Rio 2016. Juegos Olímpicos.

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Almuerzo gratis en la Villa Olímpica:eek::rolleyes:
 
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Otro mal portado. Se fue de marcha en Copacabana después de ganar el bronce y se emborrachó, según el mismo dijo, tomó demasiadas caipirinhas.
El belga Dirk Van Tichelt se quiso colar borracho en un hotel en Río, diz que persiguiendo a una mujer que le había robado el móvil, rompió la cerradura de la puerta, la cual estaba enllavada, entró en un altercado con el recepcionista del hotel, quien tiene entrenamiento en JiuJitsu y terminó con el ojo morado y en la comisaría. Ya fue liberado.
El a su vez denunció el robo de su móvil.
 
El polémico abanderado de Etiopía: un nadador 'amateur' con sobrepeso
Robel Habte fue apodado como la 'ballena' y es hijo del presidente de la Federación de este país.

Por: AFP |

10:58 a.m. | 11 de agosto de 2016
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Foto: Dominic Ebenbichler / REUTERS

Robel pesa 81 kilos y su cuerpo no es tan esbelto como el de un nadador profesional.


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La comentada mala actuación del nadador etíope Robel Habte, último de las series de 100 metros en estilo libre, provocó polémica en su país, donde el nadador 'amateur', hijo del presidente de su Federación, es acusado de haberse beneficiado de favoritismo para participar en los Juegos de Rio.

Apodado 'Robel la Ballena' en las redes sociales por su físico no precisamente esbelto -tiene incluso barriga-, el nadador etíope de 1,79 metros de estatura y 81 kilogramos de peso se convirtió en uno de los protagonistas de la natación olímpica, donde se quedó muy retrasado con respecto a sus competidores.





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Robel Habte, el nadador amateur que representa a Etiopía. Foto: Dominic Ebenbichler / REUTERS




Su mala actuación, con un tiempo de un minuto, cuatro segundos y 95 centésimas, muy lejos de los 48.58 segundos necesarios para una clasificación a la ronda siguiente, fue juzgada por la prensa internacional como la encarnación perfecta de la máxima olímpica sobre que "lo importante no es ganar, sino participar".

Pero en Etiopía su actuación no fue recibida precisamente con una sonrisa divertida y muchos recordaron que Robel Habte es hijo de Kiros Habte, el presidente de la Federación Etíope de Natación, disparando las especulaciones sobre la cuestión de que pudo beneficiarse de ese parentesco para lograr estar en Rio-2016.

Es el "símbolo" del "favoritismo y de la incompetencia que estamos combatiendo", estima Lina T., una habitante de Adís Abeba, en su cuenta de Twitter, haciendo referencia al movimiento de protesta antigubernamental violentamente reprimido en las últimas semanas en Etiopía.

El caso de Robel Habte se convirtió en objeto de discusiones encendidas en las redes sociales en Etiopía, donde muchos internautas pidieron la dimisión del presidente de la Federación de natación, un deporte poco popular en un país que no cuenta con ninguna piscina olímpica.

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El nadador fue el abanderado de Etiopía. Hubo críticas por supuesto favoritismo, debido a que es hijo del presidente de la Federación de ese país. Franck Fife / AFP




El nadador etíope de 24 años, sin ninguna experiencia deportiva en competición, tuvo además el honor de ser el abanderado de la delegación etíope, que cuenta con atletas de fondo y medio fondo de prestigio mundial,en la ceremonia de inauguración en el mítico estadio Maracaná de Rio de Janeiro.

"Está bien terminar último, alguien tiene que serlo, pero no está bien humillar a un país participando en una competición sin ninguna competencia para ello", se indigna Seble T., también de Adís Abeba, en su cuenta de Facebook.

"Es triste tener tantos Robel en el sistema, es hora de darse cuenta de las razones de que la gente esté tan enfadada y frustrada", agregó.

Kiros Habte habló desde Brasil con la radio gubernamental Fana y defendió su participación. "No aspirábamos a ningún resultado. Sólo a participar, eso es todo", afirmó.
 
