Relojes

Hoy, me voy a pasear por una bonita ciudad, en los paseos que di, siempre me acordaba de dos mujeres maravillosas que he conocido en este foro @Lore C y @Coti7495 .
Este recorrido esta dedicado para ellas.










Cuando los porteños miran para arriba: leyendas de los relojes monumentales de la Ciudad de Buenos Aires
En los edificios porteños hay cerca de 70 relojes: algunos funcionan, otros no, pero todos custodian parte de la historia de la ciudad. El del Cabildo y el de la Casa Rosada, el más grande, al que se le voló una aguja: secretos de los relojes públicos más emblemáticos.
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La perspectiva del reloj más grande de la ciudad desde el mirador del sexto piso de la Torre Monumental, en el barrio de Retiro


El tiempo pasó. A comienzos del siglo pasado había sido la entrada a Buenos Aires. Su localización era estratégica: se erige a la vista de la terminal de ferrocarriles de la Estación Retiro, el Puerto de la Ciudad y el Hotel de los Inmigrantes. Era una referencia, un avistaje obligado. El visitante alzaba la vista, dirigía la mirada hacia el sexto piso de la torre y decidía cómo seguir su paso: lento o acelerado.

El tiempo pasó. La torre es hoy un monumento histórico reservado al patrimonio nacional y el Hotel de los Inmigrantes, un museo. Pocos leen o cotejan la información que allí se manifiesta. Su función, su esencia, quedó relegada a un fenómeno anacrónico. Lo que late en lo alto de la torre no es más que un síntoma del devenir del tiempo, un testimonio del progreso, un decorado vintage del desarrollo urbano.


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Sobre la plaza Fuerza Aérea Argentina, el reloj de la torre era una referencia a los visitantes que bajaban de los trenes y los barcos
La Torre Monumental mira la costa este de la ciudad desde el corazón de la plaza Fuerza Aérea Argentina. A 45 metros de altura, da la hora el reloj más grande de Buenos Aires. Las agujas miden dos metros y los cuadrantes son cuatro de 4,40 metros de diámetro realizados en opalina original. "Los maneja una misma máquina: todo desemboca en una transmisión satelital como si fuese un auto, desde ahí divide la fuerza hacia los cuatro lados y mueve las agujas del minutero y la hora", atestigüó Javier Terenti, el artesano y guardián de los relojes porteños, jefe de Mantenimiento de Relojería de la Ciudad.


El tiempo pasó pero hay cosas que no cambiaron. El reloj dio con precisión todos los minutos desde el 24 de mayo en 1916, cuando se inauguró la torre, sin importar la devaluación de su utilidad. Lo que no se perdió fue su prestancia visual: hoy es centro de convención de selfies de turistas y curiosos atraídos por la inmensidad y el equilibrio, y hace ocho décadas era el paisaje que los marineros, vestigios de la próspera actividad portuaria, elegían para retratarse por los viejos fotógrafos de plaza.

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Javier Terenti es el centinela del reloj público más grande de la ciudad. Su sueño, como el del relojero Guillermo del Valle, es recuperar el reloj de la Usina del Arte, hoy detenido y sin presupuesto disponible para poner en funcionamiento
A espaldas, siempre, la construcción de 60 metros revestida por 55 mil ladrillos rojos y piedra labrada. Su piedra fundamental se colocó en mayo de 1910, seis años antes de su inauguración. La Primera Guerra Mundial paralizó la edificación, a cargo de la empresa Hopkins y Gardom Ltd, y ejecutada por el arquitecto Ambrose Poynter, hijo del presidente de la Real Academia de Londres. El material, los técnicos y los obreros llegaron del Reino Unido. Argentina aportó solo el agua y la arena.


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Todas las piezas son originales y se mantienen activas desde 1916. Sus principales adversarios: las palomas y los grandes vientos
En su ingreso, una placa confiesa: "Los residentes británicos al gran pueblo argentino salud. 25 de mayo de 1910". Significó la donación de los ingleses que vivían en el país en conmemoración al centenario de la Revolución de Mayo. Costó 90 mil libras esterlinas, exhibe frisos ornamentados con soles y emblemas del imperio británico (la flor del cardo escocesa, la rosa de la Casa Tudor, el dragón rojo galés y el trébol de Irlanda) y fue conocida como la Torre de los Ingleses hasta 1984. Finalizada la Guerra de Malvinas, manifestantes y vándalos obligaron el cambio de denominación. El edificio fue reinaugurado años después: una bomba destruyó mobiliarios, incendió el interior del vestíbulo y afectó el ascensor que había sido regalado por el Príncipe de Gales en 1926. Como los planos se conservaban en Inglaterra y las relaciones diplomáticas estaban suspendidas por el conflicto bélico, se debió restaurar a base de fotografías. Tenía ya su nombre definitivo: Torre Monumental.

