He encontrado esto. Como poco curioso que Carmen Sevilla no supiese qué era una lesbiana...
Siempre se dijo que se hacía la tonta, igual que con las ovejitas.
Existen miles de leyendas urbanas sobre cada una de estas maravillosas artistas. Así como conversaciones apócrifas entre ellas, que se repiten como un mantra que, sin embargo, nadie ha escuchado en primera persona. Algo parecido a lo que ocurre con la [supuesta] conversación sobre el ‘sobrino’ de Jacinto Benavente: tiene varios protagonistas según quien la cuente. Lo mismo ocurre con la [supuesta] charla entre Lola Flores y Carmen Sevilla hablando sobre lesbianismo y, más en concreto, ante la [supuesta] pregunta de Carmen a Lola: ¿Qué significa eso de ser lesbiana?
El caso es que hay ‘otra cosa’ que une a muchas de ellas. Y que en su momento fue toda una fantasía lésbica, encubierta, para muchas muchas mujeres que, en aquellos duros años del franquismo, no podían disfrutar abiertamente de su sexualidad.
Igual que los teatros de revista fueron refugio de miles de gais que iban a disfrutar de esa orgía de plumas, la sensualidad de mujeres tan maravillosas como Celia Gámez, Concha Velasco o Maruja Díaz, fue igual para muchas lesbianas. Ver a esas maravillosas mujeres –enfundadas en el traje de la tuna, con sus maillots ceñidos y bandurria en mano– cantar “¿Por qué? ¿Por qué se maravilla quien te ve? Será que tus mujeres son hermosas; será, será que el vino alegra el corazón; será que huelen bien tus lindas rosas; será, será, que estás bañada por el sol…” es algo que en la época debió de ser una fantasía impagable.
Siempre se dijo que se hacía la tonta, igual que con las ovejitas.
Existen miles de leyendas urbanas sobre cada una de estas maravillosas artistas. Así como conversaciones apócrifas entre ellas, que se repiten como un mantra que, sin embargo, nadie ha escuchado en primera persona. Algo parecido a lo que ocurre con la [supuesta] conversación sobre el ‘sobrino’ de Jacinto Benavente: tiene varios protagonistas según quien la cuente. Lo mismo ocurre con la [supuesta] charla entre Lola Flores y Carmen Sevilla hablando sobre lesbianismo y, más en concreto, ante la [supuesta] pregunta de Carmen a Lola: ¿Qué significa eso de ser lesbiana?
El caso es que hay ‘otra cosa’ que une a muchas de ellas. Y que en su momento fue toda una fantasía lésbica, encubierta, para muchas muchas mujeres que, en aquellos duros años del franquismo, no podían disfrutar abiertamente de su sexualidad.
Igual que los teatros de revista fueron refugio de miles de gais que iban a disfrutar de esa orgía de plumas, la sensualidad de mujeres tan maravillosas como Celia Gámez, Concha Velasco o Maruja Díaz, fue igual para muchas lesbianas. Ver a esas maravillosas mujeres –enfundadas en el traje de la tuna, con sus maillots ceñidos y bandurria en mano– cantar “¿Por qué? ¿Por qué se maravilla quien te ve? Será que tus mujeres son hermosas; será, será que el vino alegra el corazón; será que huelen bien tus lindas rosas; será, será, que estás bañada por el sol…” es algo que en la época debió de ser una fantasía impagable.