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PIRAGÜISMO | GRAN FINAL DE LA ESPAÑOLA
Maialen Chourraut logra la medalla de oro en piragüismo slalom

Maialen Chourraut consigue la medalla de oro en la final de K1 de piragüismo slalom de los Juegos de Río. La española superó la prueba con el mejor tiempo en una final brutal y cumple su ansiado sueño de medalla en Río después de conseguir el bronce en Londres 2012. Tercera presea para España en Río 2016.

Deportes Atresmedia | Madrid | Actualizado el 11/08/2016 a las 20:40 horas

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Maialen Chourraut en Río 2016 / Getty Images

La española Maialen Chourraut se ha proclamado este jueves, en el Whitewater Stadium de Deodoro, campeona olímpica de la modalidad de K1 de piragüismo slalom de los Juegos de Río 2016. Chorraut, que había sido bronce en Londres 2012, venció con un tiempo de 98.65 y superó a la neozelandesa Luuka Jones (101.82) australiana Jessica Fox (102.49), que había sido plata en la anterior cita olímpica.

Chourraut había pasado a la final con el tercer tiempo de la semifinal con 101.83, tan solo superada por la austríaca Corinna Kuhnle (101.54) y la británica Fiona Pennie (101.81).
 
La cultura de violencia de Río perfora la burbuja olímpica
Los tiroteos, los atracos y los homicidios siguen afectando la vida de los cariocas durante los Juegos
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FELIPE BETIM
Rio de Janeiro 11 AGO 2016 - 21:03 CEST
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Agentes de la policía junto al cadáver de un hombre que murió cerca del estadio del Maracanã el día de la ceremonia de inauguración DAVID J. PHILLIP AP


Cuando se fueron acercando los Juegos Olímpicos y el Ejército brasileño empezó a ensayar cómo controlaría la seguridad de Río de Janeiro, muchos cariocas asumieron que, al menos durante el evento, y al menos para que la ciudad pudiese acoger a delegaciones y autoridades extranjeras, la violencia urbana a la que están acostumbrados cesaría. No ha sido del todo así. Si bien la presencia del ejército es constante allí donde se celebran competiciones y eventos olímpicos, en los demás barrios apenas ha cambiado la sensación de inseguridad a la que los ciudadanos están acostumbrados. Siguen dándose episodios de tiroteos y atracos, aunque de forma discreta, en las páginas de sucesos. Y algunos de ellos llegan a afectar no solo la vida de los ciudadanos de Río, sino también el día a día de deportistas, periodistas y turistas que aterrizaron en la ciudad. La realidad de Río ha invadido en varias ocasiones la burbuja olímpica.
La noche del miércoles 10 de agosto, por ejemplo, tres agentes encargados de la seguridad de los juegos fueron atacados por narcotraficantes al entrar por error en la favela Vila do João, en la zona norte. Dos de ellos fueron tiroteados y uno acabó hospitalizado. Los tres venían de otros Estados y habían ido a Río solo a trabajar a las Olimpiadas.

Pero este se solo el último caso. El día de la ceremonia de apertura de los Juegos en el estadio de Maracaná. El barrio de Tijuca, en la zona norte de la ciudad, contó con el refuerzo de policías militares y del Ejército. Parecía que reinaba la paz. El estadio estaba cercado y era imposible llegar a menos de 200 metros de él. Las delegaciones de los atletas que subían a sus furgonetas para regresar a la Villa Olímpica estaban bajo la atenta mirada de los agentes. Mientras tanto, los espectadores se deparaban con militares en todos los accesos del metro.

Semejante despliegue de seguridad se creó para evitar, ante todo, atentados terroristas y narcotraficantes durante los Juegos.Pero no fue suficiente para inhibir a delincuentes ni para impedir que a un comisario de la Policía Federal, que también coordinaba la seguridad de la ceremonia de apertura, casi le atracasen en los alrededores del Maracaná. Fue abordado por un grupo de cuatro hombres armados con cuchillos al salir del estadio. El comisario y otros dos policías abrieron fuego contra los atracadores, lo que provocó el pánico entre quienes abandonaban el recinto.