En su coronación, el reloj y sus campanas. La máquina de precisión, construida por la prestigiosa relojería Gillette & Johnston en Croydon, Inglaterra, en 1914, se vale de un péndulo de cuatro metros de altura y cien kilos de peso. "Tenemos una maquinaria que comanda otras dos máquinas: una es el carrillón que está en el séptimo piso, son cuatro campanas de tres toneladas y funciona cada quince minutos, y otra que a la hora activa el mecanismo de la campana mayor que tiene unas siete toneladas y es golpeada por un martillo de hierro macizo de 50 kilos", contó Javier Terenti, que se encarga de distintos trabajos de mantenimiento en el espacio público y en edificios públicos del Gobierno de la Ciudad.

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Reloj-Torre-Monumental-de-los-ingleses-11.jpg






Lo fabricó la misma compañía que creó el Big Beng. La placa lo confirma: Gillet & Johnston Groydon Englan 1914

https://www.infobae.com/sociedad/20...es-monumentales-de-la-ciudad-de-buenos-aires/


Graciasss Saku!!!
Muy interesante :kiss:
 
Hoy, me voy a pasear por una bonita ciudad, en los paseos que di, siempre me acordaba de dos mujeres maravillosas que he conocido en este foro @Lore C y @Coti7495 .
Este recorrido esta dedicado para ellas.










Cuando los porteños miran para arriba: leyendas de los relojes monumentales de la Ciudad de Buenos Aires
En los edificios porteños hay cerca de 70 relojes: algunos funcionan, otros no, pero todos custodian parte de la historia de la ciudad. El del Cabildo y el de la Casa Rosada, el más grande, al que se le voló una aguja: secretos de los relojes públicos más emblemáticos.
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La perspectiva del reloj más grande de la ciudad desde el mirador del sexto piso de la Torre Monumental, en el barrio de Retiro


El tiempo pasó. A comienzos del siglo pasado había sido la entrada a Buenos Aires. Su localización era estratégica: se erige a la vista de la terminal de ferrocarriles de la Estación Retiro, el Puerto de la Ciudad y el Hotel de los Inmigrantes. Era una referencia, un avistaje obligado. El visitante alzaba la vista, dirigía la mirada hacia el sexto piso de la torre y decidía cómo seguir su paso: lento o acelerado.

El tiempo pasó. La torre es hoy un monumento histórico reservado al patrimonio nacional y el Hotel de los Inmigrantes, un museo. Pocos leen o cotejan la información que allí se manifiesta. Su función, su esencia, quedó relegada a un fenómeno anacrónico. Lo que late en lo alto de la torre no es más que un síntoma del devenir del tiempo, un testimonio del progreso, un decorado vintage del desarrollo urbano.


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Sobre la plaza Fuerza Aérea Argentina, el reloj de la torre era una referencia a los visitantes que bajaban de los trenes y los barcos
La Torre Monumental mira la costa este de la ciudad desde el corazón de la plaza Fuerza Aérea Argentina. A 45 metros de altura, da la hora el reloj más grande de Buenos Aires. Las agujas miden dos metros y los cuadrantes son cuatro de 4,40 metros de diámetro realizados en opalina original. "Los maneja una misma máquina: todo desemboca en una transmisión satelital como si fuese un auto, desde ahí divide la fuerza hacia los cuatro lados y mueve las agujas del minutero y la hora", atestigüó Javier Terenti, el artesano y guardián de los relojes porteños, jefe de Mantenimiento de Relojería de la Ciudad.


El tiempo pasó pero hay cosas que no cambiaron. El reloj dio con precisión todos los minutos desde el 24 de mayo en 1916, cuando se inauguró la torre, sin importar la devaluación de su utilidad. Lo que no se perdió fue su prestancia visual: hoy es centro de convención de selfies de turistas y curiosos atraídos por la inmensidad y el equilibrio, y hace ocho décadas era el paisaje que los marineros, vestigios de la próspera actividad portuaria, elegían para retratarse por los viejos fotógrafos de plaza.

