complejos de famosas posando que daban ganas de darles un sopapo pensándose que saldrían en el Trola, vestidos imposibles, tocados, joder, tocados en España, pero qué coj*nes es esto.
Me impactó demasiado la Downton Abbey Camionera como para prestar atención al resto de Vanessas con ínfulas de aristócratas, una mezcla como podéis imaginar, de risón y ridículo.

Los hombres no se quedaban atrás, que los hay que se colocan el traje y se creen el Clooney anunciando Emidio Tucci o si van en pandillas se mueven por la calle como si fueran los Reservoir Dogs con la banda sonora detrás. Qué tontos se ponen con los trajecitos, haciéndose los elegantes sólo por ese día cuando en su vida normal van en chanclas y bermudas y los más jóvenes llevan tatuajes y se ponen de coca hasta las trancas en la disco guay del lugar.

La última boda en la que estuve hubieron muchas con la moda de hace poco ir disfrazadas de vestales griegas, todas iguales. Si veis a mi ex novio que cogió unos vaqueros, camisa normal y va el mamón y se plantó una corbata, a modo de tocar los huevos, el resto de amigos como pingüinos o vendedores del Tecnocasa. Yo me partía sola.
Memorable! Antológica! Tres veces me he leído tu post!Jajajajajajaja5bcd29abd603ff781d85aa381ebd3c23.jpg
 
@Beltane , me has recordado una de las más impactantes que ví hace poco.
Imaginad: ciudad española del castellano-manchega. 6 de la tarde. 40° a la sombra
En esto que vemos salir bodorrio y, obviously, las chicas nos hacemos las suecas y nos paramos (maridos e hijos varones tiraron p'alante y ¡qué no verían! que se sentaron en una terraza viendo que la parada iba para largo)
El suelo del marco incomparable es empedrado. Empezamos mal.
La madrina era directamente una botella de Tío Pepe: falda negra larga, fajín rojo y cuerpo blanco...todo ello rematado con un sombrero cordobés negro ::banghead::banghead:
En este caso era la novia la que estaba fuertecita. Pero no quiso renunciar al palabra de honor...He visto camioneros con menos brazo, a Dior pongo por testigo!
Contrastaba con el novio que era flacucho y escurrido, al cual le pusieron el típico traje con pañuelo en lugar de corbata (he mencionado los 40°?) y...chistera (imagino que para darle algo más de empaque).
No voy a hacer sangre incidiendo en ello
Las invitadas pues eso...de fachionvictims
Faldamentos imposibles, que imagino luego aprovecharían para retapizar el sofà, tocados con plumas metiéndose insistentemente el el ojo del acompañante, bandas con floripondios en medio de la frente... y zapatronchos.
Ocurrió lo inevitable, claro. A una la soltó el maromo para saludar (iban todas enganchadas a sus parejas o unas a otras) y..hostia terrible! Cuan larga era! El parejo que queda pasmado y acude a socorrerla una amiga que, a su vez, se pisa el vestido y cae encima. Cunde el pánico pero nada. Unos raspones
Y todo esto se podía haber evitado si no se hubieran encalado en aquellos andamiajes que deberían requerir arneses y casco!
A todo esto los novios se fueron en una flamante y horrorosa limusina blanca.
Lo dicho...daño irreparable el de el Hola!
 
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