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Efectivos de seguridad cerca de la llama olímpica, en el centro del Río. ALEXANDER HASSENSTEIN GETTY IMAGES


También parece producirse esto en la región del puerto, donde está el Bulevar Olímpico, siempre repleto de turistas y cariocas atraídos por las atracciones culturales programadas para los Juegos. Según declaraciones de varios trabajadores a EL PAÍS, ese área de Río, ubicada al lado de la favela de Providencia, nunca ha vivido días tan tranquilos. No obstante, cuando la arquitecta carioca Denise Ribeiro Dias, de 51 años, se dirigía en su coche hacia el centro de la ciudad por la Via Binário, cerca de la siempre concurrida plaza Mauá, fue asaltada por tres atracadores. Intentó acelerar pero acabó recibiendo un tiro en la nuca.

La fuerte presencia del Ejército cerca del Parque Olímpico y de otras áreas de competición contrasta también con los principales accesos de la ciudad en barrios como Botafogo o incluso en la turística Ipanema, donde la seguridades nula. Allí fue donde, este sábado, el ministro de Educación de Portugal, Tiago Brandão Rodrigues, casi fue atracado cuando volvía a su hotel. “En una calle muy concurrida, durante la tarde, fui abordado por dos individuos que me pedían dinero", contó. "Llevaban un arma blanca y todo sucedió de una forma muy natural y muy rápida. Querían nuestras pertenencias, pero había mucha gente en las inmediaciones y se produjo un revuelo. Acabaron huyendo y soltaron todo", contó.

La realidad olímpica tampoco ha eclipsado la crisis del modelo de pacificación adoptado por el Estado de Río, mediante la instalación de UPP (Unidades de Policía Pacificadora) en las favelas. Las operaciones policiales rutinarias y la abundante violencia también siguen como de costumbre para los vecinos de las regiones periféricas de la ciudad, como en el Complexo de Alemão, en la zona norte de Río. “El Alemão sigue igual de intenso. Tiroteos diarios, intervenciones policiales, heridos de bala. No ha cambiado nada. Las intervenciones policiales se han intensificado estos últimos días, lo que se ha traducido en más heridos de bala, más muertos y muchos detenidos”, resumió a EL PAÍS Betinho Casas Novas, fotógrafo del diario comunitario Voz da Comunidade, que sigue de cerca la realidad de este complejo de favelas.

Los tiroteos también han invadido la estructura olímpica, pese al fuerte dispositivo de seguridad. Una bala perdida alcanzó -y no se sabe con exactitud cuándo o cómo- el área de prensa del Centro Olímpico de Deodoro, a 30 kilómetros de Barra de Tijuca. Por otro lado, el pasado miércoles, un grupo de periodistas chinos iba en un autobús del aeropuerto de Galeão dirigiéndose hacia la Villa Olímpica por la vía expresa Linha Vermelha, tras cubrir la llegada del equipo de baloncesto, cuando presenciaron cómo cuatro hombres armados abrieron fuego contra un coche de la Policía. Nadie resultó herido y los delincuentes huyeron.

Tres periodistas españoles (dos de ellos de El Mundo Deportivo), una reportera finlandesa, dos rusos y dos brasileños esperaban el autobús oficial de los Juegos que iba a llevarlos del hotel al Parque Olímpico. Fueron sorprendidos por una operación policial en la favela Jacaré. “Al principio pensábamos que se trataba de petardos. Pero al tercer sonido ya nos dimos cuenta de lo que estaba sucediendo a nuestra espalda”, relató David Llorens, uno de los periodistas presentes. Se escondieron detrás de un coche y, momentos después, aprovecharon una pequeña tregua para refugiarse dentro del centro comercial Nova América, según Joan Justribó, otro de los periodistas presentes. “Los trabajadores del centro comercial estaban mucho más tranquilos. Era algo habitual”, aseguró. Era la prueba de que ni la realidad mágica y pretendidamente controlada de los Juegos Olímpicos ha sido capaz de alterar la brutal realidad a la que los cariocas, de todas las regiones y clases sociales, se enfrentan diariamente.
 
