Títulos académicos falsos de políticos del PSOE. La tesis plagiada del presidente Pedro Sánchez

En la entrevista que le hizo Ana Pastor el domingo, hablando del diesel el doctor Sanchez dijo que el partido socialista está muy comprometido con el medio ambiente. Será caradura, por eso cogió el falcon para ir al concierto de los Killers. . La Bego también, tela.

Bueno, porque el falcon no va con diésel. Lo ha hecho sacrificandose por ser fiel a su discurso anti-diésel.
 
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Plagscan destroza la propaganda de Moncloa: "A nosotros nos da un 21% de plagio, no un 0,96%"
El CEO de una de las compañías dedicadas a la detección de plagios ha salido a la palestra para desmentir los anuncios propagandísticos de Moncloa.
Libertad Digital
2018-09-18
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Sánchez, en una imagen reciente. | EFE
Markus Goldbach, CEO de Plagscan, ha desautorizado el anuncio que hizo público Moncloa el pasado viernes, según el cual sólo se detectaba un porcentaje ínfimo de contenidos copiados en la tesis doctoral de Pedro Sánchez: "Utilizando nuestras configuraciones estándar nos ha generado un porcentaje del 21%" de textos de otras fuentes que aparecen en la tesis.

En declaraciones que este martes publica El Mundo, Goldbach asegura, además, que la empresa ha pedido al Gobierno el informe del análisis cuyo resultado hizo público hace unos días, pero esta petición ha sido infructuosa.

Goldbach recuerda que el programa da la posibilidad de preconfigurar los informes según determinados criterios: "Es lo que habrán hecho. Hay múltiples filtros que se pueden usar previamente desde las fuentes usadas, hasta la eliminación de citas mal puestas" y que por el momento "no sabemos cómo se definió la configuración", asegura el CEO de Plagscan, que pide "acceder al informe del Gobierno para entenderlo", algo que hasta ahora no ha sido posible.


"Se puede editar hasta el reporte", recuerda Goldbach, que se muestra molesto porque el Gobierno anunciase que con su herramienta se había detectado un nivel de plagio mucho menor del detectado con Turnitin. "Está claro que un 0,96% no es real", asegura.

Además, la información de El Mundo recuerda que, como el propio Goldbach dice, es necesaria una labor humana que revise los resultados que va ofreciendo la herramienta y, sobre todo, que Plagscan no rastrea las similitudes con informes que no son públicos o con discursos como el de Miguel Sebastián del que se incluyeron párrafos completos en la tesis, tal y como desvelaba este lunes en su cuenta de Twitter el periodista Matthew Bennett.

Al excluir este tipo de textos la realidad es que, tal y como se está ya demostrando, el porcentaje de contenido plagiado en la tesis de Pedro Sánchez sería aún mayor que ese 21%
 
La Comisión de Doctorado de la UCJC debió tumbar el tribunal de la tesis de Sánchez
«Trasladó sus cursos de doctorado desde la Complutense porque allí no le iban a regalar el título», denuncia un exprofesor de la UCJC
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Javier Chicote
@ChicoteLerenaSeguir
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Enrique Delgado Sanz
@DelsanzSeguir
MadridActualizado:18/09/2018 08:48h143«El caso tesis», el análisis de Juan Fernández-Miranda

Pedro Sánchez hizo los cursos de doctorado en el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, un centro adscrito a la Universidad Complutense de Madrid, en el curso 2001-2002. Según confirmaron ayer fuentes de este centro a ABC, el actual presidente del Gobierno pasó los dos siguientes años en blanco y retomó en el curso 2004-2005, cuando se examinó y logró el Diploma de Estudios Avanzados. El DEA acreditaba la suficiencia investigadora, paso previo para comenzar su tesis doctoral (actualmente el sistema es otro).

En el año 2010, cuando hacía dos años que impartía clases en la Universidad Camilo José Cela, Pedro Sánchez se matriculó de doctorado en esta universidad privada y convalidó sus estudios previos en la Complutense. «Si has hecho los cursos de doctorado en la Complutense, ¿por qué luego te vas a doctorar en la Camilo José Cela, que tiene un prestigio muy inferior?», se pregunta un exprofesor del centro privado. Es tajante en la respuesta: «Porque en la Complutense no le iban a regalar el doctorado?», asevera a ABC el docente, que ha pedido el anonimato por seguir en activo. Sánchez había sido fichado para la UCJC por el entonces rector, Rafael Cortés Elvira, militante socialista desde 1974 y exsecretario de Estado para el Deporte con Felipe González.

