Verano de la Familia Real en Gråsten. 2018

¿Se imaginan a Felipe VI con un tatuaje? lo destrozarían en un dos por tres, estoy de acuerdo contigo este príncipe a pesar de tener la misma edad que el Rey de España es mucho mas campechano, moderno en su forma de vestir, mas relajado, el otro se comporta como lo que es, un Rey y asume un comportamiento de acuerdo a su edad. mas serio, no digo que Federico no actúe como un hombre de su edad pero a él la cara de bb le ayuda y él me da la impresión esta mas centrado en los deportes que en otra cosa y como tal no necesita una vestimenta tan formal sino mas bien sport, puede que me equivoque pero es la sensación que a mi me da y me parece muy bien y también el Rey de España cada uno metido en sus roles que representan uno mas señor, mas serio, el otro mas relajado mas moderno con tatuajes, pero feliz con una linda familia.

El abuelo de Felipe VI, Don Juan llevaba tatuajes.
 
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Menos mal que al menos uno de los varones lleva medias dentro de las zapatillas.
Y eso a pesar de que parecen ser de tela, es decir, que respiran mucho mejor que las que tienen puestas su padre y su hermano.
 
La falda no esta chueca, tiene un problema en la cadera y columna, un lado esta más alto que otro, un poco se sencibilidad con mi pobre Margara :(
Es verdad, pero si le hubieran enderezado la pollera, se notaría menos, como ha pasado otras muchas veces.
Es extraño que ni ella ni ninguno de la familia lo hubiera notado.
Lo habrá hecho a propósito? Tal vez quiere abdicar y está queriendo visibilizar más su problema de cadera para tener esa excusa?
 
Parece que les ha dado por ahí. El otro día entré en un hilo donde salían Joaquín, Marie y sus hijos e iban todos también así. Marie y su hija llevaban falda y zapatillas. A mí personalmente no me gusta.
También depende de las zapatillas y del largo de la falda. En Isabella fue un desacierto las zapas porque la falda es larga.
 
Grasten, la residencia veraniega de la familia real danesa, el sueño de la reina Ingrid
Fue un regalo de bodas a Federico e Ingrid, gesto con el que la familia real recuperaba el palacio. Ingrid era aficionada a la jardinería y se inspiró en el paisajismo inglés

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La familia real en Grasten. (Getty Images)

AUTOR
SILVIA TAULÉS

18/07/2018

Las Navidades de 2000, año en el que murió la reina Ingrid, su hija, la reina Margarita, organizó un encuentro de todos los parientes en el palacio de Grasten. Decenas de royals de diversas casas europeas se reunieron en el lugar favorito de la esposa de Federico IX.

Situado al sur del país, cerca de la frontera con Alemania, Grasten no es especialmente bonito comparado con otros palacios daneses, pero el esmero con el que lo cuidó la reina fallecida lo ha convertido en un punto de visita obligada para daneses y para los visitantes del país.

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El palacio de Grasten. (Kongehuset)

Aficionada a la jardinería, la reina Ingrid convirtió los jardines de palacio en referencia. En verano, el estallido de color, con cientos de rosales, lo convierte en un bonito lugar para pasar las vacaciones estivales en familia. Princesa de Suecia por nacimiento, hija de Gustavo VI Adolfo y Margarita de Connaught, Ingrid se casó con el príncipe heredero Frederik (después rey Federico IX) en 1935 y recibieron el palacio de regalo.

Los jardines y parte del palacio pueden visitarse, así como la capilla, que celebra misas abiertas al público (cuando la familia real está en palacio se cierra). Con más de 80 pinturas en sus muros, este templo barroco construido en el siglo XVIII es otro punto turístico de la región sur de Jutlandia.

Una de las tradiciones del verano real es la Ringriderforening, un cabalgata y un torneo inspirados en la era medieval. En el desfile participan 300 caballos y 100 niños en bicicleta y sirve para dar la bienvenida a la familia real a Grasten. Se celebra el tercer fin de semana de julio y este año tuvo lugar el pasado domingo 15.



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La familia heredera en la Ringriderforening. (Getty Images)


La familia juega a golf, a tenis (los príncipes Federico y Mary recibieron una pista como regalo), sale a montar a caballo... Son 6,6 kilómetros cuadrados de finca que dan bastante de sí.

A 310 kilómetros de Copenhague, el palacio de Grasten se construyó como una casita de caza a mediados de 1500. Pero en 1603 se quemó y se tuvo que construir uno nuevo, construcción que ocupaba lo que ahora supone el ala sur del actual palacio. En 1662, el propietario era el conde Frederik Ahlefeldt; él y su hijo fueron quienes decidieron edificar un palacio barroco a principios de 1700. Pero volvió a incendiarse en 1757, y solo quedaron en pie la capilla y algunos pabellones.





Tras el fuego, se construyó de nuevo en el ala sur en 1959, y en 1842 se elevó la actual construcción, que se reformó a principios del pasado siglo. La familia Augustemburgo (rama menor de la familia real danesa, también Oldenburgo) ha sido la propietaria del palacio, excepto en un paréntesis en el que el Estado lo compró, en 1920, tras la Primera Guerra Mundial, por cinco millones de coronas danesas (unos 700.000 euros).



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Federico, Mary, Christian e Isabella en el interior de Grasten. (Kongehuset)


Durante esos 15 años, el palacio fue residencia de políticos, policías, incluso albergó una biblioteca. Hasta el citado 1935, cuando se casaron Ingrid y Federico. La huella de la reina es palpable en todo el recinto: los jardines de Grasten albergan plantas nunca vistas antes en Dinamarca gracias a la reina, en cuyo honor se creó el Herbolario de Su Majestad la Reina Ingrid. En 1996, Brian Christensen y Philip Skou establecieron este herbolario dedicado a la monarca, lugar incluido en la Universidad de Copenhague.

De líneas sobrias y elegantes, el jardín fue creándose con inspiración inglesa, ya que la madre de Ingrid, Margarita de Connaught, era británica. La reina tomó prestadas las ideas de dos jardines en especial, el de Sofiero y el de Waldemarsudde, propiedad de la realeza sueca, de la que ella provenía. La paisajista Getrude Jekyll fue otra de sus inspiraciones. Los tres lagos del recinto fueron bautizados como sus hijas: Margarita, Benedicta y Ana María.



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La familia en los jardines de Grasten. (Getty Images)



La reina Margarita es ahora, a sus 78 años, una de las más longevas de Europa (lleva 46 años en el trono) y parece que no tiene ganas de abdicar. Fumadora (prometió no volver a hacerlo en público y así lo ha cumplido), diseñadora de ropa, pintora, descarada y moderna, la reina Margarita sigue la tradición cada verano, cuando la familia real danesa se reúne en el palacio de Grasten. Allí, en sus maravillosos jardines, posan para la foto oficial. Será la primera desde que la reina se quedó viuda.

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