Para mí la clave de la amistad son los años. Y no como medida de tiempo, como medida de vivencias, hay años neutros en los que no pasa nada y eso no cuenta, pero hay épocas malísimas y ahí compruebas quien está dispuesto a cruzar el desierto contigo, y épocas muy buenas y también es importante ver quien se queda y la envidia no le corroe. Porque también están los amigos de la lástima, los que se regodean en las rachas malas y cuando la vida te sonríe, ellos ya se ríen menos.
Yo los amigos circunstanciales no los tengo por amigos, tiene que existir tiempo, vivencias y reciprocidad. No necesito ver a alguien cada semana, ni cada mes, para que sea mi amigo, pero quiero compartir su felicidad y sentir su pena, porque si me es indiferente, aunque me esfuerce en involucrarme, tampoco es mi amigo.
La amistad para mí es lealtad y si me la lías soy de las de te ignoro para siempre, ayer tenía a una de mis mejores amigas del cole (y de bastantes años después) en la cola de Zara delante de mi, en un momento de su vida a ella le interesaron más otras amistades que la mía, lo pasé mal y tarde más tiempo de la cuenta en percibirlo, pero el día que lo pillé fue un hasta nunca. Cuando ella quiso arreglarlo no me interesaba, y ahora la miro y no la reconozco, y como es una desconocida no la saludo, no porque me niegue a hablarle, es que yo ya no tengo nada que decirle.
No tengo la capacidad de dar segundas oportunidades, por mucho que lo intento, y envidio a la gente que puede darlas.
Yo también te cojo prestada la expresión “los amigos de la lástima”, me encanta. Siempre se habla de lo importante que es que un amigo esté en los malos momentos (y lo es, por supuesto) y hace poco tiempo leí un artículo que decía que a veces es más fácil empatizar alguien que lo está pasando mal, prestarle consuelo y pensar “menos mal que no estoy yo en esa situación” que alegrarte sinceramente de sus éxitos sin sentir envidia. Así que sí, amigos son los que sufren contigo pero también los que se alegran de tus éxitos a partes iguales.