ABC desveló el pasado jueves en exclusiva que el tribunal que valoró la tesis de Sánchez carecía de experiencia académica y también de conocimientos en la materia de la tesis, la diplomacia económica. El doctor Juan Antonio Maroto, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Complutense destaca de los conocimientos de los integrantes del tribunal de Sánchez que «no tenían nada que ver con el tema, ninguno de ellos, y ni siquiera después han trabajado en ese asunto».

documentos calcados del Ministerio de Industria en la tesis de Sánchez porque ningún miembro del tribunal sabía de eso», señala. «La Comisión de Doctorado dio el ok pese a que no tenían experiencia investigadora. En el tribunal había tres doctores, de cinco, recién nombrados. Igual que para dar clase hace falta más que ser licenciado, un nuevo doctor no puede calificar a alguien que pretende serlo, porque apenas hay diferencia entre ellos», destaca.

Otras fuentes consultadas sostienen que «los niveles de exigencia eran bajos, no había escuela de doctorado, allí se hacían allí muy pocas tesis y de aquella manera». El hecho de que Juan Padilla, coautor de dos artículos con Pedro Sánchez que fueron volcados en la tesis sin cita alguna, fuera miembro del tribunal, significaba que «no había riesgo alguno de que rechazaran el trabajo de Pedro Sánchez».

ABC se ha puesto en contacto con Adolfo Sánchez Burón, entonces vicerrector de Investigación y Posgrado de la UCJC, para preguntarle por los criterios que se siguieron en la aprobación del tribunal, pero ha declinado amablemente responder.

La legislación, en contra
La legislación aplicable al doctorando Sánchez tampoco juega a favor del tribunal. El Real Decreto 1393/2007 de 29 de octubre establece dos requisitos para tribunales así: deben componerlos cinco doctores que, además tengan «experiencia investigadora acreditada». En este caso, únicamente tres de los cinco miembros (Ruza, Pérez y Rejas Muslera) tenían artículos académicos publicados pero en materias distintas a la diplomacia económica. Los otros dos (Padilla y Blanco) estaban casi inéditos. Después de rastrear los repositorios académicos de referencia e intentar, sin éxito, contactar con ambos para que se explicaran, el resultado es el siguiente: el primero apenas había escrito dos artículos -curiosamente ambos al alimón con Pedro Sánchez antes de evaluarle- y el segundo, ninguno más allá de su tesis doctoral.
 
Echo muy en falta el comentario del otro adalid de la moralidad, Pablo Iglesias. ¿Se calla por conveniencia? A un presidente flojo, le saca hasta las entretelas. También puede ser que sea prudente, tiene por ahí una tesis. :cat:
Que no la saque por Dios...

Multitud y acción colectiva postnacional: un estudio comparado de los desobedientes: de Italia a Madrid (2000-2005)
http://eprints.ucm.es/8458/1/T30518.pdf

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No conviene confundir tesis doctoral con mediocre trabajo de Grado
Una buena tesis es el compendio de tres factores: un buen alumno, un buen tutor y un buen programa. ¿Cumple la de Pedro Sánchez tales requisitos?

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Imagen de archivo de Pedro Sánchez. EFE

18.09.2018 - 05:15

Una tesis doctoral es un ejercicio de aprendizaje. Con él, el graduado se familiariza con el método de análisis científico de la parcela de conocimiento en el que se va a especializar. En mi caso, la Economía, supone ante todo el ampliar tus conocimientos sobre la materia, entender los procesos lógicos que generan nuevo conocimiento y, con la tesis, aplicarlo para aportar algo novedoso al acervo. Algo que suponga un avance marginal. En una sola frase, doctorarse representa el hito de creación de un investigador.