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Javier Terenti es el centinela del reloj público más grande de la ciudad. Su sueño, como el del relojero Guillermo del Valle, es recuperar el reloj de la Usina del Arte, hoy detenido y sin presupuesto disponible para poner en funcionamiento
A espaldas, siempre, la construcción de 60 metros revestida por 55 mil ladrillos rojos y piedra labrada. Su piedra fundamental se colocó en mayo de 1910, seis años antes de su inauguración. La Primera Guerra Mundial paralizó la edificación, a cargo de la empresa Hopkins y Gardom Ltd, y ejecutada por el arquitecto Ambrose Poynter, hijo del presidente de la Real Academia de Londres. El material, los técnicos y los obreros llegaron del Reino Unido. Argentina aportó solo el agua y la arena.


Reloj-Torre-Monumental-de-los-ingleses-11.jpg

Todas las piezas son originales y se mantienen activas desde 1916. Sus principales adversarios: las palomas y los grandes vientos
En su ingreso, una placa confiesa: "Los residentes británicos al gran pueblo argentino salud. 25 de mayo de 1910". Significó la donación de los ingleses que vivían en el país en conmemoración al centenario de la Revolución de Mayo. Costó 90 mil libras esterlinas, exhibe frisos ornamentados con soles y emblemas del imperio británico (la flor del cardo escocesa, la rosa de la Casa Tudor, el dragón rojo galés y el trébol de Irlanda) y fue conocida como la Torre de los Ingleses hasta 1984. Finalizada la Guerra de Malvinas, manifestantes y vándalos obligaron el cambio de denominación. El edificio fue reinaugurado años después: una bomba destruyó mobiliarios, incendió el interior del vestíbulo y afectó el ascensor que había sido regalado por el Príncipe de Gales en 1926. Como los planos se conservaban en Inglaterra y las relaciones diplomáticas estaban suspendidas por el conflicto bélico, se debió restaurar a base de fotografías. Tenía ya su nombre definitivo: Torre Monumental.

En su coronación, el reloj y sus campanas. La máquina de precisión, construida por la prestigiosa relojería Gillette & Johnston en Croydon, Inglaterra, en 1914, se vale de un péndulo de cuatro metros de altura y cien kilos de peso. "Tenemos una maquinaria que comanda otras dos máquinas: una es el carrillón que está en el séptimo piso, son cuatro campanas de tres toneladas y funciona cada quince minutos, y otra que a la hora activa el mecanismo de la campana mayor que tiene unas siete toneladas y es golpeada por un martillo de hierro macizo de 50 kilos", contó Javier Terenti, que se encarga de distintos trabajos de mantenimiento en el espacio público y en edificios públicos del Gobierno de la Ciudad.

Reloj-Torre-Monumental-de-los-ingleses-7.jpg









Reloj-Torre-Monumental-de-los-ingleses-11.jpg






Lo fabricó la misma compañía que creó el Big Beng. La placa lo confirma: Gillet & Johnston Groydon Englan 1914

https://www.infobae.com/sociedad/20...es-monumentales-de-la-ciudad-de-buenos-aires/
Sakura querida, qué maravilloso artículo!
La Torre de los Ingleses...así la llamamos, y diariamente consultamos ese reloj quienes pasamos por allí, ya sea en automóvil o provenientes de la terminal de trenes.
Bella torre y genial reloj que nos acompañan día a día.
Gracias por este homenaje a nuestra querida ciudad! y gracias miles por tus amorosas palabras, como siempre llenas de la amabilidad y simpatía que te caracterizan.
Un gran abrazo.
 
Reloj Joya con caja saboneta en oro amarillo de 18 Kl, diamantes y esmaltes.


Catalogación Referencia: MIARB Nº 935 JDBC







  • DATACIÓN HISTÓRICA
Siglo XIX, circa 1881.

  • PAÍS Suiza


  • DESCRIPCIÓN
Reloj de bolsillo joya para dama con caja en oro de 18 Kl estilo saboneta, con el número de producción 249.221. Dispone de diamantes engastados y esmaltes de diferentes colores, con motivos vegetales y florales en su tapa anterior. En la tapa posterior, se aprecian las letras entrelazadas “L, M y C”, de estilo inglés profusamente grabadas.

La placa de características es en oro liso y tiene grabado el número de producción 249.221, “Remontoir” y “Cylindre”.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo con numeración arábiga en esmalte negro. Las agujas son estilo Luís XVI en latón dorado.

