Todo sobre la trágica muerte de Stefano Casiraghi

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  • El marido de Carolina de Mónaco falleció en un accidente de 'offshore' en la bahía de MontecarloCarolina de Mónaco y padre de sus tres hijos mayores, Andrea, Carlota y Pierre Casiraghi. Una noticia que conmocionó al mundo después de la otra gran tragedia que se vivió en el Principado cuando fallecía la Princesa Grace en un accidente de tráfico el 14 de septiembre de 1982.


    Un tremebundo golpe, sobre todo, para su viuda, que se encontraba con tres hijos pequeños, de seis, cuatro y tres años respectivamente, en un momento felicísimo de su vida. Entonces la princesa toma una decisión crucial, mudarse a Saint-Rémy-de-Provence, en Francia, donde intenta recomponer las piezas de su vida, apartada del foco mediático en Montecarlo.


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    Boda de los Príncipes Rainiero y Grace de Mónaco


    En esas circunstancias tan tremendas tiene un papel muy importante Alberto II de Mónaco, que se convierte en un hermano y tío muy protector, como él mismo desvelaba en el libro 'Alberto II de Mónaco, el hombre y el príncipe'.

    "Me parecía de lo más natural apoyar a mi hermana mayor ante la tragedia que estaba viviendo. Ni siquiera tuve que planteármelo, dije: "Si me necesitas, ahí estaré", manifestaba el príncipe, años antes de tomar las riendas del Principado, entonces en manos de su progenitor, el recordado Rainiero de Mónaco, quien también quedó muy afectado por este nuevo durísimo golpe personal.


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    Alberto II de Mónaco, en una imagen de archivo. (EFE)


    Según parece, la única petición que le hizo su hermana fue "que les dedicase tiempo a Andrea, Carlota y Pierre, que todavía eran muy niños". El propio Alberto II ha subrayado que "durante un cierto periodo, estaba por allí presente casi todas las noches, incluso a veces también durante el día. Me parecía lo más natural".


 
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“Recuerdo que eran las nueve de la mañana, sonó el teléfono de casa, yo estaba dormida y me sobresalté. Al otro lado un hombre me dice: ‘Soy periodista y me gustaría saber qué opina de la muerte de Stefano Casiraghi’. Me quedé en shock, colgué el teléfono y me puse a llorar”. Este sábado hace 30 años de la muerte de Casiraghi y Marina Perzy lo recuerda a menudo. Había sido su última novia antes de casarse con Carolina de Mónaco. Ella era una estrella televisiva y él un joven empresario que la cortejó durante un tiempo hasta que consiguió ser su novio: “Pero yo dudaba, no lo tenía claro, y al final él se fue, podría haberse prometido conmigo y no con la princesa, me arrepiento muchas veces de haberlo dejado escapar”.

Marina y Stefano se conocieron cuando ella, en la cima de su carrera, buscaba un apartamento en Milán. Casiraghi trabajaba en el mercado inmobiliario, como toda su familia, y la ayudó a buscar piso. “Me mandaba flores, regalos, me acompañaba a los sitios, me cortejó durante mucho tiempo hasta que le dije que sí”, recuerda Perzy en una llamada telefónica desde Milán, donde vive.

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La pareja duró un año que fue muy intenso, recuerda esta presentadora, cantante y modelo. “Él siempre me cuidó mucho, era más joven que yo pero su cabeza era como la de una persona mayor. Siempre me decía que pensara en mi futuro y en mi hijo, que debía asentarme y prepararme para cuando fuera mayor, pero yo no le hacía caso, era joven y tenía ganas de pasarlo bien. Y qué razón tenía, tenía que haberle escuchado más”, dice.

"Uno de los más importantes"
Casiraghi ha sido uno de los hombres más importantes de su vida: “He tenido más parejas, ahora estoy sola, con mi hijo, y Stefano sigue siendo uno de los dos o tres hombres más importantes de mi vida. Lo pienso mucho, me acuerdo de él a menudo, era una persona especial”.

Pregunta.- ¿Que diferenciaba a Stefano Casiraghi del resto de hombres que conoce?

Respuesta.-
Era, cómo decirlo, un señor. Elegante, generoso, serio y divertido, culto, nada banal, guapo… Era el típico hombre con el que sueñan las mujeres. Sabía tratar a las mujeres, respetarlas, cuidarlas, amarlas. Tenía valores muy grandes y un sentido de la familia muy profundo.

P.- ¿Volvió a verlo tras su boda con Carolina de Mónaco?