Para lograr tal conversión son necesarios muchos años de estudio, dedicación y ante todo de tutorización. Es este último el factor más relevante del proceso. Hacer la tesis no se aprende solo en las aulas mientras se asiste a clases magistrales. Esta se aprende especialmente en las largas reuniones con el director o la directora donde te explicarán cuáles son las herramientas mentales y técnicas necesarias para tu avance. Observándolos, analizando sus reflexiones y comprendiendo sus críticas y enfados, es cuando uno aprende realmente.





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Portada de la tesis doctoral del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se encuentra en la Universidad Camilo José Cela, donde se puede consultar. EFE/Borja Méndez


No obstante, esto no quiere decir que no sea fundamental qué aprendas mientras asistes a los cursos de doctorado. En ellos recibes conocimientos y método. Ambos necesarios para luego, con el tutor o la tutora llevarlo al límite con la aportación marginal que uno buenamente pueda hacer.

Una buena tesis es por lo tanto el compendio de tres factores. Un buen alumno. Un buen tutor. Un buen programa. La confluencia de estos tres elementos terminan por crear un producto de calidad o excelencia que normalmente suele validarse mediante publicaciones con valor añadido.


Que haya tesis mediocres es normal. No todos podemos estar al nivel de los mejores. Que las haya malas, o muy malas, ya no es tan habitual

Sin embargo, en España, los incentivos han permitido que, a pesar de los numerosos programas de doctorado y de tutores que cumplen con requisitos mínimos de calidad, otros hayan terminado por crear un envoltorio de mediocridad a los primeros. Estos incentivos, son varios: endogamia universitaria con la extendida idea de que el doctorado es una lanzadera para instalarse en el departamento elegido, el de los mentores o amigos; una escasa autocrítica, acompañada de la ausencia de control externo durante el proceso de elaboración de la tesis; la falsa excelencia, concretada en redes de publicación y favores “editoriales” y muchos más. Todo ello crea un cóctel perfecto dentro del que han nacido tesis más propias de trabajos de grado mediocres que de aportaciones al conocimiento.

Pero este defecto de los procesos de creación de personal investigador no deben empañar una realidad más amplia. Por suerte cada vez son más los recién doctorados que salen de sus programas no solo capacitados sino con la etiqueta de excelencia. Hay programas, al menos en mi campo que es la Economía, cada vez más competitivos y para los cuáles hay una fuerte demanda no solo de graduados españoles sino de otros países. Tenemos doctores en organismos internacionales, universidades de primera línea o publicando en revistas “top” y que hicieron sus cursos y su defensa en universidades españolas. Y cada vez son más.

Que haya tesis mediocres es normal. No todos podemos estar al nivel de los mejores. Que las haya malas o, como estos días se habla, muy malas, es más que habitual. Pero podemos pensar que estas son las menos y, lo mejor, cada vez más raras.

De lo que podemos criticar a día de hoy a algunos doctores, universidades y tutores es de no haberse tomado en serio un proceso tan importante como es el de crear a un investigador. Más aún, y yendo más allá, es profundamente rechazable la existencia en algunos ámbitos concretos de la Universidad española de la prostit*ción del título. No cabe duda de la necesidad de denunciar y de erradicar estas prácticas, más, si cabe, si tienen como objeto facilitar el acceso a un título que debería estar reservado a quienes realmente se han esforzado en ello. Pero a menos que podamos establecer líneas divisorias claras e identifiquemos caso por caso, nunca será fácil poder exigir responsabilidades simplemente por gestar una tesis mala. Que esta lo sea así depende, como he dicho, de muchos factores, e identificar la responsabilidad y las razones es tarea compleja.

La endogamia universitaria crea un cóctel perfecto dentro del que han nacido tesis más propias de mediocres trabajos de grado

En todo caso, y en la tesis que nos ha traído al debate tan intenso sobre la materia en los últimos días, no hay que mirar sólo al doctorando, sino en especial a su responsable y al programa en el que se circunscribe. También al tribunal que la aceptó. Al primero, porque el visto bueno para su defensa solo le atañe a él o a ella. También porque es su obligación el de que el trabajo se “pasee” por congresos o encuentros donde ir exponiendo parte de los resultados de la tesis. Esta buena costumbre limpia y da esplendor al trabajo del tutor y del doctorando. Esto, entre otras cosas, dilata la creación de la tesis. De ahí que es complejo aceptar que esta se liquide en tan solo un par de años. No hacer esto ya nos da una idea de lo que se pretende con la tesis en marcha.