En la carrura dispone de pulsador lateral entre las X y las XI horas. El sistema de cuerda es a corona ranurada.



  • CALIBRE Redondo a puentes.
  • ESCAPE Cilindro
El escape de cilindro fue inventado por el maestro relojero Graham, en el año 1720. Supuso una mejora substancial con respecto al escape de rueda catalina, y en su última época el de cilindro es coetáneo con el de áncora.

El cilindro tiene forma de diminuto tubito de acero bruñido y provisto de una hendidura o muesca en la que penetran los dientes de la rueda, estando los dos extremos del cilindro cerrados por dos taponcitos de acero.

Tengo uno Amiga, y tienen un problema. El escape de Cilindro es de muy poca precision.-
Un Abrazo.-
 
Sakura querida, qué maravilloso artículo!
La Torre de los Ingleses...así la llamamos, y diariamente consultamos ese reloj quienes pasamos por allí, ya sea en automóvil o provenientes de la terminal de trenes.
Bella torre y genial reloj que nos acompañan día a día.
Gracias por este homenaje a nuestra querida ciudad! y gracias miles por tus amorosas palabras, como siempre llenas de la amabilidad y simpatía que te caracterizan.
Un gran abrazo.
Coti, no he podido subir toda la documentacion sobre los relojes en tu bella ciudad, mira tu privado por favor y lee si puedes hacerme ese favor.
Miles de gracias amiga
 
El reloj de la Torre Monumental es la referencia en concepto de relojes majestuosos y emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires. No es el único. Hay más de cien en la inmensidad porteña. 50 son de pie y se levantan sobre el suelo de las esquinas más concurridas, y otros 70 cuelgan de los edificios y custodian la historia de la ciudad. Ecológicos, mecánicos, eléctricos, eclesiásticos, privados, públicos, dependientes del gobierno porteño o de autoridades nacionales, en funcionamiento, en refacción u olvidados, todos son testigos de lo que pasa en Buenos Aires, aunque ya pocos les devuelvan la atención.

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Actualmente hay 44 relojes de pie en funcionamiento en las principales esquinas y plazas de la Ciudad de Buenos Aires



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En el séptimo piso, cuatro campanas anuncian la hora cada quince minutos con una melodía diferente. Sobre lo más alto de la torre, la campana que suena cada sesenta minutos
El reloj de la Torre Monumental es la referencia en concepto de relojes majestuosos y emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires. No es el único. Hay más de cien en la inmensidad porteña. 50 son de pie y se levantan sobre el suelo de las esquinas más concurridas, y otros 70 cuelgan de los edificios y custodian la historia de la ciudad. Ecológicos, mecánicos, eléctricos, eclesiásticos, privados, públicos, dependientes del gobierno porteño o de autoridades nacionales, en funcionamiento, en refacción u olvidados, todos son testigos de lo que pasa en Buenos Aires, aunque ya pocos les devuelvan la atención.

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Actualmente hay 44 relojes de pie en funcionamiento en las principales esquinas y plazas de la Ciudad de Buenos Aires
Edificio Yatahí

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El tercer reloj más alto de la ciudad asume un estilo sobrio, afín a una corriente racionalista de la arquitectura de posguerra
En la intersección de la Avenida Corrientes con la calle Reconquista, se levanta un gigante de la arquitectura porteña. El empresario naviero Alberto Dodero encargó la construcción de un edificio al estudio de arquitectos de Santiago Sánchez Elía, Federico Peralta Ramos y Alfredo Agostini (SEPRA) para localizar las oficinas administrativas, directivas y venta de pasajes de su Compañía Argentina de Navegación Dodero SA. El proyecto se basó en la corriente racionalista que da prioridad de la planificación urbanística sobre la proyección arquitectónica.

En 1949, cinco años después de su habilitación, los dueños le vendieron las acciones al Estado. Tras una privatización del órgano gubernamental que disponía de los bienes, en 1993 la Sindicatura General de la Nación compró el edificio y el amueblamiento en 10.750.000 de pesos. En la torre de la esquina, a 45 metros de altura da la hora el tercer reloj más alto de la ciudad. Puede verse desde la Plaza de Mayo y solo lo superan el de la Legislatura porteña, ubicado a 95 metros de altura, y el de la Torre Monumental, a 65.