Tú lo dices y no lo sabes, @BEAUTIFUL BB!!!! Mis nenas no me fallan :D

FINAL (más a la noche les paso resultados completos)
1. Biles: 62.198
2. Raisman: 60.098
3. Mustafina: 58.665
4. Shang: 58.549
5. Black: 58.298

La premiación
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Entre esto y Mónica no hay quien me soporte.
Y faltan los aparatos.
¡¡¡¡Que se cuide Mr. missMaryanne!!!!
Breguen. Con. Eso.
 
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Los tiroteos, los atracos y los homicidios siguen afectando la vida de los cariocas durante los Juegos
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FELIPE BETIM
Rio de Janeiro 11 AGO 2016 - 21:03 CEST
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Agentes de la policía junto al cadáver de un hombre que murió cerca del estadio del Maracanã el día de la ceremonia de inauguración DAVID J. PHILLIP AP


Cuando se fueron acercando los Juegos Olímpicos y el Ejército brasileño empezó a ensayar cómo controlaría la seguridad de Río de Janeiro, muchos cariocas asumieron que, al menos durante el evento, y al menos para que la ciudad pudiese acoger a delegaciones y autoridades extranjeras, la violencia urbana a la que están acostumbrados cesaría. No ha sido del todo así. Si bien la presencia del ejército es constante allí donde se celebran competiciones y eventos olímpicos, en los demás barrios apenas ha cambiado la sensación de inseguridad a la que los ciudadanos están acostumbrados. Siguen dándose episodios de tiroteos y atracos, aunque de forma discreta, en las páginas de sucesos. Y algunos de ellos llegan a afectar no solo la vida de los ciudadanos de Río, sino también el día a día de deportistas, periodistas y turistas que aterrizaron en la ciudad. La realidad de Río ha invadido en varias ocasiones la burbuja olímpica.
La noche del miércoles 10 de agosto, por ejemplo, tres agentes encargados de la seguridad de los juegos fueron atacados por narcotraficantes al entrar por error en la favela Vila do João, en la zona norte. Dos de ellos fueron tiroteados y uno acabó hospitalizado. Los tres venían de otros Estados y habían ido a Río solo a trabajar a las Olimpiadas.

Pero este se solo el último caso. El día de la ceremonia de apertura de los Juegos en el estadio de Maracaná. El barrio de Tijuca, en la zona norte de la ciudad, contó con el refuerzo de policías militares y del Ejército. Parecía que reinaba la paz. El estadio estaba cercado y era imposible llegar a menos de 200 metros de él. Las delegaciones de los atletas que subían a sus furgonetas para regresar a la Villa Olímpica estaban bajo la atenta mirada de los agentes. Mientras tanto, los espectadores se deparaban con militares en todos los accesos del metro.

Semejante despliegue de seguridad se creó para evitar, ante todo, atentados terroristas y narcotraficantes durante los Juegos.Pero no fue suficiente para inhibir a delincuentes ni para impedir que a un comisario de la Policía Federal, que también coordinaba la seguridad de la ceremonia de apertura, casi le atracasen en los alrededores del Maracaná. Fue abordado por un grupo de cuatro hombres armados con cuchillos al salir del estadio. El comisario y otros dos policías abrieron fuego contra los atracadores, lo que provocó el pánico entre quienes abandonaban el recinto.

