Los pantalones por detrás le hacen arrugas, que a nadie le pasa eso con unos pantalones que son bastante anchos. La chaqueta por atrás le baila. La hace cargada de hombros y de las mangas salen unas escuálidas manos, que parecen de una peli de terror: ¡¡¡Ah, la kk, que zusto..."
Por detrás parece que la ropa que lleva no es suya.
Todo parece ajeno: la cara, la ropa, las pestañas, las lolas, los dientes...