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El edificio Yatahí es actualmente la sede de la Sindicatura General de la Nación
Funciona desde 1944 y es de origen alemán. Armoniza con el estilo sobrio, sencillo, despojado de líneas y detalles de la construcción que lo sostiene: una estructura de hormigón armado, muros de mampostería de ladrillo común, inspiración extraída del hotel Graf Zeppelin, obra del arquitecto Paul Bonnatz y construido en Stuttgart, Alemania, en 1919. En la década del ochenta, una tormenta voló una de las agujas y el reloj debió ser desprendido de la cara más alta del edificio. En 2007, tras dos décadas juntando polvo en un depósito, volvió a funcionar.

Casa Rosada

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El edificio actual fue inaugurado oficialmente en 1898, durante la segunda presidencia del general Julio Argentino Roca. Pero luce su reloj desde apenas ocho años
"Estábamos reparando el reloj de la iglesia San Ignacio de Loyola, íbamos y veníamos por la zona y yo siempre veía el hueco que había en el medio de la Casa Rosada. Me generaba intriga y me puse a indagar sobre la historia del edificio", narró Guillermo del Valle, relojero de edificios monumentales y dueño de Gnomon. En la década del veinte, ese hueco fue tapado por razones estéticas: el vacío dejaba ver el mástil del fondo.

La Casa Rosada nació de la fusión del Edificio de Correo a la Casa de Gobierno, un proyecto encomendado al arquitecto italiano Francisco Tamburini. "Para unir los dos edificios en uno, proyectó un gran arco central, el cual se asocia con los alrededores, donde se encontraba la Aduana Nueva y la Recova Vieja, a los cuales el arquitecto los interpretó como armados a través de un eje principal, sobre el que se ubican sus ingresos, enfatizados por un arco de mayor altura", describe el sitio oficial de la residencia gubernamental. La construcción concluyó en finales del siglo XIX, pero quedó sin terminar: faltaba el reloj.

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El reloj tiene una diámetro de 1,2 metros y funciona con un controlador por GPS de alta presición
La leyenda la recita Guillermo del Valle: "Cuando Tamburini empieza a trabajar en el proyecto del cerramiento del arco de Balcarce, gasta muchísimo dinero. Trajo muchos materiales de afuera y los críticos lo destruyeron. Desde algunos sectores de la prensa, le reprocharon la fortuna que dilapidó, el sentido ecléctico de la obra, la burda mezcla de estilos y lo calificaron de 'mamarracho'. Entonces recula, no culmina la obra y no coloca el reloj porque le iba a costar mucho dinero".
https://www.infobae.com/sociedad/20...es-monumentales-de-la-ciudad-de-buenos-aires/
 
Entonces realizó una propuesta formal: envió una carta dirigida a Presidencia de la Nación con el ofrecimiento gratuito de un reloj que concluyera con la realización del proyecto original. La Comisión de Monumentos se negó pero intercedió la por entonces presidenta Cristina Kirchner. Con criterios de época y en comunión con el estilo arquitectónico del edificio, diseñaron un reloj de un cuadrante de 1,20 metros de diámetro, eléctrico y con controlador por GPS de alta precisión. Automáticamente fue aceptado.

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La fotografía de un plano original diseñado por el arquitecto Francisco Tamburini en 1886 que ratificó la teoría del relojero
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El 18 de octubre de 2010 el edificio de la Casa Rosada comenzó a dar la hora. Ese mismo día, el profesor Juan José Ganduglia, histórico director del Museo Casa Rosada, lo llamó para darle tranquilidad. El apasionado relojero había mantenido charlas sobre la proyección real del reloj. No había planos originales que atestiguaran la coronación de un reloj en lo alto del edificio pero tampoco había muchas alternativas: un orificio circular y equidistante no podía reservar lugar para otro artefacto. "Cuando llegué, me mostró una foto de un plano original de uno de los bocetos que hizo Tamburini, en el que había un reloj. Es de puño y letra de él", ratificó Guillermo del Valle.
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El Ermitage vuelve a mostrar el reloj Pavo real








El Ermitage vuelve a mostrar el reloj Pavo real
CULTURA
07 ABRIL 2016
OLEG KRASNOV

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El reloj Pavo real en el museo Ermitage.

Lori / Legion-Media
Los visitantes del museo más famoso de San Petersburgo pueden volver a admirar esta pieza única.
Tras seis meses de restauración, el Ermitage de San Petersburgo presenta nuevamente a los visitantes la sala Pabellón, donde se expone el reloj Pavo real, uno de los símbolos del museo y el reloj autómata conservado más grande del mundo.