R.-
Sí, nosotros más que una pareja convencional éramos grandes amigos. Pero él se cansó de mi falta de compromiso, aunque nunca hubo nada malo entre nosotros. Así que, años después, nos encontramos en Cerdeña, él iba en el yate de los Grimaldi y yo con unos amigos en una barca más pequeña. Pasamos el día juntos, él con Carolina y toda su familia, y yo con mis amigos, y por la noche nos invitaron a cenar a un restaurante de la isla. No fuimos, porque no teníamos ropa adecuada para una cena royal (dice entre risas), pero la jornada en el mar que pasamos juntos fue fantástica. Todos se mostraron muy respetuosos y cariñosos con nosotros.

Perzy nos cuenta que prepara un libro de memorias en el que Casiraghi tendrá un capítulo. Amable y detallista, esta estrella italiana dice que hay momentos especiales en su vida en los que es inevitable que se acuerde de él. “Cuando era joven yo coleccionaba relojes antiguos, viejos, y Stefano me regaló un cronómetro que nunca funcionó. Lo llevamos a arreglar a varios sitios y era imposible, no iba. Pues imagínate cuál fue mi sorpresa cuando hace poco ¡el reloj se puso en marcha! Ahora lo llevo siempre, ¡cómo no!”.

Tretas amorosas
De aquellos años de juventud tiene muchas anécdotas y se centra en una que, según dice, define a Casiraghi. “Me había comprado un coche en un concesionario en Como, que no está cerca de Milán, y no llegaba nunca. Stefano me acompañaba a preguntar al lugar, y pasaron las semanas sin que llegara el coche. Hasta que me enteré que se había puesto de acuerdo con los del concesionario para que no me entregaran el coche y así poder llevarme él a todas partes. Me divirtió mucho cuando me enteré”, recuerda.

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La muerte prematura del marido de Carolina de Mónaco en un accidente de carreras marítimas la dejó en shock. Incluso ahora, 30 años después de su fallecimiento, le cuesta recordar aquel momento: “De vez en cuando le mando saludos, siempre estará conmigo”.
 
Stephano no estaba comprometido con una chica llamada Pinuccia Maccheda a la que despachó sin consideración cuando conoció a Carolina? La revista People le hizo una entrevista en esa época donde contaba todos los detalles.
Sì, estava de novio con Giuseppina "Pinuccia "Macheda que dejò para Carolina.
 
Una gran perdida. A lo mejor el matrimonio no hubiera durado en el futuro, hacían la pareja perfecta..

Así fue la trágica muerte de Stefano Casiraghi, el gran amor de Carolina de Mónaco: el accidente en una carrera de lanchas que resucitó la maldición de los Grimaldi​

Trataba de revalidar el título de campeón del mundo cuando murió en plena carrera en el mar. Stefano Casiraghi dejó desconsolada a Carolina de Mónaco y resucitó la leyenda de la maldición de los Grimaldi.​

Pincha en la foto para ver las fotos más tiernas y los mejores looks de Carolina de Mónaco. /getty images
Pincha en la foto para ver las fotos más tiernas y los mejores looks de Carolina de Mónaco. / GETTY IMAGES
ELENA DE LOS RÍOS Miércoles, 10 agosto 2022, 08:31

La leyenda era eso, una leyenda, hasta el trágico fallecimiento de Grace Kelly, en un accidente de coche en 1982, con solo 52 años. Aquella tragedia no solo hundió a Rainiero y sus hijos en un profundo dolor. Afectó a todo el Principado, que perdía a su princesa más querida, y resucitó la maldición de los Grimaldi, según la cual ningún matrimonio sería jamás feliz en la primera familia monegasca. Desde entonces, esta suerte de mal de ojo parece haber calado en la vida marital de los tres hijos de Rainiero. Ni Carolina ni Estefanía ni Alberto parecen haber tenido una vida conyugal precisamente dichosa. ¿Está Mónaco maldito?
Huérfanos, accidentes, muertes... Si los Grimaldi están malditos, los Casiraghi parece que también: una familia marcada por la mala suerte y las desgracias
Giuseppa Pinuccia Macheda, la novia a la que Stefano Casiraghi abandonó para casarse con la princesa Carolina de Mónaco

Cuenta la leyenda que la maldición se originó en el siglo XIII, cuando el príncipe Rainiero I secuestró y violó a una joven que, en venganza, lanzó el siguiente sortilegio: «Que ningún Grimaldi encuentre jamás la felicidad en el matrimonio». Rainiero III sí fue feliz, pero sufrió una dicha truncada por la muerte prematura de la princesa de Mónaco, Grace Kelly. Algo parecido, si no peor, le sucedió a su hija Carolina, quien tampoco ha encontrado gozo duradera en ninguno de sus matrimonios.​

