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A nosotros nos cuesta imaginar cómo era hace décadas que la mayoría de la gente nunca hubiera visto el mar. Pues pienso que estos dos catetos no tienen imaginación ni curiosidad ni motivación alguna.
Igual que les pasa para cocinar. No salen del brócoli y el pollo porque no se les ocurre otra cosa y porque, al no interesarles lo más mínimo, no mejoran jamás en preparación alguna. Son unos putos vagos que ni siquiera tienen una receta que bordan (algo que todos tenemos). Cocinan de subsistencia cutrísima.
Las únicas veces en las que Vende se esmera un poco en la cocina es cuando por colaboración le regalan un electrodoméstico o los ingredientes para cocinar paso a paso.
Igual le pasa con los viajes, que jamás hace nada fuera del hotel si no es guiada. Y no hablo de países complicados, sino de la mismísima Huelva. No come nada fuera de lo que conoce (q es poco y cutre) y no imagina la cantidad de museos, catedrales, paisajes o actividades chulas que ofrece cada ciudad concreta.
Claro, pero eso no les haría destacar. Lo lógico sería que con la pasta que tiene alquilara una casa un mes en la playa o incluso en un país extranjero donde sus hijos podrían tener contacto con otro idioma. Eso supondría descanso real para los niños, porque cinco días en Australia en septiembre son para presumir más que para disfrutar de verdad. Y apuesto a que hay colaboración en ese viaje.Tío pero es que no hace falta gastarse miles de euros en un viaje a la otra punta del mundo, que tienen a tiro de piedra el País Vasco francés que es precioso. Que razón el dicho aquel que dice que hace más quién quiere que quién puede...
Además, esos niños fliparían con cualquier cosa fuera del plató. Si flipan en Llanća ¿cómo no iban a flipar en Canarias, Andalucía, Levante…un mesecito?