El reloj es obra del joyero británico James Cox que lo creó en la década de 1770 y fue adquirido por la emperatriz Catalina II de Rusia. El reloj todavía funciona y cada hora las figuras de un pavo real, un gallo y un búho se ponen en marcha. A su lado hay una pantalla que demuestra cómo funciona el reloj.

Para celebrar la reapertura de la sala, el Ermitage comparte con el público un vídeo en 360 grados, en el que se presenta el reloj Pavo real:

https://es.rbth.com/cultura/2016/04/07/el-ermitage-vuelve-a-mostrar-el-reloj-pavo-real_582705



 
El Hermitage dará cuerda al reloj que se paró el día de la Revolución rusa



REDACCIÓN
25/10/2017 18:02
Moscú, 25 oct (EFE).- El museo del Hermitage dará mañana cuerda al reloj que fue parado cuando los bolcheviques tomaron el Palacio de Invierno en la madrugada del 25 al 26 de octubre de 1917, según el antiguo calendario juliano.

"A partir de mañana volverá a marcar la hora", anunció Mijaíl Piotrovski, director del museo de la antigua capital imperial.

El reloj, cuyas manecillas fueron detenidas para dejar para la historia el triunfo de la revolución, ha marcado durante un siglo la misma hora: las dos y diez minutos.

El preciado reloj, que está bañado en oro y cuya base es la figura de un rinoceronte, se encuentra en el conocido como comedor blanco del Palacio de Invierno.


Entonces hogar de la familia imperial y ahora sede del Hermitage, el palacio aún conserva en sus salas las huellas de los disparos efectuados por los revolucionarios.

Los bolcheviques y marineros asaltaron el edificio y arrestaron al Gobierno provisional de Alexandr Kerenski, escena que Serguéi Eisenstein exageró considerablemente en su película "Octubre", ya que apenas hubo violencia.

Eso sí, Piotrovski ya aseguró en su momento que el museo no escenificará la toma del edificio, al igual que tampoco se repetirá el cañonazo del crucero "Aurora" que dio inicio a la revuelta en Petrogrado (actual San Petersburgo).EFE

ttps://www.lavanguardia.com/cultura/20171025/432350677806/el-hermitage-dara-cuerda-al-reloj-que-se-paro-el-dia-de-la-revolucion-rusa.html
 
VIERNES, 18 DE MAYO DE 2018



Del Museo Hermitage, se dice: si una persona dedicara sólo un minuto a contemplar cada pieza expuesta del museo y pasara en el Hermitage, siguiendo el horario del museo, siete horas diarias seis días a la semana sin ninguna parada ni para comer, necesitaría más de cinco años para verlas todas.
Entre las joyas que atesora el Museo Hermitage de San Petersburgo, hoy os vamos a contar la historia del reloj Pavo Real (The Peacock Clock), el único reloj autómata del siglo XVIII, que ha llegado inalterado y funcionando.

Fue creado por el joyero y orfebre inglés James Cox en 1777, por encargo del príncipe Grigory Potiomkin para la Emperatriz Catalina II, apasionada de los mecanismos.

Entre las distintas figuras de este impresionante reloj, tienen un especial protagonismo tres aves: un pavo real, un búho y un gallo. Según se cree, todos los protagonistas de este reloj tienen un significado especial, dentro del conjunto que representaría el universo.

El pavo real sería el símbolo del sol. Con su cola abierta o cerrada, sería la representación del día y la noche. Al pavo real se le asocia con la luz, el calor, la sabiduría y la inmortalidad.

El búho mensajero de la noche, símbolo de sabiduría, paz y enviado del destino. Está realizado en plata que, a su vez, se la relaciona con la luna.

El gallo asociado al amanecer, el triunfo de la luz sobre la noche.

El movimiento de las figuras representa el fin de la noche y la llegada del sol, la prolongación de la vida.

El ciclo del reloj comienza con el búho que gira a la vez que repican las campanas que le rodean, el siguiente mecanismo en empezar a moverse es el pavo real que abre su cola y mueve la cabeza. Una vez recogida su cola, entra el gallo en movimiento saludando con su canto. El dial del reloj está situado sobre un hongo.

Desde Ambrosio Pérezv Joyeros esperamos que os haya gustado la historia de este impresionante reloj. Un jardín dorado en el que, además de las aves descritas, sobresalen distintas figuras de plantas y animales. Un reloj de una gran belleza.

http://ambrosioperezjoyeros.blogspot.com/2018/05/el-maravilloso-reloj-pavo-real-del.html

 
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