Podemos descartar el primero, un capricho de juventud que terminó prácticamente cuando empezaba: Carolina se casó con Philippe Junot en 1978 y se separó en 1980. Entonces, la hija mayor de Grace y Rainiero era considerada la princesa rebelde de Europa, con una agitada vida sentimental que solo se detuvo ante el que sería su gran amor, Stefano Casiraghi. Con este empresario y deportista se casó en 1983, a los 30 años, y tuvo a sus tres hijos mayores: Carlota, Andrea y Pierre.

Hoy tenemos razones de sobra para seguir sosteniendo la leyenda de la maldición de los Grimaldi, pues hemos ido viendo cómo la vida sentimental de Carolina de Mónaco quedaba destruida por el fallecimiento de Stefano Casiraghi en 1990, tras solo siete años de matrimonio, y luego por Ernesto de Hannover, el padre de su cuarta hija, la princesa Alexandra, y también un alcohólico irredento. Además, Estefanía no ha logrado la felicidad en sus cuatro relaciones importantes y Alberto y Charlène tampoco parecen encontrar una estabilidad.

Sea como fuere, en los años dorados del matrimonio Casiraghi Grimaldi nadie se acordaba de la maldita leyenda, aunque la sombra del fallecimiento de la princesa Grace seguía siendo alargada. Stefano y Carolina encarnaban el matrimonio ideal, la vida perfecta y la familia soñada por cualquiera, con lo que era imposible pensar en que ninguna nube cruzara los días de una pareja que no podía ser más bella, rica y famosa.

Stefano Casiraghi ya era un consumado deportista cuando conoció a Carolina, en el verano de 1983, aunque no comenzó a competir como profesional hasta 1984. Provenía de una acaudalada familia de emprendedores del carbón del norte de Italia y los que le conocían le describían como un hombre elegante, generoso, serio pero divertido, culto y que sabía cómo cuidar y amar a las mujeres. Una antigua novia le describió como una persona con «profundos valores y un gran sentido de la familia», tanto como para meterse en el bolsillo a Rainiero y Alberto desde el minuto uno. Era, además, un hombre de negocios con gran olfato empresarial y financiero.

Cómo murió Stefano Casiraghi, el gran amor de Carolina de Mónaco​

La gran afición de Stefano Casiraghi era la velocidad en todas sus modalidades, sobre todo en el mar. Aún así, participó en carreras de coches como el rally París Dakar y dicen que hasta tuvo algún pequeño accidente mientras llevaba a Carolina de Mónaco en su lancha súper rápida. Competía en offshore clase 1, la llamada Fórmula 1 del mar, como poseedor del récord mundial de velocidad de la época, establecido por Casiraghi en 1984 en 278,5 kilómetros por hora.

En 1989, Stefano Casiraghi se convirtió, por fin, en el campeón del mundo de su categoría. No podía llegar más lejos en la élite de su deporte, tan arriesgado y competitivo como la Fórmula 1. De hecho, el joven padre y marido de Carolina de Mónaco había decidido retirarse a los 30 años, en 1990, tras la carrera en la que intentaría revalidar su título de campeón mundial. Stefano quería decir adiós a sus años en la élite y, también, al elevado riesgo de la velocidad que exigía su deporte.
El 3 de octubre de 1990 era el día señalado en el calendario deportivo de Stefano Casiraghi para revalidar su título de campeón mundial de offshore. El mar parecía tranquilo en un día gris en Saint-Jean-Cap-Ferrat, la península privilegiada entre Cannes, Montecarlo y Niza. Su embarcación, la Pinot de Pinot (12,8 metros, cinco toneladas, dos motores de 800 caballos capaces de hacerla surcar el aire y el agua), encontró una ola inesperada. De repente, la lancha salió volando por los aires girando sobre sí misma, hasta chocar violentamente con el agua.

El copiloto, su amigo Pierre Innocenti, salió despedido de la embarcación, pero Stefano Casiraghi no logró salir de su asiento y recibió todo el impacto del golpe de la lancha contra el mar. Murió en el acto y no por ahogamiento, como precisó la autopsia y las posteriores investigaciones, que también descartaron un posible sabotaje. Fue el único consuelo que le quedó a Carolina de Mónaco, que se enteró del fallecimiento de su marido a 700 kilómetros de allí, en París, donde pasaba unos días con su amiga recién casada Inés de la Fressange.