A los segundos, el programa de doctorado, porque se debe imponer un cierto control externo al ejercicio del doctorando, una especie de auditoría, en las fases previas a la defensa. Solo se defienden trabajos que haya sido convenientemente criticados. En muchos países hay una vista previa que devuelve el ejercicio con deberes y enmiendas parciales o totales. Si no se procede a tales controles, los departamentos que mantienen programas de doctorado se juegan en este caso su nombre y reputación.

A los últimos, el tribunal, por dar por bueno un trabajo que puede llegar a ser evidente que no lo es. Y en el caso unánime de que la tesis sea deficiente, todos y cada uno de ellos quedan desprestigiados tanto o más si cabe que el autor.

Pero esto es a lo más que podremos llegar a decir con esta y otras tesis, siempre y cuando no se demuestren deficiencias mayores, como el plagio o la actuación políticamente interesada de todos estos actores, o incumplimientos de la norma fijada por Tercer Ciclo. Mientras tanto, solo podremos decir que estamos ante un ejemplo no poco habitual de un sistema que quiero creer está en retroceso.
 
¿Por qué están los mediocres en las capas superiores de la administración pública a las que no se accede por oposición?
 
No conviene confundir tesis doctoral con mediocre trabajo de Grado
Una buena tesis es el compendio de tres factores: un buen alumno, un buen tutor y un buen programa. ¿Cumple la de Pedro Sánchez tales requisitos?

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Imagen de archivo de Pedro Sánchez. EFE

18.09.2018 - 05:15

Una tesis doctoral es un ejercicio de aprendizaje. Con él, el graduado se familiariza con el método de análisis científico de la parcela de conocimiento en el que se va a especializar. En mi caso, la Economía, supone ante todo el ampliar tus conocimientos sobre la materia, entender los procesos lógicos que generan nuevo conocimiento y, con la tesis, aplicarlo para aportar algo novedoso al acervo. Algo que suponga un avance marginal. En una sola frase, doctorarse representa el hito de creación de un investigador.

Para lograr tal conversión son necesarios muchos años de estudio, dedicación y ante todo de tutorización. Es este último el factor más relevante del proceso. Hacer la tesis no se aprende solo en las aulas mientras se asiste a clases magistrales. Esta se aprende especialmente en las largas reuniones con el director o la directora donde te explicarán cuáles son las herramientas mentales y técnicas necesarias para tu avance. Observándolos, analizando sus reflexiones y comprendiendo sus críticas y enfados, es cuando uno aprende realmente.





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Portada de la tesis doctoral del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se encuentra en la Universidad Camilo José Cela, donde se puede consultar. EFE/Borja Méndez


No obstante, esto no quiere decir que no sea fundamental qué aprendas mientras asistes a los cursos de doctorado. En ellos recibes conocimientos y método. Ambos necesarios para luego, con el tutor o la tutora llevarlo al límite con la aportación marginal que uno buenamente pueda hacer.

Una buena tesis es por lo tanto el compendio de tres factores. Un buen alumno. Un buen tutor. Un buen programa. La confluencia de estos tres elementos terminan por crear un producto de calidad o excelencia que normalmente suele validarse mediante publicaciones con valor añadido.


Que haya tesis mediocres es normal. No todos podemos estar al nivel de los mejores. Que las haya malas, o muy malas, ya no es tan habitual

Sin embargo, en España, los incentivos han permitido que, a pesar de los numerosos programas de doctorado y de tutores que cumplen con requisitos mínimos de calidad, otros hayan terminado por crear un envoltorio de mediocridad a los primeros. Estos incentivos, son varios: endogamia universitaria con la extendida idea de que el doctorado es una lanzadera para instalarse en el departamento elegido, el de los mentores o amigos; una escasa autocrítica, acompañada de la ausencia de control externo durante el proceso de elaboración de la tesis; la falsa excelencia, concretada en redes de publicación y favores “editoriales” y muchos más. Todo ello crea un cóctel perfecto dentro del que han nacido tesis más propias de trabajos de grado mediocres que de aportaciones al conocimiento.