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Efectivos de seguridad cerca de la llama olímpica, en el centro del Río. ALEXANDER HASSENSTEIN GETTY IMAGES


También parece producirse esto en la región del puerto, donde está el Bulevar Olímpico, siempre repleto de turistas y cariocas atraídos por las atracciones culturales programadas para los Juegos. Según declaraciones de varios trabajadores a EL PAÍS, ese área de Río, ubicada al lado de la favela de Providencia, nunca ha vivido días tan tranquilos. No obstante, cuando la arquitecta carioca Denise Ribeiro Dias, de 51 años, se dirigía en su coche hacia el centro de la ciudad por la Via Binário, cerca de la siempre concurrida plaza Mauá, fue asaltada por tres atracadores. Intentó acelerar pero acabó recibiendo un tiro en la nuca.

La fuerte presencia del Ejército cerca del Parque Olímpico y de otras áreas de competición contrasta también con los principales accesos de la ciudad en barrios como Botafogo o incluso en la turística Ipanema, donde la seguridades nula. Allí fue donde, este sábado, el ministro de Educación de Portugal, Tiago Brandão Rodrigues, casi fue atracado cuando volvía a su hotel. “En una calle muy concurrida, durante la tarde, fui abordado por dos individuos que me pedían dinero", contó. "Llevaban un arma blanca y todo sucedió de una forma muy natural y muy rápida. Querían nuestras pertenencias, pero había mucha gente en las inmediaciones y se produjo un revuelo. Acabaron huyendo y soltaron todo", contó.

La realidad olímpica tampoco ha eclipsado la crisis del modelo de pacificación adoptado por el Estado de Río, mediante la instalación de UPP (Unidades de Policía Pacificadora) en las favelas. Las operaciones policiales rutinarias y la abundante violencia también siguen como de costumbre para los vecinos de las regiones periféricas de la ciudad, como en el Complexo de Alemão, en la zona norte de Río. “El Alemão sigue igual de intenso. Tiroteos diarios, intervenciones policiales, heridos de bala. No ha cambiado nada. Las intervenciones policiales se han intensificado estos últimos días, lo que se ha traducido en más heridos de bala, más muertos y muchos detenidos”, resumió a EL PAÍS Betinho Casas Novas, fotógrafo del diario comunitario Voz da Comunidade, que sigue de cerca la realidad de este complejo de favelas.

Los tiroteos también han invadido la estructura olímpica, pese al fuerte dispositivo de seguridad. Una bala perdida alcanzó -y no se sabe con exactitud cuándo o cómo- el área de prensa del Centro Olímpico de Deodoro, a 30 kilómetros de Barra de Tijuca. Por otro lado, el pasado miércoles, un grupo de periodistas chinos iba en un autobús del aeropuerto de Galeão dirigiéndose hacia la Villa Olímpica por la vía expresa Linha Vermelha, tras cubrir la llegada del equipo de baloncesto, cuando presenciaron cómo cuatro hombres armados abrieron fuego contra un coche de la Policía. Nadie resultó herido y los delincuentes huyeron.

Tres periodistas españoles (dos de ellos de El Mundo Deportivo), una reportera finlandesa, dos rusos y dos brasileños esperaban el autobús oficial de los Juegos que iba a llevarlos del hotel al Parque Olímpico. Fueron sorprendidos por una operación policial en la favela Jacaré. “Al principio pensábamos que se trataba de petardos. Pero al tercer sonido ya nos dimos cuenta de lo que estaba sucediendo a nuestra espalda”, relató David Llorens, uno de los periodistas presentes. Se escondieron detrás de un coche y, momentos después, aprovecharon una pequeña tregua para refugiarse dentro del centro comercial Nova América, según Joan Justribó, otro de los periodistas presentes. “Los trabajadores del centro comercial estaban mucho más tranquilos. Era algo habitual”, aseguró. Era la prueba de que ni la realidad mágica y pretendidamente controlada de los Juegos Olímpicos ha sido capaz de alterar la brutal realidad a la que los cariocas, de todas las regiones y clases sociales, se enfrentan diariamente.
Le puse Me gusta pero no me gusta y no cualifica en ese otro renglón tampoco. Toma nota @SuperCotilla, sería bueno poner un ícono de "qué pena" o algo así en las calificaciones ;)
 
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