Las imágenes de Carolina de Mónaco destrozada en el entierro de Stefano Casiraghi, sujetada por su padre, el príncipe Rainiero, fueron las últimas de la hija mayor de Grace Kelly en varios meses. Reapareció en la fiesta del Principado el 19 de noviembre, pero no pudo llegar al final de la misa. Tuvieron que ayudarla a llegar a un coche oficial que la sacara de la catedral de Montecarlo. Se retiró entonces a la Provenza francesa, en un exilio rural que duró dos largos años.
 
Carolina se casó con Philippe Junot en 1978 y se separó en 1980. Entonces, la hija mayor de Grace y Rainiero era considerada la princesa rebelde de Europa, con una agitada vida sentimental que solo se detuvo ante el que sería su gran amor, Stefano Casiraghi. Con este empresario y deportista se casó en 1983, a los 30 años,

Creo que las fechas y los años que da de Carolina no cuadran demasiado...

Realmente...
Nació en el 1957.
En el 1978, cuando se casó con Philippe, tenía 21 años.
Se divorció de él a los 23 años, dos años más tarde de haberse casado.

En el 1983, cuando se casó con Stefano, tenía 26 años (no 30, como dice el artículo).
Su primer hijo, Andrea, nació un año más tarde de la boda, cuando Carolina tenía 27 años.
En el 1986, nació Carlota, cuando tenía 29 años.
Y, a los 30 años, fue entonces, cuando Carolina tuvo a su tercer hijo con Stefano, Pierrre.
 
Creo que las fechas y los años que da de Carolina no cuadran demasiado...

Realmente...
Nació en el 1957.
En el 1978, cuando se casó con Philippe, tenía 21 años.
Se divorció de él a los 23 años, dos años más tarde de haberse casado.

En el 1983, cuando se casó con Stefano, tenía 26 años (no 30, como dice el artículo).
Su primer hijo, Andrea, nació un año más tarde de la boda, cuando Carolina tenía 27 años.
En el 1986, nació Carlota, cuando tenía 29 años.
Y, a los 30 años, fue entonces, cuando Carolina tuvo a su tercer hijo con Stefano, Pierrre.
Su hijo Andrea, nació al año siguiente porque se casaron en Diciembre de 1983. Se caso embarazada de algo más de 4 meses y Andrea nació en Junio de 1984. En la boda civil, pese a llevar un perfecto y elegante traje de chaqueta azul claro de Chanel, ya se le notaba bastante el embarazo...
 
Su hijo Andrea, nació al año siguiente porque se casaron en Diciembre de 1983. Se caso embarazada de algo más de 4 meses y Andrea nació en Junio de 1984. En la boda civil, pese a llevar un perfecto y elegante traje de chaqueta azul claro de Chanel, ya se le notaba bastante el embarazo...

Sí. Es exactamente lo que he dicho... que nació en el 1984, el año siguiente a la boda (1983), si relees mi comentario...

"En el 1983, cuando se casó con Stefano, tenía 26 años (no 30, como dice el artículo).
Su primer hijo, Andrea, nació un año más tarde de la boda.."
 
Su hijo Andrea, nació al año siguiente porque se casaron en Diciembre de 1983. Se caso embarazada de algo más de 4 meses y Andrea nació en Junio de 1984. En la boda civil, pese a llevar un perfecto y elegante traje de chaqueta azul claro de Chanel, ya se le notaba bastante el embarazo...
De azul iba en la boda con Ernesto (también embarazada). Con Stefano iba con un vestido de un color beige y de tela que creo que era como sedosa
 
Creo que las fechas y los años que da de Carolina no cuadran demasiado...

Realmente...
Nació en el 1957.
En el 1978, cuando se casó con Philippe, tenía 21 años.
Se divorció de él a los 23 años, dos años más tarde de haberse casado.

En el 1983, cuando se casó con Stefano, tenía 26 años (no 30, como dice el artículo).
Su primer hijo, Andrea, nació un año más tarde de la boda, cuando Carolina tenía 27 años.
En el 1986, nació Carlota, cuando tenía 29 años.
Y, a los 30 años, fue entonces, cuando Carolina tuvo a su tercer hijo con Stefano, Pierrre.

Es increíble que estos artículos no se tomen el cuidado de revisar hechos fácilmente verificables. Al ver esos errores se pierde toda la credibilidad de lo que escriben.
 
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