Pero este defecto de los procesos de creación de personal investigador no deben empañar una realidad más amplia. Por suerte cada vez son más los recién doctorados que salen de sus programas no solo capacitados sino con la etiqueta de excelencia. Hay programas, al menos en mi campo que es la Economía, cada vez más competitivos y para los cuáles hay una fuerte demanda no solo de graduados españoles sino de otros países. Tenemos doctores en organismos internacionales, universidades de primera línea o publicando en revistas “top” y que hicieron sus cursos y su defensa en universidades españolas. Y cada vez son más.

Que haya tesis mediocres es normal. No todos podemos estar al nivel de los mejores. Que las haya malas o, como estos días se habla, muy malas, es más que habitual. Pero podemos pensar que estas son las menos y, lo mejor, cada vez más raras.

De lo que podemos criticar a día de hoy a algunos doctores, universidades y tutores es de no haberse tomado en serio un proceso tan importante como es el de crear a un investigador. Más aún, y yendo más allá, es profundamente rechazable la existencia en algunos ámbitos concretos de la Universidad española de la prostit*ción del título. No cabe duda de la necesidad de denunciar y de erradicar estas prácticas, más, si cabe, si tienen como objeto facilitar el acceso a un título que debería estar reservado a quienes realmente se han esforzado en ello. Pero a menos que podamos establecer líneas divisorias claras e identifiquemos caso por caso, nunca será fácil poder exigir responsabilidades simplemente por gestar una tesis mala. Que esta lo sea así depende, como he dicho, de muchos factores, e identificar la responsabilidad y las razones es tarea compleja.

La endogamia universitaria crea un cóctel perfecto dentro del que han nacido tesis más propias de mediocres trabajos de grado

En todo caso, y en la tesis que nos ha traído al debate tan intenso sobre la materia en los últimos días, no hay que mirar sólo al doctorando, sino en especial a su responsable y al programa en el que se circunscribe. También al tribunal que la aceptó. Al primero, porque el visto bueno para su defensa solo le atañe a él o a ella. También porque es su obligación el de que el trabajo se “pasee” por congresos o encuentros donde ir exponiendo parte de los resultados de la tesis. Esta buena costumbre limpia y da esplendor al trabajo del tutor y del doctorando. Esto, entre otras cosas, dilata la creación de la tesis. De ahí que es complejo aceptar que esta se liquide en tan solo un par de años. No hacer esto ya nos da una idea de lo que se pretende con la tesis en marcha.

A los segundos, el programa de doctorado, porque se debe imponer un cierto control externo al ejercicio del doctorando, una especie de auditoría, en las fases previas a la defensa. Solo se defienden trabajos que haya sido convenientemente criticados. En muchos países hay una vista previa que devuelve el ejercicio con deberes y enmiendas parciales o totales. Si no se procede a tales controles, los departamentos que mantienen programas de doctorado se juegan en este caso su nombre y reputación.

A los últimos, el tribunal, por dar por bueno un trabajo que puede llegar a ser evidente que no lo es. Y en el caso unánime de que la tesis sea deficiente, todos y cada uno de ellos quedan desprestigiados tanto o más si cabe que el autor.

Pero esto es a lo más que podremos llegar a decir con esta y otras tesis, siempre y cuando no se demuestren deficiencias mayores, como el plagio o la actuación políticamente interesada de todos estos actores, o incumplimientos de la norma fijada por Tercer Ciclo. Mientras tanto, solo podremos decir que estamos ante un ejemplo no poco habitual de un sistema que quiero creer está en retroceso.

En esa foto parece que le acababan de inyectar el cemento en la cara y no lo tenía bien repartido. Da mucho yuyu :nailbiting:
 
¿Por qué están los mediocres en las capas superiores de la administración pública a las que no se accede por oposición?

Compadreo, amiguismo, mamandurrias, enchufes, favores mutuos, taparse corruptelas y puede que cosas más graves...
Y como son bastante ineptos tienen que engordarse el curriculum para no parecer unos infradotados.
 
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